Madame Tussauds es sello de garantía cuando se habla de exhibiciones de famosos en cera. 22 locales alrededor del mundo (Europa, Norteamérica, Asia y Oceanía) son prueba de ello, y si bien son muy similares entre sí, cada lugar le da su toque caracteristico. La 'casa matriz' de estos museos se encuentra en Londres, fundada por la mismísima artista francesa Marie Tussaud en 1835, con piezas que heredó de su mentor y propias, cuando la entrada costaba sólo 6 peniques. Madame Tussaud fue una mujer adelantada para su época, que pasó de la pobreza máxima a ser maestra de arte de la realeza francesa. Una excéntrica, cuya particular vida está plasmada en el libro “Little” escrito por Edward Carey, que recientemente llegó al país. El atractivo de estas colecciones es ver a personajes históricos, ficticios, artistas y farándula en tamaño real -algunas veces con ropa y accesorios originales- con un parecido extraordinario, hiperrealista, en un ambiente lúdico, donde toda la familia puede pasar un buen momento. La Primera sucursal En Ámsterdam, capital de Países Bajos, el museo está ubicado en pleno centro de la ciudad, en la plaza Dam para ser exactos, en un antiguo edificio. Fue inaugurado en 1970, siendo la primera sucursal de la exitosa franquicia. Si bien no es el museo más grande, hay que tener un poco de estado físico para conocerlo, pues debes subir una que otra escalera empinada. De todas formas, si tiene movilidad reducida te ofrecen usar el ascensor. Una de las cosas que más nos gustó fue que al llegar, de inmediato te hacen entrar en el juego. Ya el ascensor que te lleva al primer salón te prepara para la introducción llena de famosos y música. Eso no lo habíamos visto en otros que habíamos visitado. Luego de pasar una alfombra roja en donde te encuentras con Johnny Depp, pasas a un estrecho salón de grandes estrellas, como Robbie Williams, Robert Pattinson, Jennifer Aniston, George Clooney o el actor neerlandés de la famosa serie “Games of Thrones”, Michiel Huisman. Luego, te puedes encontrar con Fiona de Shrek o fotografiarte con los James Bond, Pierce Brosnan y Daniel Craig, al igual que puedes interactuar con las figuras de cera de los iconos del cine, Marilyn Monroe y Charlie Chaplin, pues son unas de las muchas instancias en las que puedes grabar divertidos videos con un código QR que te dan al ingresar, los que puedes rescatar en la web más tarde. En la pequeña sección de deportes -en una esquina- se encuentra el boxeador neerlandés Rico Verhoeven, la primera figura con movimiento del museo, supuestamente -y digo supuesta, porque cuando fuimos no se movió- un sensor activa la figura cuando percibe gente alrededor. Farándula nacional, pintores de distintas corrientes, DJs de música electrónica y la realeza Orange en pleno, son también parte de los atractivos de este lugar. Un extra que ofrece el edificio, es la enorme ventana circular en la que puedes ver la Dam desde arriba, imposible no detenerse a mirar y tomar una que otra foto. 22 euros cuesta la entrada por internet, ideal si deseas obtener este ticket combinado con otras atracciones puedes abaratar costos. En la puerta su valor sube a 25 euros. Bueno, chiquito y barato En el caso de Estambul, el museo se encuentra en la parte europea, en el bello distrito de Beyoğlu. Como no tiene una entrada tan llamativa -pues es parte de una galería comercial- de pronto puedes pasar de largo sin notar dónde está. El ticket de ingreso es bastante barato comparado con los otros museos de la franquicia que hemos visitado, sólo 130.50 Liras Turcas, menos de 7 mil pesos chilenos. Si nunca has visitado una de estas exposiciones, porque es muy caro, y andas por Turquía, es tu oportunidad de hacerlo a muy buen precio. En Ámsterdam, la bienvenida te la da Johnny Depp, pero en Estambul lo hace el personaje más importante del país, Mustafa Kemal Atatürk, el primer presidente de la nación. Ya más