El acto de escribir una carta, para muchas personas, pertenece ya al terreno de la nostalgia. Pero para mujeres privadas de libertad, esa práctica sobrevive como una forma vital de comunicación, expresión y resistencia. Bajo esa premisa nace Proyecto Cartas Valparaíso, una iniciativa impulsada por el Centro Cultural Letras Públicas que busca tender puentes entre mujeres encarceladas y personas del mundo exterior. A través de la escritura epistolar, el proyecto promueve el diálogo y la empatía, rompiendo los estigmas que rodean a la vida tras las rejas. La idea no es nueva, pero cobra fuerza y sentido bajo la mirada de su directora, Paulina Vergara, guionista, educadora y magíster en Edición, quien lleva más de una década explorando la potencia transformadora de las cartas en contextos de encierro. “Una de sus características más importantes es que la carta se construye sobre la ausencia. La cárcel está llena de ausencias: de hijos, de madres, de amistades, de amores. Y aunque se suele decir que hay celulares en la cárcel, la carta es otra cosa. Acompaña. Permanece”, comenta Paulina. En el Centro Penitenciario Femenino de Santiago, Vergara comenzó a desarrollar una didáctica de lectura y escritura pensada especialmente para contextos penitenciarios. Allí impulsó iniciativas como el Proyecto Cartas durante la pandemia, que facilitó intercambios de misivas entre mujeres reclusas y personas del mundo civil. De esa experiencia surgió el libro Querida tú: correspondencia de mujeres prisioneras, adquirido por el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas. Más adelante vendrían nuevas etapas: talleres entre adultos mayores privados de libertad y mujeres reclusas, nuevas versiones del proyecto en distintas cárceles, y ahora su expansión en Valparaíso. Cada fase reafirma la idea central de Vergara: la carta como una forma de contacto humano profundo, y también como un acto político y literario. “El camino ha sido largo —explica—, pero hemos logrado establecer un puente entre quienes están dentro y quienes están fuera. Buscamos que las cartas no solo vayan a personas queridas, sino también a desconocidos, para abrir puertas hacia otros mundos posibles”. El proyecto sigue creciendo, recientemente tuvieron actividades en la Furia del Libro, donde se entregó asesoría en la escritura de misivas. Los participantes pudieron crear sus cartas con diferentes tipos de papeles, colores, sellos e -incluso- perfumes. También se realizó un conversatorio sobre la importancia de la escritura. “Depende mucho de a quién van dirigidas. Si son para los hijos, hay mucho amor, sueños de futuro, dibujos. Aunque estén en la cárcel, las mujeres siguen ejerciendo la maternidad. Si la carta es para un desconocido, la escritura tiene más libertad: se escribe sin expectativas ajenas. La otra persona solo espera tus palabras, tus historias,” señala Paulina. En Palco conversó con Paulina Vergara para saber más sobre este interesante proyecto. Revisa la entrevista a continuación.
El 30 de abril de 1915 se creó el primer Museo Naval en la Armada de Chile. El museo pasó, desde entonces, por varias dependencias para recalar, finalmente, en el antiguo edificio que albergó a la Escuela Naval, en el año 1988. La también conocida como “Blanca Casona” es un edificio de fines del siglo XIX ubicado en el Cerro Artillería, Valparaíso, que es considerado Monumento Histórico desde el año 2012, lo cual ya es motivo para ser visitado. Pero el Museo Marítimo Nacional ofrece, por cierto, mucho más: 17 salas de exhibición y casi 5.000 objetos que dan cuenta no sólo de la historia naval y marítima de Chile, sino también de la importancia del presente y la necesaria mirada hacia el futuro de un país con proyección hacia el mar. Una parte importante del lugar nos lleva navegando por la historia naval desde la época de la Independencia de Chile hasta el último conflicto bélico que enfrentó nuestro país, la Guerra del Pacífico. Acciones y personajes son representados en pinturas, objetos personales, armas, maquetas de buques, destacando, sin duda, la sala Prat, dedicada el héroe máximo nacional, Arturo Prat Chacón. Su sala está llena de imágenes y objetos que nos pasean por lo que fue su vida y su legado, el que marcó la identidad de la Armada de Chile y de un país entero que lo recuerda cada 21 de mayo. Además, el museo cuenta con exposiciones temporales sobre temas relacionados al ámbito actual marítimo, y salas permanentes con temáticas tan relevantes para el país como el de su territorio antártico, entre