Viajar a Tacna es un paseo bueno, bonito y barato. Desde Santiago se puede volar hasta Arica y luego optar por diferentes alternativas: arrendar un vehículo en el aeropuerto, tomar un taxi o una opción más económica -la que elegimos nosotros- trasladarnos al terminal de buses de la ciudad. En el sector internacional tomamos un microbús que cuesta alrededor de 4 mil CLP o S/ 20. Los buses salen con frecuencia; solo hay que recordar llevar carnet de identidad vigente o pasaporte. El viaje es bastante corto, dura menos de dos horas, aunque depende del tiempo que tomen los controles de pasos fronterizos, pero en general, el trámite es expedito. Tacna es una ciudad muy amable, con buen clima (desértico moderado), donde movilizarse resulta fácil ya sea caminando, en colectivos -cobran entre 5 y 7 soles, menos de 2 mil CLP- o en Uber. Para alojar, en esta ocasión optamos por el Hotel Platinium, ubicado en calle Blondell, relativamente cerca de la Catedral. La atención es cordial, las habitaciones son amplias y el desayuno completo. Más céntrico, también recomendamos el Hotel El Dorado, un poco más caro pero con piscina, igualmente una buena alternativa. ¿Dónde ir? En el centro de Tacna es obligatorio visitar el Paseo Cívico, un bandejón central muy bien cuidado que comienza con la imponente Catedral Nuestra Señora del Rosario, de estilo neorrenacentista. En la parte posterior del templo se encuentra la Plaza Juan Pablo II, un lugar de descanso y reunión con una importante estatua del recordado Papa, hoy santo. Regresando al Paseo Cívico, se levanta el Arco Parabólico en homenaje a los héroes de la Guerra del Pacífico. Allí se realizan ceremonias conmemorativas y se destacan las figuras del almirante Miguel Grau y del coronel Francisco Bolognesi, cuyas estatuas resguardan el monumento. Alrededor del paseo existe una amplia oferta comercial y gastronómica. Aquí recomendamos dos locales: Chifa Shanghai, un concurrido restaurante de comida fusión chino-peruana con más de 25 años de historia, que ofrece platos a la carta y menús a muy buen precio. La Heladería de la Abuela, imperdible para la hora del postre o el té, con helados, frappés, frozen, sándwiches y empanadas, todo en un ambiente acogedor y con excelente atención. El Museo Ferroviario Nacional es otro imperdible. Está en la antigua estación del ferrocarril Arica–Tacna y ofrece un viaje al pasado acompañado por un guía que explica con detalle aspectos históricos y técnicos de este medio de transporte y su importancia para ambos países. Abre de martes a sábado y realmente vale la pena conocerlo. También en el centro se encuentra el Museo Histórico Regional, operativo desde 1957 en el tercer piso de la Biblioteca Pública. Es pequeño pero gratuito, con dos salas: la primera dedicada a los libertadores del país y la segunda -la más interesante- enfocada en la Guerra del Pacífico. Un restaurante muy recomendado es La Glorieta, en la Av. Jorge Basadre Grohmann Oeste. No es el más barato, pero sigue siendo conveniente. El local es enorme, con espacios interiores y exteriores, y suele recibir a familias, amigos y parejas tanto locales como de turistas. Su carta es extensa e incluye pescados, mariscos, carnes, ceviches y otras delicias de la gastronomía peruana. A veces organizan shows en vivo y eventos. Para comer más liviano, con opciones veggie y jugos naturales muy ricos, recomendamos Kelita Fit en el Pasaje Vigil, que -por cierto- vale la pena ser visitado principalmente por ser una zona encantadora. ¿Dónde comprar? Para quienes disfrutan de las compras a buen precio, es imperdible la Feria 28 de Julio, un enorme galpón similar a un mercado persa chileno. Allí se encuentran productos de todo tipo: souvenirs, chocolates y dulces, cremas naturales, accesorios y sobre todo ropa -en genera- de buena calidad para todas las edades. Hay que ir con paciencia y saber buscar. Muy cerca se ubica el original Parque de Topiarios Animales, un área verde muy linda, ideal para niños y para tomar fotos con figuras hechas de plantas y flores. Otra buena alternativa es el Mercado Central, donde abundan los dulces y chucherías a buen precio. Es bastante concurrido y a veces desplazarse por los pasillos puede ser un reto, pero vale la pena. Además, cuenta con varios restaurantes y puestos de comida al paso que ofrecen sándwiches, desayunos y jugos naturales. Tacna tiene encanto más allá de la comida y las compras. Si se cuenta con más tiempo, hay atracciones más alejadas de la zona central que también merecen una visita. Para conocer un poco más, en especial de la gastronomía, revisa el nuevo capítulo de En Palco Condimenta en nuestro canal de YouTube.