adentro, puedes ver una galería de figuras también relevantes para el país, y así conocer poco más de su historia. Los salones siguientes te llevan por personalidades variopintas locales e internacionales, de distintos rubros, desde Usain Bolt a Albert Einstein, para llegar a una educativa sección de cine turco, en el que incluso exhiben un documental. Vale la pena quedarse allí un rato. Músicos y actores turcos (ojo ahí fanáticos de las telenovelas de esos lares) y una sección final con figuras de Hollywood completan la colección, que si bien es pequeña, sigue siendo entretenida y de calidad. Si bien no es tan interactivo, te toman la clásica foto a la llegada, simulando que vas en un típico tranvía. Lo bueno, es que el precio es bastante económico para comprarla, sale unos 5 mil pesos chilenos. Además, la tienda de regalos es bastante surtida y con buenos valores. Estados Unidos: los reyes del museo de cera Estados Unidos es el país que más concentra galerías de Madame Tussauds y cada uno tiene su propia identidad. Años anteriores hemos estado en 4 de ellos, hoy sólo 3 están activos. En Nueva York está el museo de cera más grande de todos. Con una moderna y llamativa entrada en la calle 42, de sólo pasar por allí te dan ganas de ingresar. El costo es caro, U$ 39.90, pero vale la pena. La cantidad de piezas con las que puedes interactuar es enorme, puedes estar horas paseándote por los enormes salones repletos de famosos de todo tipo. Tiene también el sistema de tickets combinados con otras atracciones o la posibilidad de visitarlo si compras el New York Pass (recomendado para ahorrar dinero). Madame Tusssauds Hollywood, ubicado en pleno Hollywood Boulevard de Los Ángeles, es un imperdible para cualquier fanático del cine. Su precio es de U$29.99, y la mayoría de sus figuras son actores en sus personajes más icónicos como Marlon Brando en el “El Padrino”, Arnold Schwarzenegger como “Terminator”, Judy Garland en “El Mago de Oz” o John Travolta como Danny Zuko de Grease. También los directores de cine se destacan en esta muestra, como Steven Spielberg que está presente en varios de estos museos cerca de E.T., Quentin Tarantino dirigiendo a Uma Thurman en “Kill Bill” o Alfred Hitchcock afuera de la ducha de “Psicosis”. En el caso de Las Vegas, la exhibición no es muy grande, pero si muy divertida. Ubicada en el Hotel Venetian del Strip, su estrada es de U$36.99. Deportistas, iconos pop y personajes ligados con la ciudad como Elvis, Frank Sinatra, Hugh Hefner y Celine Dion son parte del recorrido. Uno de los extras de este lugar es la sala de realidad virtual para jugar solo, con amigos o en familia, para sentirse una celebridad. Lamentablemente, la local de Washington -debido a la pandemia- dejó de funcionar en 2021, siendo la única de la franquicia en desaparecer por esta razón. Uno de los grandes atractivos de este museo era el paseo que se daba por la historia de los EE.UU., incluyendo a todos los presidentes del país. Era mucho más político que farandulero. Singapur, Hong Kong, Sidney, Berlín, Praga, Orlando, Pekín, Tokio son algunas de los ciudades que también albergan a Madame Tussauds. Quién sabe si alguna vez Sudamérica sea sede de una de ellas. Mientras si tienes la oportunidad de visitar estos museos, de seguro pasarás un buen rato.
Países Bajos, también llamado popularmente como Holanda, es una de las naciones europeas más populares para turistear, en especial para los jóvenes. Conocido por sus tulipanes, sus libertades con respecto a la marihuana y el hachís, las papas fritas con mayonesa y el barrio rojo, es sin duda un destino diverso, algo caro, pero muy interesante. La mayoría de los visitantes no se pierden su capital, Ámsterdam, que atractivos tiene de sobra para mantener la atención de los turistas, pero ¿qué pasa con el resto del país? Aquí les invitamos a conocer las bondades de cuatro ciudades que deberían incluir en su itinerario