Diane Keaton, una de las actrices más queridas, icónicas y originales de Hollywood, falleció a los 79 años en California, dejando un inolvidable legado tanto en el cine dramático como en la comedia. Nacida como Diane Hall, tomó el apellido de su madre como nombre artístico, logrando la fama en los años setenta con papeles inolvidables como Kay Adams en la saga “ El Padrino ” y “ Annie Hall ”, actuación que le valió el Oscar a Mejor Actriz en 1977. Esta última cinta dirigida por Woody Allen con quien tuvo una prolífica relación, la actriz trabajó en ocho de sus producciones, tanto en papeles principales como secundarios. La primera vez que compartieron pantalla fue como actores de la película “Play it again, Sam” de 1972, dirigida por Herbert Ross. Durante más de cinco décadas, Keaton participó en películas que combinaban humor, vulnerabilidad y humanidad. Títulos como “ Reds ”, “ Marvin’s Room ” y “ Alguien tiene que ceder ”, le valieron nominaciones a los Premios de la Academia, mientras que “ El club de las divorciadas ” y “ El Padre de la Novia ” son algunas de sus comedias clásicas. Su trabajo, además de la actuación, incluyó dirección, producción y una vida pública marcada por su particular estilo al vestir, su gusto por la fotografía y su capacidad de reinventarse. Sus familiares no han revelado la causa de su muerte, pero han pedido respeto a su privacidad en estos momentos de dolor.
El cine vuelve a vestirse de luto. Claudia Cardinale, una de las últimas grandes divas de la pantalla, ha fallecido en Francia, dejando un legado que marcó la historia del séptimo arte. Nacida en Túnez de padres sicilianos, Cardinale supo desde muy temprano conjugar una belleza arrebatadora con un talento interpretativo que la convirtió en musa indiscutida del cine italiano y europeo. Su carrera estuvo jalonada de obras maestras. Fue dirigida por Federico Fellini en 8½, donde encarna esa figura femenina idealizada que acompaña al director en crisis creativa, y por Sergio Leone en Érase una vez en el Oeste, en la que brilló como Jill McBain, un personaje central en la construcción del western crepuscular. También dejó su huella en Hollywood con Los Profesionales de Richard Brooks, un western de aventuras donde compartió elenco con Burt Lancaster y Lee Marvin. Pero quizá su relación más fecunda fue con Luchino Visconti, con quien trabajó en dos películas fundamentales: Rocco y sus hermanos, retrato social y humano de una familia obrera del sur de Italia, y El Gatopardo, donde interpretó a Angelica Sedara, símbolo del ascenso de la burguesía en la Italia del Risorgimento. Allí compartió pantalla con Alain Delon -fallecido el año pasado- con quien formó una de las parejas más recordadas de la historia del cine. Esa inolvidable secuencia de baile entre ambos quedó grabada como una de las más bellas imágenes jamás filmadas. Cardinale también se destacó en títulos como La mujer de la maleta, El día de la lechuza junto a Franco Nero, y Fitzcarraldo de Werner Herzog, clásico del cine alemán en el que acompañó a Klaus Kinski en una de las epopeyas más ambiciosas jamás rodadas en la selva amazónica. Siempre supo elegir papeles donde podía desplegar tanto su magnetismo como una sensibilidad profunda, rechazando ser encasillada en los estereotipos que la industria pretendía imponerle. En sus últimos años vivió en Francia, rodeada de sus hijos y reconocida en todo el mundo por su trayectoria. Se mantuvo fiel a sí misma, reacia a ocultar el paso del tiempo o a transformarse en una caricatura de su propia leyenda. Su dignidad y su independencia marcaron tanto como sus películas. Con la partida de Claudia Cardinale desaparece una figura irrepetible, testigo y protagonista de una de las épocas más brillantes del cine europeo. Queda su legado inmenso: la mirada luminosa de Angelica, la fuerza silenciosa de Jill McBain, la sensualidad enigmática de 8½. Queda, sobre todo, la certeza de que pocas actrices lograron unir con tanta naturalidad el mito y la verdad humana.