La isla de Creta es la ínsula más grande de toda Grecia. Cierra la concentración de islas griegas del mar Egeo por su costa norte, y por el sur, se abre hacia el norte de África, más precisamente a las costas de Libia y Egipto. Cuna de la civilización minoica, aquella del mítico Minotauro y el palacio de Knossos (del cual hablaremos en otra oportunidad), Creta fue ocupada por muchos pueblos tras la caída de esta rica civilización: entre ellos se encuentran los antiguos griegos, romanos, bizantinos, árabes, venecianos y turcos. Hoy se puede conocer bastante de su historia, tanto la más antigua, como la del estado griego moderno, al cual se incorporó en 1913, y cuya capital Heraclión, antiguamente llamada Candia, pasa a tener su nombre actual en 1898. Esta ciudad puerto es la quinta ciudad griega con más habitantes (aprox. 170.000) y si bien su mayor atractivo turístico es el palacio de Knossos, que se encuentra a sólo media hora hacia el sur del centro de la ciudad, ésta, de por sí, es una escapada que bien vale la pena hacer. Cuenta con un casco histórico rico en arquitectura, en donde sobresalen edificios y fuentes de la época veneciana (por ejemplo el edificio de la Logia); muchas calles peatonales atestadas de locales para comer la rica y particular gastronomía que ofrece Creta, comercio y un ambiente relajado y seguro; las infaltables y monumentales iglesias ortodoxas griegas que impactan por su solemnidad y su arte bizantino y neobizantino; y su cercanía a la costa, donde se puede pasear por su hermosa marina y visitar su imponente fortaleza veneciana llamada Castello a Mare, y que los griegos llaman Κούλες. Como se darán cuenta, Heraclión es una mezcla perfecta de una atractiva costa, mucha historia y buenísima oferta gastronómica, todo ideal para el turista que puede encontrar todos estos elementos en un solo lugar. ¿Quieres conocer un poco más de esta hermosa ciudad? Te invitamos a ver el nuevo episodio de En Palco Condimenta, en el cual no sólo te mostramos la belleza de sus calles, sino también un par de lugares donde se come bastante bien.
A menos de 140 kilómetros de Santiago, El Quisco y Algarrobo son dos de los balnearios más queridos del litoral central chileno. Están separados por apenas seis kilómetros, así que puedes moverte entre ellos en colectivo, Uber o incluso caminando si te animas. Son ideales para una escapada familiar, romántica o con amigos. Playas tranquilas, aire marino y, por supuesto, la promesa de comer productos del mar fresquísimos. Nosotros fuimos un fin de semana de invierno. Sí, hacía frío, pero el sol nos acompañó y llenó el paseo de luz. Decidimos alojar en El Quisco, que es más económico que Algarrobo, y elegimos un lugar que parece salido de un cuento: el Hotel Boutique Castillo del Mar. Es literalmente un castillo frente al mar, con pocas habitaciones, decoración elegante y un aire casi de museo. Lo atienden sus dueños, lo que le da un toque hogareño. No es el alojamiento más barato, pero vale cada peso por la experiencia. Eso sí, un punto al debe, la señal de internet y la televisión, que no son las mejores. Puedes reservar con o sin desayuno incluído. Desde ahí, caminamos unos minutos hasta la caleta, un paseo imperdible. Aunque el restaurante tradicional cerró hace un tiempo, sigue habiendo varias opciones