La ciudad de Aviñón, en francés Avignon, es una de las urbes más importantes del sur de Francia del punto de vista cultural y patrimonial. Su estratégica ubicación, a orillas del río Ródano, la convirtió de manera temprana, en tiempo de los celtas, en un importante puerto fluvial comercial (Las aguas del Ródano unían el Mediterráneo con el interior de lo que hoy conocemos como Francia). En tiempos de la Edad Media, en el transcurso del siglo XIV, Aviñón pasó a ser nada menos que el centro de la Iglesia Católica: sede del papado entre 1309 y 1378. Ese año, con el regreso del Papa a Roma, se inició una breve etapa (hasta el 1417), en la que el Papa, el Obispo de Roma, residía en la capital italiana, pero al mismo tiempo siguieron eligiéndose papas en Aviñón, conocidos como los Antipapas. Hoy, perteneciente a la región de Provenza, el casco histórico de la ciudad es reconocido como patrimonio de la humanidad, contando con una seria de edificaciones que bien valen la pena conocer.
El medio recomendado para llegar a Aviñón es el tren. Si viajas en un tren rápido (TGV), saliendo de la estación se encuentra el paradero para tomar un autobús que te deja en las puertas del casco histórico. Si viajas en un tren normal, llegarás a la estación Avignon Centre. En este caso estarás a solo pocos metros de poder traspasar el muro que indica el límite de la antigua ciudad medieval. Una vez en el interior, te sugiero que avances por la Rue de la République, avenida en la cual encontrarás diversos comercios y que termina en la Plaza del Reloj (Place de l’Horloge). Esta plaza encontrarás dos de los principales edificios civiles: el Hôtel de Ville (municipalidad o ayuntamiento) que tiene como particularidad una torre con un reloj y el edificio de Ópera de Aviñón. En esta plaza encontrarás también una serie de restaurantes para disfrutar de un buen almuerzo junto al buen ambiente de la plaza.
Avanzando unos metros más en dirección norte encontrarás la auténtica joya de la ciudad: el Palacio de los Papas. Este enorme e impactante edificio gótico cobijó a los papas, como ya lo señalamos, durante el siglo XIV. Es una verdadera fortaleza medieval, alejada de la arquitectura barroca romana de, por ejemplo, el Vaticano. Visitar este palacio, sus enormes salas, sus hermosos jardines y disfrutar de las espectaculares vistas desde la altura de sus muros en un indispensable (12 euros con audioguía incluido). Después de la visita, a mano derecha encontrarás la catedral, Notre Dame des Doms. Si bien después de la experiencia en el Palacio de los Papas este edificio pareciera de segundo orden, su visita (gratis) es igualmente recomendable. La reconocerás por su Virgen dorada en la cima de su campanario.
Por último, no puedes irte de Aviñón sin conocer su otra joya: el puente de Saint Bénézet, más conocido como el puente de Aviñón…sí, el mismo de la conocida canción infantil “Sobre el puente de Aviñón, todos bailan, todos bailan…”. Construido en la segunda mitad del siglo XII sobre las aguas del Ródano, hoy se mantiene en pie aproximadamente un 75% de su estructura. Según la leyenda, se inició su construcción por el joven pastor, posteriormente, canonizado, Benito (Bénézet). Ya sea por su carácter histórico, para observar unas excelentes y únicas vistas del río Ródano, o bien para bailar sobre el puente de Aviñón, te recomiendo su visita (5 euros con audioguía; también hay una entrada combinada Palacio de los Papas + Puente por 14,5 euros). Tras conocer estas edificaciones, sugiero perderse por las estrechas calles de la ciudad, donde te encontrarás con otras iglesias, como la de Saint Didier o la de Saint Agricol que también merecen ser visitadas. Si tienes la oportunidad de dormir al menos una noche dentro del casco histórico, no dejes de salir a pasear por los callejones solo iluminados por la luz de la luna…y quizás por el espíritu de alguno de los antipapas que alguna vez habitaron este rincón de Europa.
