La ópera prima de Seth Worley, producida por Angel Studios, es un prometedor debut que combina traumas infantiles, drama familiar, aventuras y monstruos que cobran vida. “Dibujos imaginarios” nos presenta a la familia Wyatt, marcada por la muerte de la madre. Taylor, el alicaído padre, intenta mantener a flote a sus hijos, Jack y Amber, pero esta última se ha vuelto huraña y canaliza su dolor y rabia a través de inquietantes y coloridos dibujos de monstruos. Todo cambia cuando el cuaderno de Amber cae en un lago cercano a su casa, un lugar encantado capaz de reparar heridas y devolver lo perdido. El problema es que también otorga vida a los monstruos que la niña creó, desatando el caos en la comunidad y en la propia familia. Amber, junto a su hermano y su peor enemigo del colegio, y Taylor, junto a su hermana corredora de propiedades, deberán unirse para enfrentar estas aterradoras criaturas y, al mismo tiempo, aprender a reconstruir sus lazos. Esta cinta sobre el duelo, la canalización del dolor, los vínculos familiares y el sentido de pertenencia recuerda a las películas familiares de los años 80: historias mágicas que esconden una lección para niños y adultos. Aunque por momentos puede resultar oscura -y quizá no apta para los más pequeños- la luz de su mensaje prevalece. Con un relato emotivo, un elenco sólido y un destacado trabajo en diseño de personajes y efectos especiales, Dibujos imaginarios se convierte en una experiencia tanto conmovedora como visualmente impactante. Protagonizada por Tony Hale, Bianca Belle, Kue Lawrence y D’Arcy Carden, “Dibujos imaginarios” llega a cines el próximo 18 de septiembre.
El director Paul Feig, conocido por “Damas en guerra” (2011) y Un pequeño favor (2018), sorprende con un giro radical en su carrera al presentarLa empleada (The Housemaid), un thriller psicológico basado en la popular saga literariaLa asistenta de Freida McFadden. La cinta sigue a una joven ( Sydney Sweeney) que acepta un trabajo como empleada doméstica para una pareja adinerada. Lo que parecía una oportunidad perfecta se transforma en un peligroso entramado de secretos y obsesiones, donde nada es lo que parece. El elenco lo completan Brandon Sklenar (1923) y la ganadora del Oscar Amanda Seyfried, consolidando a La empleada como uno de los estrenos más esperados de la temporada, en la línea de títulos como Gone Girl y Parasite. Estreno en cines chilenos: 1 de enero de 2026
“Amores Compartidos” es una comedia adulta –y a ratos absurda– sobre la poligamia, el amor y la rutina familiar. Escrita y protagonizada por Michael Angelo Covino (también director) y Kyle Marvin, la película se siente hecha a su medida: la complicidad entre ambos y sus interpretaciones sostienen gran parte de la historia. A ellos se suman dos actrices carismáticas y reconocidas: Dakota Johnson y Adria Arjona. Carey (Marvin) es un profesor de educación física, sensible y enamorado de su insaciable esposa Ashley (Arjona), con quien lleva poco tiempo casado. Camino a una escapada romántica, ella le confiesa que lo ha engañado y que quiere separarse para vivir nuevas experiencias. La revelación desarma a Carey, quien reacciona con una rabieta casi infantil. Sin rumbo, termina en la casa de su mejor amigo, Paul (Covino), un empresario seductor y enigmático. Con él conviven su hijo peculiar y su esposa Julie (Johnson), siempre amable y comprensiva. Cuando Carey busca consejos para salvar su matrimonio, Paul y Julie le confiesan que llevan una relación abierta porque creen que la monogamia no es natural. Desde entonces, nada volverá a ser igual para ninguna de las parejas. Una temática seria y adulta contada con gracia y -a ratos- casi de manera infantil, adentrándose más en la psicología masculina y en las carencias que los hombres enfrentan de cara a una relación. Con diálogos agudos y una mezcla de comedia física y reflexión emocional, esta película independiente es una grata sorpresa que divierte de principio a fin, recordándonos que muchas veces las parejas fracasan por la falta de comunicación y por intentar llenar las expectativas del otro desde una mirada egoísta. En cines chilenos desde el 18 de septiembre.
