El puerto de Bari, como toda ciudad importante del sur de Italia, cuenta con una historia riquísima basada en siglos de dominación de diversas culturas del Mediterráneo. Un poco a la sombra de la popular Nápoles durante los últimos siglos, Bari ha sabido mantener una identidad propia que se enriquece con su ubicación geográfica: dominando el sur del Mar Adriático. Pero la actual capital de la región de la Apulia, o Puglia en italiano, hoy por hoy se ha forjado un nombre como destino turístico atractivo no solo para los italianos, sino para visitantes de todo el mundo. Es que Bari tiene mucho que ofrecer: un casco histórico vibrante con calles estrechas que dan vida a un plano laberíntico; edificios hermosos representantes de diversos estilos arquitectónicos; una hermosa costanera; y, por supuesto (si estamos hablando del sur italiano), una exquisita oferta gastronómica. Su barrio más antiguo, Bari Vecchia, es la mayor atracción de la ciudad: sus calles, viviendas, iglesias y lugares para comer bien son, en mi opinión, el mejor patrimonio de esta zona que transporta al pasado, pero que al mismo tiempo nos muestra como es la vida de barrio en la actualidad. Dentro de sus edificios, resaltan dos grandes iglesias representantes del estilo románico barese: su catedral, la de San Sabino, y la Basílica de San Nicolás de Bari. Esta última, contiene en su interior las reliquias del santo venerado por católicos y ortodoxos, que inspiró al popular personaje de Santa Claus o Viejito Pascuero. Por otra parte, Bari cuenta con varias playas y el paseo marítimo más largo de Italia (al menos de 3 kms. de largo), además de varios edificios del siglo XIX y XX, como el teatro Margherita y el teatro Petruzzelli. Hemos dejado para el final su rica gastronomía. Su situación costera ha inspirado la oferta culinaria de la ciudad. Recomendamos un delicioso sándwich de pulpo en Lo Sfizio del Borgo Antico (Valissa n°53); probar el panzerotto, una especie de calzone típico; las sgagliozze, un snack típico de polenta frita; y la joya de Bari, su focaccia. La foccacia barese contiene tomates, aceitunas y suficiente aceite de oliva (la región de Apulia es su mayor productora en Italia), es hecha en horno a leña y su masa es sencillamente espectacular. Recomendamos el panificio Fiore (Palazzo di Citta n° 38). Visitar Bari es una excelente opción para aquel viajero que quiere conocer otra Italia, alejada de hordas de turísticas, pero con similares bondades que otros lugares de la península. Además, en comparación a otro sitios, no es un destino caro, sin contar que es una excelente base para conocer otro pueblos y ciudades de la Apulia que son sencillamente hermosos, como Polignano a Mare, Monopoli, Lecce, Alberobello, Ostuni o Altamura. Para conocer más de esta ciudad, no te pierdas el siguiente episodio de En Palco Condimenta.
