Tres días en la bicontinental Estambul
Te compartimos algunos datos de nuestra visita.
Para muchos Estambul es el primer acercamiento con oriente, para nosotros lo fue. Plagada de ruidos, aromas y sabores, esta ciudad guarda mucha historia y lugares hermoso para descubrir.
Llegamos en un vuelo de poco más de una hora desde la vecina Grecia, en un avión Aegean, aerolínea griega de buen costo que siempre ofrece contundente comida a bordo, aunque sea un vuelo breve.
Para trasladarse desde y hacía el Aeropuerto de Istanbul (IST), existe una flota de buses llamada Havaist, que cuenta con una página web con versión en inglés. Este transporte cuesta entre 40 y 60 LT (liras turcas), según donde se vaya o venga. Es bastante barato y confiable.
Nosotros nos quedamos en Kadiköy, en el lado asiático de la ciudad. Es más económico, genuino, pero también más caótico. Todo es subidas y bajadas, lo que puede ser un poco cansador, más si tocan días de calor. Además, hay que tener ojo con las motos de delivery, dan la vuelta donde quieren y hasta se suben a la vereda.
En Kadiköy hay buenos locales para desayunar y comer rico, a muy buen precio. En Destan Halk Lokantası, por ejemplo, puedes elegir que es lo que quieres de un amplio buffet, que va desde comida típica turca a simples spaghettis con salsa. Otros lugares recomendables donde comimos -dentro de la zona- fue en Good Fast Food, donde atienden muy bien y rápido; y Sargin, especialistas en Kokorec (sándwich de interiores) y Midye, maravillosos choritos en su concha con arroz.
Visitar la zona de Moda es un imperdible, al igual que pasear por el parque de Kadiköy o por la concurrida calle Bahariye donde se puede comprar y comer de todo, además que desemboca en la estatua famosa del Toro. La que por cierto no pudimos ver porque estaba siendo refaccionada.
Para cruzar de Asia a Europa nada mejor que el ferry. Atravesar el mar Marmara y el mar Negro unidos por el estrecho del Bósforo. Un breve viaje regala unas vistas hermosas por poco dinero. En nuestro caso, hicimos las rutas de Kadiköy a Karaköy y Eminönü.
Para movilizarse en transporte público -ya sea ferry, tram, micros o metro- es recomendable comprar la Istanbulkart, que se puede conseguir en unas máquinas amarillas que están en todas las estaciones. Para obtenerla debes pagar con tarjeta de crédito unas 25 LT. Del monto inicial te sacan una parte menor y el resto queda como saldo para viajes, luego ya se puede ir recargando con efectivo o con crédito, según uno desee.
Una vez en el sector pintoresco de Eminönü, caminamos hacía la zona de Sultanahmet para visitar la Mezquita Azul y la imponente Mezquita Ayasofya (Santa Sofía), que ha sido también museo y basílica ortodoxa. Ambas son visitas imperdibles y gratuitas, pero hay que respetar los códigos de vestimenta. Para los hombres no llevar shorts ni sudaderas. En el caso de las mujeres, cubrir piernas, hombros y cabeza, para esto último venden pañuelos e hijab en todas partes (mientras más lejos de los sectores turísticos, más baratos los encuentras).
Nos habían recomendado mucho ir a La Cisterna, que está muy cerca de Ayasofya, pero lamentablemente estaba cerrada por restauración.
Antes del ir al famoso Gran Bazaar, comimos por ahí cerca, en un restaurant llamado Sultan Palace, restaurante atendido de manera excepcional, con una comida variada y exquisita, que si bien es más ‘cara’ que muchos de los locales que encuentras por ahí, sigue siendo bastante barata. Un excelente relación precio-calidad, entre 150 y 300 LT cada plato. Además, los chicos que trabajan allí hasta hablan algo de español.
Ya una vez en el Gran Bazaar, se vuelve todo un poco agobiante. Un laberinto eterno de cosas que puedes encontrar más baratas afuera, donde todos tratan de ofrecerte insistentemente algo. Por lo demás, existen ciertos comerciantes que te prometen productos a un valor, el que luego cambian para sacar más dinero. Ojo con eso. Creo que es mejor entrar para conocer que para comprar, definitivamente.
Y hablando de tener ojo, hay algunas estafas famosas en las calles de Estambul, nosotros no las vimos, pero algunas personas que han visitado la ciudad nos las han comentado, por ejemplo: Un hombre que lustra zapatos camina por la calle con sus implementos de trabajo, cuando de pronto se le cae algo al piso. Si vas y lo recoges para devolvérselo, él estará tan agradecido que te ofrecerá insistentemente limpiar tus zapatos. Una vez que lo haga, te seguirá cuadras pidiéndote dinero. Lo mismo ocurre con un tipo que lleva por la calle una bandeja enorme de Simit (panes típicos que venden en muchos carritos establecidos), el que supuestamente tropieza y se le caen todos los bolillos. Cuando le prestas ayuda, te ofrece un pan en agradecimiento, para luego pedirte que le pagues por el un valor exagerado.
Dejando atrás las recomendaciones que nunca están de más, cerca del Gran Bazaar está el también popular Bazar de la especias, al que se le conoce también como el Bazar Egipcio. Uno de los más antiguos de la ciudad. Una sobrecarga a los sentidos con sus olores, sabores y colores.
Beyoglu es una de las zonas que más nos gustó, por su orden y limpieza. Allí dimos con la iglesia católica San Antonio de Padua, la gran Plaza Taksim y el museo de cera de Madame Tussauds, al que entramos. Si bien es mucho más pequeño que sus compañeros de otros países y es un poco más localista, de todas formas es un panorama entretenido y poco costoso, si no has podido entrar a uno de estos museos de cera, porque son caros, esta es tu oportunidad, por 207 LT estás pagando casi la mitad del precio de uno en Estados Unidos, por dar un ejemplo.
Cerca de Taksim, comimos en Bambi Café, un restaurant de fast food turco/gringo, que se encuentra en varios lugares de la ciudad. La comida esta bien, es barato y atienden rápido, ideal para quienes no quieren perder mucho el tiempo comiendo.
Existe una variedad de negocios donde comprar entremedio de todas estas atracciones, no sólo los clásicos souvenirs, sino también ropa de marca pirata, juegos para el té, infinidad de carteras y bolsos, todo a precio muy económico que -incluso- se puede regatear. El dinero a los chilenos nos rinde bastante, 1 Lira Turca (LT) equivale a $58 al día de hoy, así que no olviden tener una maleta grande durante su visita.
Al viajar a Estambul llevar euros o dólares, e intentar no cambiarlos en el aeropuerto, porque ofrecen mucho menos que es las más zonas comerciales de la ciudad. Está lleno de casas de cambio a la mano.
Con respecto a la pandemia, la verdad es que en lugares cerrados hay que usar mascarilla, eso incluye los aeropuertos, pero no todos lo cumplen, ni tampoco lo hacen cumplir. Y los menos andan con ella en la calle. Nosotros optamos por usarlas en lugares cerrados y los más concurridos al aire libre. Ahora, como requisito de ingreso al país, piden vacunación o PCR negativo, pero nadie nos solicitó documentos al ingresar, las personas de policía ni siquiera nos dirigieron la palabra.
En 3 días es posible conocer bastante de Estambul y ocupar bien las horas del día, siempre y cuando lleves planificado lo que quieres ver, aunque siempre habrá más de una grata sorpresa que te encontrarás en el camino.