Celebrar 100 años con una película no es tarea fácil, especialmente para un estudio tan importante y con tanta historia como Disney. Sin embargo, la casa de Mickey Mouse se las ha arreglado para contarle al público otro cuento de hadas de animación clásica como en los viejos tiempos, pero con temáticas contemporáneas, problemáticas de hoy y (varias) alegorías políticas.
Y si bien "pedir un deseo a una estrella" es un recurso narrativo recurrente dentro de la filmografía Disney, nunca antes se había realizado una cinta precisamente sobre eso. Lo cual cobra especial sentido a la hora de celebrar el centenario, considerando que la dulce y legendaria tonada que suena al inicio de las películas del estudio tiene como título “When You Wish Upon a Star” (Cuando pides un deseo a una estrella), usada por primera vez en Pinocho (1940), creando así un perfecto cierre de ciclo.
Quizás las altas expectativas y lo que significa “celebrar 100 años” sea la gran carga de “Wish: El Poder de los Deseos”, con un público cada vez más exigente, alienado por el streaming y las redes sociales. No obstante, se podría decir que la nueva cinta de Disney se esfuerza por reunir lo mejor del “estilo clásico” con los elementos postmodernos que caracterizan a sus últimas producciones. Es decir, acá no hay princesas indefensas, sino más bien una historia de empoderamiento y revolución contra lo establecido, siguiendo la línea de cintas como “Valiente”, “Moana” o “Encanto".
Nuestra protagonista en esta ocasión es Asha (Ariana DeBose), quien vive junto a su familia en el mágico Reino de Rosas, gobernado por el Rey Magnífico (Chris Pine), un hechicero que guarda en su bóveda los sueños de todos los habitantes mayores de 18 años, y anualmente cumple el sueño de una persona de manera aleatoria. Sin embargo, Asha se entera de que existen sueños que “jamás serán cumplidos”, porque según el Rey podrían ser peligrosos para la estabilidad del reino. Tras descubrir la fachada de Magnífico, la protagonista pedirá un deseo a una estrella que se hará realidad.
Seguramente los más adultos o los más perspicaces podrán notar la aguda crítica a los regímenes totalitaristas, a los políticos mentirosos y la lucha por la libertad de expresión. Y quizás esa sea la principal virtud de “Wish”: su potente subtexto. Lamentablemente, estos mensajes no se desarrollan por completo y pasan a segundo plano. En cambio, la película cae en una fórmula muchas veces vista, con un guión simple, amigos secundarios genéricos, animales que hablan y muchas canciones.
Eso sí, probablemente una de las mejores cosas de la película sea su villano, interpretado por Chris Pine, quien se siente seguro y agusto en el papel. Es uno de los villanos mejor construidos en el último tiempo por el estudio, ya que vemos su transformación y su descenso a la locura progresivamente. Además, sus canciones (que hay un montón) son algunas de las mejores del conjunto.
La mezcla de animación 2D y 3D, por su parte, está bastante bien aplicada, creando una obra bellísima, repleta de cuadros hermosos y que recordará a muchas de las icónicas obras del imaginario Disney, como “La Cenicienta”, “Fantasía” o “Peter Pan”.
En definitiva, es posible que “Wish: El Poder de los Deseos” no sea el “homenaje” que muchos esperaban, pero a pesar de sus falencias está lejos de ser un desastre. Se trata de un bonito regreso a los cuentos animados con finales felices y para siempre, esos que se disfrutaban en VHS y con toda la familia.
