El actor alemán Udo Kier se convirtió en una figura de culto gracias a su aire enigmático y a su versatilidad para transitar entre el cine mainstream, las producciones independientes e incluso el cine underground. A lo largo de su carrera trabajó en diversos países y colaboró con algunos de los directores más importantes del mundo, entre ellos John Carpenter ( Cigarette Burns), Werner Herzog ( My Son, My Son, What Have You Done?, Invincible), Dario Argento ( Suspiria, La Terza Madre), Michael Bay ( Armageddon), Wim Wenders ( El fin de la violencia), Gus Van Sant ( My Own Private Idaho) y, por supuesto, Lars von Trier, con quien filmó obras tan relevantes comoEuropa,Melancolía,Nymphomaniac yBailarina en la oscuridad junto a Björk. Con el realizador Rainer W. Fassbinder mantuvo una relación especialmente cercana desde muy joven. Se conocieron en bares gay, donde Kier lo vio siempre como un mentor y amigo. Esa conexión derivó en colaboraciones memorables en títulos comoLa mujer del ferroviario yBerlin Alexanderplatz. Su carrera también incluyó apariciones en videoclips de Madonna y trabajos en doblaje, además de ser una figura relevante en el mundo queer. En Chile, su última presencia en cartelera fue el año pasado con la notable cinta israelí de 2022 “Mi vecino Adolf”. Este año, el actor estrenó nuevas películas en Brasil, Estados Unidos y Japón, producciones que -de momento- no tienen fecha de llegada a nuestro país. Misterioso, carismático y siempre llamativo tanto como protagonista o actor secundario, Udo Kier falleció a los 81 años en Estados Unidos este 23 de noviembre, según informó su pareja, el artista Delbert McBride, a la revista Variety.
Personajes entrañables y variados nos deja el actor y director teatral Héctor Tito Noguera, toda una institución de la actuación en nuestro país, quien falleció este 28 de octubre a los 88 años. Con más de 60 años de trayectoria, inició su carrera en el teatro a finales de los años 50, para luego incursionar en las fotonovelas y debutar en el cine en 1961 con la cinta Deja que los perros ladren, de Naum Kramarenco. Posteriormente participó en películas icónicas como la gran El Chacal de Nahueltoro (1969) de Miguel Littin, Imagen Latente de Pablo Perelman, La Frontera de Ricardo Larraín y Subterra de Marcelo Ferrari. Su último trabajo en la pantalla grande fue Pa(de)ciente (2022), donde interpretó el rol protagónico. En televisión, comenzó su carrera en 1963 en Canal 13 realizando series, para luego llegar a las telenovelas en 1967 con Los días jóvenes, de la misma televisora. Fue héroe, villano, gracioso y temido, nos regaló grandes roles que le valieron el cariño absoluto del público nacional de forma masiva. Entre ellos, destacan el turbio Emilio Ponce en Semidiós, el simpático y ojo alegre alcalde de Sucupira, el patriarca Melquiades Antich de Romané, el cascarrabias empresario inglés William Clark en Pampa Ilusión o el inolvidable Ángel Mercader del fenómeno Machos. Trabajó en todos los canales de televisión que han realizado melodramas, aunque en los últimos años se encontraba en Mega, donde actualmente participaba en la telenovela Aguas de Oro. Debido a sus problemas de salud, el equipo había adaptado sus grabaciones. Creador del Teatro Camino en los 90, participó en grandes y pequeños montajes, destacando especialmente en monólogos. Su última obra teatral fue La Pérgola de las Flores, presentada en septiembre pasado en el Centro GAM. Ganador del Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales en 2015, formador de actores, su legado fue reconocido este martes con la declaración de duelo nacional por parte del Presidente Gabriel Boric, en honor a su memoria y contribución a la cultura chilena. Difícil resumir en líneas una carrera tan prolífica y querida por el público y sus colegas. El artista será velado a todo público en el Campus Oriente de la Universidad Católica desde las 16 hrs., y mañana se realizarán sus funerales a partir de las 11 de la mañana.