otros. En esta entretenida y educativa visita, ¿qué nos encontramos? Con un museo moderno, didáctico, que no solo conserva de buena manera parte de nuestro patrimonio material, sino que la expone con un sentido pedagógico. Es por ello, que creemos que visitar este museo no sólo es recomendable para aquellos que están turisteando por la ciudad puerto, sino casi un imperativo para colegios e instituciones educativas en general. Además, cuenta con salas con código QR para audioguías y explicaciones para lectura braille. En el ámbito de la inclusión, también destacamos la existencia de copias hechas con impresoras 3D de algunos de los objetos expuestos, con el fin de que las personas ciegas puedan conocer lo expuesto. El museo se encuentra en el tradicional Paseo 21 de Mayo #45, del Cerro Artillería. Está abierto todos los días de 10:00 a 17:30 horas. El equipo de En Palco tuvo la fortuna de hacer esta visita acompañados por el ex conservador del museo y destacado profesor de historia, Francisco Astudillo, quién nos guio y enseñó cada rincón de las diversas colecciones. Te invitamos a ver este verdadero paseo por la historia naval de Chile de la mano de los conocimientos del profesor, en el siguiente video.
El litoral de la Región de Valparaíso no solo nos entrega pintorescos paisajes, bellas postales y playas concurridas. La “Costa”, como suelen decir los santiaguinos, por su natural atractivo turístico, cuenta con una oferta gastronómica importante, apta para todos los gustos. Por supuesto el rubro de las sandwicherías no es la excepción; las hay con los sándwiches tradicionales como también aquellos inspirados en preparaciones de otros puntos del globo. En síntesis, tanto los habitantes de ciudades como Viña del Mar, Valparaíso y Concón, como sus visitantes, no pueden quejarse a la hora de optar por un “sanguchito” que sacie el hambre. A continuación, te contamos nuestra experiencia en algunos de estos locales de comida; puede ser que, si andas por estas ciudades, te tientes… El primer local es el take away de Club Gordos (Quinta 323, local 5, Viña del Mar). Si bien se centra en comida para llevar, cuenta con algunas mesas afuera, donde puedes disfrutar de sus exquisitas hamburguesas. Se especializan en las smash, con propuestas originales y bien pensadas. En nuestro caso, probamos la Supreme Bite, una exquisita smash con blend de la casa, cheddar chipotle, mermelada de tocino, kimchi jengibre, todo dentro de un pan de papa. Además de lo rico del sándwich, se destacan también sus papas trufadas. Cuentan con locales en Valparaíso, Quilpué, Reñaca y Providencia. Si bien, Niemma Pizza (1 Norte 621, Viña del Mar) es una pizzería, especializada en la pizza napolitana y en pastas con salsas típicas italianas, dentro de su carta ofrece el Panuozzo. Este sándwich típico de la ciudad italiana de Gragnano, ubicada en la región de Campania, se caracteriza por utilizar la masa de la pizza napolitana. Y en esto Niemma es especialista. Cuenta con 2 opciones: el Basilico y el Romani, todos preparados con ingredientes de primer nivel, entre los cuales destaca, según mi opinión, el pesto de albahaca en el Basilico. Única sede. Mr. Wo (Álvarez 610, local 3, Viña del Mar). Esta sanguchería podría catalogarse entre las tradicionales, puesto que ofrece completos, as, sándwiches de churrasco, lomito, mechada, ave, etc. Pero, para ser justos, va unos buenos pasos más allá. Además de la tradición, ofrece una serie de sándwich más innovadores. Recomiendo aquellos llamados como el local, Mr. Wo, en versiones de mechada y completo, en donde destaca el uso de ingredientes como el tocino y el queso mantecoso (de buena calidad). Además, cuenta con una amplia gama de sanguches veganos. Tiene otro local en la zona de Chorrillos, en Viña del Mar. Nostra Sandwichería (Av. Concón Reñaca 47, local 1, Concón) es un local clásico para llevar -aunque tiene unas pocas mesas en su patio- en la clásica avenida conconina que, hoy por hoy, posee una inmensa oferta gastronómica. Cuenta con los típicos sándwiches, pero con un buen tamaño, buena calidad de los productos utilizados, y con un detalle que le da un toque especial: puedes pedir tu sanguchito con mayonesa de ajo. Otra consideración simple, pero que también saca de la “normalidad” a este local, es la inclusión en su menú del clásico choripán sureño, el cual puedes pedir con pebre o mayonesa; excelente opción para revivir el 18 en cualquier día del año. Pits Burger (Av. Barros Borgoño 792, Concón) está ambientada en un pit de Fórmula