La isla de Creta es la ínsula más grande de toda Grecia. Cierra la concentración de islas griegas del mar Egeo por su costa norte, y por el sur, se abre hacia el norte de África, más precisamente a las costas de Libia y Egipto. Cuna de la civilización minoica, aquella del mítico Minotauro y el palacio de Knossos (del cual hablaremos en otra oportunidad), Creta fue ocupada por muchos pueblos tras la caída de esta rica civilización: entre ellos se encuentran los antiguos griegos, romanos, bizantinos, árabes, venecianos y turcos. Hoy se puede conocer bastante de su historia, tanto la más antigua, como la del estado griego moderno, al cual se incorporó en 1913, y cuya capital Heraclión, antiguamente llamada Candia, pasa a tener su nombre actual en 1898. Esta ciudad puerto es la quinta ciudad griega con más habitantes (aprox. 170.000) y si bien su mayor atractivo turístico es el palacio de Knossos, que se encuentra a sólo media hora hacia el sur del centro de la ciudad, ésta, de por sí, es una escapada que bien vale la pena hacer. Cuenta con un casco histórico rico en arquitectura, en donde sobresalen edificios y fuentes de la época veneciana (por ejemplo el edificio de la Logia); muchas calles peatonales atestadas de locales para comer la rica y particular gastronomía que ofrece Creta, comercio y un ambiente relajado y seguro; las infaltables y monumentales iglesias ortodoxas griegas que impactan por su solemnidad y su arte bizantino y neobizantino; y su cercanía a la costa, donde se puede pasear por su hermosa marina y visitar su imponente fortaleza veneciana llamada Castello a Mare, y que los griegos llaman Κούλες. Como se darán cuenta, Heraclión es una mezcla perfecta de una atractiva costa, mucha historia y buenísima oferta gastronómica, todo ideal para el turista que puede encontrar todos estos elementos en un solo lugar. ¿Quieres conocer un poco más de esta hermosa ciudad? Te invitamos a ver el nuevo episodio de En Palco Condimenta, en el cual no sólo te mostramos la belleza de sus calles, sino también un par de lugares donde se come bastante bien.
A menos de 140 kilómetros de Santiago, El Quisco y Algarrobo son dos de los balnearios más queridos del litoral central chileno. Están separados por apenas seis kilómetros, así que puedes moverte entre ellos en colectivo, Uber o incluso caminando si te animas. Son ideales para una escapada familiar, romántica o con amigos. Playas tranquilas, aire marino y, por supuesto, la promesa de comer productos del mar fresquísimos. Nosotros fuimos un fin de semana de invierno. Sí, hacía frío, pero el sol nos acompañó y llenó el paseo de luz. Decidimos alojar en El Quisco, que es más económico que Algarrobo, y elegimos un lugar que parece salido de un cuento: el Hotel Boutique Castillo del Mar. Es literalmente un castillo frente al mar, con pocas habitaciones, decoración elegante y un aire casi de museo. Lo atienden sus dueños, lo que le da un toque hogareño. No es el alojamiento más barato, pero vale cada peso por la experiencia. Eso sí, un punto al debe, la señal de internet y la televisión, que no son las mejores. Puedes reservar con o sin desayuno incluído. Desde ahí, caminamos unos minutos hasta la caleta, un paseo imperdible. Aunque el restaurante tradicional cerró hace un tiempo, sigue habiendo varias opciones para comer y carritos con delicias marinas. Además, puedes subirte a una embarcación para un paseo corto, vitrinear artesanías o simplemente sentarte a contemplar el atardecer. El centro de El Quisco sigue manteniendo su esencia de siempre. La costanera de la playa Los Corsarios está hermosa y renovada; no olvides tomarte la clásica foto en el colorido cartel con el mar de fondo. Si buscas panorama familiar, en la tarde/noche puedes ir a los antiguos juegos Mampato –hoy Costa Park– y subirte a las atracciones mientras comes churros o papas