En palco 2
Andrea Cardemil
Por

28 de noviembre de 2022

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Conversamos con la psicóloga Andrea Cardemil sobre su colección de cuentos infantiles que enseña a regular las emociones

El primer relato, protagonizado por un oso, se hizo viral en varios países.

En los meses de confinamiento, propios de la pandemia, muchos niños empezaron a experimentar más ansiedad, estrés, rabia y tristeza. En este complejo escenario, varios padres se dieron cuenta que no tenían las herramientas necesarias para enseñarles a sus hijos a gestionar las emociones de forma efectiva y lamentablemente en la web había escaso material de esta área. La psicóloga clínica infanto-juvenil Andrea Cardemil se percató de este problema y creó una entretenida historia de un oso de tres años, llamado Filipo, que hiberna junto a su familia para protegerse del frío. Su objetivo era explicarles a los más pequeños cómo funciona la cuarentena sin necesidad de hablar del covid-19. Cuando el relato estaba terminado lo compartió de manera gratuita en su cuenta de Instagram, plataforma donde tiene 93 mil seguidores,  y rápidamente se viralizó en diversos países. Esta buena recepción de la gente la motivó a seguir adelante con su proyecto literario. El siguiente paso fue ilustrar al protagonista, porque al principio utilizó una imagen de internet. Luego, comenzó a trabajar con la editorial Penguin para llevar a todo Chile y el mundo los cuentos: “Tengo miedo”, “Estoy triste”, “Filipo se enoja”, “Soy feliz”, “Yo puedo”, que desarrolla la sensación de logro y “Respira conmigo”, que aborda la tolerancia a la frustración.  

Esta maravillosa colección le muestra a los niños que experimentar diversas emociones es normal y necesario, les enseña a identificar cada una y les da consejos prácticos para aprender a manejarlas. Los seis relatos están disponibles en formato digital y físico. Quienes opten por este último, se encontrarán con la grata sorpresa de que fueron confeccionados con material resistente y lavable para que se puedan manipular sin miedo a que se rompan, es lo que se conoce como libro-juguete. Además, todos son interactivos, tienen preguntas y recursos que permiten que los pequeños conecten con lo que están sintiendo, por ejemplo, un cuento incorpora en una de sus páginas un espejo para que vean su cara de enojo. 

¡Larga vida a esta iniciativa sobre inteligencia emocional dirigida a niños desde los 2 años!


Andrea, ¿por qué es importante enseñarles a los niños desde temprana edad a regular las emociones? 

Porque se ha visto que tener la habilidad de poder regular tus emociones es uno de los factores protectores más importantes para las relaciones con otros, para el bienestar y salud mental. Y mientras más temprano uno parta con este proceso, que es complejo y largo, mejor. Entonces, uno dice bueno, pero un niño de dos años qué va a estar aprendiendo regulación emocional, y claro que sí, el primer paso es conocer la emoción, identificarla en el cuerpo. Por eso, en todos los cuentos, dice, por ejemplo, cuando Filipo se enoja frunce el ceño o hace con las patitas así cuando está muy enojado, porque la idea es que el niño pueda identificar cómo se siente la emoción en el cuerpo y poder ponerle nombre. Ese es el primer pasito y después viene todo lo que es cómo la expreso, qué cosas puedo hacer para recuperar la calma, en los cuentos aparece cómo el niño vive la emoción y cómo finalmente la emoción se va. Aparecen también ejemplos de cómo los papás lo acompañan. La idea es que los niños, además de ver que las emociones son normales, de aprender a identificarlas, puedan ver que así como llegan, se van. Entonces, yo puedo estar triste y después la tristeza va a pasar y me voy a jugar y que le perdamos un poco este susto a las emociones, tanto los niños como los papás.


¿Se puede decir, entonces, que los niños que aprenden a regular las emociones tienen una mejor calidad de vida?

Lo que plantean las investigaciones es que los niños que tienen un mejor manejo de las emociones establecen mejores relaciones con el grupo de pares, tienen mejor autoestima, cuando enfrentan situaciones adversas se recuperan más fácil, les va mejor en el colegio, se enferman menos, o sea, hay un montón de beneficios que van desde aspectos emocionales, sociales, incluso físicos. Alguien podría decir: pero, ¿qué tiene que ver manejar las emociones con enfermarte menos? Y tiene que ver, porque cuando estamos estresados nuestro sistema inmune se inhibe, por lo tanto, cuando tenemos mejor manejo de las emociones todo funciona mejor.