Catania, puerto y ciudad de las más importantes de la isla de Sicilia, no sólo es un destino turístico relevante por su exquisita arquitectura barroca, su cercanía a balnearios de ensueño y al amado/temido volcán Etna, sino también por tener una oferta gastronómica amplia y de las mejores de Italia. Y sí, es posible que lo que acabo de señalar pueda sonar a exageración, ya que, en general, el país europeo cuenta con una gastronomía espectacular conocida en el mundo entero…Pero no, Catania destaca por una grandísima cantidad de restaurantes, trattorias, pizzerías, rosticerías, pastelerías y un largo etc. de locales comerciales donde podrás elegir: carnes, donde destacan los pescados y mariscos y la carne de caballo; ricos pasteles de tradición centenaria; por supuesto pizzas y mucho más. Todo esto en el mejor de los ambientes, entre edificios antiguos y hermosos, en terrazas con mucha buena onda y con la calidez de los sicilianos. Por supuesto, la comida callejera, la también conocida como street food, tiene un lugar relevante en la oferta catanesa. Desde el desayuno hasta la cena existen diversas opciones de pasteles, dulces y salados, que te pueden sacar del apuro con poco presupuesto. Si eres un viajero low cost, tienes poco tiempo y quieres conocer mucho, o simplemente eres un adicto a la comida rápida, a continuación te hablaremos de algunas de las opciones que podrás encontrar en esta entretenida ciudad. Las pastelerías en Catania, generalmente llamados bar o café, las encuentras por todos lados. En la calle principal, la via Etnea, se encuentran las más conocidas. En ellas tendrás la oportunidad de probar dulces sicilianos tradicionales como cannoli y la versión catanese de la cassata siciliana: le Minne di Sant’Agata, en honor al martirio de la santa de la ciudad, a quien en vida le fueron cortados sus pechos (minne). Para el calor, aunque también lo encuentras en invierno, recomendamos la granita siciliana: una bebida helada, más o menos cremosa, con un hielo mucho más fino del granizado que conocemos. En general no se le añade azúcar, por lo cual es tan sano como un jugo natural, en el caso de las frutas, o tomar un rico café italiano sin azúcar. Los más tradicionales son los de almendra y pistachos, ambos productos tradicionales de la isla. Si lo tuyo es lo salado, no solo las pastelerías cuentan con un regimiento de pasteles con carne, quesos, jamón y cuanto relleno existe. También existe muchos locales con productos fritos, ya sea iris (un berlín frito con relleno salado o dulce), empanadas o productos del mar (generalmente vendidos en conos). También negocios especializados en la carne de caballo, la cual es muy típica (y muy consumida) de Catania, con sus tradicionales parrillas. En síntesis, Catania es una ciudad con una oferta gastronómica tan amplia como la de ciudades como Nápoles, Roma o la también siciliana Palermo. Pero si hay algo que la distingue, es su ambiente elegante y a la vez tranquilo, a pesar de ser una gran urbe. No por nada es cada vez más uno de los destinos más visitados por turistas italianos y de todo el mundo. Si quieres conocer más sobre el Street food catanese, te invitamos a ver el siguiente video:
Cefalú es un pequeño municipio al norte de la isla italiana de Sicilia (a sólo un poco más de 1 hora de su capital, Palermo) de apenas unos 15.000 habitantes. Sin embargo, es muy visitado por turistas de todo el mundo y, por cierto, por los mismos sicilianos. Es que Cefalú combina unas playas maravillosas con un casco histórico pequeño, pero hermoso: calles estrechas de piedra, adornadas por pintorescos maceteros coloridos, con el sello de la artesanía siciliana; edificios medievales muy bien conservados son el telón de fondo de centenas de quitasoles de quienes van en familia o en solitario a disfrutar de la cálida arena y el refrescante mar Tirreno. Su casco antiguo se encuentra a un costado de la “rocca”, un imponente cerro que alguna vez albergó un templo antiguo dedicado a la diosa Diana y que posteriormente se transformó en una fortaleza medieval. Ya en época normanda, donde se consolidó su ubicación actual, es decir, a la vera de la “rocca”, se construyó el edificio más importante de la ciudad: su catedral. Ordenada su construcción el año 1131 d. C. por el rey Ruggero II de Sicilia, esta iglesia con aspecto de fortaleza fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el año 2015. En ella se puede disfrutar de la arquitectura arabo-normanda, característica de esta zona de la isla (al igual que el palacio real de los normandos en Palermo y la famosísima catedral de Monreale), además de exquisitos mosaicos de artesanos bizantinos. Como buen balneario, Cefalú cuenta con una amplia oferta de restaurantes y locales de comida, donde se puede disfrutar de la gastronomía de la región palermitana. Productos típicos como la arancina (con A), el canolo, el sfincione, además de pescados y mariscos, son algunas de las comidas que más fácilmente encontrarás. Para llegar a Cefalú, por supuesto que te sirve el auto, pero te advierto que, en especial en época de verano y los fines de semana, sólo podrás encontrar estacionamiento bien lejos del casco histórico (el cual, por cierto, es peatonal). La otra alternativa es viajar desde Palermo en tren, opción que he utilizado. La estación queda a solo 10 minutos del centro caminando. Ahora bien, recomiendo calzado cómodo para sobrevivir a sus calles empedradas y, en especial, a su calles con pendiente pronunciada. Si te interesa conocer algo más de esta hermosa ciudad, te invito a ver el nuevo capítulo de En Palco Condimenta:
Para todos aquellos amantes de la historia de la arquitectura y, en especial, a quienes se fascinan con la teatralidad del barroco, la ciudad de Lecce es un imperdible. Ubicada en el centro de la península de Salento, aquella que también se conoce vulgarmente como el taco de la “bota itálica”, y a solo dos horas en tren de la capital pugliese, Bari, Lecce cuenta con un riquísimo casco histórico (de ahí que se le conoce como la Florencia del sur) con imponentes iglesias barrocas, edificios civiles y plazas amplias que nos sumergen en siglos pasados. Dentro de su casco histórico destaca, en lo que a edificios religiosos se refiere, la basílica de Santa Croce, cuya fachada tiene tal cantidad de esculturas y detalles, que puedes pasar mucho tiempo contemplándola. También te recomendamos dos plazas: la primera, la Piazza del Duomo, donde se ubica la catedral de la ciudad; y la Piazza Sant’Oronzo, que destaca por su imponente columna y por los restos de un anfiteatro romano que data del siglo II d.C. Para los que quieran descansar de tantas edificaciones y prefiera la naturaleza, a pocos metros del centro puedes visitar de los jardines públicos Giuseppe Garibaldi, también conocidos como Villa Comunale, donde se puede disfrutar de 34.000 metros cuadrados de plantas, árboles y flores. Lecce no sólo es sinónimo de edificios bellos, también concentra una oferta gastronómica que aprovecha lo mejor de los productos de la península salentina. En el centro puedes encontrar varias cafetería/pastelerías, que además de ofrecer café leccese y gelatos, cuentan con pasteles dulces y salados tradicionales como el pasticcioto leccese, el frutone y el rústico. Recomendamos la Pasticceria Natale (Via Salvatore Trinchese n°7) y el Caffe Alvino (Piazza Sant'Oronzo n°30). Ahora bien, si de sándwiches se trata, no puedes dejar de probar una puccia. Presentado en un pan muy fino y redondo, rellenado con productos locales, este emparedado es una de las mejores formas de disfrutar de la zona a través del paladar. Nosotros tuvimos una excelente experiencia visitando la Antica Pucceria Giannone dal 1941 (Via Giuseppe Libertini n°46) donde no solo disfrutamos una sabrosísima puccia, sino también conocer un poco más de la historia de este local cuyo dueño es la tercera generación, pero que reconoce que fueron su abuelo y su padre quienes crearon estos exquisitos sándwiches. Este local también tiene como particularidad que coleccionan billetes de diversos países que los comensales de todo el mundo aportan, además de utilizar sus muros para que estos dejen sus dedicatorias. Si quieres conocer esta hermosa ciudad y su comida local, te invitamos a ver el siguiente capítulo de En Palco Condimenta.
