La cinta noventera de culto “ El Cuervo ” (The Crow), dirigida por Alex Proyas, quedó en la memoria cinematográfica, principalmente, por estar rodeada de tragedia. Cuando solo quedaban ocho días de rodaje, su protagonista, Brandon Lee (hijo del mítico Bruce Lee), recibió un disparo de su compañero Michael Masee, que terminó quitándole la vida en el mismo set. Un evento que marcó, sin duda, a la franquicia, que jamás pudo superar a la cinta original, a pesar de tener varias secuelas, cada una más pobre que la otra, y una serie de televisión. Este año, el director británico Rupert Sanders y el actor Bill Skarsgård tuvieron la valentía de embarcarse en un remake, sin embargo, ambos han enfatizado que la idea no era “hacer de nuevo” la historia de Eric Draven, sino algo completamente distinto. Y eso se nota, pero el resultado tampoco es el esperado. En primer lugar, la película nos presenta a Eric y Shelly (interpretada por la cantante FKA Twigs), una pareja de inadaptados, que luego de conocerse en un Centro de Rehabilitación, se enamoran profundamente. Ambos tienen pasados tortuosos, pero no importa, si pueden empezar desde cero. El problema es que a Shelly el pasado le pisa los talones, y su nombre es Vincent Roeg ( Danny Huston), un siniestro personaje que algunos dicen “ le vendió su alma al Diablo ”. Cuando Eric y Shelly terminan siendo asesinados por un grupo de sicarios de Roeg, nuestro protagonista volverá desde el inframundo para vengar a su amada e intentar salvar su alma. A pesar de tener un argumento conocido (y bastante atractivo), el problema de la película es que Sanders le da poca profundidad a gran parte de lo que vemos. No sabemos casi nada de nuestros protagonistas, ni del villano de turno, ni de las amistades (o aliados) de Eric y Shelly, por lo que sus muertes poco nos importan. Tampoco profundiza en los pasados de cada uno, ni de porqué son tan tristes, lo que al final, termina por quitarle interés y peso a la trama. Además, la película tarda un montón en arrancar, y tiene un comienzo bastante aburrido. Se entiende que es para presentar a los personajes, su intensa relación amorosa y dirigirla hasta el desarrollo de Eric como su versión vengadora, pero podría haber sido algo más ágil, considerando que se trata de una cinta de acción. Quizás, este cambio de tono, se deba a que a diferencia de la película original, donde el leitmotiv del protagonista era la “venganza”, ahora haya cambiado por el “amor”. Por otro lado, en el aspecto visual, la fotografía de la película es bastante fea, con efectos digitales pobres y que bordea el bajo presupuesto. Sanders prefiere los primeros planos y detalle, como deseando encerrar a los personajes en el encuadre, lo que por momentos, genera sensación de asfixia en el espectador. Respecto al elenco, Bill Skarsgård está bastante bien. El actor lo da todo por el personaje, con un despliegue físico increíble, y se nota que le gustó hacer la película. Por otro lado, FKA Twigs refleja que no es actriz, actúa bastante mal, y no tiene mayor química con Skarsgard. Por el lado contrario, como es habitual, Danny Huston interpreta a un gran villano, aunque algo genérico y que podría haber dado mucho más. En lo que sí brilla esta nueva versión de “El Cuervo” es en su acción, especialmente en su parte final. Los últimos 20 minutos de la cinta son una verdadera delicia para los amantes de los disparos, los golpes y patadas. La violencia es brutal, con un gore bien realizado y algunas secuencias de peleas perfectamente ejecutadas. Lástima que Sanders dejó lo mejor para el final, si la calidad hubiese sido constante el resultado general hubiese sido mucho más satisfactorio. En todo caso, la película se deja ver, no es terrible. Si se puede tolerar la primera media hora, los espectadores podrán disfrutar de una historia interesante, agresiva y con momentos de acción sobrecogedores. “El Cuervo” ya está en salas chilenas.
