Entrar en una cafetería y sentir el aroma a café y a las medialunas recién horneadas es el mejor perfume para arrancar el día. En Argentina y sobre todo en la provincia de Buenos Aires, ese olorcito es muy común, ya que para los argentinos este es el desayuno de todos los días. En ésta ocasión, estuve en la localidad de Ingeniero Maschwitz, más exactamente en la calle Mendoza. Maschwitz se encuentra a 48 km de la Ciudad autónoma de Buenos Aires, una zona donde se encuentran una gran variedad de lugares para disfrutar de una rica gastronomía, paseos de compras, ferias de artesanos, shows en vivo y mucho más. El lugar elegido para tomar este rico y tradicional desayuno es la Cafetería Pausa, este local cuenta con una gran variedad de cafés y medialunas, tortas y demás exquisiteces para acompañar. Para quienes no les agrada tanto lo dulce en la mañana, también hay una opción salada, se puede probar un pan tostado con jamón y queso, o las medialunas de grasa, o su opción agridulce una medialuna de manteca (dulce) rellena de jamón y queso, pero la gran mayoría de las personas prefieren la opción dulce solamente, las medialunas de manteca, ya que también es más económica. Tomar este típico desayuno cuesta alrededor de entre $900 y $1200 pesos argentinos, o sea entre unos $2.500 y $3.300 CLP. En la capital Federal, existen lugares tradicionales y emblemáticos, que son visita obligada para quienes anden por estas tierras, como el Café Tortoni y Café 33 billares en Avenida de Mayo, y el Café Las Violetas en Avenida Rivadavia, en estos locales además de disfrutar de un típico desayuno, puedes ver la hermosa arquitectura rodeada de muchas historias. Se cree que las medialunas se crearon en Francia, porque fueron los Franceses quienes popularizaron el croissant, pero en realidad las primeras se hornearon en Austria.
'Ángeles y Demonios', novela publicada el año 2000 (llevada al cine el 2009) nos lleva a acompañar al profesor Robert Langdon (Tom Hanks en su versión cinematográfica) en su frenética búsqueda por resolver el origen de un supuesto ataque Illuminati que ha puesto en jaque al Vaticano; cuatro cardenales secuestrados y una bomba a solo horas de estallar en pleno corazón de la sede papal, en momentos en que el cónclave se encuentra encerrado dirimiendo quien será el próximo sucesor de San Pedro. Langdon, intentando dilucidar el paradero de los cardenales y de los responsables, interpretando símbolos en diversas obras de arte, recorre, en cuestión de horas, varios lugares icónicos de Roma y la Ciudad Vaticano. Y es a este recorrido conformado por lugares interesantes, bellos e históricos a los que me referiré en esta nueva escapada. Comenzamos en el Panteón, uno de los edificios más hermosos de toda la ciudad eterna. Fue construido como templo en tiempos del Imperio Romano, a inicios del siglo II d.C., y posteriormente convertido en Iglesia Católica (s. VII), pasándose a llamar Basílica de Santa María y de los Mártires. Esto no es menor, porque es la principal causa de que el edificio haya llegado tan bien mantenido hasta el día de hoy. Su grandes dimensiones, su cúpula (joya de la arquitectura) y su particular óculo que permite que ingrese la luz y evita que se moje su interior al llover, además de las tumbas de reyes y del famoso artista Rafael Sanzio. Todas las iglesias en la ciudad de Roma tienen entrada gratuita (pero si lo visitas el fin de semana o en un día festivo, debes reservar en la siguiente página https://pantheon.cultura.gov.it/it//) Para llegar, la estación de metro más cercana es la Barberini (línea A). Desde el Panteón estarás a pocos metros de la Fontana di Trevi y de la Piazza Navona. Por último, disfruta de la hermosa Piazza della Rotonda, al frente del edificio, y de bella fuente. La segunda parada es en la basílica de Santa María del Popolo, edificio lleno de simbología que hace referencia a la muerte, y en el que trabajaron hombres de la talla de Bramante y el ya mencionado Rafael. Este último es el responsable de proyectar la capilla Chigi, de la cual se hace referencia en la novela, en especial de la escultura de Gian Lorenzo Bernini “Habacuc y el ángel”. También es fundamental observar dos obras maestras del tenebrismo de Caravaggio: La crucifixión de San Pedro y La conversión de San Pablo, ambas en la capilla Cerasi. A pocos pasos de la estación Flaminio-Piazza del Popolo (línea A), te recomiendo apreciar en esta zona la puerta del Popolo, entrada norte de la Roma medieval; la Piazza del Popolo y su fuente con leones coronada con un obelisco; y si tienes tiempo y quieres cambiar el cemento por lo verde, visitar uno de los parques más hermosos de Roma: la Villa Borghese. La tercera estación es la famosa Plaza de San Pedro, antesala de la basílica del mismo nombre (para saber de ella, te sugiero ver esta escapada) en la Ciudad del Vaticano. No solo podrás descubrir las diversas placas con sus respectivos bajorrelieve que identifican a los vientos. Te invito a encontrar la que buscan en la película, la West Ponente. Además podrás apreciar la magnífica columnata de Bernini. También puede ser el punto de partida para visitar los Museos Vaticanos, caminando hacia la derecha de la basílica y rodeando el muro llegarás a la entrada. La estación de metro más cercana es Ottaviano (línea A). Continuamos en basílica, la de Santa Maria della Vittoria. Más pequeña que el promedio de las iglesias romanas, este hermoso edificio barroco una de las esculturas más