Split es una hermosa ciudad costera que se ubica en la histórica región de Dalmacia, actualmente Croacia. Por su calidad de puerto, esta destacada ciudad turística es visitada tanto por una gran cantidad de personas que llegan a través de inmensos y lujosos cruceros, como también por su pequeño y renovado aeropuerto, el cual se encuentra a casi una hora del centro. Te recomendamos alojar en el centro histórico o a pocas cuadras de este, de esta forma recorrerla es muy fácil a pie. Como principales atractivos, sin duda, encontramos su casco histórico que se encuentra dentro de los muros de lo que alguna vez fue el Palacio del emperador romano Diocleciano (del cual hablaremos en el párrafo siguiente); playas; edificios antiguos; museos; y una hermosa costanera llamada Riva. Este paseo marítimo, además de su belleza, cuenta con una amplia oferta gastronómica, que -por supuesto- está dirigida al turista. Si quieres probar comida como un croata más, te recomendamos ir a una de las tantas panaderías que ofrecen pastelitos dulces y salados típicos; dentro de estos locales el que más nos gustó (volvimos varias veces) fue St. Burek (Domaldova ul. n°13), que ofrece el popular pastel salado de hoja filo de los Balcanes. Otros locales ofrecen el tradicional cevapi, unas pequeñas salchichas de carne que generalmente se sirven en un pan de pita abierto con alguna salsa a elección. Nosotros probamos esta exquisitez en Ba!cevapi (Križeva Ulica n°1). Lo recomendamos con una salsa de pimentones rojos que es sencillamente espectacular. Pero visitar Split es mucho más: es un lugar con una historia riquísima que se inicia con la construcción, a comienzos del siglo IV d.C., de un palacio para que pasara sus últimos años el ex emperador romano Diocleciano, quien eligió este sector por ubicarse cerca de su ciudad natal Salona. Hoy de Salona sólo quedan sus restos arqueológicos, en cambio ese palacio, tras la muerte de Diocleciano, se convirtió en el núcleo de la hoy ciudad de Split. Primero con grandes muros que la protegieron, luego abriéndose al mundo como una de las ciudades más importantes de Croacia. Hoy cuenta con una oferta cultural importante, tanto en exposiciones en museos, el bello edificio del Teatro Nacional de Croacia y mucho más, que refuerza una tradición nacional en la ciudad donde también nació el padre de la literatura croata, el poeta Marko Marulic (1450-1524). Si quieres conocer más de esta hermosa ciudad y su comida, te invitamos a ver nuestro nuevo capítulo de En Palco Condimenta.
El puerto de Bari, como toda ciudad importante del sur de Italia, cuenta con una historia riquísima basada en siglos de dominación de diversas culturas del Mediterráneo. Un poco a la sombra de la popular Nápoles durante los últimos siglos, Bari ha sabido mantener una identidad propia que se enriquece con su ubicación geográfica: dominando el sur del Mar Adriático. Pero la actual capital de la región de la Apulia, o Puglia en italiano, hoy por hoy se ha forjado un nombre como destino turístico atractivo no solo para los italianos, sino para visitantes de todo el mundo. Es que Bari tiene mucho que ofrecer: un casco histórico vibrante con calles estrechas que dan vida a un plano laberíntico; edificios hermosos representantes de diversos estilos arquitectónicos; una hermosa costanera; y, por supuesto (si estamos hablando del sur italiano), una exquisita oferta gastronómica. Su barrio más antiguo, Bari Vecchia, es la mayor atracción de la ciudad: sus calles, viviendas, iglesias y lugares para comer bien son, en mi opinión, el mejor patrimonio de esta zona que transporta al pasado, pero que al mismo tiempo nos muestra como es la vida de barrio en la actualidad. Dentro de sus edificios, resaltan dos grandes iglesias representantes del estilo románico barese: su catedral, la de San Sabino, y la Basílica de San Nicolás de Bari. Esta última, contiene en su interior las reliquias del santo venerado por católicos y ortodoxos, que inspiró al popular personaje de Santa Claus o Viejito Pascuero. Por otra parte, Bari cuenta con varias playas y el paseo marítimo más largo de Italia (al menos de 3 kms. de largo), además de varios edificios del siglo XIX y XX, como el teatro Margherita y el teatro Petruzzelli. Hemos dejado para el final su rica gastronomía. Su situación costera ha inspirado la oferta culinaria de la ciudad. Recomendamos un delicioso sándwich de pulpo en Lo Sfizio del Borgo Antico (Valissa n°53); probar el panzerotto, una especie de calzone típico; las sgagliozze, un snack típico de polenta frita; y la joya de Bari, su focaccia. La foccacia barese contiene tomates, aceitunas y suficiente aceite de oliva (la región de Apulia es su mayor productora en Italia), es hecha en horno a leña y su masa es sencillamente espectacular. Recomendamos el panificio Fiore (Palazzo di Citta n° 38). Visitar Bari es una excelente opción para aquel viajero que quiere conocer otra Italia, alejada de hordas de turísticas, pero con similares bondades que otros lugares de la península. Además, en comparación a otro sitios, no es un destino caro, sin contar que es una excelente base para conocer otro pueblos y ciudades de la Apulia que son sencillamente hermosos, como Polignano a Mare, Monopoli, Lecce, Alberobello, Ostuni o Altamura. Para conocer más de esta ciudad, no te pierdas el siguiente episodio de En Palco Condimenta.
