En un Seúl vibrante y nocturno, dos almas perdidas se encuentran y construyen algo parecido a un refugio. Él, joven, reservado, brillante pero herido, teme revelar su orientación sexual al mundo. Ella, extrovertida, intensa y algo caótica, vive de fiesta en fiesta mientras busca que alguien la ame sin intentar cambiarla. Ambos forman un dúo disfuncional y entrañable, cuyas vidas se entrelazan en una historia que mezcla el melodrama con una sensibilidad muy contemporánea, cercana al mundo de los K-Dramas pero con una identidad propia. “Amor en la Gran Ciudad”, dirigida con sutileza y estilo por Lee Eon‑hee, adapta la novela semiautobiográfica de Park Sang‑young, autor que se ha transformado en una de las voces más reconocibles del nuevo realismo queer surcoreano. Lejos del tratamiento solemne o marginal que a veces recibe este tipo de historias, la película apuesta por la ligereza, el humor y la complicidad, sin perder profundidad emocional. Las emociones cambian constantemente de registro: lo que en un momento es hilarante puede volverse profundamente doloroso unos minutos después. Es ese ir y venir entre la risa y la lágrima lo que le da a la película una textura emocional única. La historia abarca 13 años de vida compartida, acompañando a los protagonistas desde sus días de escuela, pasando por la universidad, el servicio militar obligatorio y su inserción en el mundo laboral. En ese largo tránsito, vemos cómo cambian, cómo se equivocan y cómo, a pesar de todo, se siguen eligiendo mutuamente. Es una historia de crecimiento, pero también de resistencia afectiva. Noh Sang‑hyun da vida a Heung‑soo con una contención conmovedora: su mirada, sus silencios y su temor interior construyen un personaje entrañable y auténtico. Kim Go‑eun, en su papel de Jae‑hee, despliega una actuación enérgica y compleja: su personaje podría haber sido un estereotipo, pero aquí se transforma en un alma con heridas, deseos y fortaleza, que tiene tanto peso narrativo como su contraparte masculina . La película reconoce que ambas historias son igualmente importantes. Heung‑soo representa la lucha por vivir libremente, mientras que Jae‑hee encarna la búsqueda de amor sin cambiar quién se es. Su amistad se vuelve un acto de salvación, un sostén frente a las adversidades de la vida moderna en una gran ciudad. Uno de los grandes aciertos de la cinta es su constante diálogo con el cine. Referencias a “Call Me by Your Name”, “Happy Together” o “The Elephant Man” aparecen de forma orgánica, como parte del universo emocional de los protagonistas. En una escena, incluso vemos al joven con una polera del film de David Lynch, un gesto pequeño pero significativo: la herida de sentirse distinto, deformado a los ojos del mundo, también es parte de su historia. Si bien su premisa puede parecer liviana o incluso algo “cringe” a primera vista, la fuerza de esta película no está en los grandes giros argumentales, sino en los momentos íntimos, en las conversaciones absurdas a las cuatro de la mañana, en las fiestas que terminan en lágrimas, en la soledad compartida. Es una película sobre el amor, sí, pero también sobre la amistad como salvavidas, sobre lo difícil que es construir identidad cuando el entorno no te lo permite, y sobre la belleza de encontrar a alguien que te vea de verdad. Moderna, divertida y profundamente emocional. Ideal para quienes aman los K-Dramas, pero también para quienes buscan una historia luminosa sobre crecer, querer y resistir. Ya disponible en salas chilenas.
La Niña de Mis Ojos se basa en la novela semi autobiográfica del taiwanés Giddens Ko, que ya tuvo una versión cinematográfica en 2011, en su país de origen. Ahora, Corea del Sur nos regala una nueva mirada de esta historia sobre el primer amor adolescente, protagonizada por dos también estrellas pop de ese país, Jung Jin-young (La Reina de las Lágrimas, Miss Granny, My First First love) y Dahyun de la banda de chicas Twice, quien hace su debut en la pantalla grande. Ella interpreta a una joven y correcta chica de secundaria, Seon-ah, quien estudia duro para ojalá entrar a la mejor universidad, y así tener un gran futuro profesional; mientras que a su compañero de clases, Jin-woo, solo le interesa pasarla bien con sus amigos -los que idolatran en silencio a Seon-ah- y molestar a quien se le ponga por delante. El estudio no es algo relevante, ni lo que venga a futuro, después de todo sigue los pasos de su papá, un simpático hombre que vive a la sombra de su esposa y se dedica a inventar platillos en casa. Después de una broma que le sale mal a Jim-woo en la sala de clases, él y Seon-ah terminan por conocerse mejor, y a pesar de sus diferencias, ella saca lo mejor de él y él le da más sabor a la vida de ella. Mientras más comparten, más cerca se encuentran, naciendo entre ellos un amor puro, lleno de admiración mutua. Tanto la mejor amiga de ella, como los amigos de él, son testigos y parte relevante de este cándido romance. A lo largo de los años, desde la escuela secundaria y hasta después de la universidad, vemos como evoluciona su relación, como los afecta su entorno, los amigos y sus propias reglas. Una trama entrañable, emotiva y nostálgica que además saca una que otra sonrisa. Es como la vida misma, a veces simple, a ratos compleja, con personajes nacidos en una cultura totalmente diferente a la nuestra, pero con los que todos nos podemos identificar de una u otra manera. Esta película llega a cines del país el 10 de abril. Especial para los fanáticos de la cultura surcoreana y para los que gustan de una buena película romántica.