fritas, hay opciones para todas las edades. ¿Con más tiempo? A solo 15 minutos en auto está Isla Negra, donde puedes visitar la casa museo de Pablo Neruda (abre de martes a domingo, de 10 a 18 horas). Ojo que en ciertas épocas del año hay filas largas para entrar. ¿Dónde comer en El Quisco? La oferta gastronómica es tan variada como sabrosa. Desde carritos en la caleta hasta restaurantes con carta completa de mariscos y pescados frescos. Puedes encontrar un menú desde los $6.000. Probamos las clásicas empanadas Santa Sofía, enormes y deliciosas, y también recomendamos las tradicionales empanadas Gemma en pleno centro. Para almorzar fuimos a una picada infaltable, El Patio de Comida Casera, con platos abundantes y precios correctos, perfectos para comer bien sin complicarse, además de una atención muy agradable. En la caleta, no dejes de probar las empanadas y ceviches en puestos callejeros y carritos como Donde la Sole. Su sopa de mariscos -disponible en dos tamaños- es un verdadero gozo. Y como souvenir comestible, las palmeras locales son un imperdible, fresquitas, crujientes y a solo $1.200, las encuentras en panaderías, pequeños comercios y hasta en la playa. Algarrobo: tradición y modernidad junto al mar A solo un paso de El Quisco, Algarrobo combina tradición y renovación. Tiene una costanera que sigue en obras, pero ya luce más elegante, con nuevas ferias, cafés y restaurantes. Sus playas -Mirasol, Las Cadenas, El Canelo y El Canelillo- siguen siendo un deleite para caminar y respirar aire marino. La caleta de pescadores es otro lugar que no falla para probar productos frescos, sacar lindas fotos o simplemente sentarte a mirar el horizonte. Navegar en bote o embarcaciones a vela también es posible. Y si hablamos de comida, hay de todo, lugares nuevos y tradicionales, grandes restaurantes, cafés y pequeños locales relativamente nuevos en el centro como Cevichería Al Paso y Más... (distintos tipos de ceviches para llevar) y El Rincón de las Masas (empanadas fritas con especialidad en productos del mar) Nosotros no nos quisimos perder un clásico imperdible como Los Patitos (Av. Carlos Alessandri #278), un restaurante que lleva décadas conquistando paladares con sus machas a la parmesana, congrio a lo pobre y su famosa Copa Patitos. Tan popular que la gente hace fila para entrar, y por algo tienen un segundo local justo al lado para recibir más comensales. No es barato, pero vale cada peso, además que sus platos son enormes. ¿Quieres ver más de esta escapada y sus delicias marinas? No te pierdas nuestro nuevo episodio de En Palco Condimenta en YouTube, donde recorremos El Quisco y Algarrobo, probando sabores, descubriendo rincones y mostrando todo lo que estos balnearios tienen para ofrecer en cualquier época del año.
Italia es, sin duda, sinónimo de pizza. Y de la más que centenaria pizza napolitana, comenzaron a surgir derivadas no sólo en país del calcio, sino también en otras latitudes (un gran ejemplo, los diferentes estilos que se encuentran en EEUU). Pero en esta búsqueda por seguir innovando, hay un tipo de pizza que, para el viajero común y corriente, no está en el radar. Se trata de la pizza al padellino, la cual se originó en la década de los 60, y que sigue siendo muy popular, en Turín. ¿En qué consiste? Bueno, padellino significa sartén, es decir la masa, a diferencia de las pizzas más tradicionales, se hornea puesta en pequeñas sartenes de metal, provocando que su fondo se fría levemente. Pero esta no es la única diferencia con la típica pizza que conocemos masivamente; la masa es extremadamente trabajada para lograr una corteza dura de una miga gruesa y esponjosa, por lo cual su aspecto es diferente. ¿El resultado? Una base con una masa rica, con un sabor particular, especial para ser acompañada por los más diversos productos y lograr así una experiencia excepcional. En nuestro