Uno, esta hamburguesería temática tiene una carta amplia del tradicional sándwich. Con nombres de reconocidos pilotos y referencias automovilísticas, Pits Burger destaca por la calidad y sabor de lo que ofrece. Si bien no te atienden en 40 segundos como en una carrera, cualquier espera vale la pena para probar sus muy ricas smash Burger. Existe la opción de pedir cada sándwich en versión simple, doble o triple hamburguesa. La Joya (Eusebio Lillo 200, Valparaíso) es un inmenso local, ubicado en las barbas del cerro Barón, y es más que una sanguchería. En el se expenden tragos, almuerzos, todo en un bonito ambiente, con un mobiliario que busca emular los mejores tiempos del Valparaíso de antaño. Una carta de sándwiches muy bien pensada y creativa, con nombres que hacen referencia al puerto principal, y elaborada con ingredientes de muy buen nivel. En nuestro caso fuimos por la buena fama de sus burgers, las cuales, si bien no eran malas, no nos impresionaron para nada, no destacaron. En una segunda ronda, nos fuimos por los sándwiches de lomito con 3 quesos (el Lucho Barrios) y el de filete de salmón (el Sin Vergüenza), y a decir verdad, nos encantaron. En especial el Lucho Barrios, que, en lo personal, es uno de los mejores sándwiches que haya probado alguna vez. No por nada es considerado uno de los lugares top para comer en la Joya del Pacífico. Si quieres ver con tus propios ojos estos exquisitos sándwiches, te invitamos a ver nuestro review audiovisual en el siguiente capítulo de En Palco Condimenta.
El acto de escribir una carta, para muchas personas, pertenece ya al terreno de la nostalgia. Pero para mujeres privadas de libertad, esa práctica sobrevive como una forma vital de comunicación, expresión y resistencia. Bajo esa premisa nace Proyecto Cartas Valparaíso, una iniciativa impulsada por el Centro Cultural Letras Públicas que busca tender puentes entre mujeres encarceladas y personas del mundo exterior. A través de la escritura epistolar, el proyecto promueve el diálogo y la empatía, rompiendo los estigmas que rodean a la vida tras las rejas. La idea no es nueva, pero cobra fuerza y sentido bajo la mirada de su directora, Paulina Vergara, guionista, educadora y magíster en Edición, quien lleva más de una década explorando la potencia transformadora de las cartas en contextos de encierro. “Una de sus características más importantes es que la carta se construye sobre la ausencia. La cárcel está llena de ausencias: de hijos, de madres, de amistades, de amores. Y aunque se suele decir que hay celulares en la cárcel, la carta es otra cosa. Acompaña. Permanece”, comenta Paulina. En el Centro Penitenciario Femenino de Santiago, Vergara comenzó a desarrollar una didáctica de lectura y escritura pensada especialmente para contextos penitenciarios. Allí impulsó iniciativas como el Proyecto Cartas durante la pandemia, que facilitó intercambios de misivas entre mujeres reclusas y personas del mundo civil. De esa experiencia surgió el libro Querida tú: correspondencia de mujeres prisioneras, adquirido por el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas. Más adelante vendrían nuevas etapas: talleres entre adultos mayores privados de libertad y mujeres reclusas, nuevas versiones del proyecto en distintas cárceles, y ahora su expansión en Valparaíso. Cada fase reafirma la idea central de Vergara: la carta como una forma de contacto humano profundo, y también como un acto político y literario. “El camino ha sido largo —explica—, pero hemos logrado establecer un puente entre quienes están dentro y quienes están fuera. Buscamos que las cartas no solo vayan a personas queridas, sino también a desconocidos, para abrir puertas hacia otros mundos posibles”. El proyecto sigue creciendo, recientemente tuvieron actividades en la Furia del Libro, donde se entregó asesoría en la escritura de misivas. Los participantes pudieron crear sus cartas con diferentes tipos de papeles, colores, sellos e -incluso- perfumes. También se realizó un conversatorio sobre la importancia de la escritura. “Depende mucho de a quién van dirigidas. Si son para los hijos, hay mucho amor, sueños de futuro, dibujos. Aunque estén en la cárcel, las mujeres siguen ejerciendo la maternidad. Si la carta es para un desconocido, la escritura tiene más libertad: se escribe sin expectativas ajenas. La otra persona solo espera tus palabras, tus historias,” señala Paulina. En Palco conversó con Paulina Vergara para saber más sobre este interesante proyecto. Revisa la entrevista a continuación.
