Luego de la trilogía Matrix, el actor Keanu Reeves tuvo un largo periodo de sequía, con uno que otro filme interesante como Constantine (2005), A Scanner Darkly (2006) o Street Kings (2008), pero también repleto de fracasos comerciales y de taquilla. No sería hasta el 2014 que el actor canadiense volvería a la cima tras protagonizar la primera parte de John Wick, una de las mejores sagas de acción de la última década, que lo convertiría en un actor de culto, y adorado por las redes sociales.

La cinta original, dirigida por Chad Stahelski y David Leitch, nos presentaba a John Wick, un implacable asesino a sueldo retirado, que vuelve a la acción luego de que unos gangsters robaran su vehículo y asesinaran al perrito que le regaló su esposa fallecida. Así comenzaba una potente historia de venganza, con intensos momentos de artes marciales, que además bebía elementos del animé, el film noir y el polar francés.

El éxito de la primera traería dos secuelas “John Wick: Un nuevo día para matar” y “John Wick: Parabellum”, ambas continuarán las andanzas del asesino, mientras trata de sobrevivir a la mafia italiana y a la Alta Mesa, la organización que reúne a todos los mafiosos del mundo.

Para este cuarto capítulo, el sicario no puede estar más hundido, y el precio de su cabeza cada vez va aumentando más. Luego de la traición de Winston (Ian McShane), en el final de la película anterior, Wick se encuentra entrenando y recuperándose en la guarida de Bowery King (Laurence Fishburne), uno de sus pocos amigos; pero luego de que asesine a un importante personaje en Jordania, la Alta Mesa pondrá una nueva cara para intentar cazar a Wick: el marqués de Grimont (Bill Skarsgârd), un villano que dará rienda suelta a sus más viles deseos, y contactará a cuánto sicario sea posible, incluído al peligroso Caine (Donnie Yen) y a un nuevo personaje autoproclamado como “Don Nadie” (Shamier Anderson), un joven que está acompañado por adorable perrita. (Un guiño al origen de John Wick).

Así, el protagonista deberá intentar sobrevivir en todas las ciudades que esté (Nueva York, Osaka, Berlín o París), tratando de conseguir aliados y que nadie de sus amistades muera en el trayecto. Pero por sobretodo, para poder eliminar al marqués antes de que lo eliminen a él. El resultado es una excelente película de acción, con impresionantes y extensas coreografías de lucha en que las balas y los golpes no tendrán límite, y con una estética tan elaborada que la hace parecer más un animé que una película de Hollywood, sin duda algo que los amantes de la saga van a adorar, especialmente en una pantalla grande.

Probablemente sea la entrega con la mayor cantidad de muertes, y con secuencias de combate tan bien realizadas que la hacen muy disfrutable de ver. La dirección de Chad Stahelski es correcta, repletas de referencias u homenajes, al cine de género de los setenta (la huída en París emulando a la cinta “The Warriors” es sublime); al western (el duelo final); el cine japonés y a los videojuegos (hay una escena idéntica a “Hotline Miami”).

Respecto a los intérpretes, todos cumplen con su propósito y se sienten cómodos retomando sus papeles. Pero si hubiera que mencionar a alguien en particular, sería al nuevo de la saga y el encargado de ser el villano. Bill Skarsgârd cumple a la perfección, su rostro maquiavélico y su tono de francés malvado lo alzan como un villano acorde a la historia. Por otro lado, la historia rinde un sentido homenaje a Lance Reddick, actor que interpreta a Charon, el conserje del Hotel Continental en Nueva York, y que falleció hace muy poco.

Otro que resalta dentro de la cinta es el chileno Marko Zaror, que luego de sus inicios en Kiltro y Mirageman, ha logrado forjarse un sitio dentro del cine de acción estadounidense como artista marcial y doble de riesgo. Su personaje, Chidi, será la mano derecha del Marqués, y tendrá una serie de encuentros peligrosos con John Wick y con “Don Nadie”, especialmente con su perrita. 

En definitiva, “John Wick 4” es fácilmente la mejor entrega de la saga. Es más divertida, tiene más acción, más personaje y probablemente una de las obras cumbres del cine de acción contemporáneo.