de viaje a Países Bajos, más tomando en cuenta que esta nación está muy bien interconectada a través del tren y de los waterbus (ferries). Entre 2,5 y 20€ aproximadamente -y según la distancia- puede costar el traslado de una ciudad a otra. Delft: Uno de los lugares más antiguos, con gran relación con la monarquía, pero sobretodo famoso por la clásica cerámica azul con blanco (Delftware), Delft es el centro neurálgico de este arte. Hay muchos locales donde comprar souvenirs de este tipo, algunos más económicos que otros. Este trabajo nació como imitación de la porcelana china que llegaba al país en el 1600. Rodeada de canales, tiene muchos edificios antiguos como una casa de piedra de estilo gótico del 1500, sus iglesias nueva y vieja (Nieuwe Kerk y Oude Kerk), el mercado, la plaza y el edificio del ayuntamiento. Para comer o tomar algo está lleno de locales -muchos de comida internacional, de diferentes países- la mayoría con mesas afuera para disfrutar el paisaje cuando no hay días fríos. Delft es un lugar con mucha vida ideal para caminar, tomar fotos y comprar hermosos souvenirs. Dordrecht: Fundada en 1008, es la ciudad más antigua del país. Si bien no muy turística, caminar por sus calles, cruzar sus puentes -en los que por lo general circula poca gente- es un deleite. Además, posee muchos museos como el de Huis Van Gijn sobre una importante familia local tradicional; el Museo de Dordrecht; 1940-1945, museo sobre la segunda guerra; entre otros. Una visita obligada es a la Grote Kerk o a la iglesia de Nuestra Señora. Un imponente edificio de estilo gótico construido entre 1284 y 1285 como católico, para convertirse en protestante en 1572. Posee una torre y campanario con hermosas vistas de la ciudad, la que solo se puede con buen estado físico. La entrada a la Grote Kerk (iglesia grande en dutch) es de 4€. Los fanáticos de las antigüedades no pueden dejar de dar un paseo por este lugar. En Dordrecht encontrarán una numerosa cantidad de locales con antigüedades de todo tipo. Las personas que coleccionan vinilos, por ejemplo, podrán comprar joyas de discos, muchos a muy buen precio. Otro imperdible es la feria que se instala en la zona central, principalmente con exquisiteces como stroopwafels, quesos y dulces. La Haya: Capital administrativa de Holanda, donde se concentra el poder legislativo y el lugar de trabajo de la monarquía Orange . El Rey Willem y la Reina Máxima pasan tiempo en el Palacio Noordeinde, que a veces se pierde entre el comercio, ya que está ubicado en una de las calles más concurridas. Los jardines del Palacio, en ciertas ocasiones, pueden ser visitados por los turistas. Otro lugar de importancia es el Palacio de La Paz, sede del derecho internacional. Una imponente edificación con un hermoso y extenso jardín, que opera desde principios del siglo XX. Dentro de las instituciones que funcionan allí está la Corte Internacional de Justicia, el Tribunal Permanente de Arbitraje y la Academia de Derecho Internacional de La Haya. El centro comercial más antiguo de Países Bajos se encuentra en Den Haag (nombre original de esta ciudad), se llama The Passage y emula las galerías italianas como Vittorio Emanuele de Milán. Ahí podrán encontrar ropa, cafés y artículos de recuerdo. Después de comprar en The Passage, pueden ir por unas exquisitas papas fritas con mayonesa a ´t Kleinste Winkeltje, un pequeño y sabroso negocio para llevar. En el sector costero, la playa de Scheveningen es un relajante lugar que no pueden dejar de disfrutar, con aires a Santa Mónica en California, posee una extensa playa, un entretenido muelle donde hay juegos, puedes comer y comprar souvenirs a buen precio, además existen numerosos restaurantes con terraza y vista al mar, y hasta playgrounds para que se entretengan los niños. Los fines de semana y festivos, esta playa puede ser muy concurrida, hay que tener paciencia para soportar los embotellamientos