Catania, puerto y ciudad de las más importantes de la isla de Sicilia, no sólo es un destino turístico relevante por su exquisita arquitectura barroca, su cercanía a balnearios de ensueño y al amado/temido volcán Etna, sino también por tener una oferta gastronómica amplia y de las mejores de Italia. Y sí, es posible que lo que acabo de señalar pueda sonar a exageración, ya que, en general, el país europeo cuenta con una gastronomía espectacular conocida en el mundo entero…Pero no, Catania destaca por una grandísima cantidad de restaurantes, trattorias, pizzerías, rosticerías, pastelerías y un largo etc. de locales comerciales donde podrás elegir: carnes, donde destacan los pescados y mariscos y la carne de caballo; ricos pasteles de tradición centenaria; por supuesto pizzas y mucho más. Todo esto en el mejor de los ambientes, entre edificios antiguos y hermosos, en terrazas con mucha buena onda y con la calidez de los sicilianos. Por supuesto, la comida callejera, la también conocida como street food, tiene un lugar relevante en la oferta catanesa. Desde el desayuno hasta la cena existen diversas opciones de pasteles, dulces y salados, que te pueden sacar del apuro con poco presupuesto. Si eres un viajero low cost, tienes poco tiempo y quieres conocer mucho, o simplemente eres un adicto a la comida rápida, a continuación te hablaremos de algunas de las opciones que podrás encontrar en esta entretenida ciudad. Las pastelerías en Catania, generalmente llamados bar o café, las encuentras por todos lados. En la calle principal, la via Etnea, se encuentran las más conocidas. En ellas tendrás la oportunidad de probar dulces sicilianos tradicionales como cannoli y la versión catanese de la cassata siciliana: le Minne di Sant’Agata, en honor al martirio de la santa de la ciudad, a quien en vida le fueron cortados sus pechos (minne). Para el calor, aunque también lo encuentras en invierno, recomendamos la granita siciliana: una bebida helada, más o menos cremosa, con un hielo mucho más fino del granizado que conocemos. En general no se le añade azúcar, por lo cual es tan sano como un jugo natural, en el caso de las frutas, o tomar un rico café italiano sin azúcar. Los más tradicionales son los de almendra y pistachos, ambos productos tradicionales de la isla. Si lo tuyo es lo salado, no solo las pastelerías cuentan con un regimiento de pasteles con carne, quesos, jamón y cuanto relleno existe. También existe muchos locales con productos fritos, ya sea iris (un berlín frito con relleno salado o dulce), empanadas o productos del mar (generalmente vendidos en conos). También negocios especializados en la carne de caballo, la cual es muy típica (y muy consumida) de Catania, con sus tradicionales parrillas. En síntesis, Catania es una ciudad con una oferta gastronómica tan amplia como la de ciudades como Nápoles, Roma o la también siciliana Palermo. Pero si hay algo que la distingue, es su ambiente elegante y a la vez tranquilo, a pesar de ser una gran urbe. No por nada es cada vez más uno de los destinos más visitados por turistas italianos y de todo el mundo. Si quieres conocer más sobre el Street food catanese, te invitamos a ver el siguiente video:
Cefalú es un pequeño municipio al norte de la isla italiana de Sicilia (a sólo un poco más de 1 hora de su capital, Palermo) de apenas unos 15.000 habitantes. Sin embargo, es muy visitado por turistas de todo el mundo y, por cierto, por los mismos sicilianos. Es que Cefalú combina unas playas maravillosas con un casco histórico pequeño, pero hermoso: calles estrechas de piedra, adornadas por pintorescos maceteros coloridos, con el sello de la artesanía siciliana; edificios medievales muy bien conservados son el telón de fondo de centenas de quitasoles de quienes van en familia o en solitario a disfrutar de la cálida arena y el refrescante mar Tirreno. Su casco antiguo se encuentra a un costado de la “rocca”, un imponente cerro que alguna vez albergó un templo antiguo dedicado a la diosa Diana y que posteriormente se transformó en una fortaleza medieval. Ya en época normanda, donde se consolidó su ubicación actual, es decir, a la vera de la “rocca”, se construyó el edificio más importante de la ciudad: su catedral. Ordenada su construcción el año 1131 d. C. por el rey Ruggero II de Sicilia, esta iglesia con aspecto de fortaleza fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el año 2015. En ella se puede disfrutar de la arquitectura arabo-normanda, característica de esta zona de la isla (al igual que el palacio real de los normandos en Palermo y la famosísima catedral de Monreale), además de exquisitos mosaicos de artesanos bizantinos. Como buen balneario, Cefalú cuenta con una amplia oferta de restaurantes y locales de comida, donde se puede disfrutar de la gastronomía de la región palermitana. Productos típicos como la arancina (con A), el canolo, el sfincione, además de pescados y mariscos, son algunas de las comidas que más fácilmente encontrarás. Para llegar a Cefalú, por supuesto que te sirve el auto, pero te advierto que, en especial en época de verano y los fines de semana, sólo podrás encontrar estacionamiento bien lejos del casco histórico (el cual, por cierto, es peatonal). La otra alternativa es viajar desde Palermo en tren, opción que he utilizado. La estación queda a solo 10 minutos del centro caminando. Ahora bien, recomiendo calzado cómodo para sobrevivir a sus calles empedradas y, en especial, a su calles con pendiente pronunciada. Si te interesa conocer algo más de esta hermosa ciudad, te invito a ver el nuevo capítulo de En Palco Condimenta:
Para todos aquellos amantes de la historia de la arquitectura y, en especial, a quienes se fascinan con la teatralidad del barroco, la ciudad de Lecce es un imperdible. Ubicada en el centro de la península de Salento, aquella que también se conoce vulgarmente como el taco de la “bota itálica”, y a solo dos horas en tren de la capital pugliese, Bari, Lecce cuenta con un riquísimo casco histórico (de ahí que se le conoce como la Florencia del sur) con imponentes iglesias barrocas, edificios civiles y plazas amplias que nos sumergen en siglos pasados. Dentro de su casco histórico destaca, en lo que a edificios religiosos se refiere, la basílica de Santa Croce, cuya fachada tiene tal cantidad de esculturas y detalles, que puedes pasar mucho tiempo contemplándola. También te recomendamos dos plazas: la primera, la Piazza del Duomo, donde se ubica la catedral de la ciudad; y la Piazza Sant’Oronzo, que destaca por su imponente columna y por los restos de un anfiteatro romano que data del siglo II d.C. Para los que quieran descansar de tantas edificaciones y prefiera la naturaleza, a pocos metros del centro puedes visitar de los jardines públicos Giuseppe Garibaldi, también conocidos como Villa Comunale, donde se puede disfrutar de 34.000 metros cuadrados de plantas, árboles y flores. Lecce no sólo es sinónimo de edificios bellos, también concentra una oferta gastronómica que aprovecha lo mejor de los productos de la península salentina. En el centro puedes encontrar varias cafetería/pastelerías, que además de ofrecer café leccese y gelatos, cuentan con pasteles dulces y salados tradicionales como el