Este biopic sobre el éxito, las adicciones, los demonios y la redención de una de las figuras más emblemáticas y pioneras de las Artes Marciales Mixtas -y ex campeón de la UFC- Mark Kerr, no sigue los clásicos patrones de las cintas deportivas centradas en personajes reales. EnThe Smashing Machine oLa Máquina, Benny Safdie nos sumerge en una serie de escenas que retratan momentos clave en la vida del deportista, cargadas de dramatismo y bien logradas por sí solas, pero que fallan al unirse como relato. Da la sensación de que el guionista, montajista y director estuviera apurado por mostrarnos todo lo que tenía, sin dar tiempo del todo para digerir la historia. El espectador siente que está ante una especie de documental que lo sitúa en primera fila de esta vida real, pero sin permitirle acercarse por completo a los protagonistas. Con cámara en mano y planos a veces poco limpios, la película promete más de lo que finalmente entrega, aunque no se trata en absoluto de una mala producción. Dwayne Johnson, “La Roca”, asume con éxito un papel complejo y dramático, logrando una notable transformación física y emocional. Más allá de las potentes escenas de lucha, vemos a un hombre grande y fuerte que también es amable, sensible y profundamente inseguro, atrapado entre el éxito y la autoexigencia, los excesos y una relación pasivo-agresiva con Dawn ( Emily Blunt), quien encarna una versión caricaturesca de la típica pareja “trofeo” del deportista. Otro personaje relevante es el mejor amigo y apoyo de Kerr, el también luchador Mark Coleman, interpretado con sensibilidad por el artista marcial mixto Ryan Bader. Un hombre distinto a Kerr : disciplinado, familiar y equilibrado, que funciona como su contrapunto moral, casi como la conciencia de “La Máquina”. Esta película llega a cines chilenos este 16 de octubre.
Scott Derrickson regresa a la pantalla grande con la secuela deTeléfono Negro (2021), una película que va más allá de la entrega original basada en el cuento de Joe Hill, hijo de Stephen King. Han pasado algunos años desde que Finn Shaw ( Mason Thames) logró eliminar a su perverso captor, pero el trauma no lo abandona. Para evadir sus pensamientos -y los llamados telefónicos del más allá que aún escucha- recurre a la marihuana y a la soledad. Por su parte, su hermana menor Gwen ( Madeleine McGraw) continúa con sus sueños reveladores, ahora más vívidos y peligrosos, que la hacen desplazarse dormida. En sus visiones aparece un lugar frío y tres niños asesinados por El Raptor ( Ethan Hawke). Pero lo más perturbador ocurre cuando recibe un llamado de su madre muerta cuando joven, quien también tenía el don de comunicarse con las víctimas. Gwen une las piezas y viaja junto a Finn y un amigo a un aislado campamento de invierno cristiano, Alpine Lake, donde su madre fue entrenadora. La chica asume el rol protagónico, aunque su hermano -aún reticente- no puede dejarla sola. Una terrible tormenta de nieve y el espíritu vengativo de El Raptor, convertido ahora en una suerte de Freddy Krueger, pondrán en peligro a los jóvenes y al dueño del lugar, Mando ( Demián Bichir), quien lleva años buscando a los niños desaparecidos. El asesino, desde el infierno, hará lo imposible por destruir a Gwen para vengarse de Finn. Con más elementos paranormales, oscuridad y terror, esta secuela resulta una propuesta entretenida e inquietante que expande el universo original sin perder su esencia. Teléfono Negro 2 nos recuerda que la única manera de vencer el miedo es enfrentarlo cara a cara y apoyarnos en quienes amamos. Además, la fe -curiosamente- ocupa un lugar clave en esta historia. En cines chilenos desde el 16 de octubre.