El cine mundial despide hoy a Robert Redford, quien falleció a los 89 años en su casa de Utah. Actor, director, productor y fundador del Festival de Sundance, Redford fue mucho más que una estrella de Hollywood: fue un rostro icónico del cine estadounidense, un puente entre el Hollywood clásico y el moderno, y una de las últimas grandes figuras de aquella época dorada. Su carrera comenzó a destacar en los años 60, con títulos como The Chase (1966), donde compartió pantalla con Marlon Brando. Muy pronto se consolidó como uno de los actores más carismáticos de su generación gracias a películas que hoy son clásicos indiscutibles: Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), Jeremiah Johnson (1972), The Way We Were (1973), The Sting (1973) y Three Days of the Condor (1975). En ellas, Redford no solo encarnó a héroes y forajidos, sino también a figuras complejas, solitarias y vulnerables, lo que lo convirtió en símbolo de toda una época. Entre sus papeles más entrañables se encuentra El Jinete Eléctrico (1979), dirigida por su gran amigo Sydney Pollack. Infravalorada y poco conocida por el gran público, es una de esas películas que revelan la faceta más humana y nostálgica del actor. También brilló en dramas como Brubaker (1980), donde encarnó a un director de prisión enfrentado al sistema, mostrando su compromiso con papeles de fuerte contenido social. Como director debutó con fuerza en Ordinary People (1980), con la que ganó el Oscar. Más tarde firmó títulos como Quiz Show (1994), Nada es para Siempre (A River Runs Through It, 1992) y The Horse Whisperer (1998), películas sensibles y elegantes que confirmaron su mirada humanista y su interés por los personajes en búsqueda de redención. Su carrera se extendió hasta el siglo XXI con interpretaciones memorables: All is Lost (2013), una de sus obras maestras, donde sostuvo en soledad un relato de supervivencia, y The Old Man and the Gun (2018), que funcionó como un epílogo perfecto a su filmografía: un forajido encantador que se despide con elegancia. Incluso fue parte del universo Marvel en Captain America: The Winter Soldier (2014), interpretando a Alexander Pierce, lo que lo acercó a nuevas audiencias y demostró que su presencia seguía intacta. Redford fue además un pilar del cine independiente gracias al Sundance Film Festival, donde generaciones enteras de directores encontraron un espacio de libertad creativa. Con su partida, se va una de las últimas leyendas del Hollywood clásico. Pero queda el legado de un hombre que supo ser vaquero, estafador, periodista, fugitivo, marinero y soñador, siempre con esa mezcla de elegancia y rebeldía que lo convirtió en un ícono cultural. Y en la memoria del cine quedará también su eterna dupla con Paul Newman: juntos en Butch Cassidy and the Sundance Kid y The Sting crearon una de las sociedades más queridas del séptimo arte. Hoy, finalmente, vuelven a encontrarse.