para comer y carritos con delicias marinas. Además, puedes subirte a una embarcación para un paseo corto, vitrinear artesanías o simplemente sentarte a contemplar el atardecer. El centro de El Quisco sigue manteniendo su esencia de siempre. La costanera de la playa Los Corsarios está hermosa y renovada; no olvides tomarte la clásica foto en el colorido cartel con el mar de fondo. Si buscas panorama familiar, en la tarde/noche puedes ir a los antiguos juegos Mampato –hoy Costa Park– y subirte a las atracciones mientras comes churros o papas fritas, hay opciones para todas las edades. ¿Con más tiempo? A solo 15 minutos en auto está Isla Negra, donde puedes visitar la casa museo de Pablo Neruda (abre de martes a domingo, de 10 a 18 horas). Ojo que en ciertas épocas del año hay filas largas para entrar. ¿Dónde comer en El Quisco? La oferta gastronómica es tan variada como sabrosa. Desde carritos en la caleta hasta restaurantes con carta completa de mariscos y pescados frescos. Puedes encontrar un menú desde los $6.000. Probamos las clásicas empanadas Santa Sofía, enormes y deliciosas, y también recomendamos las tradicionales empanadas Gemma en pleno centro. Para almorzar fuimos a una picada infaltable, El Patio de Comida Casera, con platos abundantes y precios correctos, perfectos para comer bien sin complicarse, además de una atención muy agradable. En la caleta, no dejes de probar las empanadas y ceviches en puestos callejeros y carritos como Donde la Sole. Su sopa de mariscos -disponible en dos tamaños- es un verdadero gozo. Y como souvenir comestible, las palmeras locales son un imperdible, fresquitas, crujientes y a solo $1.200, las encuentras en panaderías, pequeños comercios y hasta en la playa. Algarrobo: tradición y modernidad junto al mar A solo un paso de El Quisco, Algarrobo combina tradición y renovación. Tiene una costanera que sigue en obras, pero ya luce más elegante, con nuevas ferias, cafés y restaurantes. Sus playas -Mirasol, Las Cadenas, El Canelo y El Canelillo- siguen siendo un deleite para caminar y respirar aire marino. La caleta de pescadores es otro lugar que no falla para probar productos frescos, sacar lindas fotos o simplemente sentarte a mirar el horizonte. Navegar en bote o embarcaciones a vela también es posible. Y si hablamos de comida, hay de todo, lugares nuevos y tradicionales, grandes restaurantes, cafés y pequeños locales relativamente nuevos en el centro como Cevichería Al Paso y Más... (distintos tipos de ceviches para llevar) y El Rincón de las Masas (empanadas fritas con especialidad en productos del mar) Nosotros no nos quisimos perder un clásico imperdible como Los Patitos (Av. Carlos Alessandri #278), un restaurante que lleva décadas conquistando paladares con sus machas a la parmesana, congrio a lo pobre y su famosa Copa Patitos. Tan popular que la gente hace fila para entrar, y por algo tienen un segundo local justo al lado para recibir más comensales. No es barato, pero vale cada peso, además que sus platos son enormes. ¿Quieres ver más de esta escapada y sus delicias marinas? No te pierdas nuestro nuevo episodio de En Palco Condimenta en YouTube, donde recorremos El Quisco y Algarrobo, probando sabores, descubriendo rincones y mostrando todo lo que estos balnearios tienen para ofrecer en cualquier época del año.
