Michael Madsen, actor estadounidense de inconfundible presencia y una voz tan rasposa como sus personajes, falleció a los 67 años. Fue encontrado sin vida el lunes 1 de julio en su residencia de Malibu, California. Según su publicista Liz Rodríguez, sufrió un paro cardíaco. Dueño de una filmografía extensa y variada, Madsen será siempre recordado como Mr. Blonde, el despiadado gánster de Reservoir Dogs (1992), el primer largometraje de Quentin Tarantino, donde su interpretación de la brutal escena del corte de oreja lo elevó al panteón de los grandes villanos del cine moderno. Con Tarantino volvería a trabajar enKill Bill Vol. 1 & 2,The Hateful Eight yOnce Upon a Time in Hollywood consolidando una de las colaboraciones más icónicas del cine de autor norteamericano. Pero la carrera de Madsen no se reduce a esos títulos. Participó en más de 200 películas, muchas de ellas en el terreno del cine independiente o de culto, lo que lo convirtió en un rostro infaltable para los cinéfilos. Destacó enThelma & Louise,Donnie Brasco,Species y el clásico familiarFree Willy, donde mostró su capacidad para moverse entre géneros y registros muy diversos. Su presencia también fue habitual en thrillers de bajo presupuesto y películas de acción con sabor a videoclub noventero, donde su carisma alcanzaba para levantar cualquier historia. Para los amantes del cine más allá de los éxitos de taquilla, la filmografía de Madsen ofrece varios títulos que vale la pena redescubrir. En Kill Me Again, dirigido por John Dahl, interpreta a un criminal seductor y brutal en un neo-noir cargado de tensión, junto a Val Kilmer. En Wyatt Earp, de Lawrence Kasdan, aporta intensidad en el rol de Virgil Earp, hermano del mítico sheriff encarnado por Kevin Costner. También brilló en Mulholland Falls, policial ambientado en el Los Ángeles de los años 50, donde compartió pantalla con Nick Nolte y Jennifer Connelly. Más adelante, su participación en Hell Ride, un violento y estilizado homenaje a las películas de motociclistas producido por Tarantino, lo consolidó como figura recurrente del cine de culto contemporáneo. Estas películas muestran distintas facetas de Madsen: el matón frío, el hermano leal, el policía atormentado y el forajido crepuscular. Incluso prestó su voz al videojuego Grand Theft Auto III, consolidando su presencia en la cultura pop. Más allá de su carrera actoral, Madsen también fue poeta y fotógrafo. Publicó varios libros de poesía, donde exploraba su lado más introspectivo, vulnerable y melancólico, muy alejado de los tipos duros que solía interpretar en pantalla. Su partida deja un vacío en el cine de carácter, ese que se construye con rostros curtidos, miradas intensas y una dosis de peligro impredecible. Michael Madsen no fue una estrella convencional, pero fue mucho más: un símbolo de cierto cine perdido, imperfecto y valiente, al que él pertenecía con orgullo.
El actor estadounidense Richard Chamberlain falleció este sábado a los 90 años en Hawái debido a complicaciones derivadas de un derrame cerebral. Conocido por su carisma y versatilidad, Chamberlain se convirtió en un ícono de la televisión y el cine a lo largo de más de seis décadas de carrera. A raíz de su muerte, Martin Rabbett, compañero sentimental de Chamberlain durante muchos años, ha compartido un comunicado:Nuestro amado Richard ya está con los ángeles. Ahora es libre y se va con sus seres queridos. Qué afortunados fuimos de haber conocido a un alma tan maravillosa y amorosa. El amor nunca muere. Y nuestro amor está bajo sus alas, impulsándolo hacia su próxima gran aventura. Nacido el 31 de marzo de 1934 en Beverly Hills, California, Chamberlain descubrió su pasión por la actuación mientras estudiaba en el Pomona College. Su gran salto a la fama llegó en 1961 con Dr. Kildare , serie médica en la que interpretó al Dr. James Kildare y que lo convirtió en un fenómeno juvenil. Su actuación le valió un Globo de Oro y lo posicionó como uno de los actores más queridos de la época. En los años 70 y 80, consolidó su éxito con destacadas miniseries. En Shōgun (1980) dio vida a John Blackthorne, un marinero inglés atrapado en el Japón feudal, mientras que en El pájaro canta hasta morir (1983) interpretó al atormentado sacerdote Ralph de Bricassart, un papel que le valió otro Globo de Oro. También protagonizó adaptaciones de clásicos literarios como El conde de Montecristo (1975) y El hombre de la máscara de hierro (1977). Una carrera más allá de la televisión Si bien su nombre se asocia principalmente con la televisión, Chamberlain también tuvo una importante trayectoria en el cine y el teatro. Participó en superproducciones como Infierno en la torre (1974), junto a Steve McQueen, Faye Dunaway y Paul Newman; así como en Los tres mosqueteros (1973), además de protagonizar la inquietante La última ola (1977) de Peter Weir, un thriller sobrenatural que exploraba la conexión entre los sueños y la cultura aborigen australiana. En la década de 1980, el histrión interpretó en varias ocasiones al aventurero Allan Quatermain en Las minas del rey Salomón (1985) y su secuela Allan Quatermain y la ciudad del oro perdido (1986). Estas películas, inspiradas en el personaje de H. Rider Haggard, fueron una respuesta al éxito de Indiana Jones, con Chamberlain en el rol de un héroe intrépido y carismático. En el teatro, interpretó roles en obras clásicas como Hamlet y Mi bella dama, demostrando su talento en el escenario. Un legado que trasciende la pantalla En 2003, el actor publicó su autobiografía Shattered Love, donde reveló su homosexualidad. Su historia personal y profesional dejó una huella imborrable en el mundo del entretenimiento. Richard Chamberlain será recordado como un actor talentoso y versátil, cuyo legado sigue vivo en la memoria de quienes disfrutaron de sus inolvidables interpretaciones en cine, teatro y televisión.
