Madame Claude: apogeo y decadencia de la proxeneta más poderosa de Francia
Estrenada mundialmente el pasado 2 de abril en Netflix, esta película francesa está ya entre las más vistas de nuestro país.
La historia dirigida por Sylvie Verheyde se desarrolla entre finales de los años 60 y principio de los 90, en Paris, lugar y época del apogeo, y posterior debacle, del millonario negocio de una de las mujeres más poderosas de la élite, llegando a influir en la policía, política y mundo del espectáculo francés.
Fernande Grudet, conocida como Madame Claude, creció en una familia humilde, fue abusada por un tío de niña, por lo que se creó, desde temprana edad, una coraza para enfrentar la vida, para salir de su casa, dejar la pobreza atrás, creando un alter ego para dedicarse a la prostitución, donde su ambición y cabeza fría la convirtieron en una proxeneta de mujeres de lujo. A diario reconocidos políticos, artistas, millonarios de todo el mundo buscaban a sus chicas, dispuestos a pagar miles de francos de la época por ellas. Cientos de muchachas que la misma Madame preparaba con dedicación, las refinaba; su idea es que parecieran de clase alta, tal como ella alguna vez se había transformado, donde fueran capaces de entregar una gran experiencia sexual a sus clientes, y de paso, enriquecer a su jefa, quien se quedaba con un gran porcentaje del trato.
Madame Claude en su época de gloria sirve como informante de la policía, para librarse de cualquier acusación, Menciona entre sus clientes a Marlon Brando, JFK y el Sha de Persia, pero jamás menciona a personajes franceses, ni en sus memorias de 1977, titulada “Allô, Oui” (Hola, si).
Su caída comienza con la llegada a la presidencia de Francia, en 1974, de Valéry Giscard D´Estaing, el que persiguió fuertemente el proxenetismo. Fue acusada de fraude al fisco, sin que ya sus contactos pudieran salvarla. Trató de levantar nuevamente su negocio a mediados de los 80s, pero su fábrica de fantasías ya no tenía cabida en la sociedad francesa, más sin sus influyentes amigos. Claude se llevó sus secretos a la tumba en completa soledad y pobreza en 2015.
En la película la vemos en su rol profesional principalmente, bastante masculino, conoce bien como funcionan los hombres y sabe jugar su juego de manera despiadada, en una sociedad retrógrada y machista. La actriz Karole Rocher, ya ha trabajado en varias ocasiones con la directora del filme, ella sabe llevar el papel de Madame Claude, demostrando en todo momento la falta del empatía del personaje y su individualismo, pero con pequeños gestos llenos de sutilezas nos da unos pocos atisbos maternales y compasivos que no puede ocultar. Si bien ha dejado de lado sin grandes remordimientos a su madre e hija, sólo apoyándolas con dinero y bienes, pero jamás con amor.
Es con Sidonie, una joven hija de diplomático que carga con su propio secreto familiar y una importante adicción a la cocaína, con la que deja aflorar cierto lado maternal y compasivo, se ve un tanto reflejada en ella. La joven chica, interpretada por la protagonista de la polémica película “Voraz”, Garance Marillier, representa una muchacha que llega por trabajo y se convierte en su mejor call girl.
Una película interesante, con una visión de empoderamiento femenino que no glorifica la prostitución, pero tampoco la crucifica. Un drama real, sin mayores sorpresas, que captura un pedazo de historia prohibida con una buena banda sonora con temas ad-hoc en francés, inglés y español. Hoy por hoy, una de las películas más vistas del país en Netflix, para mayores de edad.