y los pocos estacionamientos disponibles. Rotterdam: Esta es una ciudad grande, la segunda más poblada del país. Con su preciosa arquitectura, el puerto más grande de Europa y la aún fuerte presencia del filósofo y teólogo, Erasmo, un paseo por sus calles se convierte en una interesante atracción. Si llegan en waterbus, lo primero que podrán apreciar es el imponente y moderno puente Erasmus (Erasmusbrug), que conecta el norte y sur de Róterdam (nombre en español), pasando sobre el Nieuwe Maas. Visitar el Museo Marítimo es una de las actividades primordiales para conocer la importancia de su puerto a nivel mundial y la historia naval. Es interactivo, ideal para niños. Pasear, comprar y comer platillos de distintos países en el Markthal, mercado que por fuera parece un moderno mall, es un panorama entretenido e imperdible. Y tras este, pueden dar una vuelta por la feria que se instala allí, donde encontrarás alimentos, ropa barata, útiles de aseo y más. Muy cerca del mercado, frente a la estación Rotterdam Blaak, están las célebres Casas Cubo o Kubuswoning, joya arquitectónica de los años 80, en las que efectivamente vive gente, aunque parezca increíble. Es fácil maravillarse con ese sector, tomar una buenas fotos y -como dato extra- aprovechar de comprar recuerdos en la tienda que esta en el patio interior de la edificación. Tienen mucha variedad de productos y a buen precio. A pocos metros del Markthal, si está permitido (no siempre se puede ingresar), conozcan la iglesia protestante de San Lorenzo (Grote of Sint-Laurenskerk), una de las construcciones más antiguas de la ciudad . Al frente de esta, podrán apreciar una escultura de Erasmo de Rotterdam, y a un costado un innovador monumento de este mismo personaje, hijo predilecto de la ciudad. Países Bajos es un precioso país para recorrer. Es ordenado, diverso, seguro y con muchas historias que contar. Un consejo para tener en cuenta, es que para pagar en muchos comercios aceptan sólo tarjetas de crédito. Con respecto al covid-19, el requisito de ingreso es tener esquema de vacunación al día, validado de manera internacional y llenar un breve formulario de salud. Allí ya no se utiliza mascarilla -sólo en recintos de salud- no hay aforos, sólo hay dispensadores de alcohol gel en aeropuertos, restaurantes y museos.
Países Bajos es reconocido -entre otras cosas- por sus flores, en especial por los tulipanes, que sólo se pueden apreciar desde mediados de marzo hasta fines de mayo aproximadamente. Seguramente has oído hablar de los Jardines de Keukenhof, el típico recinto turístico para conocer todas las formas y colores de este tipo tan especial de flor. Campos enormes agrupando de forma perfecta los tulipanes en la ciudad de Lisse, a medio camino entre Amsterdam y La Haya. Pero hay otro lugar, muy cerca de allí, que entrega una experiencia más genuina y por menos dinero (12,50 € con café o té incluido y 6,50 niños). Tulip Experience Amsterdam - ubicado en Noordwijkerhou- es un negocio familiar, en el que podemos apreciar un pequeño museo con la historia de estas flores, conocer las maquinarias que participan en su proceso de gestación, compartir en su pequeña cafetería que incluye un playground para niños y, por supuesto, visitar el campo donde florecen con su exquisito aroma. Ideal para un paseo familiar o en pareja, en el que no hay posibilidad de obtener una foto fea. Todo está muy bien cuidado y, como es de esperar, se insiste en que los visitantes no pisen las flores, ni las arranquen. Al final del paseo, es imperdible pasar por su tienda de souvenir, la cual muy bien atendida, ofrece una gran variedad de productos, además de bueno precios. Por si fuera poco, antes de irse, está permitido sacar 5 botones de tulipán (3 para los niños) por persona, para llevar a casa o para alegrar la estadía en el hotel, en el caso de los turistas. Las entradas pueden comprarse por internet o en el lugar.