caso, encontramos esta pizza en la sureña Sicilia, más precisamente en la ciudad de Milazzo, en Levante (Riccardo D’Amico n°18). Este Bar muy bien ambientado, además de ofrecer una interesante barra de cocktails, con mención especial a los combinados sicilianos, tiene como punto fuerte una amplia variedad de pizzas al padellino. Su gran ventaja es que cuentan con los siempre bien cotizados productos sicilianos (quesos, productos del mar, charcutería, etc.), ofreciendo así versiones de esta comida que elevan la experiencia culinaria a niveles altísimos. Sin duda, un tipo de pizza que no ha llegado masivamente fuera de las fronteras de la península itálica, pero que es absolutamente recomendable para aquellos que la visiten. Si quieres conocer nuestra experiencia en Levante con su pizza al padellino, puedes ver el siguiente capítulo de En Palco Condimenta :
Una de las paradas imprescindibles si viajas a la ciudad de Nápoles debe ser una de sus 8.200 pizzerías. Como no debería ser así, si estamos hablando de la cuna de la pizza. La pregunta por resolver es: ¿A cuál de todas ir? En general, la calidad es altísima, y dentro de ese altísimo nivel hay unas mejores que otras, como en todo orden de cosas. Ahora bien, si te contamos que una ha sobresalido al resto, tanto en la cantidad de visitas, número de pizzas vendidas al día, de videos de Youtube y fama mundial, surge otra pregunta: ¿Por qué? Este es el caso de la pizzería Da Michele, que desde el año 1870 deleita con sus pizzas, primero a los napolitanos, y desde unos años a esta parte a cientos de miles de turistas que son capaces de esperar hasta 2 horas para probar una pizza, que, en el papel, pueden comer en otra de las tantas pizzerías de la ciudad. Hoy por hoy, la pizzería Da Michele es una de las tantas atracciones consideradas como imperdibles si visitas la capital de la región de Campania, a la altura de la Catedral de San Gennaro, la piazza del Plebiscito o el santuario ubicado en el Largo Diego Armando Maradona donde se venera al 10 de la selección argentina y del Napoli, el equipo local. Su salto al estrellato, y que la diferencia de tantas buenas pizzerías fue el estreno, en el año 2010, de la película Comer, Rezar, Amar, protagonizada por Julia Roberts, cuyo personaje aparece una escena comiendo una pizza en Da Michele. Teniendo estos antecedentes, me surgió el legítimo cuestionamiento de si esta pizzería era ultra visitada solo por turistas ávidos por una foto o video que fuera prueba de que “estuvieron ahí”, pero no por la calidad de su pizza. En otros términos, otra de las tantas trampas para turistas que abundan en las ciudades italianas. Pero tras visitarla, para salir de la duda, puedo afirmar que, si bien es cierto que se llena de extranjeros buscando su foto con la pizza, es una pizzería que ofrece un producto tradicional, con excelentes productos, y a la cual volvería con los ojos cerrados. La tradición se respira en un local ambientado con fotos con la historia de esta pizzería, que ya va en la quinta generación, y de famosos que han ido a probar una de las 4 pizzas que tiene su menú. La más legendaria de estas visitas, por cierto, fue la de Julia Roberts, pero también destaca la del ídolo máximo de la ciudad de Nápoles, Diego Armando Maradona. En nuestro caso, probamos una excelente pizza margarita de grandes dimensiones (la llamada ruota de carro), en donde destacamos la mozzarella y, sobre todo, la masa…estaba incluso para comérsela sola de lo buena que estaba. En resumen, logramos despejar nuestras dudas iniciales: la pizzería Da Michele es un lugar que hay que visitar si vas a Nápoles por su excelente ambiente, pero lo principal es, ya sin duda a error, por su excelente pizza. Si quieres conocer nuestra experiencia y ver por ti mismo la pizza de Da Michele, te invitamos a ver el siguiente capítulo de En Palco Condimenta.