Italia es, sin duda, sinónimo de pizza. Y de la más que centenaria pizza napolitana, comenzaron a surgir derivadas no sólo en país del calcio, sino también en otras latitudes (un gran ejemplo, los diferentes estilos que se encuentran en EEUU). Pero en esta búsqueda por seguir innovando, hay un tipo de pizza que, para el viajero común y corriente, no está en el radar. Se trata de la pizza al padellino, la cual se originó en la década de los 60, y que sigue siendo muy popular, en Turín. ¿En qué consiste? Bueno, padellino significa sartén, es decir la masa, a diferencia de las pizzas más tradicionales, se hornea puesta en pequeñas sartenes de metal, provocando que su fondo se fría levemente. Pero esta no es la única diferencia con la típica pizza que conocemos masivamente; la masa es extremadamente trabajada para lograr una corteza dura de una miga gruesa y esponjosa, por lo cual su aspecto es diferente. ¿El resultado? Una base con una masa rica, con un sabor particular, especial para ser acompañada por los más diversos productos y lograr así una experiencia excepcional. En nuestro caso, encontramos esta pizza en la sureña Sicilia, más precisamente en la ciudad de Milazzo, en Levante (Riccardo D’Amico n°18). Este Bar muy bien ambientado, además de ofrecer una interesante barra de cocktails, con mención especial a los combinados sicilianos, tiene como punto fuerte una amplia variedad de pizzas al padellino. Su gran ventaja es que cuentan con los siempre bien cotizados productos sicilianos (quesos, productos del mar, charcutería, etc.), ofreciendo así versiones de esta comida que elevan la experiencia culinaria a niveles altísimos. Sin duda, un tipo de pizza que no ha llegado masivamente fuera de las fronteras de la península itálica, pero que es absolutamente recomendable para aquellos que la visiten. Si quieres conocer nuestra experiencia en Levante con su pizza al padellino, puedes ver el siguiente capítulo de En Palco Condimenta :
Una de las paradas imprescindibles si viajas a la ciudad de Nápoles debe ser una de sus 8.200 pizzerías. Como no debería ser así, si estamos hablando de la cuna de la pizza. La pregunta por resolver es: ¿A cuál de todas ir? En general, la calidad es altísima, y dentro de ese altísimo nivel hay unas mejores que otras, como en todo orden de cosas. Ahora bien, si te contamos que una ha sobresalido al resto, tanto en la cantidad de visitas, número de pizzas vendidas al día, de videos de Youtube y fama mundial, surge otra pregunta: ¿Por qué? Este es el caso de la pizzería Da Michele, que desde el año 1870 deleita con sus pizzas, primero a los napolitanos, y desde unos años a esta parte a cientos de miles de turistas que son capaces de esperar hasta 2 horas para probar una pizza, que, en el papel, pueden comer en otra de las tantas pizzerías de la ciudad. Hoy por hoy, la pizzería Da Michele es una de las tantas atracciones consideradas como imperdibles si visitas la capital de la región de Campania, a la altura de la Catedral de San Gennaro, la piazza del Plebiscito o el santuario ubicado en el Largo Diego Armando Maradona donde se venera al 10 de la selección argentina y del Napoli, el equipo local. Su salto al estrellato, y que la diferencia de tantas buenas pizzerías fue el estreno, en el año 2010, de la película Comer, Rezar, Amar, protagonizada por Julia Roberts, cuyo personaje aparece una escena comiendo una pizza en Da Michele. Teniendo estos antecedentes, me surgió el legítimo cuestionamiento de si esta pizzería era ultra visitada solo por turistas ávidos por una foto o video que fuera prueba de que “estuvieron ahí”, pero no por la calidad de su pizza. En otros términos, otra de las tantas trampas para turistas que abundan en las ciudades italianas. Pero tras visitarla, para salir de la duda, puedo afirmar que, si bien es cierto que se llena de extranjeros buscando su foto con la pizza, es una pizzería que ofrece un producto tradicional, con excelentes productos, y a la cual volvería con los ojos cerrados. La tradición se respira en un local ambientado con fotos con la historia de esta pizzería, que ya va en la quinta generación, y de famosos que han ido a probar una de las 4 pizzas que tiene su menú. La más legendaria de estas visitas, por cierto, fue la de Julia Roberts, pero también destaca la del ídolo máximo de la ciudad de Nápoles, Diego Armando Maradona. En nuestro caso, probamos una excelente pizza margarita de grandes dimensiones (la llamada ruota de carro), en donde destacamos la mozzarella y, sobre todo, la masa…estaba incluso para comérsela sola de lo buena que estaba. En resumen, logramos despejar nuestras dudas iniciales: la pizzería Da Michele es un lugar que hay que visitar si vas a Nápoles por su excelente ambiente, pero lo principal es, ya sin duda a error, por su excelente pizza. Si quieres conocer nuestra experiencia y ver por ti mismo la pizza de Da Michele, te invitamos a ver el siguiente capítulo de En Palco Condimenta.