Diane Keaton, una de las actrices más queridas, icónicas y originales de Hollywood, falleció a los 79 años en California, dejando un inolvidable legado tanto en el cine dramático como en la comedia. Nacida como Diane Hall, tomó el apellido de su madre como nombre artístico, logrando la fama en los años setenta con papeles inolvidables como Kay Adams en la saga “ El Padrino ” y “ Annie Hall ”, actuación que le valió el Oscar a Mejor Actriz en 1977. Esta última cinta dirigida por Woody Allen con quien tuvo una prolífica relación, la actriz trabajó en ocho de sus producciones, tanto en papeles principales como secundarios. La primera vez que compartieron pantalla fue como actores de la película “Play it again, Sam” de 1972, dirigida por Herbert Ross. Durante más de cinco décadas, Keaton participó en películas que combinaban humor, vulnerabilidad y humanidad. Títulos como “ Reds ”, “ Marvin’s Room ” y “ Alguien tiene que ceder ”, le valieron nominaciones a los Premios de la Academia, mientras que “ El club de las divorciadas ” y “ El Padre de la Novia ” son algunas de sus comedias clásicas. Su trabajo, además de la actuación, incluyó dirección, producción y una vida pública marcada por su particular estilo al vestir, su gusto por la fotografía y su capacidad de reinventarse. Sus familiares no han revelado la causa de su muerte, pero han pedido respeto a su privacidad en estos momentos de dolor.
El cine vuelve a vestirse de luto. Claudia Cardinale, una de las últimas grandes divas de la pantalla, ha fallecido en Francia, dejando un legado que marcó la historia del séptimo arte. Nacida en Túnez de padres sicilianos, Cardinale supo desde muy temprano conjugar una belleza arrebatadora con un talento interpretativo que la convirtió en musa indiscutida del cine italiano y europeo. Su carrera estuvo jalonada de obras maestras. Fue dirigida por Federico Fellini en 8½, donde encarna esa figura femenina idealizada que acompaña al director en crisis creativa, y por Sergio Leone en Érase una vez en el Oeste, en la que brilló como Jill McBain, un personaje central en la construcción del western crepuscular. También dejó su huella en Hollywood con Los Profesionales de Richard Brooks, un western de aventuras donde compartió elenco con Burt Lancaster y Lee Marvin. Pero quizá su relación más fecunda fue con Luchino Visconti, con quien trabajó en dos películas fundamentales: Rocco y sus hermanos, retrato social y humano de una familia obrera del sur de Italia, y El Gatopardo, donde interpretó a Angelica Sedara, símbolo del ascenso de la burguesía en la Italia del Risorgimento. Allí compartió pantalla con Alain Delon -fallecido el año pasado- con quien formó una de las parejas más recordadas de la historia del cine. Esa inolvidable secuencia de baile entre ambos quedó grabada como una de las más bellas imágenes jamás filmadas. Cardinale también se destacó en títulos como La mujer de la maleta, El día de la lechuza junto a Franco Nero, y Fitzcarraldo de Werner Herzog, clásico del cine alemán en el que acompañó a Klaus Kinski en una de las epopeyas más ambiciosas jamás rodadas en la selva amazónica. Siempre supo elegir papeles donde podía desplegar tanto su magnetismo como una sensibilidad profunda, rechazando ser encasillada en los estereotipos que la industria pretendía imponerle. En sus últimos años vivió en Francia, rodeada de sus hijos y reconocida en todo el mundo por su trayectoria. Se mantuvo fiel a sí misma, reacia a ocultar el paso del tiempo o a transformarse en una caricatura de su propia leyenda. Su dignidad y su independencia marcaron tanto como sus películas. Con la partida de Claudia Cardinale desaparece una figura irrepetible, testigo y protagonista de una de las épocas más brillantes del cine europeo. Queda su legado inmenso: la mirada luminosa de Angelica, la fuerza silenciosa de Jill McBain, la sensualidad enigmática de 8½. Queda, sobre todo, la certeza de que pocas actrices lograron unir con tanta naturalidad el mito y la verdad humana.