¿A qué edad parte el proceso de aprender a regular las emociones?

Aprender a regular las emociones es algo que parte del momento en que la guagüita nace. Cuando tú tienes una guagüita que está llorando, que no tiene ninguna capacidad de regulación, porque su cerebro aún es muy inmaduro y todavía no desarrolla habilidades, cuando tú la tomas para calmarla, y respiras o haces así (balancear al bebé en los brazos de un lado al otro suavemente) de manera indirecta tú le estás enseñando a regular esa emoción, porque nosotros aprendemos a hacerlo en la medida que viene un otro que nos regula. Pero en la medida que el niño va creciendo, va aprendiendo pasito a pasito, hacerlo de una manera más autónoma, pasito a pasito. Entonces, un primer pasito es sentirse seguro cuando siento la emoción. Un segundo pasito es cómo se llama esto que estoy sintiendo, cómo se siente ir aprendiendo que puedo respirar, que puedo contar lo que me pasa. Y así, en este proceso uno va avanzando hasta que uno espera cuando los niños ya están más maduros que puedan tener un buen manejo de las emociones.


¿Crees que hace falta en los colegios incorporar o fortalecer la educación emocional?

Sí, absolutamente, el desarrollo socioemocional debería estar dentro de una de las prioridades en los colegios, no solamente porque los niños necesitan aprender esto, sino que en la medida que un niño se siente seguro en el colegio y contenido, es un niño que va a tener mejores relaciones con los otros y que va a aprender más. Entonces, a veces los colegios con tal de darle más prioridad a otros aprendizajes terminan generando el efecto contrario de lo que están buscando.


Hace un tiempo escuché decir a un especialista que no hay emociones positivas y negativas, que es la típica clasificación que uno hace. Él explicaba que hay diversas emociones y que todas de alguna forma nos ayudan, ¿compartes esta visión?, ¿crees que es bueno enseñarles a los niños a regular las emociones desde esta mirada?

Sí, yo en todos mis libros y en los cuentos ahora también planteo esto, en los cuentos de manera indirecta, porque efectivamente no hay emociones ni buenas ni malas, las emociones son todas adaptativas, cumplen un fin adaptativo. Entonces, por ejemplo, la rabia que tiende a ser una emoción catalogada de negativa, es la emoción que nos permite darnos cuenta que lo que está pasando no nos gusta y que nos lleva a hacer un cambio o establecer un límite. Imagínate no sentir rabia, cómo tú te das cuenta de eso, es como caerse y que no te duela, cómo te das cuenta que tienes una herida y que necesitas sanar. El miedo es la emoción que nos lleva a ver que necesitamos hacer algo para sentirnos seguros. La tristeza nos lleva a procesar una pérdida, o sea, todas las emociones cumplen con un fin adaptativo y lo que ocurre es que hay emociones que son agradables y desagradables, porque a nadie le gusta estar enojado, a nadie le gusta estar triste, pero no por eso es negativo. Esa es como la distinción agradable y desagradable y es súper importante tener esto muy claro, porque cuando nosotros creemos que las emociones son negativas, de alguna u otra manera nos resulta más difícil aceptar que un niño sienta esa emoción. Entonces, vemos a un niño triste y le hacemos cosquilla o hacemos cualquier cosa para que deje de sentirse así, cuando el niño en ese momento necesita sentirlo, o sienten rabia y los castigamos o los tratamos mal, cómo te enojas por eso, que malagradecido, cuando en verdad está bien que se enoje, entonces por eso es importante entender que todas las emociones son buenas y todas las emociones se aceptan.


¿Qué comentarios te han llegado sobre esta colección de cuentos?

Me llegan fotos, que los aman, que mucha gracia. Como Filipo es un personaje que existía de antes, porque empezó desde la pandemia me han llegado videos de niños saltando en las librerías, “Filipo, Filipo”, contentos, niños que se disfrazan de Filipo. Esas son las cosas que me llenan de emoción.


Revisa a continuación la entrevista completa que le realizamos a Andrea Cardemil, especialista en Terapia de Juego, desarrollo socioemocional y crianza.





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