Viajar a Tacna es un paseo bueno, bonito y barato. Desde Santiago se puede volar hasta Arica y luego optar por diferentes alternativas: arrendar un vehículo en el aeropuerto, tomar un taxi o una opción más económica -la que elegimos nosotros- trasladarnos al terminal de buses de la ciudad. En el sector internacional tomamos un microbús que cuesta alrededor de 4 mil CLP o S/ 20. Los buses salen con frecuencia; solo hay que recordar llevar carnet de identidad vigente o pasaporte. El viaje es bastante corto, dura menos de dos horas, aunque depende del tiempo que tomen los controles de pasos fronterizos, pero en general, el trámite es expedito. Tacna es una ciudad muy amable, con buen clima (desértico moderado), donde movilizarse resulta fácil ya sea caminando, en colectivos -cobran entre 5 y 7 soles, menos de 2 mil CLP- o en Uber. Para alojar, en esta ocasión optamos por el Hotel Platinium, ubicado en calle Blondell, relativamente cerca de la Catedral. La atención es cordial, las habitaciones son amplias y el desayuno completo. Más céntrico, también recomendamos el Hotel El Dorado, un poco más caro pero con piscina, igualmente una buena alternativa. ¿Dónde ir? En el centro de Tacna es obligatorio visitar el Paseo Cívico, un bandejón central muy bien cuidado que comienza con la imponente Catedral Nuestra Señora del Rosario, de estilo neorrenacentista. En la parte posterior del templo se encuentra la Plaza Juan Pablo II, un lugar de descanso y reunión con una importante estatua del recordado Papa, hoy santo. Regresando al Paseo Cívico, se levanta el Arco Parabólico en homenaje a los héroes de la Guerra del Pacífico. Allí se realizan ceremonias conmemorativas y se destacan las figuras del almirante Miguel Grau y del coronel Francisco Bolognesi, cuyas estatuas resguardan el monumento. Alrededor del paseo existe una amplia oferta comercial y gastronómica. Aquí recomendamos dos locales: Chifa Shanghai, un concurrido restaurante de comida fusión chino-peruana con más de 25 años de historia, que ofrece platos a la carta y menús a muy buen precio. La Heladería de la Abuela, imperdible para la hora del postre o el té, con helados, frappés, frozen, sándwiches y empanadas, todo en un ambiente acogedor y con excelente atención. El Museo Ferroviario Nacional es otro imperdible. Está en la antigua estación del ferrocarril Arica–Tacna y ofrece un viaje al pasado acompañado por un guía que explica con detalle aspectos históricos y técnicos de este medio de transporte y su importancia para ambos países. Abre de martes a sábado y realmente vale la pena conocerlo. También en el centro se encuentra el Museo Histórico Regional, operativo desde 1957 en el tercer piso de la Biblioteca Pública. Es pequeño pero gratuito, con dos salas: la primera dedicada a los libertadores del país y la segunda -la más interesante- enfocada en la Guerra del Pacífico. Un restaurante muy recomendado es La Glorieta, en la Av. Jorge Basadre Grohmann Oeste. No es el más barato, pero sigue siendo conveniente. El local es enorme, con espacios interiores y exteriores, y suele recibir a familias, amigos y parejas tanto locales como de turistas. Su carta es extensa e incluye pescados, mariscos, carnes, ceviches y otras delicias de la gastronomía peruana. A veces organizan shows en vivo y eventos. Para comer más liviano, con opciones veggie y jugos naturales muy ricos, recomendamos Kelita Fit en el Pasaje Vigil, que -por cierto- vale la pena ser visitado principalmente por ser una zona encantadora. ¿Dónde comprar? Para quienes disfrutan de las compras a buen precio, es imperdible la Feria 28 de Julio, un enorme galpón similar a un mercado persa chileno. Allí se encuentran productos de todo tipo: souvenirs, chocolates y dulces, cremas naturales, accesorios y sobre todo ropa -en genera- de buena calidad para todas las edades. Hay que ir con paciencia y saber buscar. Muy cerca se ubica el original Parque de Topiarios Animales, un área verde muy linda, ideal para niños y para tomar fotos con figuras hechas de plantas y flores. Otra buena alternativa es el Mercado Central, donde abundan los dulces y chucherías a buen precio. Es bastante concurrido y a veces desplazarse por los pasillos puede ser un reto, pero vale la pena. Además, cuenta con varios restaurantes y puestos de comida al paso que ofrecen sándwiches, desayunos y jugos naturales. Tacna tiene encanto más allá de la comida y las compras. Si se cuenta con más tiempo, hay atracciones más alejadas de la zona central que también merecen una visita. Para conocer un poco más, en especial de la gastronomía, revisa el nuevo capítulo de En Palco Condimenta en nuestro canal de YouTube.