Eva es gendarme en una prisión y pasa sus días en una rutina donde se preocupa porque todo funcione correctamente. Un día se da cuenta que un prisionero que llega al recinto es alguien importante de su pasado, quien le generó mucho daño. Así comienza “La Venganza”, película danesa-sueca que nos narra el dolor y lo que estamos dispuestos a hacer cuando este nos carcome. La cinta está protagonizada por Sidse Baddet Knudsen y Sebastian Bull, y dirigida por Gustav Möller, quien nos introduce en un encierro lleno de un sufrimiento contenido. “La Venganza”, fue nominada al Oso de Oro como Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Berlín 2024 y ha recibido excelentes críticas alrededor del mundo. La trama nos va contando cómo una mujer busca justicia a través de sus propios actos, sin medir las consecuencias ni el peligro que le puede generar. Un camino lleno de culpa y de pena, que se hace cuesta arriba con un hombre que no tiene escrúpulos y que es realmente peligroso. La atmósfera que se genera nos hace experimentar diferentes sentimientos: pena, ansiedad e incluso miedo por el futuro de la protagonista, quien parece adentrarse en un viaje sin retorno, donde el dolor guiará sus pasos hasta encontrarse en situaciones que la pueden llevar al extremo. Las cámaras de seguridad se convierten en testimonio de cada paso que da Eva y nos muestran poco a poco sus planes para el prisionero, a quien buscará destruir sin darse cuenta de que puede generar una serie de problemas para ella misma. ¿Cómo lidiamos con el daño que nos han hecho? Es un planteamiento que se repite durante toda la película y que nos lleva a pensar en cómo actuaríamos nosotros en una situación similar o si tomaríamos la justicia en nuestras propias manos. Una intensa cinta que nos mantiene atrapados y que sorprende por el clima al que nos transporta. Si quieres ver “La Venganza” lo puedes hacer en salas de cine seleccionadas desde el 16 de octubre.
En un pueblo que se encuentra en el norte de Chile, donde se desarrolla la minería, las mujeres viven bajo estrictas reglas y un ambiente machista. Dina, quien está embarazada y solo quiere escapar a la ciudad, deberá enfrentar difíciles decisiones y tratar de ayudar a su hermana pequeña llamada Sariri, que enfrenta la aparición de su primer período bajo una exigente tradición. Así comienza “Sariri”, ópera prima de Laura Donoso, protagonizada por Catalina Ríos, Martina González y Paola Lattus. Una propuesta que nos habla de temas que muchas veces no se conversan, como la menstruación y todos sus alcances, las tradiciones que se imponen en ciertas zonas y los sueños que muchas veces se pueden tornar cuesta arriba. Esta película también nos muestra la inmensidad del desierto y sus características que lo hacen tan imponente, majestuoso y peligroso a ratos. El paisaje se convierte en una parte muy importante de la trama, ya que nos acoge y recibe a través de los ojos de Sariri, quien recorre un camino lleno de obstáculos y sin un futuro certero. A través de Dina podemos conocer los sueños de una joven, que busca escapar de la realidad que la convierte en prisionera de su propia vida, mientras que Sariri debe enfrentar un cambio que la llevará hacia un nuevo camino, el cual vivirá con incertidumbre y a la espera de que su hermana la oriente. Conversamos con su directora Laura Donoso, quien define esta película como “un viaje hacia la pérdida de la inocencia” un tema que le interesa porque “creo que es algo bien universal sobre todo para las personas menstruantes, que viene de la mano con algo muy específico que es cuando te llegó la menstruación por primera vez, creo que todas tenemos nuestra propia experiencia, nuestra propia historia”, según nos comenta. Un tema que propone adentrarnos en historias de mujeres y en cómo se les ha tratado en diferentes culturas, a través de los ojos de dos personajes muy ligados entre sí. Además podremos ver un trabajo actoral que se da con gran naturalidad, “esa relación de hermanas se dio desde el día uno”, confiesa la directora de la cinta. Disfruta de la entrevista completa con Laura Donoso en nuestro canal de Youtube.
