El niño del plomo: un viaje interminable
Ya se estrenó en las salas de cine nacional esta película dirigida y co escrita por Daniel Dávila, que nos invita a realizar un recorrido misterioso y con una clara influencia de la cultura Inca.
En 1954 dos pirquineros encontraron en la cumbre del cerro El plomo, el cuerpo de un niño congelado y muerto en un ritual Inca. Todo esto a 5400 metros de altura. Ambos llevaron el cuerpo a Santiago, alejando este tributo de su lugar de origen.
Con esta historia como base parte “El niño del plomo” que nos cuenta como Mateo (interpretado por Mateo del Sante) y su niñera Scarlett (Daniela del Pino) se internan en un enigmático viaje por la Cordillera de Los Andes, donde Mateo siente un llamado especial por parte del cerro, aunque su acompañante sólo quiera volver.
Ambos deberán enfrentar el difícil clima y la inestabilidad de la montaña, aunque eso no detendrá el objetivo de Mateo de seguir subiendo hasta lograr encontrar lo que está buscando. Algo que no conocemos, pero que nos mantiene expectantes.
La soledad se convierte en un personaje más que rodea a estos aventureros y que nos invade con su desesperación y miedos. Sin preparación alguna y con más preguntas que certezas, los protagonistas se internarán en un difícil entorno que vislumbra muchas dificultades y hasta terror en lo más alto.
El sonido también es una parte importante de esta película, ya que nos sumerge en un clima de incertidumbre y con tintes de pesadilla en los peores momentos y nos narra con sus tonos la difícil travesía que viven Mateo y Scarlett.
El paisaje es otro punto a destacar, ya que cada imagen nos va cautivando y genera cuestionamientos. ¿Qué hacen un niño y su acompañante en medio de la montaña sin los implementos necesarios y sin una guía que los oriente? ¿Por qué no regresan antes de que llegue la noche?
Esta historia invita al espectador a observar de manera diferente, a participar dejando atrás las narrativas tradicionales y a contemplar un panorama que a veces nos confunde, que a ratos nos traslada a una especie de sueño, con tintes de miedo.
Un filme que nos lleva a pensar en cómo una cultura determinada puede influir en la manera en que se desarrolla el futuro y en cómo cada uno vive con estas historias que pueden llegar a cambiarnos completamente.