Madame Tussauds es sello de garantía cuando se habla de exhibiciones de famosos en cera. 22 locales alrededor del mundo (Europa, Norteamérica, Asia y Oceanía) son prueba de ello, y si bien son muy similares entre sí, cada lugar le da su toque caracteristico. La 'casa matriz' de estos museos se encuentra en Londres, fundada por la mismísima artista francesa Marie Tussaud en 1835, con piezas que heredó de su mentor y propias, cuando la entrada costaba sólo 6 peniques. Madame Tussaud fue una mujer adelantada para su época, que pasó de la pobreza máxima a ser maestra de arte de la realeza francesa. Una excéntrica, cuya particular vida está plasmada en el libro “Little” escrito por Edward Carey, que recientemente llegó al país. El atractivo de estas colecciones es ver a personajes históricos, ficticios, artistas y farándula en tamaño real -algunas veces con ropa y accesorios originales- con un parecido extraordinario, hiperrealista, en un ambiente lúdico, donde toda la familia puede pasar un buen momento. La Primera sucursal En Ámsterdam, capital de Países Bajos, el museo está ubicado en pleno centro de la ciudad, en la plaza Dam para ser exactos, en un antiguo edificio. Fue inaugurado en 1970, siendo la primera sucursal de la exitosa franquicia. Si bien no es el museo más grande, hay que tener un poco de estado físico para conocerlo, pues debes subir una que otra escalera empinada. De todas formas, si tiene movilidad reducida te ofrecen usar el ascensor. Una de las cosas que más nos gustó fue que al llegar, de inmediato te hacen entrar en el juego. Ya el ascensor que te lleva al primer salón te prepara para la introducción llena de famosos y música. Eso no lo habíamos visto en otros que habíamos visitado. Luego de pasar una alfombra roja en donde te encuentras con Johnny Depp, pasas a un estrecho salón de grandes estrellas, como Robbie Williams, Robert Pattinson, Jennifer Aniston, George Clooney o el actor neerlandés de la famosa serie “Games of Thrones”, Michiel Huisman. Luego, te puedes encontrar con Fiona de Shrek o fotografiarte con los James Bond, Pierce Brosnan y Daniel Craig, al igual que puedes interactuar con las figuras de cera de los iconos del cine, Marilyn Monroe y Charlie Chaplin, pues son unas de las muchas instancias en las que puedes grabar divertidos videos con un código QR que te dan al ingresar, los que puedes rescatar en la web más tarde. En la pequeña sección de deportes -en una esquina- se encuentra el boxeador neerlandés Rico Verhoeven, la primera figura con movimiento del museo, supuestamente -y digo supuesta, porque cuando fuimos no se movió- un sensor activa la figura cuando percibe gente alrededor. Farándula nacional, pintores de distintas corrientes, DJs de música electrónica y la realeza Orange en pleno, son también parte de los atractivos de este lugar. Un extra que ofrece el edificio, es la enorme ventana circular en la que puedes ver la Dam desde arriba, imposible no detenerse a mirar y tomar una que otra foto. 22 euros cuesta la entrada por internet, ideal si deseas obtener este ticket combinado con otras atracciones puedes abaratar costos. En la puerta su valor sube a 25 euros. Bueno, chiquito y barato En el caso de Estambul, el museo se encuentra en la parte europea, en el bello distrito de Beyoğlu. Como no tiene una entrada tan llamativa -pues es parte de una galería comercial- de pronto puedes pasar de largo sin notar dónde está. El ticket de ingreso es bastante barato comparado con los otros museos de la franquicia que hemos visitado, sólo 130.50 Liras Turcas, menos de 7 mil pesos chilenos. Si nunca has visitado una de estas exposiciones, porque es muy caro, y andas por Turquía, es tu oportunidad de hacerlo a muy buen precio. En Ámsterdam, la bienvenida te la da Johnny Depp, pero en Estambul lo hace el personaje más importante del país, Mustafa Kemal Atatürk, el primer presidente de la nación. Ya más