El primer western de Scorsese: “Los Asesinos de la Luna” es otra obra maestra
El filme reúne a Leonardo DiCaprio, Robert De Niro y Lily Gladstone en un titánico largometraje de casi 4 horas.
En su documental “Un Viaje Personal con Martin Scorsese a través del cine americano”, el director eligió al cine de gangsters; el musical y al western como los tres géneros clave para entender el periodo clásico de Hollywood. A lo largo de su carrera, Scorsese pudo prácticamente “hacer suyo” el cine criminal, con cintas como “Mean Street", “Goodfellas”, "Casino” o más recientemente, “El Irlandés”. También tuvo su acercamiento al musical en la infravalorada “New York, New York”, sin embargo, era muy extraño que no hubiese tenido la oportunidad de filmar un western, considerando que es un género que ha amado desde su infancia.
No obstante, ahora con ochenta años, el director finalmente se saca la espina con una gigantesca cinta que se encumbra entre lo mejor de su filmografía, “Los Asesinos de la Luna”, una película del oeste que no busca redefinir el género, sin embargo, tiene entre sus objetivos limpiar la imagen de los nativos americanos, que tan vilipendiada se vio durante el periodo clásico, casi siempre vistos como los “malos de la historia”.
Basada en la novela homónima de 2017 del periodista y escritor David Grann, “Los Asesinos de la Luna: Petróleo, dinero, homicidio y la creación del FBI”, la cinta se inspira en los crímenes cometidos contra la nación Osage durante los años 20 (considerada la nación más rica en su momento), quienes fueron explotados y asesinados en una serie de misteriosos crímenes, con el objetivo de quedarse con las fértiles tierras. Obviamente los responsables estaban más cerca de lo que se creía: eran sus vecinos blancos (hombres de negocios, políticos, gente poderosa e incluso amigos) quienes se hacían pasar como sus protectores, pero en realidad sólo querían deshacerse de ellos. Los asesinatos acabarían siendo resueltos por agentes enviados por un tal J. Edgar Hoover, el creador de una organización naciente llamada Bureau of Investigation, que más tarde sería conocida como FBI.
La película, a raíz de un guión de Eric Roth, nos pone en los zapatos del veterano de la Gran Guerra, Ernest Burkhart (Leonardo DiCaprio), quien llega en tren a Fairfax, Oklahoma, donde pretende asentarse bajo la protección de su tío, el poderoso ranchero Bill “King” Hale (Robert De Niro). Luego de enamorarse y casarse con Mollie Kyle (Lily Gladstone), una mujer india y adinerada, dueña de importantes terrenos con petróleo; su tío le explica que esos derechos deben quedarse “dentro de la familia”, ya sea mediante el asesinato o cualquier otro medio necesario.
Así comienza un fascinante y siniestro relato de 206 minutos (aprox. 3 horas y media), de muerte, mentiras, romance, discriminación e ignorancia. Scorsese va creando lentamente una historia extremadamente detallista, con una increíble música ambiental incesante (aunque a veces repetitiva) y una hermosísima fotografía a cargo de Rodrigo Prieto. Curiosamente, en este western criminal, lo importante no es saber “quién cometió los crímenes”, porque el director nos lo muestra de inmediato, sino averiguar “cómo ocurrieron los asesinatos” y “quién será el que los descubra”.
Robert De Niro y Leonardo DiCaprio, los dos actores fetiche de Scorsese están en su mejor momento, ambos con interpretaciones dignas de premio Oscar. El personaje de Hale es siniestro, malvado y codicioso, pero que se oculta bajo una fachada de noble empresario caritativo. Recuerda, por momentos, al T.C. Jeffords de Walter Huston en “Las Furias” de Anthony Mann. Sin embargo, quien se lleva todos las ovaciones es Lily Gladstone, en un papel repleto de sabiduría y calma. Su retrato como india Osage es fascinante, hablando lenguas y con un vestuario y maquillaje increíble.
Entre el reparto destaca también Jesse Plemons, quien hace aparición cercano a las 2 horas, como el oficial a cargo de la investigación; Brendan Fraser y John Lithgow (aunque estos dos son casi cameos, ya cerca del final de la historia).
Por último, mencionar el hermoso final de la película, que aunque el espectador ya está exhausto por toda la información que acaba de presenciar, logra emocionar por el mensaje y especialmente por quien es el encargado de anunciarlo. Un detalle similar a lo que pasa en “La Lista de Schindler”.
Quienes esperan un western de la vieja escuela o una cinta típica de Scorsese podrán sentirse decepcionados. Quizás, para algunos, “Los Asesinos de la Luna” sea algo aburrida porque carece del ritmo cocainomaníaco que caracteriza a la obra de Scorsese. En cambio, estamos ante una cinta calmada, tranquila, más contemplativa y, sobre todo, madura. Un mero reflejo de que el autor ya está en su periodo cúlmine de maestría, pero que no pretende detenerse.