Italia es famosa por sus pizzas y pastas…no hay duda de que esto es así. Pero al visitar la península, o sus islas, no apreciamos que la oferta gastronómica es muchísimo más amplia y generalmente pasamos por alto otras opciones de calidad. Este es el caso de un tipo de sándwich llamado panino alla brace (sándwich a las brasas o a la parrilla) que se popularizó con fuerza en los años setenta del siglo pasado en la región de Campania, más específicamente a las faldas del volcán Vesubio. Y si bien puede parecer un poco paradójico que este sándwich se popularizara en la zona en la que alguna vez, en el siglo I d.C., el Vesubio arrasara con las ciudades de Pompeya y Herculano, termina este siendo uno de los preferidos para el “bajón después del carrete nocturno”. Desde hace una década, ahora ya en el siglo XXI, y tras unos años de “apagón”, el panino alla brace ha renacido de las cenizas y ha vuelto a popularizarse ya no solo en su zona de origen, sino en el resto de Italia. ¿Qué tiene de particular este panino? El pan es uno alargado, con la forma de nuestro completo, el cual puede ser relleno con un sinnúmero de ingredientes: distintos tipos de carnes (cerdo, salsiccia italiana, vacuno, tocino, pollo, etc.), verduras (la más utilizada es la berenjena), variedades de quesos, y las llamadas “papate alla piastra” (papas fritas que se lanzan a una plancha y que se revuelven con distintos tipos de quesos). Una de las características principales de este sándwich es la gran cantidad de ingredientes que lleva en su interior, provocando, por cierto, una mezcla de sabores pocas veces encontrada en un solo bocado. La otra característica principal, y del cual deriva su nombre, es que todo lo que es carne, queso y papas, pasa por una plancha o parrilla, para luego armado el sándwich, calentarse bajo el calor intenso de las brasas de la parrilla. En nuestro caso, probamos este panino en Milazzo, en la isla de Sicilia, en una panineria llamada Barbekiu (via Vittorio Veneto, n°6), en donde no solo probamos dos de sus opciones, Barbekiu y Alessandra, sino también, y cómo no si estábamos en Sicilia, un panino con carne de caballo. Nuestra experiencia, dividida en dos días por cuanto estos panini son de un tamaño considerable, fue muy positiva. El pan a la parrilla adquiere un gusto especial y los ingredientes utilizados eran todos de muy buena calidad. Te invitamos a ver nuestra visita a Barbekiu y conocer el panino alla brace en el siguiente video.
La isla de Creta es la ínsula más grande de toda Grecia. Cierra la concentración de islas griegas del mar Egeo por su costa norte, y por el sur, se abre hacia el norte de África, más precisamente a las costas de Libia y Egipto. Cuna de la civilización minoica, aquella del mítico Minotauro y el palacio de Knossos (del cual hablaremos en otra oportunidad), Creta fue ocupada por muchos pueblos tras la caída de esta rica civilización: entre ellos se encuentran los antiguos griegos, romanos, bizantinos, árabes, venecianos y turcos. Hoy se puede conocer bastante de su historia, tanto la más antigua, como la del estado griego moderno, al cual se incorporó en 1913, y cuya capital Heraclión, antiguamente llamada Candia, pasa a tener su nombre actual en 1898. Esta ciudad puerto es la quinta ciudad griega con más habitantes (aprox. 170.000) y si bien su mayor atractivo turístico es el palacio de Knossos, que se encuentra a sólo media hora hacia el sur del centro de la ciudad, ésta, de por sí, es una escapada que bien vale la pena hacer. Cuenta con un casco histórico rico en arquitectura, en donde sobresalen edificios y fuentes de la época veneciana (por ejemplo el edificio de la Logia); muchas calles peatonales atestadas de locales para comer la rica y particular gastronomía que ofrece Creta, comercio y un ambiente relajado y seguro; las infaltables y monumentales iglesias ortodoxas griegas que impactan por su solemnidad y su arte bizantino y neobizantino; y su cercanía a la costa, donde se puede pasear por su hermosa marina y visitar su imponente fortaleza veneciana llamada Castello a Mare, y que los griegos llaman Κούλες. Como se darán cuenta, Heraclión es una mezcla perfecta de una atractiva costa, mucha historia y buenísima oferta gastronómica, todo ideal para el turista que puede encontrar todos estos elementos en un solo lugar. ¿Quieres conocer un poco más de esta hermosa ciudad? Te invitamos a ver el nuevo episodio de En Palco Condimenta, en el cual no sólo te mostramos la belleza de sus calles, sino también un par de lugares donde se come bastante bien.