La cinta noventera de culto “ El Cuervo ” (The Crow), dirigida por Alex Proyas, quedó en la memoria cinematográfica, principalmente, por estar rodeada de tragedia. Cuando solo quedaban ocho días de rodaje, su protagonista, Brandon Lee (hijo del mítico Bruce Lee), recibió un disparo de su compañero Michael Masee, que terminó quitándole la vida en el mismo set. Un evento que marcó, sin duda, a la franquicia, que jamás pudo superar a la cinta original, a pesar de tener varias secuelas, cada una más pobre que la otra, y una serie de televisión. Este año, el director británico Rupert Sanders y el actor Bill Skarsgård tuvieron la valentía de embarcarse en un remake, sin embargo, ambos han enfatizado que la idea no era “hacer de nuevo” la historia de Eric Draven, sino algo completamente distinto. Y eso se nota, pero el resultado tampoco es el esperado. En primer lugar, la película nos presenta a Eric y Shelly (interpretada por la cantante FKA Twigs), una pareja de inadaptados, que luego de conocerse en un Centro de Rehabilitación, se enamoran profundamente. Ambos tienen pasados tortuosos, pero no importa, si pueden empezar desde cero. El problema es que a Shelly el pasado le pisa los talones, y su nombre es Vincent Roeg ( Danny Huston), un siniestro personaje que algunos dicen “ le vendió su alma al Diablo ”. Cuando Eric y Shelly terminan siendo asesinados por un grupo de sicarios de Roeg, nuestro protagonista volverá desde el inframundo para vengar a su amada e intentar salvar su alma. A pesar de tener un argumento conocido (y bastante atractivo), el problema de la película es que Sanders le da poca profundidad a gran parte de lo que vemos. No sabemos casi nada de nuestros protagonistas, ni del villano de turno, ni de las amistades (o aliados) de Eric y Shelly, por lo que sus muertes poco nos importan. Tampoco profundiza en los pasados de cada uno, ni de porqué son tan tristes, lo que al final, termina por quitarle interés y peso a la trama. Además, la película tarda un montón en arrancar, y tiene un comienzo bastante aburrido. Se entiende que es para presentar a los personajes, su intensa relación amorosa y dirigirla hasta el desarrollo de Eric como su versión vengadora, pero podría haber sido algo más ágil, considerando que se trata de una cinta de acción. Quizás, este cambio de tono, se deba a que a diferencia de la película original, donde el leitmotiv del protagonista era la “venganza”, ahora haya cambiado por el “amor”. Por otro lado, en el aspecto visual, la fotografía de la película es bastante fea, con efectos digitales pobres y que bordea el bajo presupuesto. Sanders prefiere los primeros planos y detalle, como deseando encerrar a los personajes en el encuadre, lo que por momentos, genera sensación de asfixia en el espectador. Respecto al elenco, Bill Skarsgård está bastante bien. El actor lo da todo por el personaje, con un despliegue físico increíble, y se nota que le gustó hacer la película. Por otro lado, FKA Twigs refleja que no es actriz, actúa bastante mal, y no tiene mayor química con Skarsgard. Por el lado contrario, como es habitual, Danny Huston interpreta a un gran villano, aunque algo genérico y que podría haber dado mucho más. En lo que sí brilla esta nueva versión de “El Cuervo” es en su acción, especialmente en su parte final. Los últimos 20 minutos de la cinta son una verdadera delicia para los amantes de los disparos, los golpes y patadas. La violencia es brutal, con un gore bien realizado y algunas secuencias de peleas perfectamente ejecutadas. Lástima que Sanders dejó lo mejor para el final, si la calidad hubiese sido constante el resultado general hubiese sido mucho más satisfactorio. En todo caso, la película se deja ver, no es terrible. Si se puede tolerar la primera media hora, los espectadores podrán disfrutar de una historia interesante, agresiva y con momentos de acción sobrecogedores. “El Cuervo” ya está en salas chilenas.