Denominación de Origen es de esas películas entrañables, que te hacen reír a carcajadas, pero que también invita a la reflexión. Tomás Alzamora (La Mentirita Blanca) nos regala una cinta híbrida, que mezcla la realidad con la ficción, y que nace a partir de un hecho verídico. Representantes de la localidad de San Carlos deben devolver el premio a la Mejor Longaniza en la Fiesta de la Longaniza de Chillán en 2018, sólo por no pertenecer de la ciudad organizadora. La trama se desencadena con este hecho, y como lo que ocurrió afectó a toda una población. A partir de ahí, cuatro personas comunes y corrientes no van a descansar hasta devolverle a San Carlos su sitial con respecto al preciado embutido, se trata de Luisa ( Luisa Marabolí), una dirigenta vecinal, san carlina de adopción; el Tío Lelo ( Exequías Inostroza), un hombre de edad, humilde y pequeño productor de longanizas; DJ Fuego ( Roberto Betancourt) un músico local y el típico busquilla; y del abogado chanta, pero buena persona, Juan Peñailillo ( Alexis Marín). Juntos formarán el MSPLSC, o sea el Movimiento Social por la Longaniza de San Carlos, en el que intentarán unir -no sin muchas dificultades- a toda una comunidad en la lucha por dar el sello de 'denominación de origen' a la producción de este famoso embutido. Una película que atrapa al espectador de principio a fin, en el que el trabajo de Alzamora denota originalidad, libertad y, además, el compromiso que siente con San Carlos, su ciudad natal. Una producción que, aunque parezca ilógico, está tan bien pensada como improvisada, con una historia que en ciertos momentos puede identificarnos a cualquiera, cuyos personajes son entrañables y divertidos, pero que nos dejan grandes lecciones, así como también grandes sonrisas. Para quienes no somos de la localidad, probablemente el tema de la longaniza es una buena excusa para darnos un rato de entretención simple, aunque de calidad, pero para los sancarlinos el tema es algo más que serio. El trabajo en equipo, la importancia de la identidad, del esfuerzo y el sentido de pertenencia, son temas centrales en Denominación de Origen. La gran selección de casting, todos actores naturales y de la zona, menos Luisa que es de Valparaíso, hacen de esta película algo grande, imperdible y muy recomendable de visitar en salas de cines, donde ya está disponible desde el 24 de abril.
La nueva película del director y guionista Alberto Haydn nos habla sobre el duelo, la pérdida y nuestra relación con los que ya no están. La vida de Jorge ( Francisco Pérez- Bannen) cambia cuando conoce a Josefina ( Patricia Rivadeneira), una mujer que ha perdido a su hijo hace cuatro años. Ella ve en Jorge un reflejo de su retoño muerto, después de todo llevan el mismo nombre y eso -según ella- no es coincidencia. Por eso Josefina lo busca, trata de entablar una relación con él, mientras Jorge se va obsesionando con su homónimo fallecido. “Una luz negra” estrena en cines el 5 de junio.
El realizador chileno Jorge Riquelme Serrano (Algunas Bestias) regresa a la cartelera con una nueva película de personajes en conflicto con dilemas morales, se trata deIsla Negra. En la costa, pasan un fin de semana como amantes, el indolente Guillermo ( Alfredo Castro) un empresario del rubro inmobiliario, y su jefa de obra y mano derecha, Carmen ( Paulina Urrutia), una mujer independiente y a la vez sensible. Cuando todo parece ir perfecto entre ellos y la construcción de un proyecto en el borde costero va viento en popa, el idilio se quiebra cuando una joven y humilde pareja ( Marcela Salinas y Gastón Salgado) junto a su padre enfermo ( José Soza) acampan a la orilla del mar, en frente de la enorme casa de veraneo de Guillermo. Carmen empatiza con esta familia, los ayuda en lo que puede, mientras que su amante, los detesta. Pronto se verán envueltos en una convivencia forzada y tóxica que mostrará sus verdaderas caras, cómo están ligados entre ellos y que son capaces de hacer para defender por defender su verdad. Un drama social que se mezcla con la tensión del home invasion, en donde no hay buenos ni malos. Todos tienen metas, miedos y luchas propias, acá es difícil empatizar siempre con un mismo personaje o de plano odiarlos. Un interesante punto de vista para que el espectador se relacione con esta trama que se basa en situaciones reales sobre la desigualdad de un país, la crisis de la vivienda y la falta de entendimiento entre las personas. Las poderosas interpretaciones de los cinco protagonistas y los diálogos hacía el final de la película hacen que merezca la pena ser vista. En salas de cine desde el 17 de abril.