bellas y conocidas del maestro Bernini: El éxtasis de Santa Teresa, en la capilla Cornaro. Solo por ella es necesario (sí, necesario) visitar esta iglesia. La estación más cercana es Repubblica-Teatro dell’Opera, donde puedes aprovechar de disfrutar de la fuente de las Náyades en la plaza del mismo nombre, y visitar la iglesia de Santa Maria de los ángeles y de los mártires, en especial su monumental órgano que fue regalado a Juan Pablo II con ocasión del jubileo del año 2000. La penúltima parada es la Piazza Navona, otro lugar imprescindible si visitas Roma. En ella no solo podrás conocer tres de las fuentes más hermosas de Roma: la Fuente de Neptuno, la Fuente de los Cuatro Ríos y la Fuente del Moro, sino también visitar la iglesia de Sant’ Agnese in agone, tomar un rico gelato (no se puede estar en Italia y no tomar helado) o tomar un café viendo como a los turistas les hacen retratos. Esta plaza está a pocos metros del Panteón, en dirección contraria a la Fontana di Trevi. Finalmente, para completar este tour de Ángeles y Demonios, debes conocer el Castel Sant’Angelo. Inicialmente el mausoleo del emperador Adriano, pasó a ser la fortaleza papal durante las convulsionadas décadas de la Roma bajomedieval. Hoy es un museo (12 euros, cerrado los lunes) que, además de la experiencia de conocer su particular arquitectura y unas maravillosas vistas de la basílica de San Pedro y del río Tiber, nos muestra colecciones de armas, uniformes y otros objetos relacionados con los ejércitos papales de antaño. Este edificio queda muy cerca de la plaza de San Pedro, cruzando la tradicional Vía della Conciliazione.
Para muchos, el sonido de la locomotora sobre los rieles es una delicia que, como grandes viajeros nostálgicos, los hace imaginar épocas pasadas o sentirse dentro de una película antigua. Y afortunadamente, en nuestro país, está la posibilidad de hacerlo en muchas regiones con buenas tarifas. Una de ellas es desde Santiago, en la región Metropolitana, hasta Chillán, la ciudad cumbre de la región de Ñuble (puedes salir también desde Rancagua, San Fernando, Curicó, Talca, Linares y Parral). Famosa por ser la cuna de grandes personajes de la historia de Chile, como Bernardo O’Higgins, Violeta Parra o Claudio Arrau; Chillán alberga muchísima historia entre sus calles y paredes. Ha tenido una serie de episodios turbulentos, debido a los reiterados terremotos que la han asolado, especialmente el de 1939, de 8,8 grados, que acabó con casi la totalidad de la ciudad y gran parte de las construcciones de adobe. Para comprar un boleto, solo hay que planificar el viaje en la página web de EFE. El trayecto, arriba de un tren moderno, cómodo, amplio y bastante limpio es de aproximadamente 4 horas y media desde la capital. Cada pasajero tiene su asiento designado. Durante el viaje, el personal pasa cada cierto tiempo, vendiendo café, galletas, sándwiches o bebidas, por lo que no habrá problema si te da hambre. Además, el tren cuenta con baño y cuida las medidas sanitarias. Desde la estación de trenes de Chillán, se puede ir caminando hasta la Plaza de Armas, uno de los puntos más bonitos e icónicos de la ciudad. Allí se encuentra también la principal postal de la zona, la famosa Catedral San Bartolomé, una moderna construcción ovalada de más de 20 metros de altura, que según dicen, representa el gesto que se hace con las manos a la hora de rezar. Junto a ella, está la Cruz Monumental de 39 metros, que homenajea a los miles de chillanejos que murieron en el infame “terremoto de 1939”. Si tienes hambre, cerca de la Plaza, está el Paseo Arauco, un pequeño boulevard en el que hay algunos locales y restaurantes para elegir. Se puede tomar café o elegir algún postre en el ‘Coffee Late Restobar’, o si se prefiere almorzar está la ‘Fuente Alemana’ y el Restaurant Mexicano ‘Aay Chabela’, un pintoresco lugar, repleto de exquisitos platillos y buenos precios. Lo más llamativo, es que tiene un rincón dedicado especialmente al “Chavo del 8”, ideal para una foto. Si buscan alojamiento, a solo unos metros de la Plaza y el Paseo Arauco, se encuentra el Hotel Las Terrazas. Cuenta con habitaciones de una, dos y hasta tres camas, especial para los viajes en grupo o familia. Excelentes precios y muy buen servicio. Tiene terraza para poder sentir la brisa de la tarde o conversar tomando el café. Además, incluye desayuno continental bien protegido debido a la pandemia. Por supuesto, otro de los lugares obligatorios a la hora de visitar Chillán, es el Mercado. Un lugar donde conviven las principales tradiciones de la provincia de Ñuble. Allí se puede encontrar gastronomía típica, artesanía, flores y productos frescos de la tierra agrícola. También, si buscas un regalo o un recuerdo, está la Feria Artesanal, donde podrás encontrar cestería, mimbre, mantas, monturas, canastas, collares y muchas otras cosas originales de la zona. Y si vas a la zona, directamente a por unas longanizas, te recomendamos que visites la empresa de Cecinas Bengoa, que se especializa en embutidos y carne de cerdo. Allí podrás comprar de todo tipo de cecinas, longanizas, butifarras, o cualquier otro tipo de carne a un precio muchísimo menor que en cualquier lugar de Santiago. Obviamente, si se tiene mucho más tiempo, hay millones de otras opciones que visitar en la zona, como Las Termas, Los Nevados de Chillán, el peculiar Bosque Encantado, entre otros. Pero si solo se tiene un fin de semana, nuestra recomendación podría serte útil.