pasticcioto leccese, el frutone y el rústico. Recomendamos la Pasticceria Natale (Via Salvatore Trinchese n°7) y el Caffe Alvino (Piazza Sant'Oronzo n°30). Ahora bien, si de sándwiches se trata, no puedes dejar de probar una puccia. Presentado en un pan muy fino y redondo, rellenado con productos locales, este emparedado es una de las mejores formas de disfrutar de la zona a través del paladar. Nosotros tuvimos una excelente experiencia visitando la Antica Pucceria Giannone dal 1941 (Via Giuseppe Libertini n°46) donde no solo disfrutamos una sabrosísima puccia, sino también conocer un poco más de la historia de este local cuyo dueño es la tercera generación, pero que reconoce que fueron su abuelo y su padre quienes crearon estos exquisitos sándwiches. Este local también tiene como particularidad que coleccionan billetes de diversos países que los comensales de todo el mundo aportan, además de utilizar sus muros para que estos dejen sus dedicatorias. Si quieres conocer esta hermosa ciudad y su comida local, te invitamos a ver el siguiente capítulo de En Palco Condimenta.
Split es una hermosa ciudad costera que se ubica en la histórica región de Dalmacia, actualmente Croacia. Por su calidad de puerto, esta destacada ciudad turística es visitada tanto por una gran cantidad de personas que llegan a través de inmensos y lujosos cruceros, como también por su pequeño y renovado aeropuerto, el cual se encuentra a casi una hora del centro. Te recomendamos alojar en el centro histórico o a pocas cuadras de este, de esta forma recorrerla es muy fácil a pie. Como principales atractivos, sin duda, encontramos su casco histórico que se encuentra dentro de los muros de lo que alguna vez fue el Palacio del emperador romano Diocleciano (del cual hablaremos en el párrafo siguiente); playas; edificios antiguos; museos; y una hermosa costanera llamada Riva. Este paseo marítimo, además de su belleza, cuenta con una amplia oferta gastronómica, que -por supuesto- está dirigida al turista. Si quieres probar comida como un croata más, te recomendamos ir a una de las tantas panaderías que ofrecen pastelitos dulces y salados típicos; dentro de estos locales el que más nos gustó (volvimos varias veces) fue St. Burek (Domaldova ul. n°13), que ofrece el popular pastel salado de hoja filo de los Balcanes. Otros locales ofrecen el tradicional cevapi, unas pequeñas salchichas de carne que generalmente se sirven en un pan de pita abierto con alguna salsa a elección. Nosotros probamos esta exquisitez en Ba!cevapi (Križeva Ulica n°1). Lo recomendamos con una salsa de pimentones rojos que es sencillamente espectacular. Pero visitar Split es mucho más: es un lugar con una historia riquísima que se inicia con la construcción, a comienzos del siglo IV d.C., de un palacio para que pasara sus últimos años el ex emperador romano Diocleciano, quien eligió este sector por ubicarse cerca de su ciudad natal Salona. Hoy de Salona sólo quedan sus restos arqueológicos, en cambio ese palacio, tras la muerte de Diocleciano, se convirtió en el núcleo de la hoy ciudad de Split. Primero con grandes muros que la protegieron, luego abriéndose al mundo como una de las ciudades más importantes de Croacia. Hoy cuenta con una oferta cultural importante, tanto en exposiciones en museos, el bello edificio del Teatro Nacional de Croacia y mucho más, que refuerza una tradición nacional en la ciudad donde también nació el padre de la literatura croata, el poeta Marko Marulic (1450-1524). Si quieres conocer más de esta hermosa ciudad y su comida, te invitamos a ver nuestro nuevo capítulo de En Palco Condimenta.