El cine mundial despide hoy a Robert Redford, quien falleció a los 89 años en su casa de Utah. Actor, director, productor y fundador del Festival de Sundance, Redford fue mucho más que una estrella de Hollywood: fue un rostro icónico del cine estadounidense, un puente entre el Hollywood clásico y el moderno, y una de las últimas grandes figuras de aquella época dorada. Su carrera comenzó a destacar en los años 60, con títulos como The Chase (1966), donde compartió pantalla con Marlon Brando. Muy pronto se consolidó como uno de los actores más carismáticos de su generación gracias a películas que hoy son clásicos indiscutibles: Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), Jeremiah Johnson (1972), The Way We Were (1973), The Sting (1973) y Three Days of the Condor (1975). En ellas, Redford no solo encarnó a héroes y forajidos, sino también a figuras complejas, solitarias y vulnerables, lo que lo convirtió en símbolo de toda una época. Entre sus papeles más entrañables se encuentra El Jinete Eléctrico (1979), dirigida por su gran amigo Sydney Pollack. Infravalorada y poco conocida por el gran público, es una de esas películas que revelan la faceta más humana y nostálgica del actor. También brilló en dramas como Brubaker (1980), donde encarnó a un director de prisión enfrentado al sistema, mostrando su compromiso con papeles de fuerte contenido social. Como director debutó con fuerza en Ordinary People (1980), con la que ganó el Oscar. Más tarde firmó títulos como Quiz Show (1994), Nada es para Siempre (A River Runs Through It, 1992) y The Horse Whisperer (1998), películas sensibles y elegantes que confirmaron su mirada humanista y su interés por los personajes en búsqueda de redención. Su carrera se extendió hasta el siglo XXI con interpretaciones memorables: All is Lost (2013), una de sus obras maestras, donde sostuvo en soledad un relato de supervivencia, y The Old Man and the Gun (2018), que funcionó como un epílogo perfecto a su filmografía: un forajido encantador que se despide con elegancia. Incluso fue parte del universo Marvel en Captain America: The Winter Soldier (2014), interpretando a Alexander Pierce, lo que lo acercó a nuevas audiencias y demostró que su presencia seguía intacta. Redford fue además un pilar del cine independiente gracias al Sundance Film Festival, donde generaciones enteras de directores encontraron un espacio de libertad creativa. Con su partida, se va una de las últimas leyendas del Hollywood clásico. Pero queda el legado de un hombre que supo ser vaquero, estafador, periodista, fugitivo, marinero y soñador, siempre con esa mezcla de elegancia y rebeldía que lo convirtió en un ícono cultural. Y en la memoria del cine quedará también su eterna dupla con Paul Newman: juntos en Butch Cassidy and the Sundance Kid y The Sting crearon una de las sociedades más queridas del séptimo arte. Hoy, finalmente, vuelven a encontrarse.
John Michael “Ozzy” Osbourne, fue el vocalista de Black Sabbath, considerada la banda fundadora del género metal, marcando camino durante los 70. Tras su salida del grupo en 1979, continuó exitosamente en la música con su banda homónima, reuniéndose en varias ocasiones con Black Sabbath para tocar en vivo. A principio de los 2000, ganó aún más popularidad junto a su familia en el particular y entrañable reality show llamadoThe Osbournes de la cadena MTV. Tras diversas complicaciones en su salud (padecía la enfermedad de Parkinson), se organizó el pasado 5 de julio, en su natal Birmingham, un concierto de despedida, “Back to the Beginning” , en el cual le rindieron tributo bandas de la talla de Metallica, Anthrax y Slayer. Esta sería la última presentación de Ozzy con su agrupación y con sus compañeros de Black Sabbath, un justo homenaje en vida a quien con su voz y talento ayudó a formar un género musical que hoy tiene millones de seguidores en todo el mundo. Su familia a través de un comunicado anunció la muerte del músico la tarde de este 22 de julio: “Con más tristeza de la que las palabras pueden transmitir, tenemos que informar que nuestro amado Ozzy Osbourne falleció esta mañana… Estaba con su familia y rodeado de amor.”