La sagaTron regresa con todo su esplendor enTron: Ares, una película considerablemente atrapante, ruidosa e impresionante visualmente. Si pensabas que Legacy había llevado el estilo Tron a su límite, esta tercera entrega lo eleva un escalón más: luces neón, contrastes brutales, una dirección de arte exuberante y una mezcla casi apabullante de acción digital y real. La historia retoma el mundo pos-Legacy, donde Eva Kim ( Greta Lee) se vuelve pieza clave: su genio tecnológico y su sensibilidad interior conectan con Ares, la inteligencia artificial interpretada por Jared Leto, despertando un conflicto entre código y emoción. Ares, que solo puede existir en el mundo humano por 29 minutos, empieza a desarrollar sentimientos al “descubrir” la lluvia y otros estímulos sensoriales. En esa evolución, encuentra también un aliado inesperado: Kevin Flynn, encarnado nuevamente por Jeff Bridges, aparece como una especie de mesías digital que guía a Ares para encontrarse a sí mismo y asumir un destino más humano. Del otro lado, Julian Dillinger ( Evan Peters) reafirma la ambición fría de las corporaciones: creó a Ares para dominar, pero ve cómo su propia creación le sale del control cuando el programa elige la empatía por sobre el mandato. La presencia antagonista de Atenea, un Código Maestro que sigue órdenes de Dillinger, añade tensión y urgencia al escape y búsqueda del “Código de la Permanencia”. En cuanto al sonido, Tron: Ares no se reserva nada: Nine Inch Nails (Trent Reznor + Atticus Ross) lidera la banda sonora oficial, con 24 temas que no usan orquesta convencional, sino que apuestan por sintetizadores, texturas industriales y una sonoridad más cruda. Su música encaja a la perfección con el espíritu ochentero, pero modernizado, oscuro, violento y envolvente. La mejor manera de disfrutarla es en salas IMAX y 3D, una experiencia audiovisual poderosa. Pese a su grandilocuencia, Tron: Ares no es perfecta: la dirección visual y sonora es casi unánime como punto fuerte, pero el guion recurre demasiado a clichés de IA y nostalgia predecible. Pero tampoco está mal: forma parte del ADN de la saga, de ese equilibrio entre espectáculo y filosofía pop. Por lo tanto, si estás dispuesto a “abandonarte” al espectáculo audiovisual, Tron: Ares cumple como blockbuster de ciencia ficción: es intensa, densa en estética y sonido, y emocionalmente ambiciosa. El cameo de Bridges, aunque breve, le da legitimidad nostálgica y aporta un momento de conexión profunda entre generaciones de la saga. Y por supuesto: la escena final deja la puerta abierta a más continuaciones. Disney parece decidido a mantener viva la luz del disco. Ya en cines chilenos.
Este biopic sobre el éxito, las adicciones, los demonios y la redención de una de las figuras más emblemáticas y pioneras de las Artes Marciales Mixtas -y ex campeón de la UFC- Mark Kerr, no sigue los clásicos patrones de las cintas deportivas centradas en personajes reales. EnThe Smashing Machine oLa Máquina, Benny Safdie nos sumerge en una serie de escenas que retratan momentos clave en la vida del deportista, cargadas de dramatismo y bien logradas por sí solas, pero que fallan al unirse como relato. Da la sensación de que el guionista, montajista y director estuviera apurado por mostrarnos todo lo que tenía, sin dar tiempo del todo para digerir la historia. El espectador siente que está ante una especie de documental que lo sitúa en primera fila de esta vida real, pero sin permitirle acercarse por completo a los protagonistas. Con cámara en mano y planos a veces poco limpios, la película promete más de lo que finalmente entrega, aunque no se trata en absoluto de una mala producción. Dwayne Johnson, “La Roca”, asume con éxito un papel complejo y dramático, logrando una notable transformación física y emocional. Más allá de las potentes escenas de lucha, vemos a un hombre grande y fuerte que también es amable, sensible y profundamente inseguro, atrapado entre el éxito y la autoexigencia, los excesos y una relación pasivo-agresiva con Dawn ( Emily Blunt), quien encarna una versión caricaturesca de la típica pareja “trofeo” del deportista. Otro personaje relevante es el mejor amigo y apoyo de Kerr, el también luchador Mark Coleman, interpretado con sensibilidad por el artista marcial mixto Ryan Bader. Un hombre distinto a Kerr : disciplinado, familiar y equilibrado, que funciona como su contrapunto moral, casi como la conciencia de “La Máquina”. Esta película llega a cines chilenos este 16 de octubre.