La isla de Creta es la ínsula más grande de toda Grecia. Cierra la concentración de islas griegas del mar Egeo por su costa norte, y por el sur, se abre hacia el norte de África, más precisamente a las costas de Libia y Egipto. Cuna de la civilización minoica, aquella del mítico Minotauro y el palacio de Knossos (del cual hablaremos en otra oportunidad), Creta fue ocupada por muchos pueblos tras la caída de esta rica civilización: entre ellos se encuentran los antiguos griegos, romanos, bizantinos, árabes, venecianos y turcos. Hoy se puede conocer bastante de su historia, tanto la más antigua, como la del estado griego moderno, al cual se incorporó en 1913, y cuya capital Heraclión, antiguamente llamada Candia, pasa a tener su nombre actual en 1898. Esta ciudad puerto es la quinta ciudad griega con más habitantes (aprox. 170.000) y si bien su mayor atractivo turístico es el palacio de Knossos, que se encuentra a sólo media hora hacia el sur del centro de la ciudad, ésta, de por sí, es una escapada que bien vale la pena hacer. Cuenta con un casco histórico rico en arquitectura, en donde sobresalen edificios y fuentes de la época veneciana (por ejemplo el edificio de la Logia); muchas calles peatonales atestadas de locales para comer la rica y particular gastronomía que ofrece Creta, comercio y un ambiente relajado y seguro; las infaltables y monumentales iglesias ortodoxas griegas que impactan por su solemnidad y su arte bizantino y neobizantino; y su cercanía a la costa, donde se puede pasear por su hermosa marina y visitar su imponente fortaleza veneciana llamada Castello a Mare, y que los griegos llaman Κούλες. Como se darán cuenta, Heraclión es una mezcla perfecta de una atractiva costa, mucha historia y buenísima oferta gastronómica, todo ideal para el turista que puede encontrar todos estos elementos en un solo lugar. ¿Quieres conocer un poco más de esta hermosa ciudad? Te invitamos a ver el nuevo episodio de En Palco Condimenta, en el cual no sólo te mostramos la belleza de sus calles, sino también un par de lugares donde se come bastante bien.
A menos de 140 kilómetros de Santiago, El Quisco y Algarrobo son dos de los balnearios más queridos del litoral central chileno. Están separados por apenas seis kilómetros, así que puedes moverte entre ellos en colectivo, Uber o incluso caminando si te animas. Son ideales para una escapada familiar, romántica o con amigos. Playas tranquilas, aire marino y, por supuesto, la promesa de comer productos del mar fresquísimos. Nosotros fuimos un fin de semana de invierno. Sí, hacía frío, pero el sol nos acompañó y llenó el paseo de luz. Decidimos alojar en El Quisco, que es más económico que Algarrobo, y elegimos un lugar que parece salido de un cuento: el Hotel Boutique Castillo del Mar. Es literalmente un castillo frente al mar, con pocas habitaciones, decoración elegante y un aire casi de museo. Lo atienden sus dueños, lo que le da un toque hogareño. No es el alojamiento más barato, pero vale cada peso por la experiencia. Eso sí, un punto al debe, la señal de internet y la televisión, que no son las mejores. Puedes reservar con o sin desayuno incluído. Desde ahí, caminamos unos minutos hasta la caleta, un paseo imperdible. Aunque el restaurante tradicional cerró hace un tiempo, sigue habiendo varias opciones