La región de Coquimbo, en el norte de nuestro país, es uno de los destinos preferidos de turistas chilenos y extranjeros. Su capital, La Serena, actualmente se encuentra en Fase 4 de Apertura Inicial, por lo que es el momento ideal para poder viajar y conocer más de esta ciudad fundada en 1544, la segunda más antigua del país. El viaje en avión, desde el aeropuerto de Santiago, es extremadamente corto. Son alrededor de 40 minutos, que pasan volando como un suspiro. Toma más tiempo embarcarse y descender del avión. El aeropuerto La Florida de La Serena, curiosamente se encuentra muy cerca del centro de la ciudad, por lo que la movilización no es difícil. Para poder llegar a nuestra primera parada, nosotros tomamos un transfer de la marca ‘Sol del Valle’, cuyo precio varía dependiendo de la dirección. A nosotros nos costó 3 mil pesos por persona. Sin embargo, preguntando en nuestro hotel, nos enteramos que existen colectivos que llegan al aeropuerto y cobran sólo mil pesos. El vehículo debe decir ‘Florida’ o ‘La Antena’. Nuestra primera parada, es uno de los destinos obligatorios de la ciudad, el reconocido centro comercial ‘La Recova’, famoso por su gastronomía tradicional y venta de artesanías de la zona. Construido hace más de un siglo, este mercado municipal está ubicado en la calle Cienfuegos con esquina Cantournet, a poquísimas cuadras de la plaza principal. Dentro, los turistas pueden comprar deliciosos dulces de papaya, jugos y una enorme variedad de productos derivados de esta fruta. Además, se pueden adquirir recuerdos hechos en cuero, imanes, llaveros y un sinfín de souvenirs. En la parte alta del centro, se encuentran los restaurantes típicos, y también varios salones de belleza, una mezcla curiosa. Pero lo interesante, es que cuando uno sube, las ofertas de almuerzo llueven hacia uno, lo que puede resultar un poco agobiante e incluso molesto. No obstante, luego de tantear en varios locales, nos decidimos por ‘Altamar’, un restaurante y cevichería con muchas variedades de pescados y mariscos, acompañado de un rico papaya sour de cortesía. Luego de almorzar, fuimos a recorrer el centro histórico de La Serena. Había muchísima gente en las calles, debido probablemente a que La Serena está en Fase 4, y mucha gente va por el fin de semana (como nosotros). Tras conocer la Plaza de Armas, la Municipalidad y una gran cantidad de iglesias, nos encaminamos a conocer nuestro ‘Hostal Boutique Terra Diaguita’. A sólo 100 metros del mercado principal de la ciudad, en la calle Eduardo de la Barra, el hostal ‘Terra Diaguita’ se oculta entre dos casas (una de 1800 y otra de 1900) que muestran la cultural ancestral Diaguita y la época Colonial. En un principio, uno cree que está en la calle incorrecta, pero al entrar abundan las sorpresas. La idea es ofrecer a los viajeros una histórica experiencia. Desde el año 2002, se comenzó a restaurar el lugar, para dar vida al hostal boutique, y para mantener la esencia de la construcción original, se usaron materiales como barro, rocas lacustres y maderas envejecidas. Las habitaciones, hechas a base de rocas y madera nativa, cuentan con baño privado, duchas, televisión por cable e incluso calefactores de cama. El desayuno se sirve desde las 8:30 de la mañana hasta las 10:30 en un comedor compartido, cuenta con pasteles, té, café, jugo, huevos y otras delicias. Además, el hostal cuenta con una boutique con obras de artesanos de la zona. Nosotros no pudimos quedarnos atrás y nos llevamos una pieza del reconocido artista plástico Daniel Palominos. Ya devuelta en las calles, quisimos visitar el Parque Japonés Jardín del Corazón, pero por alguna razón, se encontraba cerrado. Dentro se veían unas esculturas niponas y unos gansos, pero era imposible entrar. Para la próxima… Otro plan truncado fue visitar Coquimbo, pero simplemente porque al revisar cuanto salía el Uber para allá, nos dimos cuenta que era carísimo. Porque sí, la movilización en La Serena, especialmente por aplicaciones, es muy costosa en comparación con la capital y hay muy pocos vehículos. Es por eso que, como recomendación, hay que saber moverse en locomoción colectiva, aunque en estas épocas las frecuencias son bajas, igual que en el caso de los taxis oficiales. En nuestro segundo día allá, tomamos un buen desayuno en nuestra hostal, y nos dirigimos a la Avenida del Mar. Mientras caminábamos, y éramos acompañados por un perro, se podía ver en la lejanía el famoso Faro Monumental, que se encuentra en remodelaciones actualmente. El paseo por la Avenida del Mar es bonito, hay mucha gente haciendo deportes, paseando a sus mascotas o simplemente disfrutando de la brisa marina. Hay varios restaurantes, negocios y alguna heladería. Sin embargo, la zona se ve un poco abandonada. Las áreas verdes están en mal estado, algunas estructuras están oxidadas, y lo peor de todo, las playas no están limpias. Hay mucha basura en la arena, mascarillas, especialmente latas y botellas de cerveza, pero en general, siempre hay un espacio cómodo para sentarse a mirar las olas del mar. Para almorzar en domingo, hay varios restaurantes con vista a la playa ofreciendo diversos tipos de comida como sushi, hamburguesas o delicias del mar. Nosotros optamos por 'Beirut', un pequeño local con terraza que ofrece comida libanesa, donde los shawarmas son el platillo estrella. En definitiva, La Serena es un destino ideal para escapar un fin de semana. La posibilidad de hacer varias actividades a pie, permite ejercitar y conocer mejor las diferentes atracciones de la ciudad.