A menos de 140 kilómetros de Santiago, El Quisco y Algarrobo son dos de los balnearios más queridos del litoral central chileno. Están separados por apenas seis kilómetros, así que puedes moverte entre ellos en colectivo, Uber o incluso caminando si te animas. Son ideales para una escapada familiar, romántica o con amigos. Playas tranquilas, aire marino y, por supuesto, la promesa de comer productos del mar fresquísimos. Nosotros fuimos un fin de semana de invierno. Sí, hacía frío, pero el sol nos acompañó y llenó el paseo de luz. Decidimos alojar en El Quisco, que es más económico que Algarrobo, y elegimos un lugar que parece salido de un cuento: el Hotel Boutique Castillo del Mar. Es literalmente un castillo frente al mar, con pocas habitaciones, decoración elegante y un aire casi de museo. Lo atienden sus dueños, lo que le da un toque hogareño. No es el alojamiento más barato, pero vale cada peso por la experiencia. Eso sí, un punto al debe, la señal de internet y la televisión, que no son las mejores. Puedes reservar con o sin desayuno incluído. Desde ahí, caminamos unos minutos hasta la caleta, un paseo imperdible. Aunque el restaurante tradicional cerró hace un tiempo, sigue habiendo varias opciones para comer y carritos con delicias marinas. Además, puedes subirte a una embarcación para un paseo corto, vitrinear artesanías o simplemente sentarte a contemplar el atardecer. El centro de El Quisco sigue manteniendo su esencia de siempre. La costanera de la playa Los Corsarios está hermosa y renovada; no olvides tomarte la clásica foto en el colorido cartel con el mar de fondo. Si buscas panorama familiar, en la tarde/noche puedes ir a los antiguos juegos Mampato –hoy Costa Park– y subirte a las atracciones mientras comes churros o papas fritas, hay opciones para todas las edades. ¿Con más tiempo? A solo 15 minutos en auto está Isla Negra, donde puedes visitar la casa museo de Pablo Neruda (abre de martes a domingo, de 10 a 18 horas). Ojo que en ciertas épocas del año hay filas largas para entrar. ¿Dónde comer en El Quisco? La oferta gastronómica es tan variada como sabrosa. Desde carritos en la caleta hasta restaurantes con carta completa de mariscos y pescados frescos. Puedes encontrar un menú desde los $6.000. Probamos las clásicas empanadas Santa Sofía, enormes y deliciosas, y también recomendamos las tradicionales empanadas Gemma en pleno centro. Para almorzar fuimos a una picada infaltable, El Patio de Comida Casera, con platos abundantes y precios correctos, perfectos para comer bien sin complicarse, además de una atención muy agradable. En la caleta, no dejes de probar las empanadas y ceviches en puestos callejeros y carritos como Donde la Sole. Su sopa de mariscos -disponible en dos tamaños- es un verdadero gozo. Y como souvenir comestible, las palmeras locales son un imperdible, fresquitas, crujientes y a solo $1.200, las encuentras en panaderías, pequeños comercios y hasta en la playa. Algarrobo: tradición y modernidad junto al mar A solo un paso de El Quisco, Algarrobo combina tradición y renovación. Tiene una costanera que sigue en obras, pero ya luce más elegante, con nuevas ferias, cafés y restaurantes. Sus playas -Mirasol, Las Cadenas, El Canelo y El Canelillo- siguen siendo un deleite para caminar y respirar aire marino. La caleta de pescadores es otro lugar que no falla para probar productos frescos, sacar lindas fotos o simplemente sentarte a mirar el horizonte. Navegar en bote o embarcaciones a vela también es posible. Y si hablamos de comida, hay de todo, lugares nuevos y tradicionales, grandes restaurantes, cafés y pequeños locales relativamente nuevos en el centro como Cevichería Al Paso y Más... (distintos tipos de ceviches para llevar) y El Rincón de las Masas (empanadas fritas con especialidad en productos del mar) Nosotros no nos quisimos perder un clásico imperdible como Los Patitos (Av. Carlos Alessandri #278), un restaurante que lleva décadas conquistando paladares con sus machas a la parmesana, congrio a lo pobre y su famosa Copa Patitos. Tan popular que la gente hace fila para entrar, y por algo tienen un segundo local justo al lado para recibir más comensales. No es barato, pero vale cada peso, además que sus platos son enormes. ¿Quieres ver más de esta escapada y sus delicias marinas? No te pierdas nuestro nuevo episodio de En Palco Condimenta en YouTube, donde recorremos El Quisco y Algarrobo, probando sabores, descubriendo rincones y mostrando todo lo que estos balnearios tienen para ofrecer en cualquier época del año.
