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18 de noviembre de 2021

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“La Crónica Francesa” de Wes Anderson: un sentido homenaje al cine galo y al periodismo

La décima película de este particular autor estadounidense se estrena este jueves 18 de noviembre en salas nacionales.


Desde que debutara en 1996 con la interesante ‘Bottle Rocket’, Wes Anderson ha sabido crear un universo estético y narrativo fácilmente reconocible por el público. Los planos perfectamente compuestos, los personajes delirantes y entrañables, y unos diálogos inteligentes y un tanto sardónicos, son ya parte de un mundo que ha sabido hacerse un espacio dentro de la cinematografía universal.

Incluso, directores más jóvenes, como Taika Waititi, han sido acusados, injustamente quizás, de emular su estilo en películas como ‘Jojo Rabbit’, por lo que, ahora la denominación “wesanderseniano” es tan válida como la de “lyncheano”, “scorsesiano” o “tarantiniano”.

Su décima y reciente cinta, “La Crónica Francesa”, en ese sentido, tiene todos los elementos claves de una película de Wes Anderson, es un poderoso vehículo para dar rienda suelta al talento visual del cineasta, sin embargo, no se limita a repetir patrones y ofrece nuevos recursos, como el uso del blanco y negro y la animación tradicional en 2D.

La película se divide, como si de una crónica periodística se tratase, de un prólogo, tres historias principales y un emotivo epílogo, cada uno representando un artículo publicado en ‘The French Dispatch’, un periódico ficticio inspirado en el famoso ‘The New Yorker’, cuyo objetivo es llevar los peculiares acontecimientos del pueblito francés de Ennui a Kansas. Su fundador y editor Arthur Howitzer Jr. (Bill Murray) acaba de fallecer, así que esta colección de historias funciona para honrar su memoria y dar punto final al proyecto que creó.

El prólogo, narrado por el escritor especializado en turismo Herbsaint Sazerac (Owen Wilson), es una maravillosa y pequeña viñeta que sirve de introducción a la cinta, y recorre el pasado y presente de la ciudad. Es cortito, pero uno de los puntos fuertes de la película, en la que Anderson tiene fuertes influencias del legendario cineasta francés Jacques Tati, emulando incluso, secuencias completas.

La primera historia, ‘The Concrete Masterpiece’, está dedicada a la sección de arte y está narrada por Tilda Swinton. Cuenta la historia de un artista psicópata (Benicio del Toro) que, durante su eterno encarcelamiento, crea obras de arte con la ayuda de su guardia y musa (Léa Seydoux). Mientras, el comerciante de arte (Adrien Brody) hará lo posible por hacer del criminal un artista famoso y ganar mucho dinero con sus creaciones. Es uno de los mejores episodios de la película, en el que Anderson juega con el color, el blanco y negro, los diferentes tipos de formatos panorámicos y 4/3, para reflejar el punto de vista del chiflado artista. Esta vez, el director se influencia del realismo poético francés y toma elementos de cineastas como Jean Renoir, Marcel Carné o Jacques Becker.

A continuación, en la segunda historia ‘Revisions To A Manifesto’, el director viaja directamente a los años 60 de la nueva ola francesa, para contarnos la historia de la reportera Lucinda Krementz (Frances McDormand), que escribe sobre un grupo de estudiantes rebeldes y efervescentes que luchan por una curiosa revolución. Si bien técnicamente es impresionante, y homenajea perfectamente al cine de Jean-Luc Godard y Francois Truffaut (la actriz Lyna Khoudri se parece muchísimo a Anna Karina), este es el episodio más débil y cansino de la película.

Finalmente, el capítulo culinario y más delirante está a cargo de Jeffrey Wright con “The Private Dining Room of the Police Commissioner”, en el que el actor interpreta a un crítico de comida que rememora uno de sus artículos más famosos sobre el famoso chef Nesscafier que trabaja para el comisionado de policía, cuyo hijo es secuestrado por un grupo de maleantes. Aquí, Anderson da rienda suelta a su locura, y mezcla el noir francés con la comida y la animación en 2D con el estilo de las famosas tiras cómicas de Tintín. Es uno de los episodios más divertidos y logrados de la cinta.

En definitiva, “La Crónica Francesa” es una gran e imperfecta película de Wes Anderson. Como es normal en este tipo de cintas antológicas, la calidad de cada sección varía, pero en general, el director, el inmenso casting y las imágenes, mantienen la atención durante casi dos horas en este gran homenaje al periodismo, y por supuesto, a Francia.



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