adentro, puedes ver una galería de figuras también relevantes para el país, y así conocer poco más de su historia. Los salones siguientes te llevan por personalidades variopintas locales e internacionales, de distintos rubros, desde Usain Bolt a Albert Einstein, para llegar a una educativa sección de cine turco, en el que incluso exhiben un documental. Vale la pena quedarse allí un rato. Músicos y actores turcos (ojo ahí fanáticos de las telenovelas de esos lares) y una sección final con figuras de Hollywood completan la colección, que si bien es pequeña, sigue siendo entretenida y de calidad. Si bien no es tan interactivo, te toman la clásica foto a la llegada, simulando que vas en un típico tranvía. Lo bueno, es que el precio es bastante económico para comprarla, sale unos 5 mil pesos chilenos. Además, la tienda de regalos es bastante surtida y con buenos valores. Estados Unidos: los reyes del museo de cera Estados Unidos es el país que más concentra galerías de Madame Tussauds y cada uno tiene su propia identidad. Años anteriores hemos estado en 4 de ellos, hoy sólo 3 están activos. En Nueva York está el museo de cera más grande de todos. Con una moderna y llamativa entrada en la calle 42, de sólo pasar por allí te dan ganas de ingresar. El costo es caro, U$ 39.90, pero vale la pena. La cantidad de piezas con las que puedes interactuar es enorme, puedes estar horas paseándote por los enormes salones repletos de famosos de todo tipo. Tiene también el sistema de tickets combinados con otras atracciones o la posibilidad de visitarlo si compras el New York Pass (recomendado para ahorrar dinero). Madame Tusssauds Hollywood, ubicado en pleno Hollywood Boulevard de Los Ángeles, es un imperdible para cualquier fanático del cine. Su precio es de U$29.99, y la mayoría de sus figuras son actores en sus personajes más icónicos como Marlon Brando en el “El Padrino”, Arnold Schwarzenegger como “Terminator”, Judy Garland en “El Mago de Oz” o John Travolta como Danny Zuko de Grease. También los directores de cine se destacan en esta muestra, como Steven Spielberg que está presente en varios de estos museos cerca de E.T., Quentin Tarantino dirigiendo a Uma Thurman en “Kill Bill” o Alfred Hitchcock afuera de la ducha de “Psicosis”. En el caso de Las Vegas, la exhibición no es muy grande, pero si muy divertida. Ubicada en el Hotel Venetian del Strip, su estrada es de U$36.99. Deportistas, iconos pop y personajes ligados con la ciudad como Elvis, Frank Sinatra, Hugh Hefner y Celine Dion son parte del recorrido. Uno de los extras de este lugar es la sala de realidad virtual para jugar solo, con amigos o en familia, para sentirse una celebridad. Lamentablemente, la local de Washington -debido a la pandemia- dejó de funcionar en 2021, siendo la única de la franquicia en desaparecer por esta razón. Uno de los grandes atractivos de este museo era el paseo que se daba por la historia de los EE.UU., incluyendo a todos los presidentes del país. Era mucho más político que farandulero. Singapur, Hong Kong, Sidney, Berlín, Praga, Orlando, Pekín, Tokio son algunas de los ciudades que también albergan a Madame Tussauds. Quién sabe si alguna vez Sudamérica sea sede de una de ellas. Mientras si tienes la oportunidad de visitar estos museos, de seguro pasarás un buen rato.
Países Bajos, también llamado popularmente como Holanda, es una de las naciones europeas más populares para turistear, en especial para los jóvenes. Conocido por sus tulipanes, sus libertades con respecto a la marihuana y el hachís, las papas fritas con mayonesa y el barrio rojo, es sin duda un destino diverso, algo caro, pero muy interesante. La mayoría de los visitantes no se pierden su capital, Ámsterdam, que atractivos tiene de sobra para mantener la atención de los turistas, pero ¿qué pasa con el resto del país? Aquí les invitamos a conocer las bondades de cuatro ciudades que deberían incluir en su itinerario