para comer y carritos con delicias marinas. Además, puedes subirte a una embarcación para un paseo corto, vitrinear artesanías o simplemente sentarte a contemplar el atardecer. El centro de El Quisco sigue manteniendo su esencia de siempre. La costanera de la playa Los Corsarios está hermosa y renovada; no olvides tomarte la clásica foto en el colorido cartel con el mar de fondo. Si buscas panorama familiar, en la tarde/noche puedes ir a los antiguos juegos Mampato –hoy Costa Park– y subirte a las atracciones mientras comes churros o papas fritas, hay opciones para todas las edades. ¿Con más tiempo? A solo 15 minutos en auto está Isla Negra, donde puedes visitar la casa museo de Pablo Neruda (abre de martes a domingo, de 10 a 18 horas). Ojo que en ciertas épocas del año hay filas largas para entrar. ¿Dónde comer en El Quisco? La oferta gastronómica es tan variada como sabrosa. Desde carritos en la caleta hasta restaurantes con carta completa de mariscos y pescados frescos. Puedes encontrar un menú desde los $6.000. Probamos las clásicas empanadas Santa Sofía, enormes y deliciosas, y también recomendamos las tradicionales empanadas Gemma en pleno centro. Para almorzar fuimos a una picada infaltable, El Patio de Comida Casera, con platos abundantes y precios correctos, perfectos para comer bien sin complicarse, además de una atención muy agradable. En la caleta, no dejes de probar las empanadas y ceviches en puestos callejeros y carritos como Donde la Sole. Su sopa de mariscos -disponible en dos tamaños- es un verdadero gozo. Y como souvenir comestible, las palmeras locales son un imperdible, fresquitas, crujientes y a solo $1.200, las encuentras en panaderías, pequeños comercios y hasta en la playa. Algarrobo: tradición y modernidad junto al mar A solo un paso de El Quisco, Algarrobo combina tradición y renovación. Tiene una costanera que sigue en obras, pero ya luce más elegante, con nuevas ferias, cafés y restaurantes. Sus playas -Mirasol, Las Cadenas, El Canelo y El Canelillo- siguen siendo un deleite para caminar y respirar aire marino. La caleta de pescadores es otro lugar que no falla para probar productos frescos, sacar lindas fotos o simplemente sentarte a mirar el horizonte. Navegar en bote o embarcaciones a vela también es posible. Y si hablamos de comida, hay de todo, lugares nuevos y tradicionales, grandes restaurantes, cafés y pequeños locales relativamente nuevos en el centro como Cevichería Al Paso y Más... (distintos tipos de ceviches para llevar) y El Rincón de las Masas (empanadas fritas con especialidad en productos del mar) Nosotros no nos quisimos perder un clásico imperdible como Los Patitos (Av. Carlos Alessandri #278), un restaurante que lleva décadas conquistando paladares con sus machas a la parmesana, congrio a lo pobre y su famosa Copa Patitos. Tan popular que la gente hace fila para entrar, y por algo tienen un segundo local justo al lado para recibir más comensales. No es barato, pero vale cada peso, además que sus platos son enormes. ¿Quieres ver más de esta escapada y sus delicias marinas? No te pierdas nuestro nuevo episodio de En Palco Condimenta en YouTube, donde recorremos El Quisco y Algarrobo, probando sabores, descubriendo rincones y mostrando todo lo que estos balnearios tienen para ofrecer en cualquier época del año.