Director de cine, guionista, docente, fundador del Festival de Cine Nacional de Ñuble, Tomás Alzamora, está por estrenar en salas comerciales su nueva películaDenominación de Origen, cuyo escenario es su natal San Carlos, tierra de Violeta Parra, Los Ángeles Negros y de las longanizas. La película, que es un entretenido y reflexivo híbrido entre el documental y la ficción, nos presenta a cuatro simpáticos y entrañables personajes (como voz de toda una comunidad), quienes luchan por lograr la 'denominación de origen' de la longaniza para esa zona, y así darle el lugar que se merece a toda una comunidad con respecto a este importante producto, el que lamentablemente siempre se le identifica con la vecina Chillán. La lucha del Movimiento Social por la Longaniza de San Carlos se basa en un hecho real ocurrido en 2018, durante la celebración de la Fiesta de la Longaniza de Chillán, cuando le quitaron el premio a los sancarlinos como la “Mejor Longaniza”. Tomás Alzamora conversó con En Palco, donde nos contó varios detalles de la realización de esta película, e indicó que,para nosotros, para mi como sancarlino, es un tema importante, es lo mejor que tenemos. Básicamente, es parte de nuestra identidad, un caballito de batalla... No tenemos playas, no tenemos ríos, entonces de las cosas buenas que tenemos para ofrecer en nuestras casas son nuestras longanizas... Esta historia viene desde muy pequeño, la longaniza ha estado en mi retina desde que era muy chiquitito. Además, el director nos confesó que hay mucho de improvisación en esta producción, que le dio la libertad necesaria al equipo para que hiciera su aporte y convertir esto en un trabajo colectivo:Quería hacer una película más cercana a la gente... La gente es libre, puede mirar a cámara, se puede equivocar, puede tartamudear, puede abrazar los errores, y encontré en esta forma una espacio de mucha libertad y creé este sistema que transita entre el documental y la ficción. Responde un poco a esa búsqueda, a esa inquietud, de divertirse, de libertad absoluta, para el equipo y para la gente que está delante de cámara. Denominación de Origen llega a cines del país el 24 de abril, mientras puedes conocer más sobre esta cinta chilena viendo la entrevista completa que sostuvimos con Tomás Alzamora.
La cinta chilena “Los Años Salvajes” es una de esas películas que sorprenden por lo bien que logran equilibrar el drama con un humor seco y descarnado. Su trama gira en torno a Ricky Palace, un músico olvidado que fue parte de la Nueva Ola chilena, que sobrevive interpretando sus antiguos éxitos en un bar de Valparaíso. Pero cuando el local cierra y un obituario erróneo lo declara muerto, Ricky decide enfrentarse a Tommy Wolf, una estrella internacional que se ha apropiado de una canción que él grabó en su juventud. Así, lo que podría haber sido solo un retrato nostálgico se transforma, gracias a una dirección aguda y una actuación descomunal de Daniel Antivilo, en un viaje crepuscular que remite tanto al cine de Sam Peckinpah, como a Fat City de John Huston o The Wrestler de Darren Aronofsky. Su mayor virtud radica, quizás, en la interpretación magnética de Antivilo —a quien ya habíamos visto brillar en el brutal thriller “Matar a un Hombre”— quien encarna al decadente músico Ricky Palace con una mezcla de furia, patetismo y carisma que lo convierte en uno de esos personajes que se quedan grabados en la retina. Ricky Palace es, sin duda, uno de los grandes personajes del cine chileno reciente. Es un tipo que se resiste a morir, a apagarse, y en esa tozudez se vuelve entrañable. Pero el mérito no es solo de él. El reparto que lo rodea —donde destacan nombres como José Soza, Alejandro Goic, Daniel Muñoz y Nathalia Galgani— contribuye gracias a un “cine de personajes” a darle espesor a esta historia sobre redención, decadencia y dignidad. Además, hay una aparición especial de José Alfredo “Pollo” Fuentes, ícono de la Nueva Ola, que funciona como guiño emotivo y reafirma que esta película es también un homenaje a una era musical fundamental para nuestro país. Valparaíso no es solo el escenario de esta historia, sino que actúa como un personaje más. Su director, Andrés Nazarala —periodista, crítico de cine y director porteño— filma sus pasajes, cerros y bares con cariño y melancolía, convirtiendo la ciudad en una extensión del estado anímico de su protagonista: hermosa, ajada, decadente, pero aún con alma. También destaca la banda sonora original, compuesta especialmente por Sebastián Orellana para el filme y que incluso se puede encontrar en Spotify. Son canciones cargadas de personalidad que acompañan y expanden el mundo emocional de Ricky. Los Años Salvajes es una gran película chilena, no solo porque logra emocionar y divertir, sino porque habla con claridad del paso del tiempo, del olvido, de lo que muere… pero también de lo que resiste, aunque sea cantando en un bar de mala muerte. Ya está en salas chilenas.