de viaje a Países Bajos, más tomando en cuenta que esta nación está muy bien interconectada a través del tren y de los waterbus (ferries). Entre 2,5 y 20€ aproximadamente -y según la distancia- puede costar el traslado de una ciudad a otra. Delft: Uno de los lugares más antiguos, con gran relación con la monarquía, pero sobretodo famoso por la clásica cerámica azul con blanco (Delftware), Delft es el centro neurálgico de este arte. Hay muchos locales donde comprar souvenirs de este tipo, algunos más económicos que otros. Este trabajo nació como imitación de la porcelana china que llegaba al país en el 1600. Rodeada de canales, tiene muchos edificios antiguos como una casa de piedra de estilo gótico del 1500, sus iglesias nueva y vieja (Nieuwe Kerk y Oude Kerk), el mercado, la plaza y el edificio del ayuntamiento. Para comer o tomar algo está lleno de locales -muchos de comida internacional, de diferentes países- la mayoría con mesas afuera para disfrutar el paisaje cuando no hay días fríos. Delft es un lugar con mucha vida ideal para caminar, tomar fotos y comprar hermosos souvenirs. Dordrecht: Fundada en 1008, es la ciudad más antigua del país. Si bien no muy turística, caminar por sus calles, cruzar sus puentes -en los que por lo general circula poca gente- es un deleite. Además, posee muchos museos como el de Huis Van Gijn sobre una importante familia local tradicional; el Museo de Dordrecht; 1940-1945, museo sobre la segunda guerra; entre otros. Una visita obligada es a la Grote Kerk o a la iglesia de Nuestra Señora. Un imponente edificio de estilo gótico construido entre 1284 y 1285 como católico, para convertirse en protestante en 1572. Posee una torre y campanario con hermosas vistas de la ciudad, la que solo se puede con buen estado físico. La entrada a la Grote Kerk (iglesia grande en dutch) es de 4€. Los fanáticos de las antigüedades no pueden dejar de dar un paseo por este lugar. En Dordrecht encontrarán una numerosa cantidad de locales con antigüedades de todo tipo. Las personas que coleccionan vinilos, por ejemplo, podrán comprar joyas de discos, muchos a muy buen precio. Otro imperdible es la feria que se instala en la zona central, principalmente con exquisiteces como stroopwafels, quesos y dulces. La Haya: Capital administrativa de Holanda, donde se concentra el poder legislativo y el lugar de trabajo de la monarquía Orange . El Rey Willem y la Reina Máxima pasan tiempo en el Palacio Noordeinde, que a veces se pierde entre el comercio, ya que está ubicado en una de las calles más concurridas. Los jardines del Palacio, en ciertas ocasiones, pueden ser visitados por los turistas. Otro lugar de importancia es el Palacio de La Paz, sede del derecho internacional. Una imponente edificación con un hermoso y extenso jardín, que opera desde principios del siglo XX. Dentro de las instituciones que funcionan allí está la Corte Internacional de Justicia, el Tribunal Permanente de Arbitraje y la Academia de Derecho Internacional de La Haya. El centro comercial más antiguo de Países Bajos se encuentra en Den Haag (nombre original de esta ciudad), se llama The Passage y emula las galerías italianas como Vittorio Emanuele de Milán. Ahí podrán encontrar ropa, cafés y artículos de recuerdo. Después de comprar en The Passage, pueden ir por unas exquisitas papas fritas con mayonesa a ´t Kleinste Winkeltje, un pequeño y sabroso negocio para llevar. En el sector costero, la playa de Scheveningen es un relajante lugar que no pueden dejar de disfrutar, con aires a Santa Mónica en California, posee una extensa playa, un entretenido muelle donde hay juegos, puedes comer y comprar souvenirs a buen precio, además existen numerosos restaurantes con terraza y vista al mar, y hasta playgrounds para que se entretengan los niños. Los fines de semana y festivos, esta playa puede ser muy concurrida, hay que tener paciencia para soportar los embotellamientos