El director de cine David Lynch, responsable de clásicos como “Blue Velvet”, “Mulholland Drive”, la serie “Twin Peaks” o “El Hombre Elefante”, falleció este jueves a los 78 años, según informó su familia en un breve comunicado. “Con profundo pesar, nosotros, su familia, anunciamos el fallecimiento del hombre y artista, David Lynch. Agradeceríamos algo de privacidad en este momento”, señalaron sus cercanos en un texto publicado en la página oficial del cineasta en Facebook. El comunicado concluye con la frase “Hay un agujero en el mundo ahora que ya no está con nosotros. Pero, como él diría, ‘mantén tu ojo en la rosquilla y no en el agujero’. Es un día hermoso con sol dorado y cielos azules”. En agosto pasado, Lynch dio a conocer en una entrevista con la revista Sight & Sound, que padecía un enfisema pulmonar que le impedía salir de su casa. De hecho, consideraba poco probable volver a dirigir. Pero, David Lynch no solo dirigió películas, creó universos. Su partida dejará un vacío imposible de llenar, pero su legado cinematográfico permanecerá como una guía para quienes buscan experimentar el arte desde lo más profundo de la mente humana. Con una carrera que abarca màs de cuatro décadas, Lynch transformó el cine con su estilo surrealista ( “Lynchiano” dirían algunos), su enfoque atmosférico y su habilidad para explorar lo desconocido. Entre sus filmes más icónicos se encuentra “Eraserhead” (1977), su ópera prima, que además es una pesadilla en celuloide que redefinió el cine experimental; “El Hombre Elefante” (1980), un emotivo relato sobre la dignidad humana que le valió ocho nominaciones al Oscar; la obra maestra “Terciopelo Azul” (1986) que revela los horrores latentes bajo la fachada de un pueblo idílico, con la aterradora interpretación de Dennis Hopper; y por supuesto, la serie “Twin Peaks” con la que redefinió la televisión y convirtió el nombre David Lynch en un ícono de la cultura pop, así como “Mulholland Drive”, quizás la mejor película del Siglo XXI. Por supuesto, su carrera incluye otros trabajos notables como la primera versión de “Dune” (aunque odiada por muchos), las enigmáticas “Carretera Perdida” e “Inland Empire”, la rabiosa “Corazón Salvaje” (por la que recibió la Palma de Oro en el Festival de Cannes) y “Una Historia Verdadera”, quizás la película más hermosa de su filmografía. Cabe mencionar también su relación con el compositor Angelo Badalamenti, con quien trabajó en varias oportunidades, y que con su música elevó las emociones de sus obras a un nivel casi espiritual. Eso sí, David Lynch no se limitó al séptimo arte, fue primero pintor, luego músico, actor y defensor de la meditación, la cual consideraba clave para su proceso creativo. Si bien su cine no ofrecía respuestas fáciles, sus obras siempre invitan a reflexionar sobre el miedo, la belleza y el misterio de la vida. De hecho, su estilo único ha influenciado a generaciones de cineastas, como Christopher Nolan, Denis Villeneuve y Ari Aster. Hoy despedimos a un genio que nos enseño a abrazar lo extraño y a mirar más allá. Sus palabras sin duda resuenan hoy más que nunca: “La vida es extraña, pero también es hermosa”.