El 30 de abril de 1915 se creó el primer Museo Naval en la Armada de Chile. El museo pasó, desde entonces, por varias dependencias para recalar, finalmente, en el antiguo edificio que albergó a la Escuela Naval, en el año 1988. La también conocida como “Blanca Casona” es un edificio de fines del siglo XIX ubicado en el Cerro Artillería, Valparaíso, que es considerado Monumento Histórico desde el año 2012, lo cual ya es motivo para ser visitado. Pero el Museo Marítimo Nacional ofrece, por cierto, mucho más: 17 salas de exhibición y casi 5.000 objetos que dan cuenta no sólo de la historia naval y marítima de Chile, sino también de la importancia del presente y la necesaria mirada hacia el futuro de un país con proyección hacia el mar. Una parte importante del lugar nos lleva navegando por la historia naval desde la época de la Independencia de Chile hasta el último conflicto bélico que enfrentó nuestro país, la Guerra del Pacífico. Acciones y personajes son representados en pinturas, objetos personales, armas, maquetas de buques, destacando, sin duda, la sala Prat, dedicada el héroe máximo nacional, Arturo Prat Chacón. Su sala está llena de imágenes y objetos que nos pasean por lo que fue su vida y su legado, el que marcó la identidad de la Armada de Chile y de un país entero que lo recuerda cada 21 de mayo. Además, el museo cuenta con exposiciones temporales sobre temas relacionados al ámbito actual marítimo, y salas permanentes con temáticas tan relevantes para el país como el de su territorio antártico, entre otros. En esta entretenida y educativa visita, ¿qué nos encontramos? Con un museo moderno, didáctico, que no solo conserva de buena manera parte de nuestro patrimonio material, sino que la expone con un sentido pedagógico. Es por ello, que creemos que visitar este museo no sólo es recomendable para aquellos que están turisteando por la ciudad puerto, sino casi un imperativo para colegios e instituciones educativas en general. Además, cuenta con salas con código QR para audioguías y explicaciones para lectura braille. En el ámbito de la inclusión, también destacamos la existencia de copias hechas con impresoras 3D de algunos de los objetos expuestos, con el fin de que las personas ciegas puedan conocer lo expuesto. El museo se encuentra en el tradicional Paseo 21 de Mayo #45, del Cerro Artillería. Está abierto todos los días de 10:00 a 17:30 horas. El equipo de En Palco tuvo la fortuna de hacer esta visita acompañados por el ex conservador del museo y destacado profesor de historia, Francisco Astudillo, quién nos guio y enseñó cada rincón de las diversas colecciones. Te invitamos a ver este verdadero paseo por la historia naval de Chile de la mano de los conocimientos del profesor, en el siguiente video.
