En palco 2
Juan Pablo Belair
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2 de marzo de 2023

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Juan Pablo Belair sobre su nuevo libro: “una conversación en relación a cómo los hombres construimos y necesitamos deconstruir la masculinidad”

En Palco conversó con el escritor nacional sobre “Esquirlas de la rabia”.

Sin miedo a incomodar y a generar espacios de reflexión e intercambio de ideas, Juan Pablo Belair publicó a fines de 2022 “Esquirlas de la rabia”, obra donde realiza una crítica al sistema, al modelo exitista y a la masculinidad. El libro reúne ocho cuentos que se sitúan en diferentes épocas, desde los años 80 hasta la actualidad. Dos de ellos, hacen alusión al estallido social del 18 de octubre de 2019.
Los relatos narran a través de diversos personajes, desde escolares, pasando por policías hasta gerentes, la experiencia de ser hombre en el Chile de las últimas décadas, y dejan entrever algunos elementos que es necesario cambiar en la construcción de género para legar a las nuevas generaciones una sociedad más tolerante, comprensiva y diversa. 

Hace un tiempo el autor escribió una novela sobre un poeta de Valparaíso que conecta en ciertos puntos con el último cuento de este volumen: “Rainer”. La historia está terminada, si alguna editorial se interesa, en un futuro la podríamos ver en las librerías.


Tú comenzaste primero en el mundo de la poesía. En 2008, publicaste un poemario. Después, publicaste un libro más de corte académico, de investigación y el año pasado lanzaste "Esquirlas de la rabia" ¿Cómo se da este giro desde la poesía a la escritura de cuentos?, ¿Por qué quisiste probar con los relatos?, ¿Y por qué decidiste abordar el tema de la masculinidad, la crítica a la masculinidad?

Siempre me ha gustado la poesía, leerla sobre todo, y escribirla finalmente era un ejercicio más bien natural, fluían algunas cosas. Y ese primer libro tuvo un poquito de fortuna y casualidad. No era algo que yo me hubiese programado, pero venía trabajando en talleres, estamos hablando de hace más de diez años, y finalmente se da ese poemario. Yo sigo escribiendo poesía, me gusta escribirla, no necesariamente publicarla. Tengo por lo menos para dos o tres libros más si quisiera publicarlos. Sin embargo, los relatos han sido algo que tiene un sentido más profundo. No es que la poesía no lo tenga, pero en el relato hay una intención de, como tú dices, poder mostrar algunas cosas que si bien en la poesía están presente, en el caso del relato es de mostrar, de denunciar, de interpelar, de incomodar a quienes leen. Y ahí aparecen varias temáticas que están en distintos niveles. Está la historia, que es el relato en sí mismo, que me importa por supuesto, es literatura, pero también hay varias otras capas que me interesa a mí construir en conjunto. Es un cuestionamiento, es una conversación en relación a cómo los hombres construimos y necesitamos deconstruir la masculinidad, entre otras cosas.

Tú eres Máster en Ética, Diversidad y Equidad de Género, ¿cómo esta especialización te ayudó en el proceso creativo, en la construcción de personajes y en el cómo abordar este tema de la masculinidad?

En esa observación del entorno, de los modelos de vida, que es muy filosófico, siempre me ha interesado, desde ahí surge en particular esta especialización, los temas globales, el género, la inclusión como una materia que me moviliza, me moviliza a mostrar, mira esto es lo que estamos haciendo, me gustaría que por lo menos lo revisáramos.

En el primer relato “El automovilista”, el protagonista es un hombre machista, arribista, que tiene una buena situación socioeconómica, es gerente y cree que todo lo puede conseguir con dinero. Además, piensa que la gente que es pobre lo es porque quiere, ¿cuál es la crítica que quisiste transmitir en este cuento?