Italia es, sin duda, sinónimo de pizza. Y de la más que centenaria pizza napolitana, comenzaron a surgir derivadas no sólo en país del calcio, sino también en otras latitudes (un gran ejemplo, los diferentes estilos que se encuentran en EEUU). Pero en esta búsqueda por seguir innovando, hay un tipo de pizza que, para el viajero común y corriente, no está en el radar. Se trata de la pizza al padellino, la cual se originó en la década de los 60, y que sigue siendo muy popular, en Turín. ¿En qué consiste? Bueno, padellino significa sartén, es decir la masa, a diferencia de las pizzas más tradicionales, se hornea puesta en pequeñas sartenes de metal, provocando que su fondo se fría levemente. Pero esta no es la única diferencia con la típica pizza que conocemos masivamente; la masa es extremadamente trabajada para lograr una corteza dura de una miga gruesa y esponjosa, por lo cual su aspecto es diferente. ¿El resultado? Una base con una masa rica, con un sabor particular, especial para ser acompañada por los más diversos productos y lograr así una experiencia excepcional. En nuestro caso, encontramos esta pizza en la sureña Sicilia, más precisamente en la ciudad de Milazzo, en Levante (Riccardo D’Amico n°18). Este Bar muy bien ambientado, además de ofrecer una interesante barra de cocktails, con mención especial a los combinados sicilianos, tiene como punto fuerte una amplia variedad de pizzas al padellino. Su gran ventaja es que cuentan con los siempre bien cotizados productos sicilianos (quesos, productos del mar, charcutería, etc.), ofreciendo así versiones de esta comida que elevan la experiencia culinaria a niveles altísimos. Sin duda, un tipo de pizza que no ha llegado masivamente fuera de las fronteras de la península itálica, pero que es absolutamente recomendable para aquellos que la visiten. Si quieres conocer nuestra experiencia en Levante con su pizza al padellino, puedes ver el siguiente capítulo de En Palco Condimenta :
Una de las paradas imprescindibles si viajas a la ciudad de Nápoles debe ser una de sus 8.200 pizzerías. Como no debería ser así, si estamos hablando de la cuna de la pizza. La pregunta por resolver es: ¿A cuál de todas ir? En general, la calidad es altísima, y dentro de ese altísimo nivel hay unas mejores que otras, como en todo orden de cosas. Ahora bien, si te contamos que una ha sobresalido al resto, tanto en la cantidad de visitas, número de pizzas vendidas al día, de videos de Youtube y fama mundial, surge otra pregunta: ¿Por qué? Este es el caso de la pizzería Da Michele, que desde el año 1870 deleita con sus pizzas, primero a los napolitanos, y desde unos años a esta parte a cientos de miles de turistas que son capaces de esperar hasta 2 horas para probar una pizza, que, en el papel, pueden comer en otra de las tantas pizzerías de la ciudad. Hoy por hoy, la pizzería Da Michele es una de las tantas atracciones consideradas como imperdibles si visitas la capital de la región de Campania, a la altura de la Catedral de San Gennaro, la piazza del Plebiscito o el santuario ubicado en el Largo Diego Armando Maradona donde se venera al 10 de la selección argentina y del Napoli, el equipo local. Su salto al estrellato, y que la diferencia de tantas buenas pizzerías fue el estreno, en el año 2010, de la película Comer, Rezar, Amar, protagonizada por Julia Roberts, cuyo personaje aparece una escena comiendo una pizza en Da Michele. Teniendo estos antecedentes, me surgió el legítimo cuestionamiento de si esta pizzería era ultra visitada solo por turistas ávidos por una foto o video que fuera prueba de que “estuvieron ahí”, pero no por la calidad de su pizza. En otros términos, otra de las tantas trampas para turistas que abundan en las ciudades italianas. Pero tras visitarla, para salir de la duda, puedo afirmar que, si bien es cierto que se llena de extranjeros buscando su foto con la pizza, es una pizzería que ofrece un producto tradicional, con excelentes productos, y a la cual volvería con los ojos cerrados. La tradición se respira en un local ambientado con fotos con la historia de esta pizzería, que ya va en la quinta generación, y de famosos que han ido a probar una de las 4 pizzas que tiene su menú. La más legendaria de estas visitas, por cierto, fue la de Julia Roberts, pero también destaca la del ídolo máximo de la ciudad de Nápoles, Diego Armando Maradona. En nuestro caso, probamos una excelente pizza margarita de grandes dimensiones (la llamada ruota de carro), en donde destacamos la mozzarella y, sobre todo, la masa…estaba incluso para comérsela sola de lo buena que estaba. En resumen, logramos despejar nuestras dudas iniciales: la pizzería Da Michele es un lugar que hay que visitar si vas a Nápoles por su excelente ambiente, pero lo principal es, ya sin duda a error, por su excelente pizza. Si quieres conocer nuestra experiencia y ver por ti mismo la pizza de Da Michele, te invitamos a ver el siguiente capítulo de En Palco Condimenta.