Basada en el caso real más documentado de exorcismo en Estados Unidos -el mismo que inspiró “El Exorcista”- esta nueva película busca diferenciarse del terror efectista para enfocarse en el drama humano. Emma es una joven que llega a una parroquia de Iowa en busca de ayuda. Tras la reciente muerte de su madre, comienza a sufrir extraños síntomas: desmayos, comportamientos erráticos y una fuerte aversión a los objetos sagrados. En el convento de la parroquia, un grupo de jóvenes monjas se encargan de cuidarla mientras esperan una nueva evaluación médica. Pero la llegada del fraile capuchino Theophilus Riesinger -un sacerdote que practica exorcismos- cambia el rumbo. Convencido de que Emma está poseída, se enfrenta a las dudas del Padre Steiger, el joven sacerdote encargado de la parroquia, quien arrastra una crisis de fe tras el suicidio de su hermano. A medida que avanzan los rituales diarios, el deterioro físico y espiritual de Emma se hace evidente. Las hermanas del convento viven con miedo, algunas resultan incluso heridas, mientras el Padre Steiger registra todo sin estar completamente convencido de lo que ocurre, y el mal lo sabe. Exorcismo: El Ritual opta por una aproximación más contenida, menos enfocada en lo grotesco y más en el drama. Aquí no hay vómitos compulsivos verdes ni contorsiones extremas, sino un intento de mostrar el fenómeno desde una perspectiva emocional y más realista. Al Pacino no entrega una de sus mejores interpretaciones, su personaje -un sacerdote excéntrico y contenido- se ve algo deslucido, y el acento que adopta suena más italiano que alemán, nacionalidad del personaje. El resto del elenco cumple, aunque el ritmo de la película es irregular. La narrativa busca sobriedad, pero por momentos se vuelve excesivamente lenta, para desembocar en un cierre algo precipitado. Con una estética que recuerda al cine de terror de los años 70, la película hace un uso excesivo de la cámara en mano, como si buscara una sensación vivencial. Si bien por momentos este recurso resulta interesante, en otros se vuelve agotador e incluso distractivo. Si vienes buscando El Exorcista de Friedkin, aquí no lo vas a encontrar. Ese clásico es irrepetible. Pero tampoco se trata de una más del montón sobre posesiones demoníacas. Se agradece el intento por rescatar una historia real y abordarla con sobriedad, aunque la ejecución quede a medio camino. Dirigida por David Midell. Estreno en cines: 31 de julio.
Basada en el caso real más documentado de exorcismo en Estados Unidos -el mismo que inspiró “El Exorcista”- esta nueva película busca diferenciarse del terror efectista para enfocarse en el drama humano. Emma es una joven que llega a una parroquia de Iowa en busca de ayuda. Tras la reciente muerte de su madre, comienza a sufrir extraños síntomas: desmayos, comportamientos erráticos y una fuerte aversión a los objetos sagrados. En el convento de la parroquia, un grupo de jóvenes monjas se encargan de cuidarla mientras esperan una nueva evaluación médica. Pero la llegada del fraile capuchino Theophilus Riesinger -un sacerdote que practica exorcismos- cambia el rumbo. Convencido de que Emma está poseída, se enfrenta a las dudas del Padre Steiger, el joven sacerdote encargado de la parroquia, quien arrastra una crisis de fe tras el suicidio de su hermano. A medida que avanzan los rituales diarios, el deterioro físico y espiritual de Emma se hace evidente. Las hermanas del convento viven con miedo, algunas resultan incluso heridas, mientras el Padre Steiger registra todo sin estar completamente convencido de lo que ocurre, y el mal lo sabe. Exorcismo: El Ritual opta por una aproximación más contenida, menos enfocada en lo grotesco y más en el drama. Aquí no hay vómitos compulsivos verdes ni contorsiones extremas, sino un intento de mostrar el fenómeno desde una perspectiva emocional y más realista. Al Pacino no entrega una de sus mejores interpretaciones, su personaje -un sacerdote excéntrico y contenido- se ve algo deslucido, y el acento que adopta suena más italiano que alemán, nacionalidad del personaje. El resto del elenco cumple, aunque el ritmo de la película es irregular. La narrativa busca sobriedad, pero por momentos se vuelve excesivamente lenta, para desembocar en un cierre algo precipitado. Con una estética que recuerda al cine de terror de los años 70, la película hace un uso excesivo de la cámara en mano, como si buscara una sensación vivencial. Si bien por momentos este recurso resulta interesante, en otros se vuelve agotador e incluso distractivo. Si vienes buscando El Exorcista de Friedkin, aquí no lo vas a encontrar. Ese clásico es irrepetible. Pero tampoco se trata de una más del montón sobre posesiones demoníacas. Se agradece el intento por rescatar una historia real y abordarla con sobriedad, aunque la ejecución quede a medio camino. Dirigida por David Midell. Estreno en cines: 31 de julio.