Nuevamente tuvimos que hacer un viaje express por trabajo, nuestro destino se encontraba en Fase 2 de Transición al igual que nuestra comuna de origen, así que el proceso para poder embarcar a nuestro avión fue un tedio, ya que mucha gente no lleva los permisos necesarios, y eso genera muchos atrasos. Por eso recuerde, siempre que va a viajar, debe tener su permiso colectivo y/o ‘pase de movilidad’, pasaporte sanitario o C19, tarjeta de embarque, y por supuesto, su cédula de identidad a mano. Esta vez nuestro meta se encontraba a 848 km al sur de Santiago, o a una hora y media de vuelo, que realmente se hace muy corto. Eso sí, lo que parecía un vuelo vacío, repentinamente terminó en un avión repleto, en el que no hubo mucho posibilidad de respetar distancias, pero siempre con mascarilla y las medidas sanitarias necesarias. Mientras volamos, se ve el cruce de tres grandes ríos y de a poco se asoma la ciudad austral más antigua del mundo: Valdivia. Fundada por los españoles como un fuerte en 1552, invadida por corsarios holandeses y habitada por colonos alemanes. Es uno de los mejores destinos de nuestro país para caminar, saborear y disfrutar, con su cultura universitaria, patrimonio cultural y gastronómico, sobre todo entre crudos, cervezas locales y bohemia. Llegamos un domingo, en plena cuarentena, por lo que había poco movimiento en el aeropuerto. Pero no esperen llegar inmediatamente, porque el Aeropuerto Pichoy queda bastante retirado del centro de la ciudad, sin embargo, por cuatro mil pesos un transfer te lleva hasta tu destino. Para alojar escogimos el reconocido hotel ‘Villa del Río’, que a pesar de quedar un poco desconectado del centro, es un hermoso edificio, rodeado de bosque, naturaleza y, lo más importante, la rivera del río Calle-Calle, en la que hay un pequeño muelle desde donde al parecer se embarcan lanchas para navegar. Nosotros preferimos disfrutar de los asientos que hay para disfrutar la calma, la tranquilidad y capturar un par de fotos. El recinto además, destaca por su diseño tradicional, su amplio espacio, sus impecables habitaciones, un personal amable y muchísimas medidas sanitarias a lo largo de todas las instalaciones. En cuanto a comida, el restaurant del hotel tiene muchísimas sabrosas opciones, con una excelente presentación y precios súper accesibles. El desayuno por su parte, se sirve en un salón especial, tiene gran variedad de opciones, café, jugos, diferentes tipos de pan, pasteles, frutas, cereales e incluso panqueques, una delicia. Todo bien protegido, individualizado, manteniendo las normas sanitarias. Luego de terminar nuestro trámite laboral, dedicamos las pocas horas que nos quedaban a pasear por el centro de Valdivia, donde obviamente visitamos el reconocido Mercado Fluvial, donde se pueden encontrar productos típicos de la zona, como pescados, mariscos y verduras, además de hierbas medicinales. Nosotros disfrutamos de un exquisito ceviche de salmón, y nos divertimos mirando a los lobos marinos de la costanera, que ya son una postal de la zona. Pero por supuesto, si disponen de mucho más tiempo que nosotros, Valdivia es una ciudad para aquellos viajeros que buscan lugares curiosos llenos de historia, de anécdotas y de leyendas, mantiene un interesante balance entre la naturaleza y el desarrollo humano. De hecho, el 2019 la encuesta Barómetro Imagen Ciudad, coronó a la capital de la Región de Los Ríos como ‘la mejor ciudad para vivir de Chile’, derrocando así el largo reinado de Viña del Mar. Un paseo obligatorio queda cerca de la localidad de Niebla, donde se encuentra el Museo de la Cervecería Kuntsmann, que cuenta con tours cerveceros sobre la historia y elaboración de este brebaje. Allí se puede hacer degustaciones de los cincuenta diferentes tipos de cerveza. Y para los amantes de la naturaleza, la Isla Teja ofrece variados panoramas para aprender, pasar el día y sacar hermosas fotografías. El Parque Saval, por ejemplo, cuenta con espacios para picnic, juegos para niños, esculturas y un centro de eventos. Y junto a este se encuentra el Jardín Botánico de UACh, en cuyos senderos hay diversos tipos de ecosistemas y especias típicas de la selva valdiviana. Por supuesto, hay muchísimos más panoramas y lugares que visitar, pero varios no están disponibles producto de la pandemia. Esperamos que nuestra próxima visita sea en condiciones más favorables y así poder disfrutar de todas las maravillas que tiene la ciudad. ¡Acompáñanos en nuestra próxima aventura!
