Tres años después de “Hermosa Venganza” (Promising Young Woman, 2020), la actriz, guionista y directora británica Emerald Fennell regresa con una cinta igual de provocadora que rápidamente se ha convertido en un fenómeno dentro de las redes sociales y de la que todo el mundo parece tener una opinión. “Saltburn” llegó a fines de diciembre del año pasado a las pantallas de Prime Video e inmediatamente llamó la atención por sus controvertidas escenas, un rabioso guion, banda sonora repleta de éxitos del pop millenial y principalmente por la fascinante interpretación de Barry Keoghan, un actor irlandés que a pesar de su juventud (31 años), tiene un enorme potencial que ha sabido explotar en cintas como “El Sacrificio del Ciervo Sagrado”, “Los Espíritus de la Isla” y especialmente en la nueva cinta de Fennell, donde se roba la pantalla desde el primer minuto. Keoghan interpreta a Oliver, un estudiante aparentemente de escasos recursos y con problemas para socializar que logra llegar a Oxford. Un día conoce a Felix Catton ( Jacob Elordi), un popular y guapo estudiante que es querido por todos. Terminadas las clases, Felix invita a Oliver a pasar el verano en la mansión de su familia en Saltburn, donde las cosas se tornan extrañas y confusas para todos sus habitantes. Oliver de a poco se irá introduciendo cada vez más en el grupo familiar, con el objetivo de ser parte de un mundo aristocrático al que no pertenece. Lo que comienza como una peculiar y divertida comedia adolescente sobre millonarios superficiales, paulatinamente se va tornando en una potente y siniestra crítica sobre la lucha de clases, en la que Fennell empieza a torcer la historia para terminar en un aterrador y erótico cuento de muerte y obsesión. Filmada en un hermoso formato 4:3 y con unos colores que emulan el fastuoso Technicolor, “Saltburn” busca tener el estilo de una clásica cinta inglesa, como si se tratase de un filme del dúo Powell y Pressburger, pero al mismo tiempo coge elementos de otros thrillers como “El Talento de Mr. Ripley”, la mítica “Kind Hearts and Coronets, Teorema de Pasolini, e incluso la escena final parece estar inspirada por el propio cierre de “Beau Travail” de Claire Denis. Lo que termina en un exquisito cocktail polémico y sucio. Eso sí, aunque la película bebe de varias fuentes, no deja de ser una novedosa propuesta repleta de emoción y con el particular estilo de su directora. Además, cuenta con un reparto en estado de gracia compuesto por Rosamund Pike, Richard E. Grant, Alison Oliver e incluso Carey Mulligan en un pequeño papel secundario, pero que desaparece muy rápido lamentablemente. Otra de sus virtudes es la fascinante fotografía de Linus Sandgren, que junto a Fennell lograron captar impresionantes imágenes del castillo, sus pasillos y alrededores. Se dice que la directora repitió hasta el cansancio escenas (especialmente el final) con tal de que fuesen perfectamente filmadas. Repleta de escenas inquietantes e incómodas, probablemente sea la principal razón de que un montón de gente quiera ver la cinta, sin embargo, “Saltburn” guarda mucho más entre sus enormes paredes de piedra, se trata de un cruel y fascinante estudio sobre sociedad británica, los adolescentes promiscuos, la mentira, los amores platónicos y la obsesión sexual. Además, es una nueva muestra del gran talento de Fennell tras las cámaras. “Saltburn” no es la mejor película para ver con tus padres, pero es de esas cintas que no te puedes perder, especialmente por la gran interpretación de su protagonista. Seguramente vendrán cosas mejores para Barry Keoghan. (ansias genera su versión del Joker en The Batman 2). Está disponible por la plataforma Prime Video.
