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Libro Victor Jara
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21 de septiembre de 2022

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Conversamos con Nicolás Román sobre su libro “Política y estética en Víctor Jara”

La obra fue publicada por Tiempo Robado Editoras.

Chile le debe mucho a Víctor Jara. Es que el reconocido cantautor nacional demostró- en los años 70- de manera ejemplar que la música es un elemento muy potente para dar visibilidad a los grupos más excluidos y marginados. En su emblemático disco “La Población” muestra cómo es la vida en los campamentos, en la inolvidable canción "Luchín" le da voz a muchos niños que juegan con una pelota de trapo en comunas pobres de la periferia, en el icónico tema “Te recuerdo Amanda”, rescata a través de una historia de amor el folclor de nuestro país, tal como lo hizo su maestra y antecesora Violeta Parra, y en el sencillo “El derecho a vivir en Paz”, protesta contra la sangrienta intervención de Estados Unidos en la Guerra de Vietnam. No cabe duda alguna, sus cantos se convirtieron en un vehículo de transformación social. 

Fue tan importante su aporte, que ni siquiera el trágico final que tuvo pudo acallar su voz. Después de su muerte, los álbumes que nos regaló se siguieron difundiendo de manera clandestina en los suburbios, hasta que llegó la democracia y su música volvió a tener aires de libertad. De esta manera, sus himnos se compartieron de población en población como en una especie de tela de araña. Esto explica, porque su invaluable legado ha permanecido vivo en el tiempo, incluso en una época en la que los ritmos nuevos irrumpen con fuerza. 

¿Cómo el connotado artista logró conectar con la gente a través de su música?, ¿Cómo pasó de ser un cantor popular a un cantante de protesta?, ¿qué recursos utilizó para presentar una propuesta innovadora que une la tradición con la modernidad? Estas y otras preguntas responde detalladamente el doctor en Estudios Latinoamericanos Nicolás Román en su libro “Política y estética en Víctor Jara”. Es una obra perfecta para leer en compañía de una buena playlist con los éxitos del destacado cantautor chileno.


Nicolás, ¿qué te motivó a escribir este libro?

El libro originalmente es parte de mi tesis de magíster. Esta tesis yo le hice al amparo de una investigación mayor, que era un proyecto de Rubí Carreño, investigadora de la Universidad Católica, donde la propuesta inicialmente de Rubí es salir de la literatura e ir a estos otros formatos de expresión cultural como la música. Entonces, a mí me interesaba la figura de Víctor Jara por el lugar señero que tiene en la cultura popular y también por la ausencia de trabajos de carácter académico en un principio que reflexionaran estéticamente o desde la base de la sociología de la cultura, de qué lugar ocupa esa obra. Entonces, estaba pensando primero en llenar ese vacío y posteriormente el libro tiene una reescritura para sacarlo del formato académico y ahí tiene otro relato.


¿Cómo es la estética de las canciones de Víctor Jara?

A mí lo que me interesa harto de la estética de Víctor Jara, primero, es que no podemos desentendernos de que la estética es una forma de la política. La forma estética tiene que ver con una forma de aparecer, como una forma de comprender el mundo. Y generalmente la música popular, que nosotros la comprendemos entre comillas como la entretención, le desconocemos como esa factura, como de calidad artística. Entonces, esa es la primera reflexión sobre la estética. En particular en la obra de Víctor, podemos ver, por ejemplo, en trabajos como “Luchín”, en el disco “La Población” también hay una estética que está fuertemente comprometida con sujetos que están emergiendo en la esfera de lo político, o sea, los pobladores, por ejemplo, en la obra de Víctor Jara, son principales locutores de su experiencia en el disco La población, que es un disco bien de vanguardia. Tenemos también trabajadores del campo, por ejemplo en canciones como “El arado”.