Denominación de Origen es de esas películas entrañables, que te hacen reír a carcajadas, pero que también invita a la reflexión. Tomás Alzamora (La Mentirita Blanca) nos regala una cinta híbrida, que mezcla la realidad con la ficción, y que nace a partir de un hecho verídico. Representantes de la localidad de San Carlos deben devolver el premio a la Mejor Longaniza en la Fiesta de la Longaniza de Chillán en 2018, sólo por no pertenecer de la ciudad organizadora. La trama se desencadena con este hecho, y como lo que ocurrió afectó a toda una población. A partir de ahí, cuatro personas comunes y corrientes no van a descansar hasta devolverle a San Carlos su sitial con respecto al preciado embutido, se trata de Luisa ( Luisa Marabolí), una dirigenta vecinal, san carlina de adopción; el Tío Lelo ( Exequías Inostroza), un hombre de edad, humilde y pequeño productor de longanizas; DJ Fuego ( Roberto Betancourt) un músico local y el típico busquilla; y del abogado chanta, pero buena persona, Juan Peñailillo ( Alexis Marín). Juntos formarán el MSPLSC, o sea el Movimiento Social por la Longaniza de San Carlos, en el que intentarán unir -no sin muchas dificultades- a toda una comunidad en la lucha por dar el sello de 'denominación de origen' a la producción de este famoso embutido. Una película que atrapa al espectador de principio a fin, en el que el trabajo de Alzamora denota originalidad, libertad y, además, el compromiso que siente con San Carlos, su ciudad natal. Una producción que, aunque parezca ilógico, está tan bien pensada como improvisada, con una historia que en ciertos momentos puede identificarnos a cualquiera, cuyos personajes son entrañables y divertidos, pero que nos dejan grandes lecciones, así como también grandes sonrisas. Para quienes no somos de la localidad, probablemente el tema de la longaniza es una buena excusa para darnos un rato de entretención simple, aunque de calidad, pero para los sancarlinos el tema es algo más que serio. El trabajo en equipo, la importancia de la identidad, del esfuerzo y el sentido de pertenencia, son temas centrales en Denominación de Origen. La gran selección de casting, todos actores naturales y de la zona, menos Luisa que es de Valparaíso, hacen de esta película algo grande, imperdible y muy recomendable de visitar en salas de cines, donde ya está disponible desde el 24 de abril.
La nueva película del director y guionista Alberto Haydn nos habla sobre el duelo, la pérdida y nuestra relación con los que ya no están. La vida de Jorge ( Francisco Pérez- Bannen) cambia cuando conoce a Josefina ( Patricia Rivadeneira), una mujer que ha perdido a su hijo hace cuatro años. Ella ve en Jorge un reflejo de su retoño muerto, después de todo llevan el mismo nombre y eso -según ella- no es coincidencia. Por eso Josefina lo busca, trata de entablar una relación con él, mientras Jorge se va obsesionando con su homónimo fallecido. “Una luz negra” estrena en cines el 5 de junio.
El realizador chileno Jorge Riquelme Serrano (Algunas Bestias) regresa a la cartelera con una nueva película de personajes en conflicto con dilemas morales, se trata deIsla Negra. En la costa, pasan un fin de semana como amantes, el indolente Guillermo ( Alfredo Castro) un empresario del rubro inmobiliario, y su jefa de obra y mano derecha, Carmen ( Paulina Urrutia), una mujer independiente y a la vez sensible. Cuando todo parece ir perfecto entre ellos y la construcción de un proyecto en el borde costero va viento en popa, el idilio se quiebra cuando una joven y humilde pareja ( Marcela Salinas y Gastón Salgado) junto a su padre enfermo ( José Soza) acampan a la orilla del mar, en frente de la enorme casa de veraneo de Guillermo. Carmen empatiza con esta familia, los ayuda en lo que puede, mientras que su amante, los detesta. Pronto se verán envueltos en una convivencia forzada y tóxica que mostrará sus verdaderas caras, cómo están ligados entre ellos y que son capaces de hacer para defender por defender su verdad. Un drama social que se mezcla con la tensión del home invasion, en donde no hay buenos ni malos. Todos tienen metas, miedos y luchas propias, acá es difícil empatizar siempre con un mismo personaje o de plano odiarlos. Un interesante punto de vista para que el espectador se relacione con esta trama que se basa en situaciones reales sobre la desigualdad de un país, la crisis de la vivienda y la falta de entendimiento entre las personas. Las poderosas interpretaciones de los cinco protagonistas y los diálogos hacía el final de la película hacen que merezca la pena ser vista. En salas de cine desde el 17 de abril.