y los pocos estacionamientos disponibles. Rotterdam: Esta es una ciudad grande, la segunda más poblada del país. Con su preciosa arquitectura, el puerto más grande de Europa y la aún fuerte presencia del filósofo y teólogo, Erasmo, un paseo por sus calles se convierte en una interesante atracción. Si llegan en waterbus, lo primero que podrán apreciar es el imponente y moderno puente Erasmus (Erasmusbrug), que conecta el norte y sur de Róterdam (nombre en español), pasando sobre el Nieuwe Maas. Visitar el Museo Marítimo es una de las actividades primordiales para conocer la importancia de su puerto a nivel mundial y la historia naval. Es interactivo, ideal para niños. Pasear, comprar y comer platillos de distintos países en el Markthal, mercado que por fuera parece un moderno mall, es un panorama entretenido e imperdible. Y tras este, pueden dar una vuelta por la feria que se instala allí, donde encontrarás alimentos, ropa barata, útiles de aseo y más. Muy cerca del mercado, frente a la estación Rotterdam Blaak, están las célebres Casas Cubo o Kubuswoning, joya arquitectónica de los años 80, en las que efectivamente vive gente, aunque parezca increíble. Es fácil maravillarse con ese sector, tomar una buenas fotos y -como dato extra- aprovechar de comprar recuerdos en la tienda que esta en el patio interior de la edificación. Tienen mucha variedad de productos y a buen precio. A pocos metros del Markthal, si está permitido (no siempre se puede ingresar), conozcan la iglesia protestante de San Lorenzo (Grote of Sint-Laurenskerk), una de las construcciones más antiguas de la ciudad . Al frente de esta, podrán apreciar una escultura de Erasmo de Rotterdam, y a un costado un innovador monumento de este mismo personaje, hijo predilecto de la ciudad. Países Bajos es un precioso país para recorrer. Es ordenado, diverso, seguro y con muchas historias que contar. Un consejo para tener en cuenta, es que para pagar en muchos comercios aceptan sólo tarjetas de crédito. Con respecto al covid-19, el requisito de ingreso es tener esquema de vacunación al día, validado de manera internacional y llenar un breve formulario de salud. Allí ya no se utiliza mascarilla -sólo en recintos de salud- no hay aforos, sólo hay dispensadores de alcohol gel en aeropuertos, restaurantes y museos.
Países Bajos es reconocido -entre otras cosas- por sus flores, en especial por los tulipanes, que sólo se pueden apreciar desde mediados de marzo hasta fines de mayo aproximadamente. Seguramente has oído hablar de los Jardines de Keukenhof, el típico recinto turístico para conocer todas las formas y colores de este tipo tan especial de flor. Campos enormes agrupando de forma perfecta los tulipanes en la ciudad de Lisse, a medio camino entre Amsterdam y La Haya. Pero hay otro lugar, muy cerca de allí, que entrega una experiencia más genuina y por menos dinero (12,50 € con café o té incluido y 6,50 niños). Tulip Experience Amsterdam - ubicado en Noordwijkerhou- es un negocio familiar, en el que podemos apreciar un pequeño museo con la historia de estas flores, conocer las maquinarias que participan en su proceso de gestación, compartir en su pequeña cafetería que incluye un playground para niños y, por supuesto, visitar el campo donde florecen con su exquisito aroma. Ideal para un paseo familiar o en pareja, en el que no hay posibilidad de obtener una foto fea. Todo está muy bien cuidado y, como es de esperar, se insiste en que los visitantes no pisen las flores, ni las arranquen. Al final del paseo, es imperdible pasar por su tienda de souvenir, la cual muy bien atendida, ofrece una gran variedad de productos, además de bueno precios. Por si fuera poco, antes de irse, está permitido sacar 5 botones de tulipán (3 para los niños) por persona, para llevar a casa o para alegrar la estadía en el hotel, en el caso de los turistas. Las entradas pueden comprarse por internet o en el lugar.