Entrar en una cafetería y sentir el aroma a café y a las medialunas recién horneadas es el mejor perfume para arrancar el día. En Argentina y sobre todo en la provincia de Buenos Aires, ese olorcito es muy común, ya que para los argentinos este es el desayuno de todos los días. En ésta ocasión, estuve en la localidad de Ingeniero Maschwitz, más exactamente en la calle Mendoza. Maschwitz se encuentra a 48 km de la Ciudad autónoma de Buenos Aires, una zona donde se encuentran una gran variedad de lugares para disfrutar de una rica gastronomía, paseos de compras, ferias de artesanos, shows en vivo y mucho más. El lugar elegido para tomar este rico y tradicional desayuno es la Cafetería Pausa, este local cuenta con una gran variedad de cafés y medialunas, tortas y demás exquisiteces para acompañar. Para quienes no les agrada tanto lo dulce en la mañana, también hay una opción salada, se puede probar un pan tostado con jamón y queso, o las medialunas de grasa, o su opción agridulce una medialuna de manteca (dulce) rellena de jamón y queso, pero la gran mayoría de las personas prefieren la opción dulce solamente, las medialunas de manteca, ya que también es más económica. Tomar este típico desayuno cuesta alrededor de entre $900 y $1200 pesos argentinos, o sea entre unos $2.500 y $3.300 CLP. En la capital Federal, existen lugares tradicionales y emblemáticos, que son visita obligada para quienes anden por estas tierras, como el Café Tortoni y Café 33 billares en Avenida de Mayo, y el Café Las Violetas en Avenida Rivadavia, en estos locales además de disfrutar de un típico desayuno, puedes ver la hermosa arquitectura rodeada de muchas historias. Se cree que las medialunas se crearon en Francia, porque fueron los Franceses quienes popularizaron el croissant, pero en realidad las primeras se hornearon en Austria.
'Ángeles y Demonios', novela publicada el año 2000 (llevada al cine el 2009) nos lleva a acompañar al profesor Robert Langdon (Tom Hanks en su versión cinematográfica) en su frenética búsqueda por resolver el origen de un supuesto ataque Illuminati que ha puesto en jaque al Vaticano; cuatro cardenales secuestrados y una bomba a solo horas de estallar en pleno corazón de la sede papal, en momentos en que el cónclave se encuentra encerrado dirimiendo quien será el próximo sucesor de San Pedro. Langdon, intentando dilucidar el paradero de los cardenales y de los responsables, interpretando símbolos en diversas obras de arte, recorre, en cuestión de horas, varios lugares icónicos de Roma y la Ciudad Vaticano. Y es a este recorrido conformado por lugares interesantes, bellos e históricos a los que me referiré en esta nueva escapada. Comenzamos en el Panteón, uno de los edificios más hermosos de toda la ciudad eterna. Fue construido como templo en tiempos del Imperio Romano, a inicios del siglo II d.C., y posteriormente convertido en Iglesia Católica (s. VII), pasándose a llamar Basílica de Santa María y de los Mártires. Esto no es menor, porque es la principal causa de que el edificio haya llegado tan bien mantenido hasta el día de hoy. Su grandes dimensiones, su cúpula (joya de la arquitectura) y su particular óculo que permite que ingrese la luz y evita que se moje su interior al llover, además de las tumbas de reyes y del famoso artista Rafael Sanzio. Todas las iglesias en la ciudad de Roma tienen entrada gratuita (pero si lo visitas el fin de semana o en un día festivo, debes reservar en la siguiente página https://pantheon.cultura.gov.it/it//) Para llegar, la estación de metro más cercana es la Barberini (línea A). Desde el Panteón estarás a pocos metros de la Fontana di Trevi y de la Piazza Navona. Por último, disfruta de la hermosa Piazza della Rotonda, al frente del edificio, y de bella fuente. La segunda parada es en la basílica de Santa María del Popolo, edificio lleno de simbología que hace referencia a la muerte, y en el que trabajaron hombres de la talla de Bramante y el ya mencionado Rafael. Este último es el responsable de proyectar la capilla Chigi, de la cual se hace referencia en la novela, en especial de la escultura de Gian Lorenzo Bernini “Habacuc y el ángel”. También es fundamental observar dos obras maestras del tenebrismo de Caravaggio: La crucifixión de San Pedro y La conversión de San Pablo, ambas en la capilla Cerasi. A pocos pasos de la estación Flaminio-Piazza del Popolo (línea A), te recomiendo apreciar en esta zona la puerta del Popolo, entrada norte de la Roma medieval; la Piazza del Popolo y su fuente con leones coronada con un obelisco; y si tienes tiempo y quieres cambiar el cemento por lo verde, visitar uno de los parques más hermosos de Roma: la Villa Borghese. La tercera estación es la famosa Plaza de San Pedro, antesala de la basílica del mismo nombre (para saber de ella, te sugiero ver esta escapada) en la Ciudad del Vaticano. No solo podrás descubrir las diversas placas con sus respectivos bajorrelieve que identifican a los vientos. Te invito a encontrar la que buscan en la película, la West Ponente. Además podrás apreciar la magnífica columnata de Bernini. También puede ser el punto de partida para visitar los Museos Vaticanos, caminando hacia la derecha de la basílica y rodeando el muro llegarás a la entrada. La estación de metro más cercana es Ottaviano (línea A). Continuamos en basílica, la de Santa Maria della Vittoria. Más pequeña que el promedio de las iglesias romanas, este hermoso edificio barroco una de las esculturas más