El cine mundial despide hoy a Robert Redford, quien falleció a los 89 años en su casa de Utah. Actor, director, productor y fundador del Festival de Sundance, Redford fue mucho más que una estrella de Hollywood: fue un rostro icónico del cine estadounidense, un puente entre el Hollywood clásico y el moderno, y una de las últimas grandes figuras de aquella época dorada. Su carrera comenzó a destacar en los años 60, con títulos como The Chase (1966), donde compartió pantalla con Marlon Brando. Muy pronto se consolidó como uno de los actores más carismáticos de su generación gracias a películas que hoy son clásicos indiscutibles: Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), Jeremiah Johnson (1972), The Way We Were (1973), The Sting (1973) y Three Days of the Condor (1975). En ellas, Redford no solo encarnó a héroes y forajidos, sino también a figuras complejas, solitarias y vulnerables, lo que lo convirtió en símbolo de toda una época. Entre sus papeles más entrañables se encuentra El Jinete Eléctrico (1979), dirigida por su gran amigo Sydney Pollack. Infravalorada y poco conocida por el gran público, es una de esas películas que revelan la faceta más humana y nostálgica del actor. También brilló en dramas como Brubaker (1980), donde encarnó a un director de prisión enfrentado al sistema, mostrando su compromiso con papeles de fuerte contenido social. Como director debutó con fuerza en Ordinary People (1980), con la que ganó el Oscar. Más tarde firmó títulos como Quiz Show (1994), Nada es para Siempre (A River Runs Through It, 1992) y The Horse Whisperer (1998), películas sensibles y elegantes que confirmaron su mirada humanista y su interés por los personajes en búsqueda de redención. Su carrera se extendió hasta el siglo XXI con interpretaciones memorables: All is Lost (2013), una de sus obras maestras, donde sostuvo en soledad un relato de supervivencia, y The Old Man and the Gun (2018), que funcionó como un epílogo perfecto a su filmografía: un forajido encantador que se despide con elegancia. Incluso fue parte del universo Marvel en Captain America: The Winter Soldier (2014), interpretando a Alexander Pierce, lo que lo acercó a nuevas audiencias y demostró que su presencia seguía intacta. Redford fue además un pilar del cine independiente gracias al Sundance Film Festival, donde generaciones enteras de directores encontraron un espacio de libertad creativa. Con su partida, se va una de las últimas leyendas del Hollywood clásico. Pero queda el legado de un hombre que supo ser vaquero, estafador, periodista, fugitivo, marinero y soñador, siempre con esa mezcla de elegancia y rebeldía que lo convirtió en un ícono cultural. Y en la memoria del cine quedará también su eterna dupla con Paul Newman: juntos en Butch Cassidy and the Sundance Kid y The Sting crearon una de las sociedades más queridas del séptimo arte. Hoy, finalmente, vuelven a encontrarse.
El actor alemán Udo Kier se convirtió en una figura de culto gracias a su aire enigmático y a su versatilidad para transitar entre el cine mainstream, las producciones independientes e incluso el cine underground. A lo largo de su carrera trabajó en diversos países y colaboró con algunos de los directores más importantes del mundo, entre ellos John Carpenter ( Cigarette Burns), Werner Herzog ( My Son, My Son, What Have You Done?, Invincible), Dario Argento ( Suspiria, La Terza Madre), Michael Bay ( Armageddon), Wim Wenders ( El fin de la violencia), Gus Van Sant ( My Own Private Idaho) y, por supuesto, Lars von Trier, con quien filmó obras tan relevantes comoEuropa,Melancolía,Nymphomaniac yBailarina en la oscuridad junto a Björk. Con el realizador Rainer W. Fassbinder mantuvo una relación especialmente cercana desde muy joven. Se conocieron en bares gay, donde Kier lo vio siempre como un mentor y amigo. Esa conexión derivó en colaboraciones memorables en títulos comoLa mujer del ferroviario yBerlin Alexanderplatz. Su carrera también incluyó apariciones en videoclips de Madonna y trabajos en doblaje, además de ser una figura relevante en el mundo queer. En Chile, su última presencia en cartelera fue el año pasado con la notable cinta israelí de 2022 “Mi vecino Adolf”. Este año, el actor estrenó nuevas películas en Brasil, Estados Unidos y Japón, producciones que -de momento- no tienen fecha de llegada a nuestro país. Misterioso, carismático y siempre llamativo tanto como protagonista o actor secundario, Udo Kier falleció a los 81 años en Estados Unidos este 23 de noviembre, según informó su pareja, el artista Delbert McBride, a la revista Variety.
