“La Ira de Dios”: Un perturbador thriller que se mueve entre la culpa, la venganza y el azar

Dirigida por Sebastián Schindel (Crímenes de Familia), esta película original de Netflix se basa en el libro de Guillermo Martínez, “La muerte lenta de Luciana B”.

“La ira de Dios” nos presenta a Luciana Blanco (Macarena Achaga), una joven estudiante que trabaja para Kloster (Diego Peretti), un escritor de fama mundial dedicado a los thrillers. A pesar de que él es un tipo extraño, ella está feliz con su trabajo, cómoda, hasta que el autor la toca de manera inapropiada y la besa. Él, en su infinito ego, piensa que ella le ha enviado señales de interés. Luciana deja su empleo de inmediato, y asesorada por su madre y una abogada entablan una demanda por el pago de sus remuneraciones y por acoso sexual. Él le da todo el dinero que pide sin mediación alguna, es allí cuando la joven descubre que la perturbada esposa y la hija de Kloster – a quien Luciana quería mucho- han muerto.

Culpable, la chica no cobra el dinero, pero, así y todo, su vida comienza a ir mal, como una suerte de castigo. Su familia muere poco a poco, y para ella está claro que es el escritor quien está detrás de esto. Su paranoia y miedo constante no la dejan vivir. Ya cuando poco le queda recurre a un viejo conocido -y detractor de Kloster- el periodista Esteban Rey (Juan Minujín), a quien le pide visibilizar su historia a manera de que pare con las muertes. 

Una película muy bien realizada y actuada, con diálogos inteligentes, en la que nada sobra. Distintas líneas de tiempo componen “La ira de Dios”, todas muy bien enlazadas. La trama atrapa de principio a fin. Los tres personajes principales están sumidos en un juego enfermo en el que cuesta saber quién tiene la razón, que es azar y que es venganza. Una venganza donde la proporcionalidad tiene directa relación con la magnitud del daño que se causó, no el hecho en sí, la Ley de Talión.