bellas y conocidas del maestro Bernini: El éxtasis de Santa Teresa, en la capilla Cornaro. Solo por ella es necesario (sí, necesario) visitar esta iglesia. La estación más cercana es Repubblica-Teatro dell’Opera, donde puedes aprovechar de disfrutar de la fuente de las Náyades en la plaza del mismo nombre, y visitar la iglesia de Santa Maria de los ángeles y de los mártires, en especial su monumental órgano que fue regalado a Juan Pablo II con ocasión del jubileo del año 2000. La penúltima parada es la Piazza Navona, otro lugar imprescindible si visitas Roma. En ella no solo podrás conocer tres de las fuentes más hermosas de Roma: la Fuente de Neptuno, la Fuente de los Cuatro Ríos y la Fuente del Moro, sino también visitar la iglesia de Sant’ Agnese in agone, tomar un rico gelato (no se puede estar en Italia y no tomar helado) o tomar un café viendo como a los turistas les hacen retratos. Esta plaza está a pocos metros del Panteón, en dirección contraria a la Fontana di Trevi. Finalmente, para completar este tour de Ángeles y Demonios, debes conocer el Castel Sant’Angelo. Inicialmente el mausoleo del emperador Adriano, pasó a ser la fortaleza papal durante las convulsionadas décadas de la Roma bajomedieval. Hoy es un museo (12 euros, cerrado los lunes) que, además de la experiencia de conocer su particular arquitectura y unas maravillosas vistas de la basílica de San Pedro y del río Tiber, nos muestra colecciones de armas, uniformes y otros objetos relacionados con los ejércitos papales de antaño. Este edificio queda muy cerca de la plaza de San Pedro, cruzando la tradicional Vía della Conciliazione.
Para muchos, el sonido de la locomotora sobre los rieles es una delicia que, como grandes viajeros nostálgicos, los hace imaginar épocas pasadas o sentirse dentro de una película antigua. Y afortunadamente, en nuestro país, está la posibilidad de hacerlo en muchas regiones con buenas tarifas. Una de ellas es desde Santiago, en la región Metropolitana, hasta Chillán, la ciudad cumbre de la región de Ñuble (puedes salir también desde Rancagua, San Fernando, Curicó, Talca, Linares y Parral). Famosa por ser la cuna de grandes personajes de la historia de Chile, como Bernardo O’Higgins, Violeta Parra o Claudio Arrau; Chillán alberga muchísima historia entre sus calles y paredes. Ha tenido una serie de episodios turbulentos, debido a los reiterados terremotos que la han asolado, especialmente el de 1939, de 8,8 grados, que acabó con casi la totalidad de la ciudad y gran parte de las construcciones de adobe. Para comprar un boleto, solo hay que planificar el viaje en la página web de EFE. El trayecto, arriba de un tren moderno, cómodo, amplio y bastante limpio es de aproximadamente 4 horas y media desde la capital. Cada pasajero tiene su asiento designado. Durante el viaje, el personal pasa cada cierto tiempo, vendiendo café, galletas, sándwiches o bebidas, por lo que no habrá problema si te da hambre. Además, el tren cuenta con baño y cuida las medidas sanitarias. Desde la estación de trenes de Chillán, se puede ir caminando hasta la Plaza de Armas, uno de los puntos más bonitos e icónicos de la ciudad. Allí se encuentra también la principal postal de la zona, la famosa Catedral San Bartolomé, una moderna construcción ovalada de más de 20 metros de altura, que según dicen, representa el gesto que se hace con las manos a la hora de rezar. Junto a ella, está la Cruz Monumental de 39 metros, que homenajea a los miles de chillanejos que murieron en el infame “terremoto de 1939”. Si tienes hambre, cerca de la Plaza, está el Paseo Arauco, un pequeño boulevard en el que hay algunos locales y restaurantes para elegir. Se puede tomar café o elegir algún postre en el ‘Coffee Late Restobar’, o si se prefiere almorzar está la ‘Fuente Alemana’ y el Restaurant Mexicano ‘Aay Chabela’, un pintoresco lugar, repleto de exquisitos platillos y buenos precios. Lo más llamativo, es que tiene un rincón dedicado especialmente al “Chavo del 8”, ideal para una foto. Si buscan alojamiento, a solo unos metros de la Plaza y el Paseo Arauco, se encuentra el Hotel Las Terrazas. Cuenta con habitaciones de una, dos y hasta tres camas, especial para los viajes en grupo o familia. Excelentes precios y muy buen servicio. Tiene terraza para poder sentir la brisa de la tarde o conversar tomando el café. Además, incluye desayuno continental bien protegido debido a la pandemia. Por supuesto, otro de los lugares obligatorios a la hora de visitar Chillán, es el Mercado. Un lugar donde conviven las principales tradiciones de la provincia de Ñuble. Allí se puede encontrar gastronomía típica, artesanía, flores y productos frescos de la tierra agrícola. También, si buscas un regalo o un recuerdo, está la Feria Artesanal, donde podrás encontrar cestería, mimbre, mantas, monturas, canastas, collares y muchas otras cosas originales de la zona. Y si vas a la zona, directamente a por unas longanizas, te recomendamos que visites la empresa de Cecinas Bengoa, que se especializa en embutidos y carne de cerdo. Allí podrás comprar de todo tipo de cecinas, longanizas, butifarras, o cualquier otro tipo de carne a un precio muchísimo menor que en cualquier lugar de Santiago. Obviamente, si se tiene mucho más tiempo, hay millones de otras opciones que visitar en la zona, como Las Termas, Los Nevados de Chillán, el peculiar Bosque Encantado, entre otros. Pero si solo se tiene un fin de semana, nuestra recomendación podría serte útil.