The Long Walk es una novela publicada en 1979 (escrita años antes) por Stephen King bajo el seudónimo de Richard Bachman. Una historia que ha esperado muchas décadas para ser llevada al cine y que este 18 de septiembre por fin llega a las salas chilenas bajo el nombre deCamina o Muere. En un futuro distópico, una nación que alguna vez fue potencia intenta -supuestamente- levantarse de las cenizas bajo un régimen totalitario. La desolación domina el día a día y una competencia anual se presenta como la gran esperanza: 50 jóvenes deben caminar sin una meta fija. Si se detienen o bajan de los 5 km/h reciben una advertencia; a la tercera, la consecuencia es la muerte. El último chico que resista la larga marcha obtendrá una gran fortuna y el cumplimiento de un deseo. Este concurso está en manos de El Comandante, interpretado por un inquietante Mark Hamill, un militar sádico e inhumano que cree que el rigor es el único camino a la gloria. Cada participante es identificado por un número, porque para el régimen no son más que eso: cifras desechables. Entre ellos destaca el #47, Ray Garrity ( Cooper Hoffman), uno de los protagonistas, decidido a ganar con un propósito claro. Garrity juega de local, dejando atrás a su madre, quien no entiende por qué arriesga la vida de esa manera, aunque su espíritu parece heredado de su padre fallecido. El #23, Peter McVries ( David Jonsson), es vital en la caminata: castigado por la vida, pero con la determinación de hacer el bien, se convierte en apoyo esencial para Ray y los demás. #6, Arthur Baker ( Tut Nyuot), joven cristiano y trabajador, se suma como aliado, al igual que el #46, Hank Olson ( Ben Wang), divertido y espontáneo, que aporta algo de ligereza al viaje. El #5, Gary Barkovitch ( Charlie Plummer), resulta conflictivo y perturbador, y su presencia se vuelve cada vez más inquietante. El #48, Collie Parker ( Joshua Odjick), es mayor, fuerte y está dispuesto a ganar a cualquier costo. El #7, Curley ( Roman Griffin Davis), el más joven y temeroso, parece estar allí casi de forma ilegal. Y el #38, Stebbins ( Garrett Wareing), guarda una razón poderosa para participar: conoce cada detalle de la competencia y se ha preparado como nadie para triunfar. La historia, tan terrorífica como dramática, probablemente inspiró a Los Juegos del Hambre, aunque resulta mucho más potente y realista. Desde el comienzo queda claro que encariñarse con los personajes será doloroso. La caminata muestra los rincones más oscuros del ser humano al límite, pero también la nobleza más pura. Aquí no hay héroes ni villanos absolutos: cada uno es hijo de sus circunstancias en una nación sin futuro, donde este juego macabro no busca exaltar al ganador, sino sembrar miedo en la sociedad. Los paisajes, tan hermosos como desoladores, acompañan a los competidores, mientras personas temerosas y desanimadas observan este espectáculo transmitido incluso por televisión. Camina o Muere nace de una novela escrita hace décadas, pero sigue tan vigente como el primer día. Dirigida por Francis Lawrence y con el mismísimo Stephen King como productor ejecutivo, esta película se erige como una de las mejores adaptaciones del maestro del terror: una obra poderosa, cruda y cargada de actuaciones sólidas que la convierten en un imperdible en cines.
La ópera prima de Seth Worley, producida por Angel Studios, es un prometedor debut que combina traumas infantiles, drama familiar, aventuras y monstruos que cobran vida. “Dibujos imaginarios” nos presenta a la familia Wyatt, marcada por la muerte de la madre. Taylor, el alicaído padre, intenta mantener a flote a sus hijos, Jack y Amber, pero esta última se ha vuelto huraña y canaliza su dolor y rabia a través de inquietantes y coloridos dibujos de monstruos. Todo cambia cuando el cuaderno de Amber cae en un lago cercano a su casa, un lugar encantado capaz de reparar heridas y devolver lo perdido. El problema es que también otorga vida a los monstruos que la niña creó, desatando el caos en la comunidad y en la propia familia. Amber, junto a su hermano y su peor enemigo del colegio, y Taylor, junto a su hermana corredora de propiedades, deberán unirse para enfrentar estas aterradoras criaturas y, al mismo tiempo, aprender a reconstruir sus lazos. Esta cinta sobre el duelo, la canalización del dolor, los vínculos familiares y el sentido de pertenencia recuerda a las películas familiares de los años 80: historias mágicas que esconden una lección para niños y adultos. Aunque por momentos puede resultar oscura -y quizá no apta para los más pequeños- la luz de su mensaje prevalece. Con un relato emotivo, un elenco sólido y un destacado trabajo en diseño de personajes y efectos especiales, Dibujos imaginarios se convierte en una experiencia tanto conmovedora como visualmente impactante. Protagonizada por Tony Hale, Bianca Belle, Kue Lawrence y D’Arcy Carden, “Dibujos imaginarios” llega a cines el próximo 18 de septiembre.