Teresa Rodríguez Leiva, destacada folclorista nacional oriunda de Paine, falleció este 13 de julio. Desde temprana edad mostró un profundo interés por la música, integrando diversas agrupaciones antes de fundar en 1975 el conjunto Chacareros de Paine, emblema del folclor chileno que se mantiene vigente hasta hoy. Compositora, cantante, guitarrista, arpista, maestra e investigadora, su legado ha sido ampliamente reconocido, tanto a nivel nacional como internacional. A comienzos de este año, la UNESCO la distinguió como miembro de honor del Consejo de las Artes, destacando su aporte a la música chilena a través de su labor con el grupo. Junto a los Chacareros de Paine, Teresa fue parte habitual de las celebraciones de Fiestas Patrias y de numerosos festivales folclóricos a lo largo del país. Se presentaron en cuatro oportunidades en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, donde fueron reconocidos con tres Gaviotas de Plata, y también participaron en el Festival del Huaso de Olmué. Su obra fue incorporada por la Biblioteca Nacional en los archivos de la música chilena, como testimonio de su invaluable contribución cultural. La noticia de su fallecimiento fue informada por el conjunto esta mañana a través de un comunicado: “...con profunda tristeza, quiere despedir a su integrante y directora por 50 años, Teresa Rodríguez Leiva, la compositora de música popular y folclórica más importante de las últimas décadas... Queremos agradecer las innumerables muestras de apoyo y cariño, pero estamos tranquilos porque Teresa seguirá viva en cada canción suya que interpretemos y cada aplauso que ustedes seguirán entregando al trabajo de nuestro conjunto”. En septiembre de 2023, En Palco tuvo la oportunidad de conversar en extenso con la artista, en el marco de las celebraciones dieciocheras y la antesala de los 50 años del conjunto. Los invitamos a recordar esa entrevista, como un homenaje a su legado y a su pasión por la música chilena.
Diane Keaton, una de las actrices más queridas, icónicas y originales de Hollywood, falleció a los 79 años en California, dejando un inolvidable legado tanto en el cine dramático como en la comedia. Nacida como Diane Hall, tomó el apellido de su madre como nombre artístico, logrando la fama en los años setenta con papeles inolvidables como Kay Adams en la saga “ El Padrino ” y “ Annie Hall ”, actuación que le valió el Oscar a Mejor Actriz en 1977. Esta última cinta dirigida por Woody Allen con quien tuvo una prolífica relación, la actriz trabajó en ocho de sus producciones, tanto en papeles principales como secundarios. La primera vez que compartieron pantalla fue como actores de la película “Play it again, Sam” de 1972, dirigida por Herbert Ross. Durante más de cinco décadas, Keaton participó en películas que combinaban humor, vulnerabilidad y humanidad. Títulos como “ Reds ”, “ Marvin’s Room ” y “ Alguien tiene que ceder ”, le valieron nominaciones a los Premios de la Academia, mientras que “ El club de las divorciadas ” y “ El Padre de la Novia ” son algunas de sus comedias clásicas. Su trabajo, además de la actuación, incluyó dirección, producción y una vida pública marcada por su particular estilo al vestir, su gusto por la fotografía y su capacidad de reinventarse. Sus familiares no han revelado la causa de su muerte, pero han pedido respeto a su privacidad en estos momentos de dolor.