Personajes entrañables y variados nos deja el actor y director teatral Héctor Tito Noguera, toda una institución de la actuación en nuestro país, quien falleció este 28 de octubre a los 88 años. Con más de 60 años de trayectoria, inició su carrera en el teatro a finales de los años 50, para luego incursionar en las fotonovelas y debutar en el cine en 1961 con la cinta Deja que los perros ladren, de Naum Kramarenco. Posteriormente participó en películas icónicas como la gran El Chacal de Nahueltoro (1969) de Miguel Littin, Imagen Latente de Pablo Perelman, La Frontera de Ricardo Larraín y Subterra de Marcelo Ferrari. Su último trabajo en la pantalla grande fue Pa(de)ciente (2022), donde interpretó el rol protagónico. En televisión, comenzó su carrera en 1963 en Canal 13 realizando series, para luego llegar a las telenovelas en 1967 con Los días jóvenes, de la misma televisora. Fue héroe, villano, gracioso y temido, nos regaló grandes roles que le valieron el cariño absoluto del público nacional de forma masiva. Entre ellos, destacan el turbio Emilio Ponce en Semidiós, el simpático y ojo alegre alcalde de Sucupira, el patriarca Melquiades Antich de Romané, el cascarrabias empresario inglés William Clark en Pampa Ilusión o el inolvidable Ángel Mercader del fenómeno Machos. Trabajó en todos los canales de televisión que han realizado melodramas, aunque en los últimos años se encontraba en Mega, donde actualmente participaba en la telenovela Aguas de Oro. Debido a sus problemas de salud, el equipo había adaptado sus grabaciones. Creador del Teatro Camino en los 90, participó en grandes y pequeños montajes, destacando especialmente en monólogos. Su última obra teatral fue La Pérgola de las Flores, presentada en septiembre pasado en el Centro GAM. Ganador del Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales en 2015, formador de actores, su legado fue reconocido este martes con la declaración de duelo nacional por parte del Presidente Gabriel Boric, en honor a su memoria y contribución a la cultura chilena. Difícil resumir en líneas una carrera tan prolífica y querida por el público y sus colegas. El artista será velado a todo público en el Campus Oriente de la Universidad Católica desde las 16 hrs., y mañana se realizarán sus funerales a partir de las 11 de la mañana.
Diane Keaton, una de las actrices más queridas, icónicas y originales de Hollywood, falleció a los 79 años en California, dejando un inolvidable legado tanto en el cine dramático como en la comedia. Nacida como Diane Hall, tomó el apellido de su madre como nombre artístico, logrando la fama en los años setenta con papeles inolvidables como Kay Adams en la saga “ El Padrino ” y “ Annie Hall ”, actuación que le valió el Oscar a Mejor Actriz en 1977. Esta última cinta dirigida por Woody Allen con quien tuvo una prolífica relación, la actriz trabajó en ocho de sus producciones, tanto en papeles principales como secundarios. La primera vez que compartieron pantalla fue como actores de la película “Play it again, Sam” de 1972, dirigida por Herbert Ross. Durante más de cinco décadas, Keaton participó en películas que combinaban humor, vulnerabilidad y humanidad. Títulos como “ Reds ”, “ Marvin’s Room ” y “ Alguien tiene que ceder ”, le valieron nominaciones a los Premios de la Academia, mientras que “ El club de las divorciadas ” y “ El Padre de la Novia ” son algunas de sus comedias clásicas. Su trabajo, además de la actuación, incluyó dirección, producción y una vida pública marcada por su particular estilo al vestir, su gusto por la fotografía y su capacidad de reinventarse. Sus familiares no han revelado la causa de su muerte, pero han pedido respeto a su privacidad en estos momentos de dolor.
