“Los hijos de otros”: cuando la maternidad está en juego
El largometraje, dirigido por la cineasta francesa Rebecca Zlotowski, recibió el premio al mejor montaje en el Festival de Sevilla.
¿Qué puede hacer una mujer cuando el reloj biológico le avisa que le queda escaso tiempo para convertirse en madre?, esta es una de las preguntas que plantea “Los hijos de otros”, película francesa, dirigida por Rebecca Zlotowski. La cinta cuenta la historia de Rachel, una profesora de secundaria, soltera, de cuarenta años, quien -según la ciencia- tiene mínimas posibilidades de engendrar un bebé. Cada vez que la maestra va al ginecólogo sale ansiosa, porque el especialista le dice que piense que los meses son años. En medio de la preocupación conoce a Ali, un hombre mayor que ella, separado y padre de una niña de cuatro años. Después de un tiempo, entabla una relación con él y ve en este nuevo romance la posibilidad de cumplir su sueño de ser mamá.
La protagonista sabe muy bien que su vida no está incompleta por el hecho de no tener hijos, pero al mismo tiempo siente que está privada de la experiencia de “ser padres”, vivencia a la que solo algunos acceden.
Es tan grande su deseo de ser madre que inevitablemente se encariña con la hija de su pareja. Al principio, la pequeña Leila la rechaza, pero con el tiempo se la gana y se convierten en grandes amigas. Algo similar ocurre en el colegio. Se preocupa de sus alumnos como si fueran sus hijos. Incluso trata con amor al estudiante rebelde, que todos consideran un caso perdido. Mientras sus colegas buscan razones para expulsarlo del establecimiento, ella le muestra que es capaz y le ayuda a encontrar su pasión. En el plano familiar, la maternidad también está presente: su hermana menor queda embarazada. Aunque no estaba en sus planes, recibe con amor a su hijo. Todo a su alrededor le recuerda que está en una carrera a contrarreloj.
Lamentablemente, la relación con Ali no funciona y terminan de manera abrupta. La separación le afecta de sobremanera, porque significa un doble duelo: dejar al hombre que ama y alejarse de Leila, a quien aprecia mucho. En esta parte de la película, la directora introduce otra pregunta: ¿vale la pena encariñarse con los hijos de otra persona? Esta interrogante invita a reflexionar en un tema que pocas películas abordan, sobre todo desde una mirada sensible como lo hace este largometraje francés.
La actriz Virginie Efira interpreta muy bien a la protagonista. Con su naturalidad logra que los espectadores se sientan identificados con Rachel. La cinta tiene varios momentos cómicos. Estos tintes de humor recuerdan que no todo es tan dramático, que la vida tiene luces y sombras.
“Los hijos de otros” es una excelente película para ver, analizar y comentar con amigos y familiares, porque muchas mujeres postergan la maternidad, y varias se sienten abrumadas por la presión de la sociedad. En ese sentido, el film le dice a las espectadoras que la maternidad se vive desde distintos lugares y miradas. Que ninguna experiencia es más importante que la otra, y que madre no es sólo la mujer que da a luz un hijo, sino también la que abraza, protege, cuida y entrega amor sin esperar nada a cambio.
En cines seleccionados desde el 20 de julio.