Scott Derrickson regresa a la pantalla grande con la secuela deTeléfono Negro (2021), una película que va más allá de la entrega original basada en el cuento de Joe Hill, hijo de Stephen King. Han pasado algunos años desde que Finn Shaw ( Mason Thames) logró eliminar a su perverso captor, pero el trauma no lo abandona. Para evadir sus pensamientos -y los llamados telefónicos del más allá que aún escucha- recurre a la marihuana y a la soledad. Por su parte, su hermana menor Gwen ( Madeleine McGraw) continúa con sus sueños reveladores, ahora más vívidos y peligrosos, que la hacen desplazarse dormida. En sus visiones aparece un lugar frío y tres niños asesinados por El Raptor ( Ethan Hawke). Pero lo más perturbador ocurre cuando recibe un llamado de su madre muerta cuando joven, quien también tenía el don de comunicarse con las víctimas. Gwen une las piezas y viaja junto a Finn y un amigo a un aislado campamento de invierno cristiano, Alpine Lake, donde su madre fue entrenadora. La chica asume el rol protagónico, aunque su hermano -aún reticente- no puede dejarla sola. Una terrible tormenta de nieve y el espíritu vengativo de El Raptor, convertido ahora en una suerte de Freddy Krueger, pondrán en peligro a los jóvenes y al dueño del lugar, Mando ( Demián Bichir), quien lleva años buscando a los niños desaparecidos. El asesino, desde el infierno, hará lo imposible por destruir a Gwen para vengarse de Finn. Con más elementos paranormales, oscuridad y terror, esta secuela resulta una propuesta entretenida e inquietante que expande el universo original sin perder su esencia. Teléfono Negro 2 nos recuerda que la única manera de vencer el miedo es enfrentarlo cara a cara y apoyarnos en quienes amamos. Además, la fe -curiosamente- ocupa un lugar clave en esta historia. En cines chilenos desde el 16 de octubre.
Eva es gendarme en una prisión y pasa sus días en una rutina donde se preocupa porque todo funcione correctamente. Un día se da cuenta que un prisionero que llega al recinto es alguien importante de su pasado, quien le generó mucho daño. Así comienza “La Venganza”, película danesa-sueca que nos narra el dolor y lo que estamos dispuestos a hacer cuando este nos carcome. La cinta está protagonizada por Sidse Baddet Knudsen y Sebastian Bull, y dirigida por Gustav Möller, quien nos introduce en un encierro lleno de un sufrimiento contenido. “La Venganza”, fue nominada al Oso de Oro como Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Berlín 2024 y ha recibido excelentes críticas alrededor del mundo. La trama nos va contando cómo una mujer busca justicia a través de sus propios actos, sin medir las consecuencias ni el peligro que le puede generar. Un camino lleno de culpa y de pena, que se hace cuesta arriba con un hombre que no tiene escrúpulos y que es realmente peligroso. La atmósfera que se genera nos hace experimentar diferentes sentimientos: pena, ansiedad e incluso miedo por el futuro de la protagonista, quien parece adentrarse en un viaje sin retorno, donde el dolor guiará sus pasos hasta encontrarse en situaciones que la pueden llevar al extremo. Las cámaras de seguridad se convierten en testimonio de cada paso que da Eva y nos muestran poco a poco sus planes para el prisionero, a quien buscará destruir sin darse cuenta de que puede generar una serie de problemas para ella misma. ¿Cómo lidiamos con el daño que nos han hecho? Es un planteamiento que se repite durante toda la película y que nos lleva a pensar en cómo actuaríamos nosotros en una situación similar o si tomaríamos la justicia en nuestras propias manos. Una intensa cinta que nos mantiene atrapados y que sorprende por el clima al que nos transporta. Si quieres ver “La Venganza” lo puedes hacer en salas de cine seleccionadas desde el 16 de octubre.