La región de Coquimbo, en el norte de nuestro país, es uno de los destinos preferidos de turistas chilenos y extranjeros. Su capital, La Serena, actualmente se encuentra en Fase 4 de Apertura Inicial, por lo que es el momento ideal para poder viajar y conocer más de esta ciudad fundada en 1544, la segunda más antigua del país. El viaje en avión, desde el aeropuerto de Santiago, es extremadamente corto. Son alrededor de 40 minutos, que pasan volando como un suspiro. Toma más tiempo embarcarse y descender del avión. El aeropuerto La Florida de La Serena, curiosamente se encuentra muy cerca del centro de la ciudad, por lo que la movilización no es difícil. Para poder llegar a nuestra primera parada, nosotros tomamos un transfer de la marca ‘Sol del Valle’, cuyo precio varía dependiendo de la dirección. A nosotros nos costó 3 mil pesos por persona. Sin embargo, preguntando en nuestro hotel, nos enteramos que existen colectivos que llegan al aeropuerto y cobran sólo mil pesos. El vehículo debe decir ‘Florida’ o ‘La Antena’. Nuestra primera parada, es uno de los destinos obligatorios de la ciudad, el reconocido centro comercial ‘La Recova’, famoso por su gastronomía tradicional y venta de artesanías de la zona. Construido hace más de un siglo, este mercado municipal está ubicado en la calle Cienfuegos con esquina Cantournet, a poquísimas cuadras de la plaza principal. Dentro, los turistas pueden comprar deliciosos dulces de papaya, jugos y una enorme variedad de productos derivados de esta fruta. Además, se pueden adquirir recuerdos hechos en cuero, imanes, llaveros y un sinfín de souvenirs. En la parte alta del centro, se encuentran los restaurantes típicos, y también varios salones de belleza, una mezcla curiosa. Pero lo interesante, es que cuando uno sube, las ofertas de almuerzo llueven hacia uno, lo que puede resultar un poco agobiante e incluso molesto. No obstante, luego de tantear en varios locales, nos decidimos por ‘Altamar’, un restaurante y cevichería con muchas variedades de pescados y mariscos, acompañado de un rico papaya sour de cortesía. Luego de almorzar, fuimos a recorrer el centro histórico de La Serena. Había muchísima gente en las calles, debido probablemente a que La Serena está en Fase 4, y mucha gente va por el fin de semana (como nosotros). Tras conocer la Plaza de Armas, la Municipalidad y una gran cantidad de iglesias, nos encaminamos a conocer nuestro ‘Hostal Boutique Terra Diaguita’. A sólo 100 metros del mercado principal de la ciudad, en la calle Eduardo de la Barra, el hostal ‘Terra Diaguita’ se oculta entre dos casas (una de 1800 y otra de 1900) que muestran la cultural ancestral Diaguita y la época Colonial. En un principio, uno cree que está en la calle incorrecta, pero al entrar abundan las sorpresas. La idea es ofrecer a los viajeros una histórica experiencia. Desde el año 2002, se comenzó a restaurar el lugar, para dar vida al hostal boutique, y para mantener la esencia de la construcción original, se usaron materiales como barro, rocas lacustres y maderas envejecidas. Las habitaciones, hechas a base de rocas y madera nativa, cuentan con baño privado, duchas, televisión por cable e incluso calefactores de cama. El desayuno se sirve desde las 8:30 de la mañana hasta las 10:30 en un comedor compartido, cuenta con pasteles, té, café, jugo, huevos y otras delicias. Además, el hostal cuenta con una boutique con obras de artesanos de la zona. Nosotros no pudimos quedarnos atrás y nos llevamos una pieza del reconocido artista plástico Daniel Palominos. Ya devuelta en las calles, quisimos visitar el Parque Japonés Jardín del Corazón, pero por alguna razón, se encontraba cerrado. Dentro se veían unas esculturas niponas y unos gansos, pero era imposible entrar. Para la próxima… Otro plan truncado fue visitar Coquimbo, pero simplemente porque al revisar cuanto salía el Uber para allá, nos dimos cuenta que era carísimo. Porque sí, la movilización en La Serena, especialmente por aplicaciones, es muy costosa en comparación con la capital y hay muy pocos vehículos. Es por eso que, como recomendación, hay que saber moverse en locomoción colectiva, aunque en estas épocas las frecuencias son bajas, igual que en el caso de los taxis oficiales. En nuestro segundo día allá, tomamos un buen desayuno en nuestra hostal, y nos dirigimos a la Avenida del Mar. Mientras caminábamos, y éramos acompañados por un perro, se podía ver en la lejanía el famoso Faro Monumental, que se encuentra en remodelaciones actualmente. El paseo por la Avenida del Mar es bonito, hay mucha gente haciendo deportes, paseando a sus mascotas o simplemente disfrutando de la brisa marina. Hay varios restaurantes, negocios y alguna heladería. Sin embargo, la zona se ve un poco abandonada. Las áreas verdes están en mal estado, algunas estructuras están oxidadas, y lo peor de todo, las playas no están limpias. Hay mucha basura en la arena, mascarillas, especialmente latas y botellas de cerveza, pero en general, siempre hay un espacio cómodo para sentarse a mirar las olas del mar. Para almorzar en domingo, hay varios restaurantes con vista a la playa ofreciendo diversos tipos de comida como sushi, hamburguesas o delicias del mar. Nosotros optamos por 'Beirut', un pequeño local con terraza que ofrece comida libanesa, donde los shawarmas son el platillo estrella. En definitiva, La Serena es un destino ideal para escapar un fin de semana. La posibilidad de hacer varias actividades a pie, permite ejercitar y conocer mejor las diferentes atracciones de la ciudad.