Sí, es un cuento muy elaborado en ese sentido, con muchas observaciones que a lo largo de mi vida he ido tomando y reflexionando. En este caso, es una representación. El sujeto es una representación de un modelo de vida, de un modelo de vida que además es, en general, yo diría valorado. Es una especie de modelo de éxito. Además de ser un modelo de vida, es un modelo de éxito. Hay una aspiración muchas veces a conseguir las cosas que ese personaje relata, que además no lo relata él, lo relata una especie de conciencia, que es una segunda voz, una segunda persona mejor dicho, que está hablándole a sí mismo. Que por un lado, le refuerza ciertas cosas, pero también lo expone en su intimidad, en ese auto que va manejando por una autopista urbana, justamente también modelo de éxito de una ciudad que también pretende serlo, encerrada bajo la tierra, encerrada en el auto, encerrado en sí mismo. Muestra como también este modelo de éxito no cuida o descuida mejor dicho, cosas fundamentales incluso para el mismo personaje, como son sus hijos, como es su familia, el valor de lo humano dentro de todo eso, que lo percibe, pero más como algo aprendido, que repite, pero que no es coherente con el modelo de vida que está desarrollando. Y eso lo quise mostrar ahí de manera bien brutal, porque en el fondo es una cárcel de oro, en la cual está autoconstruido ese personaje, no lo ve, lo ve cuando mira sus ojos en el espejo retrovisor que ve lo pasado, el retrovisor ve lo que ya pasó. Todos esos elementos están presentes en ese relato.

En el cuento “Segundo B” relatas la historia de un grupo de estudiantes de un colegio católico, cuyo protagonista se siente traicionado por sí mismo, porque entra a estudiar Medicina cuando en realidad él quería estudiar algo más relacionado con Literatura, pero lo hace por exigencias de su padre, y en la adultez eso le incomoda y le genera cierto vacío ¿en este relato quisiste criticar esa masculinidad que tiene miedo de hacer lo que quiere por el qué dirán o por las presiones de la sociedad?

Sí, hay una crítica a la masculinidad definitivamente, Aparecen modelos de construcción de esa masculinidad que son muy iniciales en la vida de una persona, en este caso en la vida de un hombre, lo que es el colegio, en esos primeros espacios de socialización del género, aprender a ser hombre es así de brutal como aparece en ese relato. Creo que ahí hay una primera etapa. Pero también me interesaba mucho en este cuento hacer un paralelo con lo que estaba pasando en Chile a fines de los 80, inicio de los 90, en lo que se llama la transición a la democracia, porque el Cabezón Estrada, que es el protagonista de este cuento, me parece a mí que está hecho a sí mismo en la medida de lo posible, que era un poco la frase icónica de ese proceso, una construcción de un país como la del propio Estrada, súper bien intencionada, incluso con esfuerzo, con trabajo. Estrada es un buen alumno, pero es la historia en el fondo de las tradiciones a sí mismo también, de finalmente hacer lo correcto por sobre ser, más que ser, hacer lo que es correcto en este caso para un sistema político en paralelo con la historia, con el proceso en Chile, con su padre, que representa estos valores más conservadores y también consigo mismo, porque tiene miedo, y ahí hay otro elemento que cruza, yo diría todo el volumen, que es trabajar las emociones en los hombres, la discapacidad emocional que hemos construido o que hemos mantenido en esa construcción de género los hombres, donde nos cuestan las emociones y el miedo es una emoción que no nos permitimos. Y hay un punto crítico en ese cuento, donde el protagonista cede ante ese miedo y se protege en la medida de lo posible, quiere supervivir y finalmente no desarrolla lo que quiere y cuando lo ve al tiempo, al final, estamos spoliando, pero al final hay una mirada retrospectiva. Él se compara con una cerámica rota, que aunque la arregle queda trizada. Eso es un poquito la historia del Segundo B, es bien compleja en el sentido de los elementos que ahí hice que confluyeran.