Michael Madsen, actor estadounidense de inconfundible presencia y una voz tan rasposa como sus personajes, falleció a los 67 años. Fue encontrado sin vida el lunes 1 de julio en su residencia de Malibu, California. Según su publicista Liz Rodríguez, sufrió un paro cardíaco. Dueño de una filmografía extensa y variada, Madsen será siempre recordado como Mr. Blonde, el despiadado gánster de Reservoir Dogs (1992), el primer largometraje de Quentin Tarantino, donde su interpretación de la brutal escena del corte de oreja lo elevó al panteón de los grandes villanos del cine moderno. Con Tarantino volvería a trabajar enKill Bill Vol. 1 & 2,The Hateful Eight yOnce Upon a Time in Hollywood consolidando una de las colaboraciones más icónicas del cine de autor norteamericano. Pero la carrera de Madsen no se reduce a esos títulos. Participó en más de 200 películas, muchas de ellas en el terreno del cine independiente o de culto, lo que lo convirtió en un rostro infaltable para los cinéfilos. Destacó enThelma & Louise,Donnie Brasco,Species y el clásico familiarFree Willy, donde mostró su capacidad para moverse entre géneros y registros muy diversos. Su presencia también fue habitual en thrillers de bajo presupuesto y películas de acción con sabor a videoclub noventero, donde su carisma alcanzaba para levantar cualquier historia. Para los amantes del cine más allá de los éxitos de taquilla, la filmografía de Madsen ofrece varios títulos que vale la pena redescubrir. En Kill Me Again, dirigido por John Dahl, interpreta a un criminal seductor y brutal en un neo-noir cargado de tensión, junto a Val Kilmer. En Wyatt Earp, de Lawrence Kasdan, aporta intensidad en el rol de Virgil Earp, hermano del mítico sheriff encarnado por Kevin Costner. También brilló en Mulholland Falls, policial ambientado en el Los Ángeles de los años 50, donde compartió pantalla con Nick Nolte y Jennifer Connelly. Más adelante, su participación en Hell Ride, un violento y estilizado homenaje a las películas de motociclistas producido por Tarantino, lo consolidó como figura recurrente del cine de culto contemporáneo. Estas películas muestran distintas facetas de Madsen: el matón frío, el hermano leal, el policía atormentado y el forajido crepuscular. Incluso prestó su voz al videojuego Grand Theft Auto III, consolidando su presencia en la cultura pop. Más allá de su carrera actoral, Madsen también fue poeta y fotógrafo. Publicó varios libros de poesía, donde exploraba su lado más introspectivo, vulnerable y melancólico, muy alejado de los tipos duros que solía interpretar en pantalla. Su partida deja un vacío en el cine de carácter, ese que se construye con rostros curtidos, miradas intensas y una dosis de peligro impredecible. Michael Madsen no fue una estrella convencional, pero fue mucho más: un símbolo de cierto cine perdido, imperfecto y valiente, al que él pertenecía con orgullo.
El actor estadounidense Richard Chamberlain falleció este sábado a los 90 años en Hawái debido a complicaciones derivadas de un derrame cerebral. Conocido por su carisma y versatilidad, Chamberlain se convirtió en un ícono de la televisión y el cine a lo largo de más de seis décadas de carrera. A raíz de su muerte, Martin Rabbett, compañero sentimental de Chamberlain durante muchos años, ha compartido un comunicado:Nuestro amado Richard ya está con los ángeles. Ahora es libre y se va con sus seres queridos. Qué afortunados fuimos de haber conocido a un alma tan maravillosa y amorosa. El amor nunca muere. Y nuestro amor está bajo sus alas, impulsándolo hacia su próxima gran aventura. Nacido el 31 de marzo de 1934 en Beverly Hills, California, Chamberlain descubrió su pasión por la actuación mientras estudiaba en el Pomona College. Su gran salto a la fama llegó en 1961 con Dr. Kildare , serie médica en la que interpretó al Dr. James Kildare y que lo convirtió en un fenómeno juvenil. Su actuación le valió un Globo de Oro y lo posicionó como uno de los actores más queridos de la época. En los años 70 y 80, consolidó su éxito con destacadas miniseries. En Shōgun (1980) dio vida a John Blackthorne, un marinero inglés atrapado en el Japón feudal, mientras que en El pájaro canta hasta morir (1983) interpretó al atormentado sacerdote Ralph de Bricassart, un papel que le valió otro Globo de Oro. También protagonizó adaptaciones de clásicos literarios como El conde de Montecristo (1975) y El hombre de la máscara de hierro (1977). Una carrera más allá de la televisión Si bien su nombre se asocia principalmente con la televisión, Chamberlain también tuvo una importante trayectoria en el cine y el teatro. Participó en superproducciones como Infierno en la torre (1974), junto a Steve McQueen, Faye Dunaway y Paul Newman; así como en Los tres mosqueteros (1973), además de protagonizar la inquietante La última ola (1977) de Peter Weir, un thriller sobrenatural que exploraba la conexión entre los sueños y la cultura aborigen australiana. En la década de 1980, el histrión interpretó en varias ocasiones al aventurero Allan Quatermain en Las minas del rey Salomón (1985) y su secuela Allan Quatermain y la ciudad del oro perdido (1986). Estas películas, inspiradas en el personaje de H. Rider Haggard, fueron una respuesta al éxito de Indiana Jones, con Chamberlain en el rol de un héroe intrépido y carismático. En el teatro, interpretó roles en obras clásicas como Hamlet y Mi bella dama, demostrando su talento en el escenario. Un legado que trasciende la pantalla En 2003, el actor publicó su autobiografía Shattered Love, donde reveló su homosexualidad. Su historia personal y profesional dejó una huella imborrable en el mundo del entretenimiento. Richard Chamberlain será recordado como un actor talentoso y versátil, cuyo legado sigue vivo en la memoria de quienes disfrutaron de sus inolvidables interpretaciones en cine, teatro y televisión.