Director de cine, guionista, docente, fundador del Festival de Cine Nacional de Ñuble, Tomás Alzamora, está por estrenar en salas comerciales su nueva películaDenominación de Origen, cuyo escenario es su natal San Carlos, tierra de Violeta Parra, Los Ángeles Negros y de las longanizas. La película, que es un entretenido y reflexivo híbrido entre el documental y la ficción, nos presenta a cuatro simpáticos y entrañables personajes (como voz de toda una comunidad), quienes luchan por lograr la 'denominación de origen' de la longaniza para esa zona, y así darle el lugar que se merece a toda una comunidad con respecto a este importante producto, el que lamentablemente siempre se le identifica con la vecina Chillán. La lucha del Movimiento Social por la Longaniza de San Carlos se basa en un hecho real ocurrido en 2018, durante la celebración de la Fiesta de la Longaniza de Chillán, cuando le quitaron el premio a los sancarlinos como la “Mejor Longaniza”. Tomás Alzamora conversó con En Palco, donde nos contó varios detalles de la realización de esta película, e indicó que,para nosotros, para mi como sancarlino, es un tema importante, es lo mejor que tenemos. Básicamente, es parte de nuestra identidad, un caballito de batalla... No tenemos playas, no tenemos ríos, entonces de las cosas buenas que tenemos para ofrecer en nuestras casas son nuestras longanizas... Esta historia viene desde muy pequeño, la longaniza ha estado en mi retina desde que era muy chiquitito. Además, el director nos confesó que hay mucho de improvisación en esta producción, que le dio la libertad necesaria al equipo para que hiciera su aporte y convertir esto en un trabajo colectivo:Quería hacer una película más cercana a la gente... La gente es libre, puede mirar a cámara, se puede equivocar, puede tartamudear, puede abrazar los errores, y encontré en esta forma una espacio de mucha libertad y creé este sistema que transita entre el documental y la ficción. Responde un poco a esa búsqueda, a esa inquietud, de divertirse, de libertad absoluta, para el equipo y para la gente que está delante de cámara. Denominación de Origen llega a cines del país el 24 de abril, mientras puedes conocer más sobre esta cinta chilena viendo la entrevista completa que sostuvimos con Tomás Alzamora.
La cinta chilena “Los Años Salvajes” es una de esas películas que sorprenden por lo bien que logran equilibrar el drama con un humor seco y descarnado. Su trama gira en torno a Ricky Palace, un músico olvidado que fue parte de la Nueva Ola chilena, que sobrevive interpretando sus antiguos éxitos en un bar de Valparaíso. Pero cuando el local cierra y un obituario erróneo lo declara muerto, Ricky decide enfrentarse a Tommy Wolf, una estrella internacional que se ha apropiado de una canción que él grabó en su juventud. Así, lo que podría haber sido solo un retrato nostálgico se transforma, gracias a una dirección aguda y una actuación descomunal de Daniel Antivilo, en un viaje crepuscular que remite tanto al cine de Sam Peckinpah, como a Fat City de John Huston o The Wrestler de Darren Aronofsky. Su mayor virtud radica, quizás, en la interpretación magnética de Antivilo —a quien ya habíamos visto brillar en el brutal thriller “Matar a un Hombre”— quien encarna al decadente músico Ricky Palace con una mezcla de furia, patetismo y carisma que lo convierte en uno de esos personajes que se quedan grabados en la retina. Ricky Palace es, sin duda, uno de los grandes personajes del cine chileno reciente. Es un tipo que se resiste a morir, a apagarse, y en esa tozudez se vuelve entrañable. Pero el mérito no es solo de él. El reparto que lo rodea —donde destacan nombres como José Soza, Alejandro Goic, Daniel Muñoz y Nathalia Galgani— contribuye gracias a un “cine de personajes” a darle espesor a esta historia sobre redención, decadencia y dignidad. Además, hay una aparición especial de José Alfredo “Pollo” Fuentes, ícono de la Nueva Ola, que funciona como guiño emotivo y reafirma que esta película es también un homenaje a una era musical fundamental para nuestro país. Valparaíso no es solo el escenario de esta historia, sino que actúa como un personaje más. Su director, Andrés Nazarala —periodista, crítico de cine y director porteño— filma sus pasajes, cerros y bares con cariño y melancolía, convirtiendo la ciudad en una extensión del estado anímico de su protagonista: hermosa, ajada, decadente, pero aún con alma. También destaca la banda sonora original, compuesta especialmente por Sebastián Orellana para el filme y que incluso se puede encontrar en Spotify. Son canciones cargadas de personalidad que acompañan y expanden el mundo emocional de Ricky. Los Años Salvajes es una gran película chilena, no solo porque logra emocionar y divertir, sino porque habla con claridad del paso del tiempo, del olvido, de lo que muere… pero también de lo que resiste, aunque sea cantando en un bar de mala muerte. Ya está en salas chilenas.