“F1” tiene todo para ser un éxito de taquilla, de esos que abundaban en los años 80 y 90. Una película grande, vibrante, que si bien parte de una premisa ya vista más de una vez, entretiene de principio a fin a lo largo de sus más de dos horas y media de metraje. Bajo el sello del legendario Jerry Bruckheimer, la dirección y guion de Joseph Kosinski (quien nos sorprendió con la brillante secuela de Top Gun), la producción del propio Brad Pitt y del campeón de Fórmula 1 Lewis Hamilton, F1 se convierte en una verdadera máquina de emociones. A esto se suman las actuaciones de un Brad Pitt que encarna a un carismático anti héroe crepuscular, un encantador Javier Bardem, y Damson Idris representando el ímpetu y la soberbia de la juventud. Una mezcla perfecta que hace que la película literalmente vuele, sin que quieras pararte del asiento. Sonny Hayes (Pitt) fue más que una promesa del automovilismo, compitió con leyendas como Prost y Senna, y estaba destinado a ser uno de los mejores, hasta que un accidente lo cambió todo. Décadas después, salta de una competencia menor a otra, viviendo bajo sus propias reglas. Todo cambia cuando Rubén Cervantes (Bardem), un viejo amigo y ex piloto hoy dueño de una escudería en decadencia, le pide ayuda. Su equipo de pilotos novatos está al borde del colapso y necesita estar entre los mejores en las próximas 10 carreras. Sin ser una decisión fácil, Hayes acepta. Después de todo, se trata de ayudar a un amigo y -tal vez- de tener una última oportunidad de demostrar quién es realmente. Pero nada será sencillo, deberá adaptarse a nuevas reglas, reencontrarse con su propia disciplina y lidiar con su compañero de equipo, Joshua Pearce (Idris), un joven talentoso, pero egocéntrico, que corre por las razones equivocadas. Además de esta historia central, la película entrega subtramas más íntimas y emocionales que enriquecen el relato y le dan profundidad. F1 es una película para ver en cine, especialmente en IMAX. Su edición de ritmo vertiginoso, el uso del sonido y una música potente te hacen sentir la velocidad y la adrenalina en carne propia. Las actuaciones de Pitt y Bardem son un verdadero lujo, y su química en pantalla transmite genuinamente la fuerza de la amistad y la lealtad. La cinta se estrena en salas chilenas este 26 de junio.
“F1” tiene todo para ser un éxito de taquilla, de esos que abundaban en los años 80 y 90. Una película grande, vibrante, que si bien parte de una premisa ya vista más de una vez, entretiene de principio a fin a lo largo de sus más de dos horas y media de metraje. Bajo el sello del legendario Jerry Bruckheimer, la dirección y guion de Joseph Kosinski (quien nos sorprendió con la brillante secuela de Top Gun), la producción del propio Brad Pitt y del campeón de Fórmula 1 Lewis Hamilton, F1 se convierte en una verdadera máquina de emociones. A esto se suman las actuaciones de un Brad Pitt que encarna a un carismático anti héroe crepuscular, un encantador Javier Bardem, y Damson Idris representando el ímpetu y la soberbia de la juventud. Una mezcla perfecta que hace que la película literalmente vuele, sin que quieras pararte del asiento. Sonny Hayes (Pitt) fue más que una promesa del automovilismo, compitió con leyendas como Prost y Senna, y estaba destinado a ser uno de los mejores, hasta que un accidente lo cambió todo. Décadas después, salta de una competencia menor a otra, viviendo bajo sus propias reglas. Todo cambia cuando Rubén Cervantes (Bardem), un viejo amigo y ex piloto hoy dueño de una escudería en decadencia, le pide ayuda. Su equipo de pilotos novatos está al borde del colapso y necesita estar entre los mejores en las próximas 10 carreras. Sin ser una decisión fácil, Hayes acepta. Después de todo, se trata de ayudar a un amigo y -tal vez- de tener una última oportunidad de demostrar quién es realmente. Pero nada será sencillo, deberá adaptarse a nuevas reglas, reencontrarse con su propia disciplina y lidiar con su compañero de equipo, Joshua Pearce (Idris), un joven talentoso, pero egocéntrico, que corre por las razones equivocadas. Además de esta historia central, la película entrega subtramas más íntimas y emocionales que enriquecen el relato y le dan profundidad. F1 es una película para ver en cine, especialmente en IMAX. Su edición de ritmo vertiginoso, el uso del sonido y una música potente te hacen sentir la velocidad y la adrenalina en carne propia. Las actuaciones de Pitt y Bardem son un verdadero lujo, y su química en pantalla transmite genuinamente la fuerza de la amistad y la lealtad. La cinta se estrena en salas chilenas este 26 de junio.