Italia es, sin duda, sinónimo de pizza. Y de la más que centenaria pizza napolitana, comenzaron a surgir derivadas no sólo en país del calcio, sino también en otras latitudes (un gran ejemplo, los diferentes estilos que se encuentran en EEUU). Pero en esta búsqueda por seguir innovando, hay un tipo de pizza que, para el viajero común y corriente, no está en el radar. Se trata de la pizza al padellino, la cual se originó en la década de los 60, y que sigue siendo muy popular, en Turín. ¿En qué consiste? Bueno, padellino significa sartén, es decir la masa, a diferencia de las pizzas más tradicionales, se hornea puesta en pequeñas sartenes de metal, provocando que su fondo se fría levemente. Pero esta no es la única diferencia con la típica pizza que conocemos masivamente; la masa es extremadamente trabajada para lograr una corteza dura de una miga gruesa y esponjosa, por lo cual su aspecto es diferente. ¿El resultado? Una base con una masa rica, con un sabor particular, especial para ser acompañada por los más diversos productos y lograr así una experiencia excepcional. En nuestro caso, encontramos esta pizza en la sureña Sicilia, más precisamente en la ciudad de Milazzo, en Levante (Riccardo D’Amico n°18). Este Bar muy bien ambientado, además de ofrecer una interesante barra de cocktails, con mención especial a los combinados sicilianos, tiene como punto fuerte una amplia variedad de pizzas al padellino. Su gran ventaja es que cuentan con los siempre bien cotizados productos sicilianos (quesos, productos del mar, charcutería, etc.), ofreciendo así versiones de esta comida que elevan la experiencia culinaria a niveles altísimos. Sin duda, un tipo de pizza que no ha llegado masivamente fuera de las fronteras de la península itálica, pero que es absolutamente recomendable para aquellos que la visiten. Si quieres conocer nuestra experiencia en Levante con su pizza al padellino, puedes ver el siguiente capítulo de En Palco Condimenta :
Una de las paradas imprescindibles si viajas a la ciudad de Nápoles debe ser una de sus 8.200 pizzerías. Como no debería ser así, si estamos hablando de la cuna de la pizza. La pregunta por resolver es: ¿A cuál de todas ir? En general, la calidad es altísima, y dentro de ese altísimo nivel hay unas mejores que otras, como en todo orden de cosas. Ahora bien, si te contamos que una ha sobresalido al resto, tanto en la cantidad de visitas, número de pizzas vendidas al día, de videos de Youtube y fama mundial, surge otra pregunta: ¿Por qué? Este es el caso de la pizzería Da Michele, que desde el año 1870 deleita con sus pizzas, primero a los napolitanos, y desde unos años a esta parte a cientos de miles de turistas que son capaces de esperar hasta 2 horas para probar una pizza, que, en el papel, pueden comer en otra de las tantas pizzerías de la ciudad. Hoy por hoy, la pizzería Da Michele es una de las tantas atracciones consideradas como imperdibles si visitas la capital de la región de Campania, a la altura de la Catedral de San Gennaro, la piazza del Plebiscito o el santuario ubicado en el Largo Diego Armando Maradona donde se venera al 10 de la selección argentina y del Napoli, el equipo local. Su salto al estrellato, y que la diferencia de tantas buenas pizzerías fue el estreno, en el año 2010, de la película Comer, Rezar, Amar, protagonizada por Julia Roberts, cuyo personaje aparece una escena comiendo una pizza en Da Michele. Teniendo estos antecedentes, me surgió el legítimo cuestionamiento de si esta pizzería era ultra visitada solo por turistas ávidos por una foto o video que fuera prueba de que “estuvieron ahí”, pero no por la calidad de su pizza. En otros términos, otra de las tantas trampas para turistas que abundan