El director Paul Feig, conocido por “Damas en guerra” (2011) y Un pequeño favor (2018), sorprende con un giro radical en su carrera al presentarLa empleada (The Housemaid), un thriller psicológico basado en la popular saga literariaLa asistenta de Freida McFadden. La cinta sigue a una joven ( Sydney Sweeney) que acepta un trabajo como empleada doméstica para una pareja adinerada. Lo que parecía una oportunidad perfecta se transforma en un peligroso entramado de secretos y obsesiones, donde nada es lo que parece. El elenco lo completan Brandon Sklenar (1923) y la ganadora del Oscar Amanda Seyfried, consolidando a La empleada como uno de los estrenos más esperados de la temporada, en la línea de títulos como Gone Girl y Parasite. Estreno en cines chilenos: 1 de enero de 2026
“Amores Compartidos” es una comedia adulta –y a ratos absurda– sobre la poligamia, el amor y la rutina familiar. Escrita y protagonizada por Michael Angelo Covino (también director) y Kyle Marvin, la película se siente hecha a su medida: la complicidad entre ambos y sus interpretaciones sostienen gran parte de la historia. A ellos se suman dos actrices carismáticas y reconocidas: Dakota Johnson y Adria Arjona. Carey (Marvin) es un profesor de educación física, sensible y enamorado de su insaciable esposa Ashley (Arjona), con quien lleva poco tiempo casado. Camino a una escapada romántica, ella le confiesa que lo ha engañado y que quiere separarse para vivir nuevas experiencias. La revelación desarma a Carey, quien reacciona con una rabieta casi infantil. Sin rumbo, termina en la casa de su mejor amigo, Paul (Covino), un empresario seductor y enigmático. Con él conviven su hijo peculiar y su esposa Julie (Johnson), siempre amable y comprensiva. Cuando Carey busca consejos para salvar su matrimonio, Paul y Julie le confiesan que llevan una relación abierta porque creen que la monogamia no es natural. Desde entonces, nada volverá a ser igual para ninguna de las parejas. Una temática seria y adulta contada con gracia y -a ratos- casi de manera infantil, adentrándose más en la psicología masculina y en las carencias que los hombres enfrentan de cara a una relación. Con diálogos agudos y una mezcla de comedia física y reflexión emocional, esta película independiente es una grata sorpresa que divierte de principio a fin, recordándonos que muchas veces las parejas fracasan por la falta de comunicación y por intentar llenar las expectativas del otro desde una mirada egoísta. En cines chilenos desde el 18 de septiembre.
El cine mundial despide hoy a Robert Redford, quien falleció a los 89 años en su casa de Utah. Actor, director, productor y fundador del Festival de Sundance, Redford fue mucho más que una estrella de Hollywood: fue un rostro icónico del cine estadounidense, un puente entre el Hollywood clásico y el moderno, y una de las últimas grandes figuras de aquella época dorada. Su carrera comenzó a destacar en los años 60, con títulos como The Chase (1966), donde compartió pantalla con Marlon Brando. Muy pronto se consolidó como uno de los actores más carismáticos de su generación gracias a películas que hoy son clásicos indiscutibles: Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), Jeremiah Johnson (1972), The Way We Were (1973), The Sting (1973) y Three Days of the Condor (1975). En ellas, Redford no solo encarnó a héroes y forajidos, sino también a figuras complejas, solitarias y vulnerables, lo que lo convirtió en símbolo de toda una época. Entre sus papeles más entrañables se encuentra El Jinete Eléctrico (1979), dirigida por su gran amigo Sydney Pollack. Infravalorada y poco conocida por el gran público, es una de esas películas que revelan la faceta más humana y nostálgica del actor. También brilló en dramas como Brubaker (1980), donde encarnó a un director de prisión enfrentado al sistema, mostrando su compromiso con papeles de fuerte contenido social. Como director debutó con fuerza en Ordinary People (1980), con la que ganó el Oscar. Más tarde firmó títulos como Quiz Show (1994), Nada es para Siempre (A River Runs Through It, 1992) y The Horse Whisperer (1998), películas sensibles y elegantes que confirmaron su mirada humanista y su interés por los personajes en búsqueda de redención. Su carrera se extendió hasta el siglo XXI con interpretaciones memorables: All is Lost (2013), una de sus obras maestras, donde sostuvo en soledad un relato de supervivencia, y The Old Man and the Gun (2018), que funcionó como un epílogo perfecto a su filmografía: un forajido encantador que se despide con elegancia. Incluso fue parte del universo Marvel en Captain America: The Winter Soldier (2014), interpretando a Alexander Pierce, lo que lo acercó a nuevas audiencias y demostró que su presencia seguía intacta. Redford fue además un pilar del cine independiente gracias al Sundance Film Festival, donde generaciones enteras de directores encontraron un espacio de libertad creativa. Con su partida, se va una de las últimas leyendas del Hollywood clásico. Pero queda el legado de un hombre que supo ser vaquero, estafador, periodista, fugitivo, marinero y soñador, siempre con esa mezcla de elegancia y rebeldía que lo convirtió en un ícono cultural. Y en la memoria del cine quedará también su eterna dupla con Paul Newman: juntos en Butch Cassidy and the Sundance Kid y The Sting crearon una de las sociedades más queridas del séptimo arte. Hoy, finalmente, vuelven a encontrarse.