El cine vuelve a vestirse de luto. Claudia Cardinale, una de las últimas grandes divas de la pantalla, ha fallecido en Francia, dejando un legado que marcó la historia del séptimo arte. Nacida en Túnez de padres sicilianos, Cardinale supo desde muy temprano conjugar una belleza arrebatadora con un talento interpretativo que la convirtió en musa indiscutida del cine italiano y europeo. Su carrera estuvo jalonada de obras maestras. Fue dirigida por Federico Fellini en 8½, donde encarna esa figura femenina idealizada que acompaña al director en crisis creativa, y por Sergio Leone en Érase una vez en el Oeste, en la que brilló como Jill McBain, un personaje central en la construcción del western crepuscular. También dejó su huella en Hollywood con Los Profesionales de Richard Brooks, un western de aventuras donde compartió elenco con Burt Lancaster y Lee Marvin. Pero quizá su relación más fecunda fue con Luchino Visconti, con quien trabajó en dos películas fundamentales: Rocco y sus hermanos, retrato social y humano de una familia obrera del sur de Italia, y El Gatopardo, donde interpretó a Angelica Sedara, símbolo del ascenso de la burguesía en la Italia del Risorgimento. Allí compartió pantalla con Alain Delon -fallecido el año pasado- con quien formó una de las parejas más recordadas de la historia del cine. Esa inolvidable secuencia de baile entre ambos quedó grabada como una de las más bellas imágenes jamás filmadas. Cardinale también se destacó en títulos como La mujer de la maleta, El día de la lechuza junto a Franco Nero, y Fitzcarraldo de Werner Herzog, clásico del cine alemán en el que acompañó a Klaus Kinski en una de las epopeyas más ambiciosas jamás rodadas en la selva amazónica. Siempre supo elegir papeles donde podía desplegar tanto su magnetismo como una sensibilidad profunda, rechazando ser encasillada en los estereotipos que la industria pretendía imponerle. En sus últimos años vivió en Francia, rodeada de sus hijos y reconocida en todo el mundo por su trayectoria. Se mantuvo fiel a sí misma, reacia a ocultar el paso del tiempo o a transformarse en una caricatura de su propia leyenda. Su dignidad y su independencia marcaron tanto como sus películas. Con la partida de Claudia Cardinale desaparece una figura irrepetible, testigo y protagonista de una de las épocas más brillantes del cine europeo. Queda su legado inmenso: la mirada luminosa de Angelica, la fuerza silenciosa de Jill McBain, la sensualidad enigmática de 8½. Queda, sobre todo, la certeza de que pocas actrices lograron unir con tanta naturalidad el mito y la verdad humana.
El cine mundial despide hoy a Robert Redford, quien falleció a los 89 años en su casa de Utah. Actor, director, productor y fundador del Festival de Sundance, Redford fue mucho más que una estrella de Hollywood: fue un rostro icónico del cine estadounidense, un puente entre el Hollywood clásico y el moderno, y una de las últimas grandes figuras de aquella época dorada. Su carrera comenzó a destacar en los años 60, con títulos como The Chase (1966), donde compartió pantalla con Marlon Brando. Muy pronto se consolidó como uno de los actores más carismáticos de su generación gracias a películas que hoy son clásicos indiscutibles: Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), Jeremiah Johnson (1972), The Way We Were (1973), The Sting (1973) y Three Days of the Condor (1975). En ellas, Redford no solo encarnó a héroes y forajidos, sino también a figuras complejas, solitarias y vulnerables, lo que lo convirtió en símbolo de toda una época. Entre sus papeles más entrañables se encuentra El Jinete Eléctrico (1979), dirigida por su gran amigo Sydney Pollack. Infravalorada y poco conocida por el gran público, es una de esas películas que revelan la faceta más humana y nostálgica del actor. También brilló en dramas como Brubaker (1980), donde encarnó a un director de prisión enfrentado al sistema, mostrando su compromiso con papeles de fuerte contenido social. Como director debutó con fuerza en Ordinary People (1980), con la que ganó el Oscar. Más tarde firmó títulos como Quiz Show (1994), Nada es para Siempre (A River Runs Through It, 1992) y The Horse Whisperer (1998), películas sensibles y elegantes que confirmaron su mirada humanista y su interés por los personajes en búsqueda de redención. Su carrera se extendió hasta el siglo XXI con interpretaciones memorables: All is Lost (2013), una de sus obras maestras, donde sostuvo en soledad un relato de supervivencia, y The Old Man and the Gun (2018), que funcionó como un epílogo perfecto a su filmografía: un forajido encantador que se despide con elegancia. Incluso fue parte del universo Marvel en Captain America: The Winter Soldier (2014), interpretando a Alexander Pierce, lo que lo acercó a nuevas audiencias y demostró que su presencia seguía intacta. Redford fue además un pilar del cine independiente gracias al Sundance Film Festival, donde generaciones enteras de directores encontraron un espacio de libertad creativa. Con su partida, se va una de las últimas leyendas del Hollywood clásico. Pero queda el legado de un hombre que supo ser vaquero, estafador, periodista, fugitivo, marinero y soñador, siempre con esa mezcla de elegancia y rebeldía que lo convirtió en un ícono cultural. Y en la memoria del cine quedará también su eterna dupla con Paul Newman: juntos en Butch Cassidy and the Sundance Kid y The Sting crearon una de las sociedades más queridas del séptimo arte. Hoy, finalmente, vuelven a encontrarse.