Esta biopic realizada por Sofia Coppola, se basa en el libro “Elvis and Me” escrito por la misma Priscilla Beaulieu Presley en colaboración con Sandra Harmon en 1985. Una historia que retrata desde el momento en que una adolescente Priscilla, hija de militar, conoce al ídolo de la música Elvis Presley en Alemania, mientras este realizaba su bullado servicio militar, hasta su amistoso divorcio a comienzos de los setenta. A lo largo de esta película, de ritmo pausado y contemplativo, vemos a través de las distintas escenas la evolución, desde el punto de vista femenino, de esta relación que hoy por hoy sería muy cuestionable, no sólo por los 10 años de diferencia de edad entre la pareja, sino también por el actuar de Elvis e -incluso- por las decisiones que tomaron los padres de Priscilla, aunque la cinta no ahonda mayormente en este último punto. El amor entre la niña/mujer Priscilla y el veinteañero artista tiene, por supuesto, mucho de fantasía y romanticismo, lo que obviamente está reflejado en esta producción, pero también hay muchos vicios alrededor, empujados por el narcisismo de Elvis, sus adicciones, la búsqueda espiritual de este y su incómodo manejo de la sexualidad con su amada, además de la inexperiencia y sumisión de ella. Una mirada a la famosa relación que no deja muy bien parado al ídolo, asunto que en su momento molestó un poco a la hija de ambos Lisa Marie Presley, quien falleció este año, pero que alcanzó a ver avanzado el proyecto. Para los fanáticos más acérrimos de Elvis probablemente esta película tampoco sea de su agrado, contando también con que la estupenda banda sonora tiene muy pocos temas del artista. Otro punto que pudiera ‘molestar’ a los más puristas es que los protagonistas Cailee Spaeny (Vice, Mare Easttown) y Jacob Elordi (The Kissing Booth, Euphoria) no se parecen en nada físicamente a quienes interpretan, aunque sus actuaciones son de gran calidad. Estética y narrativamente podemos reconocer claramente la mano de la directora, quien -sin mucha novedad- nos presenta un retrato muy femenino de estos importantes pasajes en la vida de Priscilla, la que finalmente ha vivido toda su vida bajo la sombra de su ex marido, incluso a más de cincuenta años de su divorcio.
Tres años después de “Hermosa Venganza” (Promising Young Woman, 2020), la actriz, guionista y directora británica Emerald Fennell regresa con una cinta igual de provocadora que rápidamente se ha convertido en un fenómeno dentro de las redes sociales y de la que todo el mundo parece tener una opinión. “Saltburn” llegó a fines de diciembre del año pasado a las pantallas de Prime Video e inmediatamente llamó la atención por sus controvertidas escenas, un rabioso guion, banda sonora repleta de éxitos del pop millenial y principalmente por la fascinante interpretación de Barry Keoghan, un actor irlandés que a pesar de su juventud (31 años), tiene un enorme potencial que ha sabido explotar en cintas como “El Sacrificio del Ciervo Sagrado”, “Los Espíritus de la Isla” y especialmente en la nueva cinta de Fennell, donde se roba la pantalla desde el primer minuto. Keoghan interpreta a Oliver, un estudiante aparentemente de escasos recursos y con problemas para socializar que logra llegar a Oxford. Un día conoce a Felix Catton ( Jacob Elordi), un popular y guapo estudiante que es querido por todos. Terminadas las clases, Felix invita a Oliver a pasar el verano en la mansión de su familia en Saltburn, donde las cosas se tornan extrañas y confusas para todos sus habitantes. Oliver de a poco se irá introduciendo cada vez más en el grupo familiar, con el objetivo de ser parte de un mundo aristocrático al que no pertenece. Lo que comienza como una peculiar y divertida comedia adolescente sobre millonarios superficiales, paulatinamente se va tornando en una potente y siniestra crítica sobre la lucha de clases, en la que Fennell empieza a torcer la historia para terminar en un aterrador y erótico cuento de muerte y obsesión. Filmada en un hermoso formato 4:3 y con unos colores que emulan el fastuoso Technicolor, “Saltburn” busca