Esta cinta de producción británica, tiene como premisa una historia mayormente conocida, no exenta de los clásicos clichés del género de terror, en especial el de animales asesinos.

En "Mar de Sangre" (Shark Bait), un grupo de 5 amigos (3 hombres y 2 mujeres), luego de una noche de juerga en una isla latina paradisíaca, no encuentra nada mejor que pasar su resaca mar adentro, después de robar 2 motos de jet ski. Ellos hacen caso omiso a las advertencias de un extraño lugareño sin piernas, el que horas antes les advierte de la presencia de tiburones en el agua.

Luego de un accidente, por imprudencia de los mismos muchachos, las dos motos quedan inutilizadas en altamar y con uno de ellos con una fractura expuesta en una de sus piernas. A partir de ese instante, las risas y jolgorio pasan a ser preocupación, aunque este es el menor de sus problemas, pues un feroz tiburón blanco los ronda, llamado por la sangre del joven herido. Un juego de supervivencia en el que es imposible que todos salgan con vida. Las malas decisiones y la prepotencia deben pagar su cuenta.

Una historia que recuerda a la gran “Tiburón” de Spielberg o a “Mar Abierto”, pero que no aporta nada nuevo, y queda muy por debajo de estas producciones. De todas maneras, los fanáticos de la sangre y del terror sobre animales feroces de seguro la van a disfrutar, pues de igual manera la trama mantiene la tensión.

Dirigida por James Nunn y protagonizada por Holly Earl, Jack Trueman, Catherine Hannay y Malachi Pullar-Latchman. En cines desde el 8 de diciembre.