Nuevamente tuvimos que hacer un viaje express por trabajo, nuestro destino se encontraba en Fase 2 de Transición al igual que nuestra comuna de origen, así que el proceso para poder embarcar a nuestro avión fue un tedio, ya que mucha gente no lleva los permisos necesarios, y eso genera muchos atrasos. Por eso recuerde, siempre que va a viajar, debe tener su permiso colectivo y/o ‘pase de movilidad’, pasaporte sanitario o C19, tarjeta de embarque, y por supuesto, su cédula de identidad a mano. Esta vez nuestro meta se encontraba a 848 km al sur de Santiago, o a una hora y media de vuelo, que realmente se hace muy corto. Eso sí, lo que parecía un vuelo vacío, repentinamente terminó en un avión repleto, en el que no hubo mucho posibilidad de respetar distancias, pero siempre con mascarilla y las medidas sanitarias necesarias. Mientras volamos, se ve el cruce de tres grandes ríos y de a poco se asoma la ciudad austral más antigua del mundo: Valdivia. Fundada por los españoles como un fuerte en 1552, invadida por corsarios holandeses y habitada por colonos alemanes. Es uno de los mejores destinos de nuestro país para caminar, saborear y disfrutar, con su cultura universitaria, patrimonio cultural y gastronómico, sobre todo entre crudos, cervezas locales y bohemia. Llegamos un domingo, en plena cuarentena, por lo que había poco movimiento en el aeropuerto. Pero no esperen llegar inmediatamente, porque el Aeropuerto Pichoy queda bastante retirado del centro de la ciudad, sin embargo, por cuatro mil pesos un transfer te lleva hasta tu destino. Para alojar escogimos el reconocido hotel ‘Villa del Río’, que a pesar de quedar un poco desconectado del centro, es un hermoso edificio, rodeado de bosque, naturaleza y, lo más importante, la rivera del río Calle-Calle, en la que hay un pequeño muelle desde donde al parecer se embarcan lanchas para navegar. Nosotros preferimos disfrutar de los asientos que hay para disfrutar la calma, la tranquilidad y capturar un par de fotos. El recinto además, destaca por su diseño tradicional, su amplio espacio, sus impecables habitaciones, un personal amable y muchísimas medidas sanitarias a lo largo de todas las instalaciones. En cuanto a comida, el restaurant del hotel tiene muchísimas sabrosas opciones, con una excelente presentación y precios súper accesibles. El desayuno por su parte, se sirve en un salón especial, tiene gran variedad de opciones, café, jugos, diferentes tipos de pan, pasteles, frutas, cereales e incluso panqueques, una delicia. Todo bien protegido, individualizado, manteniendo las normas sanitarias. Luego de terminar nuestro trámite laboral, dedicamos las pocas horas que nos quedaban a pasear por el centro de Valdivia, donde obviamente visitamos el reconocido Mercado Fluvial, donde se pueden encontrar productos típicos de la zona, como pescados, mariscos y verduras, además de hierbas medicinales. Nosotros disfrutamos de un exquisito ceviche de salmón, y nos divertimos mirando a los lobos marinos de la costanera, que ya son una postal de la zona. Pero por supuesto, si disponen de mucho más tiempo que nosotros, Valdivia es una ciudad para aquellos viajeros que buscan lugares curiosos llenos de historia, de anécdotas y de leyendas, mantiene un interesante balance entre la naturaleza y el desarrollo humano. De hecho, el 2019 la encuesta Barómetro Imagen Ciudad, coronó a la capital de la Región de Los Ríos como ‘la mejor ciudad para vivir de Chile’, derrocando así el largo reinado de Viña del Mar. Un paseo obligatorio queda cerca de la localidad de Niebla, donde se encuentra el Museo de la Cervecería Kuntsmann, que cuenta con tours cerveceros sobre la historia y elaboración de este brebaje. Allí se puede hacer degustaciones de los cincuenta diferentes tipos de cerveza. Y para los amantes de la naturaleza, la Isla Teja ofrece variados panoramas para aprender, pasar el día y sacar hermosas fotografías. El Parque Saval, por ejemplo, cuenta con espacios para picnic, juegos para niños, esculturas y un centro de eventos. Y junto a este se encuentra el Jardín Botánico de UACh, en cuyos senderos hay diversos tipos de ecosistemas y especias típicas de la selva valdiviana. Por supuesto, hay muchísimos más panoramas y lugares que visitar, pero varios no están disponibles producto de la pandemia. Esperamos que nuestra próxima visita sea en condiciones más favorables y así poder disfrutar de todas las maravillas que tiene la ciudad. ¡Acompáñanos en nuestra próxima aventura!