El cine vuelve a vestirse de luto. Claudia Cardinale, una de las últimas grandes divas de la pantalla, ha fallecido en Francia, dejando un legado que marcó la historia del séptimo arte. Nacida en Túnez de padres sicilianos, Cardinale supo desde muy temprano conjugar una belleza arrebatadora con un talento interpretativo que la convirtió en musa indiscutida del cine italiano y europeo. Su carrera estuvo jalonada de obras maestras. Fue dirigida por Federico Fellini en 8½, donde encarna esa figura femenina idealizada que acompaña al director en crisis creativa, y por Sergio Leone en Érase una vez en el Oeste, en la que brilló como Jill McBain, un personaje central en la construcción del western crepuscular. También dejó su huella en Hollywood con Los Profesionales de Richard Brooks, un western de aventuras donde compartió elenco con Burt Lancaster y Lee Marvin. Pero quizá su relación más fecunda fue con Luchino Visconti, con quien trabajó en dos películas fundamentales: Rocco y sus hermanos, retrato social y humano de una familia obrera del sur de Italia, y El Gatopardo, donde interpretó a Angelica Sedara, símbolo del ascenso de la burguesía en la Italia del Risorgimento. Allí compartió pantalla con Alain Delon -fallecido el año pasado- con quien formó una de las parejas más recordadas de la historia del cine. Esa inolvidable secuencia de baile entre ambos quedó grabada como una de las más bellas imágenes jamás filmadas. Cardinale también se destacó en títulos como La mujer de la maleta, El día de la lechuza junto a Franco Nero, y Fitzcarraldo de Werner Herzog, clásico del cine alemán en el que acompañó a Klaus Kinski en una de las epopeyas más ambiciosas jamás rodadas en la selva amazónica. Siempre supo elegir papeles donde podía desplegar tanto su magnetismo como una sensibilidad profunda, rechazando ser encasillada en los estereotipos que la industria pretendía imponerle. En sus últimos años vivió en Francia, rodeada de sus hijos y reconocida en todo el mundo por su trayectoria. Se mantuvo fiel a sí misma, reacia a ocultar el paso del tiempo o a transformarse en una caricatura de su propia leyenda. Su dignidad y su independencia marcaron tanto como sus películas. Con la partida de Claudia Cardinale desaparece una figura irrepetible, testigo y protagonista de una de las épocas más brillantes del cine europeo. Queda su legado inmenso: la mirada luminosa de Angelica, la fuerza silenciosa de Jill McBain, la sensualidad enigmática de 8½. Queda, sobre todo, la certeza de que pocas actrices lograron unir con tanta naturalidad el mito y la verdad humana.
El cine mundial despide hoy a Robert Redford, quien falleció a los 89 años en su casa de Utah. Actor, director, productor y fundador del Festival de Sundance, Redford fue mucho más que una estrella de Hollywood: fue un rostro icónico del cine estadounidense, un puente entre el Hollywood clásico y el moderno, y una de las últimas grandes figuras de aquella época dorada. Su carrera comenzó a destacar en los años 60, con títulos como The Chase (1966), donde compartió pantalla con Marlon Brando. Muy pronto se consolidó como uno de los actores más carismáticos de su generación gracias a películas que hoy son clásicos indiscutibles: Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), Jeremiah Johnson (1972), The Way We Were (1973), The Sting (1973) y Three Days of the Condor (1975). En ellas, Redford no solo encarnó a héroes y forajidos, sino también a figuras complejas, solitarias y vulnerables, lo que lo convirtió en símbolo de toda una época. Entre sus papeles más entrañables se encuentra El Jinete Eléctrico (1979), dirigida por su gran amigo Sydney Pollack. Infravalorada y poco conocida por el gran público, es una de esas películas que revelan la faceta más humana y nostálgica del actor. También brilló en dramas como Brubaker (1980), donde encarnó a un director de prisión enfrentado al sistema, mostrando su compromiso con papeles de fuerte contenido social. Como director debutó con fuerza en Ordinary People (1980), con la que ganó el Oscar. Más tarde firmó títulos como Quiz Show (1994), Nada es para Siempre (A River Runs Through It, 1992) y The Horse Whisperer (1998), películas sensibles y elegantes que confirmaron su mirada humanista y su interés por los personajes en búsqueda de redención. Su carrera se extendió hasta el siglo XXI con interpretaciones memorables: All is Lost (2013), una de sus obras maestras, donde sostuvo en soledad un relato de supervivencia, y The Old Man and the Gun (2018), que funcionó como un epílogo perfecto a su filmografía: un forajido encantador que se despide con elegancia. Incluso fue parte del universo Marvel en Captain America: The Winter Soldier (2014), interpretando a Alexander Pierce, lo que lo acercó a nuevas audiencias y demostró que su presencia seguía intacta. Redford fue además un pilar del cine independiente gracias al Sundance Film Festival, donde generaciones enteras de directores encontraron un espacio de libertad creativa. Con su partida, se va una de las últimas leyendas del Hollywood clásico. Pero queda el legado de un hombre que supo ser vaquero, estafador, periodista, fugitivo, marinero y soñador, siempre con esa mezcla de elegancia y rebeldía que lo convirtió en un ícono cultural. Y en la memoria del cine quedará también su eterna dupla con Paul Newman: juntos en Butch Cassidy and the Sundance Kid y The Sting crearon una de las sociedades más queridas del séptimo arte. Hoy, finalmente, vuelven a encontrarse.