Si bien a mí me gusta destacar este aspecto de la obra de Víctor Jara, porque creo que le hace un contrapeso a un Víctor Jara que lo veo muy comprometido con una sociedad de transformación social urbana, con todo su compromiso con la Unidad Popular. Yo creo que él también rescata estas otras historias, podríamos pensar como de sujetos que son minoría. Por ejemplo, en algunos de los capítulos se destaca su rol con los niños, por ejemplo, canciones como “Luchín”, “Canción de cuna para un niño vago”, “Angelita o Huenumán”, “El coneji”, que es una canción infantil. Entonces, vemos que Víctor Jara tenía este protagonismo social y político, pero a la vez con ese capital social y politico él podía iluminar la experiencia popular en otros espacios, como el espacio de la infancia, por ejemplo. En el disco “La población”, que es el disco de la Toma de Herminda de La Victoria del año 67. Víctor hace un trabajo etnográfico, entrevista a niños, entrevista a pobladoras y esas mismas intervenciones están en el disco. De hecho, en la canción “Luchín”, tenemos las palabras del niño haciendo una adivinanza y se escucha el sonido ambiente y a través de esa ambientación se crea la canción. Entonces, ahí yo veo que hay un proceso bien vanguardista, si pensamos que es música de los años 70.


Víctor Jara era bastante versátil. Además de cantante, era director de teatro, ¿tu crees que su formación lo ayudó a incursionar de manera vanguardista en la música?

Justamente una de las tesis del libro es apelar a esta formación que él destaca en entrevistas asociadas con su madre, por ejemplo, que tiene que ver con el canto popular, con su participación en el grupo Cucumén, y también creo que su formación que uno podría decir letrada, si hacemos esa distinción entre lo culto popular y lo letrado, lo académico, creo que esa formación académica le da una plataforma, una conciencia de los materiales, una conciencia escénica que potencia en su obra, o sea, ese disco de “La Población” es un proyecto vanguardista, muy versátil, con incorporación de grabaciones, en el caso de la canción “El derecho a vivir en paz” con esta canción que mezcla el rock con la nueva canción, con la música de protesta como en contra de la guerra de Vietnam, vemos un Víctor muy versátil, muy multifacético, esos son aspectos que intento destacar en la escritura del libro.


Han pasado varios años desde que Víctor Jara creó estas canciones, ¿crees que estos temas podrían describir al Chile actual?

Me parece que el lugar evidente de encuentro en la revuelta, como de encuentro popular y la canción “El derecho a vivir en paz” como uno de los himnos de la revuelta, junto con “El baile de los que sobran”, es súper significativo. Víctor Jara con su asesinato a manos de la dictadura, su obra pasa a ser clandestina en Chile. Entonces, estamos hablando de una obra que 17 años estuvo prohibida de ser distribuida de forma masiva, obviamente por las connotaciones que implicaba. Y vemos que casi 50 años después, esa obra que no se transmite por las vías oficiales queda en el corazón de los sujetos populares, queda en la escucha de los sujetos populares. Víctor Jara es parte como de poleras, de murales, de reescrituras, de canciones, de cover. Si uno revisa, por ejemplo, el Wikipedia de Víctor Jara, la cantidad de cover que están registrados en esa lista, desde “Te recuerdo Amanda”, “El aparecido”. Son distintos artistas que toman su obra y que la vuelven vigente.

Entonces, vemos que que Víctor Jara también se vuelve como un nudo por su deceso trágico a manos de la dictadura, pero también un nudo de la resistencia y también de una resistencia que justamente mezcla la estética y la política. A mí me parece que la música popular es una forma de conocimiento, que es un conocimiento informal que no pasa por la vía de la academia, por la vía de la escuela, sino que pasa, por ejemplo, en los 80 por los cassettes clandestinos, por la música clandestina, por todos esos discos que la gente tuvo que esconder para poder escucharlos con bajo volumen, que después se amplifica posteriormente con la llegada a la democracia. Y ahora se amplifica mucho más también con recuperar este patrimonio de la resistencia que nos deja Víctor Jara.


Me sorprende que hay muchos covers de las canciones de Víctor Jara y varios de ellos realizados por artistas jóvenes.

Eso es bien interesante. Yo he buscado siempre listas de covers, pienso, por ejemplo, en la versión de “Luchín” de Ana Tijoux, por ejemplo, que es una artista premiada a nivel internacional, muy conocida en el género urbano. Y las generaciones más jóvenes pueden entrar a través de esas canciones a un patrimonio cultural que es nacional, o sea que es indesmentible, que es un patrimonio cultural nacional y que justamente también ilumina una época que quizás hoy día no reflexionamos tanto, que quizás con toda esta contingencia sobre la Constitución vemos que también hay una trayectoria de problemas políticos y culturales que no están resueltos y que hoy día pareciera que después de 2019 nos estallaron en nuestra cara.

Aquí te dejamos la entrevista completa al escritor nacional.




 

Nicolás Román
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