“Tron: Ares”: Disney revive su mundo digital con Jared Leto y música de Nine Inch Nails
La saga ochentera regresa con una entrega atrapante, ensordecedora y visualmente deslumbrante, donde la inteligencia artificial busca algo más que existir: quiere sentir.
La saga "Tron" regresa con todo su esplendor en "Tron: Ares", una película considerablemente atrapante, ruidosa e impresionante visualmente. Si pensabas que Legacy había llevado el estilo Tron a su límite, esta tercera entrega lo eleva un escalón más: luces neón, contrastes brutales, una dirección de arte exuberante y una mezcla casi apabullante de acción digital y real.
La historia retoma el mundo pos-Legacy, donde Eva Kim (Greta Lee) se vuelve pieza clave: su genio tecnológico y su sensibilidad interior conectan con Ares, la inteligencia artificial interpretada por Jared Leto, despertando un conflicto entre código y emoción. Ares, que solo puede existir en el mundo humano por 29 minutos, empieza a desarrollar sentimientos al “descubrir” la lluvia y otros estímulos sensoriales. En esa evolución, encuentra también un aliado inesperado: Kevin Flynn, encarnado nuevamente por Jeff Bridges, aparece como una especie de mesías digital que guía a Ares para encontrarse a sí mismo y asumir un destino más humano.
Del otro lado, Julian Dillinger (Evan Peters) reafirma la ambición fría de las corporaciones: creó a Ares para dominar, pero ve cómo su propia creación le sale del control cuando el programa elige la empatía por sobre el mandato. La presencia antagonista de Atenea, un Código Maestro que sigue órdenes de Dillinger, añade tensión y urgencia al escape y búsqueda del “Código de la Permanencia”.
En cuanto al sonido, "Tron: Ares" no se reserva nada: Nine Inch Nails (Trent Reznor + Atticus Ross) lidera la banda sonora oficial, con 24 temas que no usan orquesta convencional, sino que apuestan por sintetizadores, texturas industriales y una sonoridad más cruda. Su música encaja a la perfección con el espíritu ochentero, pero modernizado, oscuro, violento y envolvente. La mejor manera de disfrutarla es en salas IMAX y 3D, una experiencia audiovisual poderosa.

Pese a su grandilocuencia, "Tron: Ares" no es perfecta: la dirección visual y sonora es casi unánime como punto fuerte, pero el guion recurre demasiado a clichés de IA y nostalgia predecible. Pero tampoco está mal: forma parte del ADN de la saga, de ese equilibrio entre espectáculo y filosofía pop.
Por lo tanto, si estás dispuesto a “abandonarte” al espectáculo audiovisual, "Tron: Ares" cumple como blockbuster de ciencia ficción: es intensa, densa en estética y sonido, y emocionalmente ambiciosa. El cameo de Bridges, aunque breve, le da legitimidad nostálgica y aporta un momento de conexión profunda entre generaciones de la saga.
Y por supuesto: la escena final deja la puerta abierta a más continuaciones. Disney parece decidido a mantener viva la luz del disco.
Ya en cines chilenos.