Todo comenzó con un artículo que publicó la prestigiosa revista Nature sobre un experimento inédito: insertar células humanas en embriones de ratas para potenciar sus capacidades cognitivas. Cuando el académico Mario Waissbluth leyó que los embriones se desarrollaron y las células humanas se tomaron un tercio del cerebro de los roedores, incluyendo sus funciones visuales y motoras, quedó impactado. Tanto, que decidió divulgarlo de una manera entretenida y que interpelara al lector. Así nació su primera novela “Ecos de la soberbia”. “¿Cuánto va a pasar de aquí a que alguien se le ocurra estar haciéndolo con chimpancés? Porque los cerebros me imagino que son más compatibles, y tengamos ahora chimpancés con el 50% del cerebro humano sirviéndonos en los restaurantes. Me parece que es una cuestión brutal. Dije 'tengo que hacer algo para divulgarlo' y no bastaba con escribir una carta al diario, sino que yo quería algo que la gente se entretuviera, que se animara a leerlo, que se convirtiera, ojalá, en tema de discusión. Por eso, cambié de giro, de ser un ensayista a un escritor de novela” explica a En Palco Mario Waissbluth. “Ecos de la soberbia” narra la historia de Jessica Ruiz, una joven neurocientífica chilena, que replica la investigación publicada en Nature. Pero lamentablemente, lo que comienza como un innovador y fascinante experimento termina en una tragedia global ¿Qué sucede? Las ratas se escapan del laboratorio. Con esta trama el escritor pone sobre la mesa una interrogante crucial: ¿por qué se permite investigaciones que trascienden la ética? “En todas las universidades existe la libertad de investigación y debe ser así. Pero la pregunta es por qué un investigador en California se dedica a investigar algo que evidentemente tiene implicaciones éticas complicadas. Estoy convencido que hay dos razones. La primera, es porque se puede. Por la soberbia. Pero hay una razón mucho más importante. La dinámica en las comunidades universitarias es 'publicas o te echan', o sea, hay una permanente carrera por publicar. Claro, se va a juntar un conjunto de biólogos y filósofos y religiosos y van a decir, 'queremos lanzar una moratoria sobre este tipo de investigaciones'. El investigador de una universidad llevado a escoger entre respetar esta moratoria o publicar un par de papers más, ¿qué va a escoger? Publicar”, asegura Waissbluth. La obra también se adentra en el debate sobre la conciencia animal. Durante el proceso creativo de la novela, el escritor investigó el tema y quedó maravillado al descubrir que prácticamente todos los animales tienen ciertos niveles de inteligencia y lenguaje. “Los humanos no queremos asumir que los animales en general tienen conciencia, tienen humor, tienen inteligencia y lenguaje. ¿Por qué pasa eso? Porque nos gusta comer hamburguesas. Decimos no me hables de ese tema, déjame comer tranquilo mis hot dogs. Pero la verdad es que convivimos en el planeta con otros seres que son sintientes”, destaca. Con un ritmo atrapante y un desenlace inquietante, Ecos de la soberbia mantiene en suspenso al lector hasta la última página. Waissbluth ya prepara una secuela: el epílogo de esta primera entrega es, en realidad, el primer capítulo de la próxima novela. El autor sueña con ver su obra traducida a otros idiomas para que la conversación sobre los límites éticos de la ciencia trascienda fronteras. “No hay ninguna ley que pueda vetar y meter a la cárcel a un científico por hacer una determinada investigación. Eso no va a pasar nunca. La única sanción es la sanción ética de la ciudadanía, o sea, que se arme un escándalo con la cuestión. Por eso, yo escribí esta novela para contribuir desde este rinconcito de Chile a que la gente reaccione frente a este tema”, concluye. Revisa la entrevista completa en nuestro canal de YouTube.
Todo comenzó con un artículo que publicó la prestigiosa revista Nature sobre un experimento inédito: insertar células humanas en embriones de ratas para potenciar sus capacidades cognitivas. Cuando el académico Mario Waissbluth leyó que los embriones se desarrollaron y las células humanas se tomaron un tercio del cerebro de los roedores, incluyendo sus funciones visuales y motoras, quedó impactado. Tanto, que decidió divulgarlo de una manera entretenida y que interpelara al lector. Así nació su primera novela “Ecos de la soberbia”. “¿Cuánto va a pasar de aquí a que alguien se le ocurra estar haciéndolo con chimpancés? Porque los cerebros me imagino que son más compatibles, y tengamos ahora chimpancés con el 50% del cerebro humano sirviéndonos en los restaurantes. Me parece que es una cuestión brutal. Dije 'tengo que hacer algo para divulgarlo' y no bastaba con escribir una carta al diario, sino que yo quería algo que la gente se entretuviera, que se animara a leerlo, que se convirtiera, ojalá, en tema de discusión. Por eso, cambié de giro, de ser un ensayista a un escritor de novela” explica a En Palco Mario Waissbluth. “Ecos de la soberbia” narra la historia de Jessica Ruiz, una joven neurocientífica chilena, que replica la investigación publicada en Nature. Pero lamentablemente, lo que comienza como un innovador y fascinante experimento termina en una tragedia global ¿Qué sucede? Las ratas se escapan del laboratorio. Con esta trama el escritor pone sobre la mesa una interrogante crucial: ¿por qué se permite investigaciones que trascienden la ética? “En todas las universidades existe la libertad de investigación y debe ser así. Pero la pregunta es por qué un investigador en California se dedica a investigar algo que evidentemente tiene implicaciones éticas complicadas. Estoy convencido que hay dos razones. La primera, es porque se puede. Por la soberbia. Pero hay una razón mucho más importante. La dinámica en las comunidades universitarias es 'publicas o te echan', o sea, hay una permanente carrera por publicar. Claro, se va a juntar un conjunto de biólogos y filósofos y religiosos y van a decir, 'queremos lanzar una moratoria sobre este tipo de investigaciones'. El investigador de una universidad llevado a escoger entre respetar esta moratoria o publicar un par de papers más, ¿qué va a escoger? Publicar”, asegura Waissbluth. La obra también se adentra en el debate sobre la conciencia animal. Durante el proceso creativo de la novela, el escritor investigó el tema y quedó maravillado al descubrir que prácticamente todos los animales tienen ciertos niveles de inteligencia y lenguaje. “Los humanos no queremos asumir que los animales en general tienen conciencia, tienen humor, tienen inteligencia y lenguaje. ¿Por qué pasa eso? Porque nos gusta comer hamburguesas. Decimos no me hables de ese tema, déjame comer tranquilo mis hot dogs. Pero la verdad es que convivimos en el planeta con otros seres que son sintientes”, destaca. Con un ritmo atrapante y un desenlace inquietante, Ecos de la soberbia mantiene en suspenso al lector hasta la última página. Waissbluth ya prepara una secuela: el epílogo de esta primera entrega es, en realidad, el primer capítulo de la próxima novela. El autor sueña con ver su obra traducida a otros idiomas para que la conversación sobre los límites éticos de la ciencia trascienda fronteras. “No hay ninguna ley que pueda vetar y meter a la cárcel a un científico por hacer una determinada investigación. Eso no va a pasar nunca. La única sanción es la sanción ética de la ciudadanía, o sea, que se arme un escándalo con la cuestión. Por eso, yo escribí esta novela para contribuir desde este rinconcito de Chile a que la gente reaccione frente a este tema”, concluye. Revisa la entrevista completa en nuestro canal de YouTube.