En un Seúl vibrante y nocturno, dos almas perdidas se encuentran y construyen algo parecido a un refugio. Él, joven, reservado, brillante pero herido, teme revelar su orientación sexual al mundo. Ella, extrovertida, intensa y algo caótica, vive de fiesta en fiesta mientras busca que alguien la ame sin intentar cambiarla. Ambos forman un dúo disfuncional y entrañable, cuyas vidas se entrelazan en una historia que mezcla el melodrama con una sensibilidad muy contemporánea, cercana al mundo de los K-Dramas pero con una identidad propia. “Amor en la Gran Ciudad”, dirigida con sutileza y estilo por Lee Eon‑hee, adapta la novela semiautobiográfica de Park Sang‑young, autor que se ha transformado en una de las voces más reconocibles del nuevo realismo queer surcoreano. Lejos del tratamiento solemne o marginal que a veces recibe este tipo de historias, la película apuesta por la ligereza, el humor y la complicidad, sin perder profundidad emocional. Las emociones cambian constantemente de registro: lo que en un momento es hilarante puede volverse profundamente doloroso unos minutos después. Es ese ir y venir entre la risa y la lágrima lo que le da a la película una textura emocional única. La historia abarca 13 años de vida compartida, acompañando a los protagonistas desde sus días de escuela, pasando por la universidad, el servicio militar obligatorio y su inserción en el mundo laboral. En ese largo tránsito, vemos cómo cambian, cómo se equivocan y cómo, a pesar de todo, se siguen eligiendo mutuamente. Es una historia de crecimiento, pero también de resistencia afectiva. Noh Sang‑hyun da vida a Heung‑soo con una contención conmovedora: su mirada, sus silencios y su temor interior construyen un personaje entrañable y auténtico. Kim Go‑eun, en su papel de Jae‑hee, despliega una actuación enérgica y compleja: su personaje podría haber sido un estereotipo, pero aquí se transforma en un alma con heridas, deseos y fortaleza, que tiene tanto peso narrativo como su contraparte masculina . La película reconoce que ambas historias son igualmente importantes. Heung‑soo representa la lucha por vivir libremente, mientras que Jae‑hee encarna la búsqueda de amor sin cambiar quién se es. Su amistad se vuelve un acto de salvación, un sostén frente a las adversidades de la vida moderna en una gran ciudad. Uno de los grandes aciertos de la cinta es su constante diálogo con el cine. Referencias a “Call Me by Your Name”, “Happy Together” o “The Elephant Man” aparecen de forma orgánica, como parte del universo emocional de los protagonistas. En una escena, incluso vemos al joven con una polera del film de David Lynch, un gesto pequeño pero significativo: la herida de sentirse distinto, deformado a los ojos del mundo, también es parte de su historia. Si bien su premisa puede parecer liviana o incluso algo “cringe” a primera vista, la fuerza de esta película no está en los grandes giros argumentales, sino en los momentos íntimos, en las conversaciones absurdas a las cuatro de la mañana, en las fiestas que terminan en lágrimas, en la soledad compartida. Es una película sobre el amor, sí, pero también sobre la amistad como salvavidas, sobre lo difícil que es construir identidad cuando el entorno no te lo permite, y sobre la belleza de encontrar a alguien que te vea de verdad. Moderna, divertida y profundamente emocional. Ideal para quienes aman los K-Dramas, pero también para quienes buscan una historia luminosa sobre crecer, querer y resistir. Ya disponible en salas chilenas.
La Niña de Mis Ojos se basa en la novela semi autobiográfica del taiwanés Giddens Ko, que ya tuvo una versión cinematográfica en 2011, en su país de origen. Ahora, Corea del Sur nos regala una nueva mirada de esta historia sobre el primer amor adolescente, protagonizada por dos también estrellas pop de ese país, Jung Jin-young (La Reina de las Lágrimas, Miss Granny, My First First love) y Dahyun de la banda de chicas Twice, quien hace su debut en la pantalla grande. Ella interpreta a una joven y correcta chica de secundaria, Seon-ah, quien estudia duro para ojalá entrar a la mejor universidad, y así tener un gran futuro profesional; mientras que a su compañero de clases, Jin-woo, solo le interesa pasarla bien con sus amigos -los que idolatran en silencio a Seon-ah- y molestar a quien se le ponga por delante. El estudio no es algo relevante, ni lo que venga a futuro, después de todo sigue los pasos de su papá, un simpático hombre que vive a la sombra de su esposa y se dedica a inventar platillos en casa. Después de una broma que le sale mal a Jim-woo en la sala de clases, él y Seon-ah terminan por conocerse mejor, y a pesar de sus diferencias, ella saca lo mejor de él y él le da más sabor a la vida de ella. Mientras más comparten, más cerca se encuentran, naciendo entre ellos un amor puro, lleno de admiración mutua. Tanto la mejor amiga de ella, como los amigos de él, son testigos y parte relevante de este cándido romance. A lo largo de los años, desde la escuela secundaria y hasta después de la universidad, vemos como evoluciona su relación, como los afecta su entorno, los amigos y sus propias reglas. Una trama entrañable, emotiva y nostálgica que además saca una que otra sonrisa. Es como la vida misma, a veces simple, a ratos compleja, con personajes nacidos en una cultura totalmente diferente a la nuestra, pero con los que todos nos podemos identificar de una u otra manera. Esta película llega a cines del país el 10 de abril. Especial para los fanáticos de la cultura surcoreana y para los que gustan de una buena película romántica.