En un pueblo que se encuentra en el norte de Chile, donde se desarrolla la minería, las mujeres viven bajo estrictas reglas y un ambiente machista. Dina, quien está embarazada y solo quiere escapar a la ciudad, deberá enfrentar difíciles decisiones y tratar de ayudar a su hermana pequeña llamada Sariri, que enfrenta la aparición de su primer período bajo una exigente tradición. Así comienza “Sariri”, ópera prima de Laura Donoso, protagonizada por Catalina Ríos, Martina González y Paola Lattus. Una propuesta que nos habla de temas que muchas veces no se conversan, como la menstruación y todos sus alcances, las tradiciones que se imponen en ciertas zonas y los sueños que muchas veces se pueden tornar cuesta arriba. Esta película también nos muestra la inmensidad del desierto y sus características que lo hacen tan imponente, majestuoso y peligroso a ratos. El paisaje se convierte en una parte muy importante de la trama, ya que nos acoge y recibe a través de los ojos de Sariri, quien recorre un camino lleno de obstáculos y sin un futuro certero. A través de Dina podemos conocer los sueños de una joven, que busca escapar de la realidad que la convierte en prisionera de su propia vida, mientras que Sariri debe enfrentar un cambio que la llevará hacia un nuevo camino, el cual vivirá con incertidumbre y a la espera de que su hermana la oriente. Conversamos con su directora Laura Donoso, quien define esta película como “un viaje hacia la pérdida de la inocencia” un tema que le interesa porque “creo que es algo bien universal sobre todo para las personas menstruantes, que viene de la mano con algo muy específico que es cuando te llegó la menstruación por primera vez, creo que todas tenemos nuestra propia experiencia, nuestra propia historia”, según nos comenta. Un tema que propone adentrarnos en historias de mujeres y en cómo se les ha tratado en diferentes culturas, a través de los ojos de dos personajes muy ligados entre sí. Además podremos ver un trabajo actoral que se da con gran naturalidad, “esa relación de hermanas se dio desde el día uno”, confiesa la directora de la cinta. Disfruta de la entrevista completa con Laura Donoso en nuestro canal de Youtube.
La sagaTron regresa con todo su esplendor enTron: Ares, una película considerablemente atrapante, ruidosa e impresionante visualmente. Si pensabas que Legacy había llevado el estilo Tron a su límite, esta tercera entrega lo eleva un escalón más: luces neón, contrastes brutales, una dirección de arte exuberante y una mezcla casi apabullante de acción digital y real. La historia retoma el mundo pos-Legacy, donde Eva Kim ( Greta Lee) se vuelve pieza clave: su genio tecnológico y su sensibilidad interior conectan con Ares, la inteligencia artificial interpretada por Jared Leto, despertando un conflicto entre código y emoción. Ares, que solo puede existir en el mundo humano por 29 minutos, empieza a desarrollar sentimientos al “descubrir” la lluvia y otros estímulos sensoriales. En esa evolución, encuentra también un aliado inesperado: Kevin Flynn, encarnado nuevamente por Jeff Bridges, aparece como una especie de mesías digital que guía a Ares para encontrarse a sí mismo y asumir un destino más humano. Del otro lado, Julian Dillinger ( Evan Peters) reafirma la ambición fría de las corporaciones: creó a Ares para dominar, pero ve cómo su propia creación le sale del control cuando el programa elige la empatía por sobre el mandato. La presencia antagonista de Atenea, un Código Maestro que sigue órdenes de Dillinger, añade tensión y urgencia al escape y búsqueda del “Código de la Permanencia”. En cuanto al sonido, Tron: Ares no se reserva nada: Nine Inch Nails (Trent Reznor + Atticus Ross) lidera la banda sonora oficial, con 24 temas que no usan orquesta convencional, sino que apuestan por sintetizadores, texturas industriales y una sonoridad más cruda. Su música encaja a la perfección con el espíritu ochentero, pero modernizado, oscuro, violento y envolvente. La mejor manera de disfrutarla es en salas IMAX y 3D, una experiencia audiovisual poderosa. Pese a su grandilocuencia, Tron: Ares no es perfecta: la dirección visual y sonora es casi unánime como punto fuerte, pero el guion recurre demasiado a clichés de IA y nostalgia predecible. Pero tampoco está mal: forma parte del ADN de la saga, de ese equilibrio entre espectáculo y filosofía pop. Por lo tanto, si estás dispuesto a “abandonarte” al espectáculo audiovisual, Tron: Ares cumple como blockbuster de ciencia ficción: es intensa, densa en estética y sonido, y emocionalmente ambiciosa. El cameo de Bridges, aunque breve, le da legitimidad nostálgica y aporta un momento de conexión profunda entre generaciones de la saga. Y por supuesto: la escena final deja la puerta abierta a más continuaciones. Disney parece decidido a mantener viva la luz del disco. Ya en cines chilenos.