en las ciudades italianas. Pero tras visitarla, para salir de la duda, puedo afirmar que, si bien es cierto que se llena de extranjeros buscando su foto con la pizza, es una pizzería que ofrece un producto tradicional, con excelentes productos, y a la cual volvería con los ojos cerrados. La tradición se respira en un local ambientado con fotos con la historia de esta pizzería, que ya va en la quinta generación, y de famosos que han ido a probar una de las 4 pizzas que tiene su menú. La más legendaria de estas visitas, por cierto, fue la de Julia Roberts, pero también destaca la del ídolo máximo de la ciudad de Nápoles, Diego Armando Maradona. En nuestro caso, probamos una excelente pizza margarita de grandes dimensiones (la llamada ruota de carro), en donde destacamos la mozzarella y, sobre todo, la masa…estaba incluso para comérsela sola de lo buena que estaba. En resumen, logramos despejar nuestras dudas iniciales: la pizzería Da Michele es un lugar que hay que visitar si vas a Nápoles por su excelente ambiente, pero lo principal es, ya sin duda a error, por su excelente pizza. Si quieres conocer nuestra experiencia y ver por ti mismo la pizza de Da Michele, te invitamos a ver el siguiente capítulo de En Palco Condimenta.
Italia es famosa por sus pizzas y pastas…no hay duda de que esto es así. Pero al visitar la península, o sus islas, no apreciamos que la oferta gastronómica es muchísimo más amplia y generalmente pasamos por alto otras opciones de calidad. Este es el caso de un tipo de sándwich llamado panino alla brace (sándwich a las brasas o a la parrilla) que se popularizó con fuerza en los años setenta del siglo pasado en la región de Campania, más específicamente a las faldas del volcán Vesubio. Y si bien puede parecer un poco paradójico que este sándwich se popularizara en la zona en la que alguna vez, en el siglo I d.C., el Vesubio arrasara con las ciudades de Pompeya y Herculano, termina este siendo uno de los preferidos para el “bajón después del carrete nocturno”. Desde hace una década, ahora ya en el siglo XXI, y tras unos años de “apagón”, el panino alla brace ha renacido de las cenizas y ha vuelto a popularizarse ya no solo en su zona de origen, sino en el resto de Italia. ¿Qué tiene de particular este panino? El pan es uno alargado, con la forma de nuestro completo, el cual puede ser relleno con un sinnúmero de ingredientes: distintos tipos de carnes (cerdo, salsiccia italiana, vacuno, tocino, pollo, etc.), verduras (la más utilizada es la berenjena), variedades de quesos, y las llamadas “papate alla piastra” (papas fritas que se lanzan a una plancha y que se revuelven con distintos tipos de quesos). Una de las características principales de este sándwich es la gran cantidad de ingredientes que lleva en su interior, provocando, por cierto, una mezcla de sabores pocas veces encontrada en un solo bocado. La otra característica principal, y del cual deriva su nombre, es que todo lo que es carne, queso y papas, pasa por una plancha o parrilla, para luego armado el sándwich, calentarse bajo el calor intenso de las brasas de la parrilla. En nuestro caso, probamos este panino en Milazzo, en la isla de Sicilia, en una panineria llamada Barbekiu (via Vittorio Veneto, n°6), en donde no solo probamos dos de sus opciones, Barbekiu y Alessandra, sino también, y cómo no si estábamos en Sicilia, un panino con carne de caballo. Nuestra experiencia, dividida en dos días por cuanto estos panini son de un tamaño considerable, fue muy positiva. El pan a la parrilla adquiere un gusto especial y los ingredientes utilizados eran todos de muy buena calidad. Te invitamos a ver nuestra visita a Barbekiu y conocer el panino alla brace en el siguiente video.