“Duna”, es el primer libro de la saga de ciencia ficción, escrito por Frank Herbert en 1965. Una aventura épica, mesiánica, que por años ha captado seguidores a lo largo del mundo. Una obra que ha sido maldita para Hollywood, pues todas sus adaptaciones han sido un fracaso.
En los años 70, el chileno Alejandro Jodorowsky, creo un proyecto para llevar el libro al cine. Un trabajo maravilloso, que prometía ser una pieza maestra de 14 horas, con artistas de primer nivel involucrados como Mick Jagger, Orson Welles y Salvador Dalí.
Finalmente, no se logró. Su visión fue demasiado para llegar a la gran pantalla en ese época, o quizás en cualquiera. Convertida en una de las grandes piezas del cine jamás filmadas. Existe incluso un documental al respecto, realizado en 2004.
Por su parte, el extravagante director David Lynch (Twin Peaks, Terciopelo azul, Wild at heart), en 1984, bajo la producción de Dino De Laurentiis, estrena una adaptación que deja poco conforme a la crítica, al público e inclusive al mismo director. Probablemente, una espina en su filmografía.
Disputas en la visión de la obra, donde la producción quería hacer una suerte de Star Wars, una gran ‘space opera’, versus la versión artística que deseaba plasmar Lynch. Esto se tradujo a que la película pasara de 5 horas de duración a cerca de 2 horas y media de escenas poco conectadas, relatos incomprensibles y extraños efectos visuales.
Ni su casting de primera categoría pudo salvarle: Max Von Sydow (El exorcista, El séptimo sello), Jürgen Prochnow (Das boot), Sean Young (Blade runner), Patrick Stewart (Star Trek: la nueva generación, saga X-MEN), Sting (The bride), Brad Dourif (Child’s play), José Ferrer (El cyrano de Bergerac), Dean Stockwell (Paris Texas, Quantum Leap) y unos principiantes Virginia Madsen (Candyman) y Kyle MacLachlan (Twin Peaks, Terciopelo azul, Hidden) como Paul Atreides, quien se convertiría en actor fetiche del realizador.
Hoy en día, esta versión de “Duna” -vista a la distancia- es tratada como una pieza de culto del cine sci-fi.
Para el año 2000, se estrenó una miniserie de 3 capítulos retomando la historia original, la que luego tendría una secuela bajo el nombre del tercer libro de la saga de Herbert, “Los hijos de Duna”. A pesar de contar con mucho presupuesto, buena factura técnica y las actuaciones de William Hurt (Estados alterados, Esperanza de vida) y Giancarlo Gianini (Pacualino siete bellezas, Hannibal), además de la fotografía de Vittorio Storaro (El cielo protector, Apocalipsis Now, El último tango en Paris), su excesiva fidelidad con el libro, no logró el enganche esperado con el público.
“DUNA” SEGÚN VILLENEUVE
Este 21 de octubre llegó a los cines, la nueva y esperada versión de “Duna”, realizada por el canadiense Denis Villeneuve (Arrival, Blade Runner 2049).
Poco más del año 10.000, la próspera Casa Atreides, liderada por el Duque Leto (Oscar Isaac), es solicitada por el Emperador para hacerse cargo de Arrakis, también conocida como Duna, que hasta ese momento estaba a cargo de los crueles y abusivos Harkonnen. Ese planeta es bastante importante en la galaxia, porque allí existe la reserva de unas especias que son capaces de ampliar ciertos niveles de conciencia y poderes.
El Duque llega a este nuevo feudo con su pareja Jessica (Rebecca Ferguson) y el hijo de ambos, Paul (Timothée Chalamet), un joven con habilidades especiales, sumido en la confusión de su juventud, sus ganas de ser un digno hijo de Atreides y de sus extraños sueños.
Una vez instalados, las traiciones y las envidias no se hacen esperar, además que la visión mesiánica que existe sobre Paul, cambiará el destino y la misión de los Atreides en Duna para siempre.
Además, están los Fremen, originarios de Arrakis, cansados de los abusos de los antiguos encargados del feudo, quienes desconfían de los recién llegados, sobretodo hasta no saber su interés con las especias, con las que ellos tienen estrecha relación. Este pueblo será fundamental en el destino del joven Atreides.
Visual y auditivamente la película es espectacular, el manejo de Villeneuve ha quedado más que demostrado en sus otros trabajos y aquí se reafirma. Hacer “Duna” de esta manera, sólo es posible con un realizador que conoce y tiene a su alcance un nivel de efectos, que antes era inexistente.
La trama al estar dividida en dos partes, esto permite que se pueda explicar mejor la historia, que de por si es compleja y llena de personajes. Tiene mucho de introducción, pero también se mantiene todo el tiempo en movimiento. Simplifica de cierta manera el relato, pero, aunque parezca raro, no le elimina su esencia, es fiel a la pieza original, salvo por el marcado cambio en los personajes femeninos, mucho más fuertes, y en esta misma línea, hubo cambio en el personaje de Liet Kynes, que en la versión de Lynch interpretó Max von Sydow. Ahora es mujer y está personificada por la actriz británica Sharon Duncan-Brewster.
Para disfrutar, sorprenderse y pensar, es una película para los amantes del buen cine, con un elenco de lujo que completan Javier Bardem, Charlotte Rampling, Jason Momoa, Josh Brolin, Stellan Skarsgard y Zendaya.
“Los sueños son mensajes desde las profundidades” – “Dune” 2021