Basada en un cuento del maestro Stephen King, el que abre su antología de cuatro historias “La sangre manda”, esta cinta nos habla de la soledad, el duelo y el poder de internet, con el -por supuesto- toque paranormal que le suele dar el autor.

Si bien la película -para los que leímos el relato- no supera lo que se siente a medida que avanzan las páginas, si es correcta, aunque tiene un comienzo un poco flojo.

Un millonario solitario -Señor Harrigan (un brillante Donald Sutherland)- contrata a un chico de ocho años, Craig, para que le lea libros y le haga algo de compañía en su enorme mansión, la que solo comparte con dos viejos sirvientes. La relación con el tiempo comienza a ser más cercana, pero de todas formas el hombre es un misterio. Harrigan cada año, en cuatro fechas especiales, le envía una tarjeta al niño con un raspe. Cuando Craig se convierte en adolescente (Jaeden Martell), gana algo de dinero en uno de los juegos de azar que recibe de su jefe, por lo que compra dos Iphone (en la época del boom de estos teléfonos, cuando salió el 4), uno para él y otro para su viejo amigo.

Al principio Harrigan se muestra reticente en usarlo, no le ve la funcionalidad, pero luego cae en el encanto de internet, aunque comprende -de manera profética- que esto será un arma de doble filo, que las redes consumirán a las personas, y que traerán más de un problema.

Cuando Harrigan muere de manera natural, el chico deja su teléfono en el ataúd. Después de eso, extraños mensajes que parecen incoherentes, llamadas y algunas muertes perturbarán al joven.

“El teléfono del Sr. Harrigan” no es una película de terror propiamente tal, si la ves con esa idea probablemente te decepciones, pero si es un drama sobrenatural, con pinceladas de misterio, bastante perturbadora.