Otro cuento que yo creo que también refleja esta poca facilidad que tienen los hombres para expresar las emociones es el relato “El tiempo entre dos ríos”, que narra la vida de estos jóvenes que se hacen amigos inseparables durante la universidad, pero cuando se insertan en el mundo laboral toman distancia y después retoman contacto cuando uno de ellos se enferma, pero ya no vuelve a ser lo mismo, porque la amistad se había enfriado, ¿por qué crees tú que aún en pleno siglo XXI los hombres tienen esta dificultad para expresar lo que sienten o que incluso a veces les da miedo o no les gusta que los vean llorar, algo que es tan natural?

Sí, porque es justamente una construcción de género la masculinidad, que además se entiende como algo único, cosa que ya es algo imposible, todos somos una diversidad esencial, cada uno y cada una es distinta a otros. Sin embargo, la construcción del género tiende a homogenizar una manera de ser y también una manera de aceptar y de aceptarse. Finalmente esta conversación, esta relación, estos dos ríos que van paralelos, pero terminan separados por el tiempo, por las circunstancias, por la vicisitud, por la muerte es en el fondo la representación de todos los elementos que ponemos finalmente los hombres, los seres humanos en general creo, pero los hombres en particular, cuando no somos capaces de sobrellevar la experiencia, y la experiencia tiene emociones y preferimos más bien dejarlas a un lado, de modo de no mostrarnos vulnerables ante algo que es absolutamente natural. Tú decías llorar, también la enfermedad, también la muerte es algo que nos puede pasar y, por lo tanto, estamos muy mal preparados en ese sentido, pensando que sí lo estamos, mostrando fortaleza, mostrando una postura sólida de estabilidad, que es esencial en los seres humanos, sobre todo ante estos tema y, por eso, lo evitamos. Estos dos cuentos están relacionados. El “Segundo B” de fines de los 80 o principios de los 90, parte el relato, a pesar de que es extenso en el tiempo, parte en los 90 también y toma un poquito esos elementos de adolescentes, adolescentes de adolecer cosas, como un país de una democracia adolescente, de hombres que adolecemos de los recursos de asumir y enfrentar nuestras emociones y aún doliéndonos como nos duele la pérdida de una amistad que se muestra en el relato tremendamente férrea, aún eso es posible destruir o preferir ante el reconocer la vulnerabilidad y pedir perdón, por ejemplo, que creo yo que es una manera de reivindicarse, que podemos tener.

También hay relatos sobre temas más actuales. Por ejemplo, incluiste un cuento sobre el estallido social, ¿por qué abordaste este tema?

Hay dos relatos que hacen alusión, creo yo, al estallido social. Uno absolutamente directo, frontal, evidente, que entiendo que es por el que me estás preguntando, y también me interesa mostrar y señalar, dejarlo como una pista, que es “Ojo de pez”, también hay una referencia más metafórica al estallido. En el caso del cuento “Réquiem para un tren desaparecido”, que es una especie de carta al padre, me interesaba mucho mostrar como la herida no resuelta de una dictadura feroz, especialmente de la verdad, de la justicia, de cuantas personas desaparecidas, asesinadas, no resuelta, esta humedad, que a veces aparece en las paredes, que pensamos que se puede pasar con una mano de pintura, pero al tiempo vuelve a aparecer. Y el estallido social en el fondo como una humedad no resuelta vuelve a aparecer. La estructura, la base, en este caso de un Chile que también aparece en esa crítica, construido muy moderno, esa imagen que se construyó en los 90 de jaguares, de modelos muy exitosos, pero que pareciera estar construidos como de marquesina, como algo poco sólido en las bases. Eso es lo que quiero mostrar y lo muestro también con un personaje hombre acongojado, con otra emoción. Además de la tristeza, ahí aparece la rabia justamente y cómo la rabia es una emoción que no atendía en su momento, no canalizada en su momento es capaz de destruir, es capaz de castigar. Y eso aparece en distintos relatos, tanto él como víctima del sistema como él también tomando justicia por sus manos.


Revisa la entrevista completa a continuación.



Esquirlas de la Rabia
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