The Long Walk es una novela publicada en 1979 (escrita años antes) por Stephen King bajo el seudónimo de Richard Bachman. Una historia que ha esperado muchas décadas para ser llevada al cine y que este 18 de septiembre por fin llega a las salas chilenas bajo el nombre deCamina o Muere. En un futuro distópico, una nación que alguna vez fue potencia intenta -supuestamente- levantarse de las cenizas bajo un régimen totalitario. La desolación domina el día a día y una competencia anual se presenta como la gran esperanza: 50 jóvenes deben caminar sin una meta fija. Si se detienen o bajan de los 5 km/h reciben una advertencia; a la tercera, la consecuencia es la muerte. El último chico que resista la larga marcha obtendrá una gran fortuna y el cumplimiento de un deseo. Este concurso está en manos de El Comandante, interpretado por un inquietante Mark Hamill, un militar sádico e inhumano que cree que el rigor es el único camino a la gloria. Cada participante es identificado por un número, porque para el régimen no son más que eso: cifras desechables. Entre ellos destaca el #47, Ray Garrity ( Cooper Hoffman), uno de los protagonistas, decidido a ganar con un propósito claro. Garrity juega de local, dejando atrás a su madre, quien no entiende por qué arriesga la vida de esa manera, aunque su espíritu parece heredado de su padre fallecido. El #23, Peter McVries ( David Jonsson), es vital en la caminata: castigado por la vida, pero con la determinación de hacer el bien, se convierte en apoyo esencial para Ray y los demás. #6, Arthur Baker ( Tut Nyuot), joven cristiano y trabajador, se suma como aliado, al igual que el #46, Hank Olson ( Ben Wang), divertido y espontáneo, que aporta algo de ligereza al viaje. El #5, Gary Barkovitch ( Charlie Plummer), resulta conflictivo y perturbador, y su presencia se vuelve cada vez más inquietante. El #48, Collie Parker ( Joshua Odjick), es mayor, fuerte y está dispuesto a ganar a cualquier costo. El #7, Curley ( Roman Griffin Davis), el más joven y temeroso, parece estar allí casi de forma ilegal. Y el #38, Stebbins ( Garrett Wareing), guarda una razón poderosa para participar: conoce cada detalle de la competencia y se ha preparado como nadie para triunfar. La historia, tan terrorífica como dramática, probablemente inspiró a Los Juegos del Hambre, aunque resulta mucho más potente y realista. Desde el comienzo queda claro que encariñarse con los personajes será doloroso. La caminata muestra los rincones más oscuros del ser humano al límite, pero también la nobleza más pura. Aquí no hay héroes ni villanos absolutos: cada uno es hijo de sus circunstancias en una nación sin futuro, donde este juego macabro no busca exaltar al ganador, sino sembrar miedo en la sociedad. Los paisajes, tan hermosos como desoladores, acompañan a los competidores, mientras personas temerosas y desanimadas observan este espectáculo transmitido incluso por televisión. Camina o Muere nace de una novela escrita hace décadas, pero sigue tan vigente como el primer día. Dirigida por Francis Lawrence y con el mismísimo Stephen King como productor ejecutivo, esta película se erige como una de las mejores adaptaciones del maestro del terror: una obra poderosa, cruda y cargada de actuaciones sólidas que la convierten en un imperdible en cines.