tener el estilo de una clásica cinta inglesa, como si se tratase de un filme del dúo Powell y Pressburger, pero al mismo tiempo coge elementos de otros thrillers como “El Talento de Mr. Ripley”, la mítica “Kind Hearts and Coronets, Teorema de Pasolini, e incluso la escena final parece estar inspirada por el propio cierre de “Beau Travail” de Claire Denis. Lo que termina en un exquisito cocktail polémico y sucio. Eso sí, aunque la película bebe de varias fuentes, no deja de ser una novedosa propuesta repleta de emoción y con el particular estilo de su directora. Además, cuenta con un reparto en estado de gracia compuesto por Rosamund Pike, Richard E. Grant, Alison Oliver e incluso Carey Mulligan en un pequeño papel secundario, pero que desaparece muy rápido lamentablemente. Otra de sus virtudes es la fascinante fotografía de Linus Sandgren, que junto a Fennell lograron captar impresionantes imágenes del castillo, sus pasillos y alrededores. Se dice que la directora repitió hasta el cansancio escenas (especialmente el final) con tal de que fuesen perfectamente filmadas. Repleta de escenas inquietantes e incómodas, probablemente sea la principal razón de que un montón de gente quiera ver la cinta, sin embargo, “Saltburn” guarda mucho más entre sus enormes paredes de piedra, se trata de un cruel y fascinante estudio sobre sociedad británica, los adolescentes promiscuos, la mentira, los amores platónicos y la obsesión sexual. Además, es una nueva muestra del gran talento de Fennell tras las cámaras. “Saltburn” no es la mejor película para ver con tus padres, pero es de esas cintas que no te puedes perder, especialmente por la gran interpretación de su protagonista. Seguramente vendrán cosas mejores para Barry Keoghan. (ansias genera su versión del Joker en The Batman 2). Está disponible por la plataforma Prime Video.
Esta biopic realizada por Sofia Coppola, se basa en el libro “Elvis and Me” escrito por la misma Priscilla Beaulieu Presley en colaboración con Sandra Harmon en 1985. Una historia que retrata desde el momento en que una adolescente Priscilla, hija de militar, conoce al ídolo de la música Elvis Presley en Alemania, mientras este realizaba su bullado servicio militar, hasta su amistoso divorcio a comienzos de los setenta. A lo largo de esta película, de ritmo pausado y contemplativo, vemos a través de las distintas escenas la evolución, desde el punto de vista femenino, de esta relación que hoy por hoy sería muy cuestionable, no sólo por los 10 años de diferencia de edad entre la pareja, sino también por el actuar de Elvis e -incluso- por las decisiones que tomaron los padres de Priscilla, aunque la cinta no ahonda mayormente en este último punto. El amor entre la niña/mujer Priscilla y el veinteañero artista tiene, por supuesto, mucho de fantasía y romanticismo, lo que obviamente está reflejado en esta producción, pero también hay muchos vicios alrededor, empujados por el narcisismo de Elvis, sus adicciones, la búsqueda espiritual de este y su incómodo manejo de la sexualidad con su amada, además de la inexperiencia y sumisión de ella. Una mirada a la famosa relación que no deja muy bien parado al ídolo, asunto que en su momento molestó un poco a la hija de ambos Lisa Marie Presley, quien falleció este año, pero que alcanzó a ver avanzado el proyecto. Para los fanáticos más acérrimos de Elvis probablemente esta película tampoco sea de su agrado, contando también con que la estupenda banda sonora tiene muy pocos temas del artista. Otro punto que pudiera ‘molestar’ a los más puristas es que los protagonistas Cailee Spaeny (Vice, Mare Easttown) y Jacob Elordi (The Kissing Booth, Euphoria) no se parecen en nada físicamente a quienes interpretan, aunque sus actuaciones son de gran calidad. Estética y narrativamente podemos reconocer claramente la mano de la directora, quien -sin mucha novedad- nos presenta un retrato muy femenino de estos importantes pasajes en la vida de Priscilla, la que finalmente ha vivido toda su vida bajo la sombra de su ex marido, incluso a más de cincuenta años de su divorcio.