Mucho ha circulado en redes sociales sobre las polémicas que rodean a “Sonido de Libertad" (Sound of Freedom). Algunos la vinculan con el movimiento ultraderechista QAnon, otros dicen que es mera propaganda religiosa, pero también ha sido alabada por su osadía, su interesante historia y por poner en la palestra una temática tan sórdida como la pedofilia y el tráfico sexual de niños y niñas. De hecho, en Estados Unidos (y en Chile) al momento de su estreno, rápidamente se ha convertido en un éxito de taquilla, porque -francamente- no es necesario ser conservador para estar interesado en una propuesta de esta magnitud.

Este thriller está inspirado en la historia real de Timothy Ballard, un ex agente que durante más de diez años se desempeñó como Agente Especial del Departamento de Seguridad Nacional, pero luego se dedicó a combatir de forma privada la trata de niños, niñas y adolescentes a través de la organización sin fines de lucro Operation Underground Railroad (O.U.R) que él mismo fundó.

Protagonizada por Jim Caviezel (actor que fue elegido por el propio Ballard), la cinta comienza en Honduras, cuando una niña de 11 años y su hermanito son raptados por una mujer que se hace pasar por buscadora de talentos. Sin saber dónde ni cómo buscarla, su padre (Manny Pérez) acude al agente de policía Timothy. Él junto a su equipo viajarán hasta Colombia para organizar un plan de rescate e infiltrarse en las líneas de unos peligrosos traficantes de menores. Para ello, contará -incluso- con la ayuda de Vampiro (Bill Camp), un ex capo de la mafia en busca de redención, y Pablo (Eduardo Verástegui), un millonario filántropo que le gusta “jugar al policía” y apoya la iniciativa.

La película está producida por Verástegui y distribuída por Angel Studios, una productora independiente cristiana, que ya ha estado detrás de otros proyectos de la misma envergadura, como el drama bíblico “His Only Son”, sin embargo, en este nuevo largometraje, el director mexicano Alejandro Monteverde (Bella, Little Boy), más allá de un filme de denuncia o religioso construye un intenso thriller que coge los elementos del cine policial, el buddy film y el drama. El proyecto originalmente iba a ser distribuído por Fox, pero luego de ser consumida por Disney, entró en un limbo sobre sí llegaría finalmente a los cines.

Lejos de ser una obra maestra, “Sonido de Libertad” es una película muy bien lograda sobre el clásico “viaje del héroe”. Puede que su primera media hora sea un poco lenta para introducirnos bien en la misión de Tim, pero cuando comienzan las operaciones de rescate en Colombia la cinta agarra verdadero vuelo, agilidad y emotividad. No obstante, nada sería lo mismo sin la participación de un actor del calibre de Caviezel, quien solo con su mirada nos transmite el desgarrador impacto que provoca rescatar a diario a niños y niñas. Otro aspecto clave es el “Vampiro” de Bill Camp, que pasa a ser una especie de “colega” del protagonista. Su personaje otorga pequeñas dosis de humor que nos relaja un poco de la cruda historia que estamos viviendo.

Además, a medida que avanza la historia, Tim se convertirá en una especie de tutor de uno de los niños rescatados quien lo llamará Timoteo. Probablemente no sea al azar, considerando que es un nombre que se repite en el Nuevo Testamento.

Como dato extra, al terminar la película aparece el propio Jim Caviezel hablando al público sobre la importancia de este proyecto y el llamado de atención a las autoridades internacionales para erradicar la explotación sexual de menores. Esperan que la película se convierta en “La Lista de Schindler” del siglo XXI. Además, curiosamente promueven una iniciativa a través de un código QR para “comprar” la entrada a alguien más para que así la película llegue a más personas.

En todo caso, "Sonido de Libertad" NO es una película política, ni pretende dejar a Latinoamérica de explotadores sexuales como se ha dicho en algunos lados. De hecho, se menciona específicamente que Estados Unidos desgraciadamente es el país número uno dentro de esta lamentable situación. Hay que verla antes de opinar.