El litoral de la Región de Valparaíso no solo nos entrega pintorescos paisajes, bellas postales y playas concurridas. La “Costa”, como suelen decir los santiaguinos, por su natural atractivo turístico, cuenta con una oferta gastronómica importante, apta para todos los gustos. Por supuesto el rubro de las sandwicherías no es la excepción; las hay con los sándwiches tradicionales como también aquellos inspirados en preparaciones de otros puntos del globo. En síntesis, tanto los habitantes de ciudades como Viña del Mar, Valparaíso y Concón, como sus visitantes, no pueden quejarse a la hora de optar por un “sanguchito” que sacie el hambre. A continuación, te contamos nuestra experiencia en algunos de estos locales de comida; puede ser que, si andas por estas ciudades, te tientes… El primer local es el take away de Club Gordos (Quinta 323, local 5, Viña del Mar). Si bien se centra en comida para llevar, cuenta con algunas mesas afuera, donde puedes disfrutar de sus exquisitas hamburguesas. Se especializan en las smash, con propuestas originales y bien pensadas. En nuestro caso, probamos la Supreme Bite, una exquisita smash con blend de la casa, cheddar chipotle, mermelada de tocino, kimchi jengibre, todo dentro de un pan de papa. Además de lo rico del sándwich, se destacan también sus papas trufadas. Cuentan con locales en Valparaíso, Quilpué, Reñaca y Providencia. Si bien, Niemma Pizza (1 Norte 621, Viña del Mar) es una pizzería, especializada en la pizza napolitana y en pastas con salsas típicas italianas, dentro de su carta ofrece el Panuozzo. Este sándwich típico de la ciudad italiana de Gragnano, ubicada en la región de Campania, se caracteriza por utilizar la masa de la pizza napolitana. Y en esto Niemma es especialista. Cuenta con 2 opciones: el Basilico y el Romani, todos preparados con ingredientes de primer nivel, entre los cuales destaca, según mi opinión, el pesto de albahaca en el Basilico. Única sede. Mr. Wo (Álvarez 610, local 3, Viña del Mar). Esta sanguchería podría catalogarse entre las tradicionales, puesto que ofrece completos, as, sándwiches de churrasco, lomito, mechada, ave, etc. Pero, para ser justos, va unos buenos pasos más allá. Además de la tradición, ofrece una serie de sándwich más innovadores. Recomiendo aquellos llamados como el local, Mr. Wo, en versiones de mechada y completo, en donde destaca el uso de ingredientes como el tocino y el queso mantecoso (de buena calidad). Además, cuenta con una amplia gama de sanguches veganos. Tiene otro local en la zona de Chorrillos, en Viña del Mar. Nostra Sandwichería (Av. Concón Reñaca 47, local 1, Concón) es un local clásico para llevar -aunque tiene unas pocas mesas en su patio- en la clásica avenida conconina que, hoy por hoy, posee una inmensa oferta gastronómica. Cuenta con los típicos sándwiches, pero con un buen tamaño, buena calidad de los productos utilizados, y con un detalle que le da un toque especial: puedes pedir tu sanguchito con mayonesa de ajo. Otra consideración simple, pero que también saca de la “normalidad” a este local, es la inclusión en su menú del clásico choripán sureño, el cual puedes pedir con pebre o mayonesa; excelente opción para revivir el 18 en cualquier día del año. Pits Burger (Av. Barros Borgoño 792, Concón) está ambientada en un pit de Fórmula Uno, esta hamburguesería temática tiene una carta amplia del tradicional sándwich. Con nombres de reconocidos pilotos y referencias automovilísticas, Pits Burger destaca por la calidad y sabor de lo que ofrece. Si bien no te atienden en 40 segundos como en una carrera, cualquier espera vale la pena para probar sus muy ricas smash Burger. Existe la opción de pedir cada sándwich en versión simple, doble o triple hamburguesa. La Joya (Eusebio Lillo 200, Valparaíso) es un inmenso local, ubicado en las barbas del cerro Barón, y es más que una sanguchería. En el se expenden tragos, almuerzos, todo en un bonito ambiente, con un mobiliario que busca emular los mejores tiempos del Valparaíso de antaño. Una carta de sándwiches muy bien pensada y creativa, con nombres que hacen referencia al puerto principal, y elaborada con ingredientes de muy buen nivel. En nuestro caso fuimos por la buena fama de sus burgers, las cuales, si bien no eran malas, no nos impresionaron para nada, no destacaron. En una segunda ronda, nos fuimos por los sándwiches de lomito con 3 quesos (el Lucho Barrios) y el de filete de salmón (el Sin Vergüenza), y a decir verdad, nos encantaron. En especial el Lucho Barrios, que, en lo personal, es uno de los mejores sándwiches que haya probado alguna vez. No por nada es considerado uno de los lugares top para comer en la Joya del Pacífico. Si quieres ver con tus propios ojos estos exquisitos sándwiches, te invitamos a ver nuestro review audiovisual en el siguiente capítulo de En Palco Condimenta.