John Michael “Ozzy” Osbourne, fue el vocalista de Black Sabbath, considerada la banda fundadora del género metal, marcando camino durante los 70. Tras su salida del grupo en 1979, continuó exitosamente en la música con su banda homónima, reuniéndose en varias ocasiones con Black Sabbath para tocar en vivo. A principio de los 2000, ganó aún más popularidad junto a su familia en el particular y entrañable reality show llamadoThe Osbournes de la cadena MTV. Tras diversas complicaciones en su salud (padecía la enfermedad de Parkinson), se organizó el pasado 5 de julio, en su natal Birmingham, un concierto de despedida, “Back to the Beginning” , en el cual le rindieron tributo bandas de la talla de Metallica, Anthrax y Slayer. Esta sería la última presentación de Ozzy con su agrupación y con sus compañeros de Black Sabbath, un justo homenaje en vida a quien con su voz y talento ayudó a formar un género musical que hoy tiene millones de seguidores en todo el mundo. Su familia a través de un comunicado anunció la muerte del músico la tarde de este 22 de julio: “Con más tristeza de la que las palabras pueden transmitir, tenemos que informar que nuestro amado Ozzy Osbourne falleció esta mañana… Estaba con su familia y rodeado de amor.”
Teresa Rodríguez Leiva, destacada folclorista nacional oriunda de Paine, falleció este 13 de julio. Desde temprana edad mostró un profundo interés por la música, integrando diversas agrupaciones antes de fundar en 1975 el conjunto Chacareros de Paine, emblema del folclor chileno que se mantiene vigente hasta hoy. Compositora, cantante, guitarrista, arpista, maestra e investigadora, su legado ha sido ampliamente reconocido, tanto a nivel nacional como internacional. A comienzos de este año, la UNESCO la distinguió como miembro de honor del Consejo de las Artes, destacando su aporte a la música chilena a través de su labor con el grupo. Junto a los Chacareros de Paine, Teresa fue parte habitual de las celebraciones de Fiestas Patrias y de numerosos festivales folclóricos a lo largo del país. Se presentaron en cuatro oportunidades en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, donde fueron reconocidos con tres Gaviotas de Plata, y también participaron en el Festival del Huaso de Olmué. Su obra fue incorporada por la Biblioteca Nacional en los archivos de la música chilena, como testimonio de su invaluable contribución cultural. La noticia de su fallecimiento fue informada por el conjunto esta mañana a través de un comunicado: “...con profunda tristeza, quiere despedir a su integrante y directora por 50 años, Teresa Rodríguez Leiva, la compositora de música popular y folclórica más importante de las últimas décadas... Queremos agradecer las innumerables muestras de apoyo y cariño, pero estamos tranquilos porque Teresa seguirá viva en cada canción suya que interpretemos y cada aplauso que ustedes seguirán entregando al trabajo de nuestro conjunto”. En septiembre de 2023, En Palco tuvo la oportunidad de conversar en extenso con la artista, en el marco de las celebraciones dieciocheras y la antesala de los 50 años del conjunto. Los invitamos a recordar esa entrevista, como un homenaje a su legado y a su pasión por la música chilena.