El director de cine David Lynch, responsable de clásicos como “Blue Velvet”, “Mulholland Drive”, la serie “Twin Peaks” o “El Hombre Elefante”, falleció este jueves a los 78 años, según informó su familia en un breve comunicado. “Con profundo pesar, nosotros, su familia, anunciamos el fallecimiento del hombre y artista, David Lynch. Agradeceríamos algo de privacidad en este momento”, señalaron sus cercanos en un texto publicado en la página oficial del cineasta en Facebook. El comunicado concluye con la frase “Hay un agujero en el mundo ahora que ya no está con nosotros. Pero, como él diría, ‘mantén tu ojo en la rosquilla y no en el agujero’. Es un día hermoso con sol dorado y cielos azules”. En agosto pasado, Lynch dio a conocer en una entrevista con la revista Sight & Sound, que padecía un enfisema pulmonar que le impedía salir de su casa. De hecho, consideraba poco probable volver a dirigir. Pero, David Lynch no solo dirigió películas, creó universos. Su partida dejará un vacío imposible de llenar, pero su legado cinematográfico permanecerá como una guía para quienes buscan experimentar el arte desde lo más profundo de la mente humana. Con una carrera que abarca màs de cuatro décadas, Lynch transformó el cine con su estilo surrealista ( “Lynchiano” dirían algunos), su enfoque atmosférico y su habilidad para explorar lo desconocido. Entre sus filmes más icónicos se encuentra “Eraserhead” (1977), su ópera prima, que además es una pesadilla en celuloide que redefinió el cine experimental; “El Hombre Elefante” (1980), un emotivo relato sobre la dignidad humana que le valió ocho nominaciones al Oscar; la obra maestra “Terciopelo Azul” (1986) que revela los horrores latentes bajo la fachada de un pueblo idílico, con la aterradora interpretación de Dennis Hopper; y por supuesto, la serie “Twin Peaks” con la que redefinió la televisión y convirtió el nombre David Lynch en un ícono de la cultura pop, así como “Mulholland Drive”, quizás la mejor película del Siglo XXI. Por supuesto, su carrera incluye otros trabajos notables como la primera versión de “Dune” (aunque odiada por muchos), las enigmáticas “Carretera Perdida” e “Inland Empire”, la rabiosa “Corazón Salvaje” (por la que recibió la Palma de Oro en el Festival de Cannes) y “Una Historia Verdadera”, quizás la película más hermosa de su filmografía. Cabe mencionar también su relación con el compositor Angelo Badalamenti, con quien trabajó en varias oportunidades, y que con su música elevó las emociones de sus obras a un nivel casi espiritual. Eso sí, David Lynch no se limitó al séptimo arte, fue primero pintor, luego músico, actor y defensor de la meditación, la cual consideraba clave para su proceso creativo. Si bien su cine no ofrecía respuestas fáciles, sus obras siempre invitan a reflexionar sobre el miedo, la belleza y el misterio de la vida. De hecho, su estilo único ha influenciado a generaciones de cineastas, como Christopher Nolan, Denis Villeneuve y Ari Aster. Hoy despedimos a un genio que nos enseño a abrazar lo extraño y a mirar más allá. Sus palabras sin duda resuenan hoy más que nunca: “La vida es extraña, pero también es hermosa”.